SONIDOS
Los niños decidieron ver con sus propios ojos lo que
los padres hablaban en voz baja o callaban cuando ellos llegaban.
Al salir de la escuela se dirigieron al río. Allí, entre saucos, chopos negros, endrinos, majuelos, mimbreras… se tendieron en el
suelo.
El tic-tac de sus corazones y el rumor del agua se
fueron ensordeciendo al mismo ritmo que el tuc-tuc del motor de una vieja camioneta aumentaba.
El sonido paró en medio del puente y unos jóvenes saltaron
atropelladamente del camión, mientras que otros les obligaban, empujándoles con
un palo, a subirse a las piedras que formaban la baranda.
De pronto, de aquel palo salió un sonido seco y otro
y otro… y aquellos seis muchachos, uno tras otro, fueron cayendo al río…
Hoy, muchos años después, mi padre despierta oyendo
los tiros y los gritos, casi mudos, de los hermanos de sus amigos cayendo desde
aquel puente.
JULIA CARRETERO, marzo 2014
Taller
Literario Domus Pucelae. Texto nº 2
Ilustración:
"La familia bien, gracias".
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