Vírgenes con escuadras
y compases,
velando
las celestes
pizarras.
Y el ángel de los números,
pensativo,
volando,
del 1 al 2,
del 2
al 3, del 3
al 4.
Tizas frías y esponjas
rayaban y
borraban
la luz de
los espacios.
Ni sol, luna, ni estrellas,
ni el
repentino verde
del rayo y
el relámpago,
ni el aire.
Sólo nieblas.
Vírgenes sin escuadras,
sin
compases, llorando.
Y en las muertas pizarras,
el ángel de
los números,
sin vida,
amortajado
sobre el 1 y
el 2,
sobre el 3,
sobre el 4...
RAFAEL ALBERTI
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