29 de mayo de 2023

Theatrum: LA HUELLA DE JORGE OTEIZA EN VALLADOLID, testimonios de una obra evolutiva



SANTO DOMINGO PORTANDO UNA ESTRELLA / APARICIÓN DE LA VIRGEN A SANTO DOMINGO

Jorge Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908 - San Sebastián, 2003)

1953 / 1954

Aluminio fundido / Piedra  

Exterior del ábside la iglesia / Entrada del Colegio de los Dominicos de Arcas Reales, Valladolid

Escultura contemporánea. Modelado en estilo abstracto

 

     Para el Colegio de los Dominicos de Arcas Reales de Valladolid, complejo realizado por el arquitecto Miguel Fisac entre 1953 y 1954, cuyo proyecto fue premiado en el Concurso de Arquitectura religiosa de Viena, Jorge Oteiza recibió el encargo de realizar distintas esculturas. El escultor ya había colaborado con los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oíza y Luis Laorga en el Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu (1950-1954) de Oñate, donde la obra diseñada por Oteiza para la fachada principal—14 apóstoles en lugar de 12 y con una plástica abstracta— provocó el descontento del Obispado de San Sebastián, que le acusó prácticamente de herejía y ordenó la suspensión cautelar de los trabajos de Oteiza, siendo inaugurado el santuario en 1955 sin sus esculturas. Resueltos los problemas, el proyecto se culminó en 1969 con los apóstoles en la base y una imagen igualmente abstracta de la Piedad coronando la fachada. Del mismo modo, colaboró con Sáenz de Oíza y José Luis Romaní en el proyecto de una "Capilla en el Camino de Santiago", que ganó el Premio Nacional de Arquitectura en 1954.

     Respondiendo a la petición, para el proyecto de Fisac en Valladolid Oteiza presentó bocetos con diversos temas, como el profeta Elías en su carro de fuego, una escuadra de ángeles, un reloj de sol con la figura de Cristo resucitando a Lázaro, un grupo con la Aparición de la Virgen a Santo Domingo y Santo Domingo portando una estrella. De todos ellos solo fueron aceptados e incorporados los dos últimos por ajustarse a los ideales dominicos.

Estas esculturas responden a un momento clave en la trayectoria de Oteiza, cuando desde lo figurativo comienza a experimentar formas abstractas, como también ocurriera en el Apostolado y la Piedad de la fachada de Aránzazu o en la Piedad incorporada al exterior de la iglesia gótica de San Vicente de San Sebastián. El grupo de la Aparición de la Virgen a Santo Domingo, realizado en 1954 en piedra y colocado próximo a la entrada del Colegio, es el menos evolucionado, contrastando la parte pulida de las carnaciones con la piedra apenas desbastada de las vestiduras. Sin embargo, el grupo respeta la autonomía de cada elemento arquitectónico, incorporando la singularidad de lo orgánico a las superficies geométricas y lisas de la arquitectura.

Oteiza. Apostolado, 1969
Fachada de la Basílica de Nuestra Señora de Aránzazu, Oñate 

     El entendimiento entre el arquitecto y el escultor es más apreciable en la escultura de Santo Domingo portando una estrella, fundida en aluminio en 1953 y concebida como una prolongación del exterior del ábside ligeramente convexo de la iglesia, con formas abstractas que rematan una pantalla alta y delgada que adquiere el aspecto de la vela o la proa de un barco que abre el camino hacia el infinito al resto de edificaciones del Colegio, consiguiendo que todo el conjunto se focalice hacia ese vértice en que parece flotar el santo fundador dominico como un elemento autónomo que sugiere un esfuerzo por desprenderse de lo terrenal y buscar lo trascendente. Oteiza elige uno de los atributos tradicionales del santo, la estrella que, según la leyenda, apareció sobre su frente durante su bautismo. Estas esculturas comienzan a manifestar uno de los conceptos que caracterizará la obra de Oteiza: el llamado vacío activo.               

 



1950-1955. Basílica de Aránzazu, Oñate










Oteiza. Piedad, aluminio fundido, instalada en 1999
Iglesia de San Vicente, San Sebastián













MACLA DE DOS CUBOIDES ABIERTOS

Jorge Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908 - San Sebastián, 2003)

1973 / Colocado en 2004

Piedra

Recinto de la iglesia de San Agustín, Valladolid

Escultura contemporánea. Tallado en estilo abstracto

 




     En el proceso de experimentación de Oteiza, en los años 1956 y 1957 comenzó a realizar los juegos de aperturas en los cuboides Malevich, que se irían complicando, mediante los diferentes modos de seccionar la piedra, originando composiciones de gran riqueza expresiva y dinamismo en las que el escultor daba mayor importancia al vacío generado por su acción que al objeto final obtenido. Con un lenguaje arquitectónico de carácter monumental, sus obras son el resultado de la unión de diferentes partes que forman una unidad, sin que pierdan el carácter fragmentario con el que están compuestas, pues las relaciones entre las partes no son estables y simétricas, sino dinámicas e inestables, lo que convierte la obra en una matriz espacial que domina el vacío de su entorno.

El término macla deriva del lenguaje geológico y se refiere a la asociación de dos o más cristales gemelos orientados simétricamente respecto a un eje o un plano, con un aspecto de unión inseparable. Sin embargo, los cuboides Malevich adoptan una forma asimétrica, normalmente con varios planos rectos, orientados entre sí diagonalmente, que a su vez se combinan con otros planos incurvados. Esta fusión de elementos produce la sensación de una alta concentración de energía, proporcional a la que se necesitaría para separarlos.

     En las maclas funcionan dos tipos de energías contrapuestas. Una externa que moldea el cuerpo sólido y otra interna como consecuencia de la fusión de elementos. Esto produce una tensión dinámica que Oteiza convierte en expresividad, con una estabilidad derivada de su posición sobre el plano del suelo, donde una de sus caras es la base de apoyo, mientras las otras se abren al espacio circundante.

El emplazamiento de la Macla de dos cuboides abiertos de Valladolid se eligió cuidadosamente en 2004 en un entorno de ruinas pétreas y excavaciones. Para ello, Oteiza concibió un plano de apoyo, estableciendo una plataforma neutra que no interfiere en la lectura de la obra, capaz de soportar el peso estructurando los movimientos. Sobre ella reposan los cuboides a modo de brazos abiertos. Con ello se crea un ámbito propio singularizado que en Valladolid se completa con un banco corrido en ángulo desde el que los espectadores pueden contemplar la obra aislada en el centro. Las texturas rugosas y grises del pavimento contrastan con el pulimentado de los cuboides y su tonalidad más oscura, que parecen impulsados por un movimiento telúrico que emana del interior de la tierra. 





















RETRATO DE UN GUDARI LLAMADO ODISEO

Jorge Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908 - San Sebastián, 2003)

1975 / Colocado en 2002

Chapa recortada, soldada y pintada

Jardín delantero de la Fundación Segundo y Santiago Montes, Valladolid

Escultura contemporánea. Plegado en estilo abstracto

   


     A la etapa final de las experimentaciones de Oteiza, pertenecen las composiciones basadas en el plegado de chapas que configuran un tipo de esculturas que adquieren un carácter arquitectónico. En ellas, el objetivo es construir un hueco interior habitable mediante superficies yuxtapuestas. Estas son de chapa recortada y soldada en sus aristas, con el grosor estándar del propio material constructivo. En este tipo de esculturas han desaparecido los vestigios de la masa modelada de su primera época (como en el Santo Domingo portando una estrella del Colegio de los Dominicos de las Arcas Reales) ni se experimenta sobre el volumen como ocurre en las maclas volumétricas de los cuboides (como ocurre en la Macla de dos cuboides abiertos asentada en el recinto de la iglesia de San Agustín), pues en estas piezas todo el esfuerzo se dedica a definir una envolvente que active y haga significante el vacío interior, hecho que se consigue con la operación del plegado concebida como la transición de unas caras a otras siguiendo las ortogonales del triedro euclídeo.

     En estas esculturas cobran una suma importancia los recortes a los que se someten los planos de ese triedro y la selección precisa de las aristas más decisivas para soportar el conjunto y definir un prisma virtual dinámico. El plegado garantiza la superposición y el siluetado de unas caras del cubo virtual sobre otras a través, justamente, del vacío interior, que sirve de puente entre los distintos planos plegados y recortados. Las composiciones presentan la paradoja de ser bidimensionales, ya que las caras actúan como siluetas oscuras sobre el vacío espacial luminoso y limpio.

Una versión del modelo original del Retrato de un gudari llamado Odiseo de 1975 se encuentra colocada en el jardín que da acceso a la Fundación Segundo y Santiago Montes de Valladolid. Esta obra, que expresa de forma muy clara las últimas experimentaciones del escultor, antes de que decidiera abandonar la escultura, tras llegar a la conclusión de que había culminado su experimentación artística, y se retirara al pueblo navarro de Alzuza para escribir ensayo y poesía.

Oteiza, 1958. Caja metafísica. Homenaje a Leonardo
Caja vacía con gran apertura, Museo Guggenheim, Bilbao

     Se trata de un regalo de Jorge Oteiza como recuerdo de la figura de Santiago Montes, amigo personal del escultor desde que coincidieran en la etapa de Aránzazu, figurando en la escultura la inscripción “A Santiago Montes con el profundo afecto de Oteiza”. Esta Fundación se creó en Valladolid en 1994, por iniciativa de Cristina y Catalina Montes, con la finalidad de dar continuidad a la labor humanitaria, social, artística y cultural llevada a cabo en distintos países por los dos hermanos, fallecidos en 1989. El Salvador, país en que ambos trabajaron y en el que Segundo Montes fue asesinado (junto a cinco jesuitas y dos trabajadoras de su residencia de la UCA), es el epicentro de la labor humanitaria que la fundación lleva a cabo en el ámbito internacional.

La ubicación concreta de la escultura dentro del jardín, al igual que la forma y el tamaño de la base fueron decisión del propio Oteiza, quedando instalada en 2002, siete años después de la inauguración de la Fundación Segundo y Santiago Montes y un año antes del fallecimiento del escultor vasco. 

Oteiza. Construcción vacía, acero corten, 1957
San Sebastián

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 


Bibliografía 

ZAPARAÍN, Fernando y RAMOS, Jorge, Escuela de Arquitectura de Valladolid: Oteiza en Valladolid. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción (BRAC), nº 47, Valladolid, 2012, pp. 139-150.

 



Oteiza. Variante ovoide de la desocupación de la esfera, acero corten, 1958
Bilbao










Fundación Museo Jorge Oteiza, 2003, Alzuza, Navarra









Jorge Oteiza 1908-2003








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