ECCE HOMO
Alonso
Berruguete (Paredes de Nava, Palencia 1489
- Toledo, 1561)
Hacia 1525
Madera
policromada
Monasterio
de Jesús y María, Valladolid
Escultura
renacentista española. Escuela castellana
En el año 1999, la Diócesis de Valladolid firmaba un
contrato con la Diputación Provincial para que un equipo de especialistas
realizara un inventario y catalogación de los bienes artísticos conservados en
las clausuras de los conventos de la provincia de Valladolid. Tras
desarrollarse en tres fases, cada una de ellas concluyó con la publicación de
un libro con la historia de las fundaciones, sus edificios y su patrimonio
artístico, así como con la organización de una exposición temporal, con su
correspondiente catálogo, en la que se mostraban algunas de las piezas más
significativas. Durante el proceso, que concluyó en 2004, se analizaron los
bienes de trece conventos femeninos activos por entonces, afectando a un total
de 1554 piezas. Entre ellas, aparecieron importantes obras inéditas que fueron
preservadas del secular ostracismo que habían conocido hasta ese momento.
Entre estas obras se encontraba un extraordinario
busto de Ecce Homo custodiado en el
convento de la Concepción de Olmedo, un monasterio de religiosas franciscanas
fundado en 1516, bajo el patrocinio de don Alonso Patiño y su esposa doña
Teresa Vázquez y con bula del papa León X, cuya actividad cesó en 2006. Tras el
cierre de la institución, sus bienes fueron distribuidos por otros conventos de
la misma orden, siendo trasladado el Ecce
Homo al convento de Jesús y María de Valladolid (Madres Concepcionistas
Franciscanas), donde actualmente se conserva.
Durante la realización del mencionado inventario,
Manuel Arias Martínez, subdirector del Museo Nacional de Escultura, y José
Ignacio Hernández Redondo, conservador del mismo, que formaban parte de la
comisión encargada de analizar el arte en las clausuras, al encontrarse con el Ecce Homo enseguida lo reconocieron como
una pieza trascendental de la escultura castellana del siglo XVI, atribuyendo
Manuel Arias su autoría a Alonso Berruguete1, figura estelar del
renacimiento hispano, de cuya obra es
uno de los mayores especialistas.
Ambos historiadores basaron su hipótesis en las similitudes
estilísticas que el Ecce Homo
presenta respecto a otras obras documentadas del insigne escultor palentino,
como el uso de recursos expresivos utilizados en el crucifijo del Calvario que remata el retablo de la
Mejorada de Olmedo (Museo Nacional de Escultura), con ojos rehundidos y
rasgados, nariz alta y afilada, boca entreabierta y un rictus doloroso,
características que se repiten en el crucificado del Calvario del retablo de la Epifanía realizado en 1537 para la
iglesia de Santiago de Valladolid.
Del mismo modo, tanto el rostro afilado como el
trabajo del torso presenta rasgos equiparables a los del Ecce Homo elaborado por Alonso Berruguete hacia 1525 para la
capilla de los Zuazo del monasterio jerónimo de la Mejorada de Olmedo
(igualmente en el Museo Nacional de Escultura), de estilizada anatomía, brazos
de fuerte musculatura, dedos alargados y huesudos, venas marcadas, barba
afilada y bífida, etc.
La expresiva figura del Ecce Homo, concebida por su modalidad de busto para un oratorio, o
en su lugar para una contemplación cercana, representa la anatomía de Cristo
hasta la cintura, incluyendo parte del paño de pureza y describiendo un
movimiento sinuoso que le proporciona un gran dinamismo, efecto reforzado por
el cruce de los brazos al frente, en distintos planos, las manos simulando
estar maniatadas, la cabeza girada e inclinada hacia la derecha y el rostro con
una dramática expresión facial.
Cubre su cuerpo una clámide que se apoya sobre los
hombros, se desliza por la espalda y enmarca la anatomía, concentrando todo su
patetismo en el trabajo de la cabeza, referente emocional de la escultura en el
que se ejercitan los más genuinos modos expresivos berruguetescos. La abultada
melena con raya al medio, cae por los lados formando rizos afilados y
perforados, curvándose sobre su hombro derecho y por la izquierda remontando la
oreja, parcialmente visible, en dirección a la espalda. Luce una corona de
espinas que se funde con el cabello y que está conformada por una soga encolada
que simula tallos entrelazados en los que se insertan espinas.
En su rostro Alonso Berruguete plasma uno de los
gestos más dramáticos de toda su producción escultórica. De anatomía enjuta, su
frente aparece atravesada por espinas, realzando el rictus doloroso mediante
cejas rectas e inclinadas hacia los lados, ojos rehundidos y rasgados, nariz
alta y recta y boca entreabierta dejando visibles los dientes, con un bigote y
barba dispuestas simétricamente y terminadas en afiladas puntas, toda una serie
de convencionalismos formales y plásticos inspirados en el "pathos"
del grupo escultórico de Laocoonte, recurso que constantemente aflora en su
obra.
El efecto taumatúrgico viene reforzado por la
policromía, en cuya carnación se acentúan las heridas y los efectos de los
golpes, con una pálida tonalidad sobre la que destacan puntuales regueros de
sangre, las llagas sangrantes producidas por las espinas sobre la frente, la
carne viva producida por una soga al cuello, los dedos amoratados y los hematomas producidos en el pecho y los
brazos por la flagelación. Tan patético aspecto naturalista contrasta con la
clámide roja, toda ella ornamentada con motivos esgrafiados que dejan aflorar
el oro subyacente, del mismo modo que ocurre en la peana ochavada sobre la que
reposa, cuyos motivos casi han desaparecido.
La intencionalidad devocional de esta escultura es
presentar a Cristo como un ser frágil y sufriente por su condición humana,
afirmando, por tanto, el valor de su sacrificio, de su inocencia y la
injusticia de su sentencia a muerte en su situación de abandono. Como apunta
Javier Baladrón2, el tema de Cristo sufriente tras ser presentado
por Pilatos en el Pretorio flagelado y coronado de espinas, comenzó a popularizarse con la devotio moderna, aunque fue en los
albores del siglo XVI cuando Alberto Durero proporcionó en los grabados
seriados de la Pequeña y la Gran Pasión
modelos iconográficos que se difundieron por los talleres de toda Europa,
siendo especialmente exitosa su representación de Cristo Varón de Dolores, convertida en referente iconográfico para
los artistas.
No obstante, las representaciones de Cristo en la
modalidad de busto tienen procedencia italiana. Se puede encontrar el
precedente de este tipo de representaciones del Ecce Homo en la obra del escultor napolitano Giovanni da Nola
(1488-1558), autor del busto que se conserva en el Museo de la iglesia de Santa
Clara de Nápoles y de los que circulan en el mercado del arte.
Respecto a la datación de esta talla berruguetesca,
aunque no se han hallado noticias documentales, podemos apuntar que en el libro
Becerro del monasterio de la Concepción de Olmedo se recoge una cláusula
testamental de doña Francisca de Zúñiga, fechada en 1511, en la que nombra a
dicho monasterio heredero de todos los bienes que había legado para su capilla
funeraria, en caso de incumplirse las mandas por parte del monasterio de la
Mejorada3. Francisca de Zúñiga, viuda de Álvaro de Daza, fue quien
encargó el retablo mayor del monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de
Olmedo, ostentando su familia el patronato de la capilla mayor. Por tanto, este
busto pudo haber sido realizado y entregado como donación por dicha dama,
relacionada con los dos conventos olmedanos, cuando Alonso Berruguete se encontraba en
Olmedo trabajando en el retablo de la Mejorada.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel y HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio: Ecce Homo. En Clausuras: el patrimonio de los conventos de la provincia de
Valladolid, 2, Olmedo-Nava del Rey, Diputación de Valladolid, Valladolid,
2001, p. 76.
2 BALADRÓN ALONSO, Javier: Busto
de Ecce Homo. Catálogo de la exposición "Ecce Homo, el Hijo del
Hombre, arte y símbolos de la Pasión", Junta de Cofradías de Semana Santa,
Ayuntamiento de Valladolid y Junta de Castilla y León, Valladolid, 2019, p. 106.
Alonso Berruguete. Izda: Busto de Ecce Homo, h. 1525, Convento de
Jesús y María, Valladolid
Dcha: Detalle del Calvario del Retablo de la Epifanía, 1537, iglesia
de Santiago, Valladolid
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3 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel y HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio: Ecce Homo. En Passio, catálogo de la
exposición de Las Edades del Hombre en Medina de Rioseco y Medina del Campo,
2011, p. 314.
Alonso Berruguete. Ecce Homo, h. 1525, Museo Nacional de Escultura,
Valladolid
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Alberto Durero. Detalle de Cristo Varón de Dolores, grabado 1509.
Biblioteca Nacional, Madrid
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Giovanni da Nola. Bustos de Ecce Homo, s. XVI
Izda: Museo de Santa Clara, Nápoles / Dcha: Mercado del arte
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Convento de la Concepción, Olmedo (Valladolid)
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