1 de julio de 2024

Theatrum: VIRGEN CON EL NIÑO, fusión de solemnidad y lazos afectivos







VIRGEN CON EL NIÑO

Anónimo

Entre 1501 y 1525

Madera policromada

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Escultura gótica hispanoflamenca en Castilla

 

 







Virgen con el Niño: evolución iconográfica del románico al gótico

La iconografía de la Virgen con el Niño fue una de las más divulgadas en el arte cristiano desde la Edad Media, expandiéndose su desarrollo en el campo de la escultura a partir de las denominadas “vírgenes románicas”, obras que reflejan la devoción mariana que de forma generalizada se extendió por occidente durante el siglo XII, en el caso de España por una veneración especialmente alentada en monasterios cistercienses y premostratenses.

Por entonces la Virgen comienza a no representarse en solitario, sino acompañada del Niño Jesús en su regazo y presentando innumerables variedades talladas en madera, aunque la mayoría inspirándose en la iconografía “Theotókos”, una tipología desarrollada en el arte bizantino donde la Virgen, exaltada como Madre de Dios, aparece entronizada y sujetando al Niño sobre sus rodillas, formando un grupo caracterizado por su hieratismo simbólico y el estar concebido para su visión frontal. 

     En esta modalidad la Virgen viene a convertirse en el simbólico trono viviente de Dios —Sedes Sapientiae o Trono de la Sabiduría—, aunque entre las dos figuras no exista ningún atisbo de comunicación, unas veces con los brazos de la Virgen en ángulo recto, a modo de los reposabrazos de un trono, y otras con el brazo derecho algo elevado para ofrecer al Niño un fruto simbólico, como la manzana del Paraíso. Por su parte, la figura infantil de Cristo continúa la tradición del pantocrátor bizantino, apareciendo en posición frontal, mayestático y sedente, sujetando en su mano izquierda las Sagradas Escrituras, con la derecha bendiciendo y con la mirada al frente dirigida al espectador al igual que la Virgen.

La elaboración de este tipo de esculturas sedentes de la Virgen con el Niño se mantuvo hasta el siglo XVI, presentando en su evolución una serie de elementos característicos del estilo de cada momento, fruto del cambio de mentalidad religiosa. De modo que, a medida que avanza el siglo XII y se inicia el siglo XIII, con los nuevos aires góticos tanto los crucifijos como las composiciones de la Virgen con el Niño comienzan a evolucionar buscando un naturalismo vinculado al deseo de humanizar a los personajes sagrados.

     Con el asentamiento del estilo gótico, las imágenes sedentes de la Virgen con el Niño paulatinamente comienzan a presentar novedades, como la pérdida de la férrea simetría mediante la colocación del Niño sobre la rodilla izquierda, primero manteniendo la disposición frontal y con el paso del tiempo girando el cuerpo hacia el de su madre y comenzando a esbozar gestos propios de su carácter infantil, aunque la Virgen sigue manteniendo su valor simbólico, representada en posición frontal, entronizada, coronada como reina, con un semblante cada vez más dulce y sonriente y protectora del Niño, al que ofrece un fruto en su mano derecha.

Es a finales del siglo XII cuando se produce un hecho que va a tener una repercusión decisiva en la iconografía mariana: en el desarrollo de los grandes pórticos de los templos franceses, sobre todo en las catedrales, el mainel o parteluz colocado en el centro del hueco de la puerta, por su situación estratégica comenzó a ser decorado con las figuras más sagradas: Cristo y la Virgen. Surge entonces con fuerza la nueva iconografía de la Virgen con el Niño erguida, realizada en piedra por notables escultores anónimos preocupados por infundir naturalismo y humanidad a las figuras, incluyendo un mayor movimiento mediante el recurso de la postura clásica de contrapposto y una gesticulación más amable, cálida y natural que refuerza los vínculos entre la madre y el hijo.

     Este tipo de representación de la Virgen colocada de pie fue adquiriendo una gran difusión desde el siglo XIII al XV, llegando a superar en cantidad a la tradicional representación entronizada. La nueva modalidad iconográfica, realizada tanto en piedra como en madera, tomó el relevo en los interiores de los templos, ofreciendo un afán por humanizar las figuras de la Virgen y del Niño de forma cada vez más intensa. Para ello, los escultores aplicaron una serie de recursos expresivos, tales como:

◊  Abandono de la rigidez y el hieratismo del románico.

◊  Estilización de las figuras, con un canon alargado y esbelto.

◊  Corporeidad y volumetría de los cuerpos.

◊  Predominio de las formas redondeadas.

        ◊  Interrelación entre las figuras creando un vínculo afectivo.

◊  Expresividad de los rostros.

  Naturalismo en gestos y actitudes. Aparece “La Virgen de la Leche”.

◊  Naturalismo en los drapeados de las indumentarias.

◊  Movimientos elegantes, basados en el contrapposto clásico.

Siguiendo estas pautas, se extendieron los elegantes modelos de procedencia francesa, caracterizados por el movimiento sinuoso del cuerpo y el juego de empatía emocional entre la Virgen y el Niño, aunque paulatinamente fueron apareciendo otros modelos surgidos en determinadas escuelas territoriales de Europa, como ocurre en el denominado “estilo suave” del siglo XIV en Italia, donde estas representaciones acentúan la humanidad de las figuras, especialmente a través de la expresión de ternura en el rostro de la Virgen al intercambiar la mirada con el Divino Infante. Buena muestra de ello son las creaciones de Nino Pisano (Pisa, ca 1315-1386), introductor de la elegante sinuosidad de las vírgenes góticas francesas en el ámbito italiano, con la Madonna de Trapani (mármol, 1342, Basílica-santuario de María Santissima Annunziata de Trapani, Sicilia) como una de sus obras devocionales más populares.

     Modelos con sus propias características se desarrollaron igualmente en las escuelas alemana y flamenca, materializándose en España en el denominado estilo hispanoflamenco, que recoge las influencias de diferentes escuelas del centro y norte de Europa en la Castilla de finales del siglo XV y comienzos del XVI. En esta corriente se encuadra la imagen seleccionada en este comentario.

 

La Virgen con el Niño del Museo Nacional de Escultura de Valladolid

Posiblemente realizada por alguno de los numerosos escultores foráneos que a principios del siglo XVI trabajaban en Castilla1, esta escultura en madera policromada responde al estilo hispanoflamenco imperante en aquel momento. En ella se aprecia una dualidad, pues al gesto ensimismado de la Virgen, convertido en solemne hieratismo con reminiscencias de las representaciones protogóticas, se contrapone la dinámica y humanizada figura del Niño, dotado de gracia y naturalismo al volver su rostro sonriente, como un gesto espontáneo infantil, hacia el de su Madre.

     La Virgen, en posición de pie, presenta un movimiento natural al adelantar la pierna izquierda flexionada, sugiriendo una posición de contrapposto que produce una leve incurvación de la cadera, sobre la que sujeta al Niño con mayor comodidad. Viste una túnica, ceñida a la cintura por un cinturón, bajo la que asoma el zapato izquierdo y sobre ella un manto que se sujeta a la altura del escote por un broche circular decorado con pequeñas bolas que sugieren perlas, muy estimadas en la época. El manto se cruza al frente, a la altura de la cadera, formando una diagonal que rompe la frontalidad, al tiempo que genera voluminosos pliegues en forma de “V” que proporcionan corporeidad a la figura.

El rostro de María es ovalado, con una frente muy despejada —al modo flamenco—, ojos muy rasgados, nariz y boca pequeños y mentón remarcada, enmarcado por una larga melena rubia al descubierto con dos largos y afilados mechones ondulados que se deslizan sobre los hombros. Sobre su cabeza, siguiendo la tradición gótica, aparece una corona con el cerco decorado con pedrería en el frente y los costados y rematada por motivos flordelisados muy comunes en el gótico.

     La figura del Niño Jesús es extraordinariamente dinámica y expresiva. Gira el cuerpo hacia la Virgen y acentuando la comunicación afectiva levanta la cabeza dirigiendo la mirada hacia el rostro de su Madre, esbozando una sonrisa y mostrando con gozo una paloma que sujeta entre sus manos, un atributo muy frecuente en la escultura gótica al que se han dado diversas interpretaciones, bien como una alusión al alma humana que encuentra refugio en Jesús y María, bien como la representación simbólica del Espíritu Santo e incluso como una alusión a un milagro apócrifo por el que unos pájaros de barro cobraron vida.

Jesús Niño viste una sencilla túnica que está abierta en la parte delantera dejando visible su desnudez, permitiendo contemplar la fragilidad de su naturaleza humana para realzar el carácter protector de su Madre. Su movimiento corporal queda reforzado con la posición de sus piernas cruzadas y con los pies apoyados en un voluminoso pliegue del manto de la Virgen. Tanto el rostro como su rubio cabello, con rizos que forman una corona que bordea la cabeza, sigue los modelos de las célebres representaciones del Niño Jesús en la escuela de Malinas.

     Con todos estos recursos expresivos, el grupo pierde la rígida frontalidad para permitir observar distintos matices según los diferentes puntos de vista, aún a falta de la mano derecha de la Virgen, que se ha perdido, en la que sujetaría el tallo virginal o bien un fruto simbólico relacionado con la Pasión. La tipología de las figuras, con rostros ovalados, ojos rasgados, larga melena pegada al cuerpo y el tratamiento voluminoso de los plegados, se podría relacionar con la figura de la Asunción que preside el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Dueñas (Palencia), atribuido a Antonio de Malinas (Keldermans), uno de los escultores procedentes de los Países Bajos que hacia 1516 llegó a España para trabajar en la Catedral Nueva de Salamanca.

La escultura presenta una policromía aplicada en el siglo XVII, especialmente apreciable en la túnica del Niño y sobre todo en el manto de la Virgen, decorado con motivos florales sobre fondos rajados y rameados en tonos azules aplicados a punta de pincel, mucho más apreciables tras su reciente restauración. 

     Se desconoce la procedencia de esta escultura de la Virgen con el Niño, que en 1971 fue adquirida a un anticuario vallisoletano por la Dirección General de Bellas Artes, que la depositó en el Museo Nacional de Escultura2. La obra fue catalogada por Clementina Julia Ara Gil en 19773.

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

Fotografías de la evolución iconográfica tomadas de la red y webs de diferentes museos.

 


Antonio de Malinas. Detalle de la Asunción en el retablo mayor
de la iglesia de Santa María de Dueñas (Palencia)
NOTAS


1 HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio: Virgen con el Niño. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús (dir). Museo Nacional de Escultura I: El encanto medieval, Valladolid, 2003, pp. 44-45.

2 GARCÍA DE WATTENBERG, Eloísa: Crónica del Museo Nacional de Escultura. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 37, Universidad de Valladolid, 1971, p. 536.

3 ARA GIL, Clementina Julia: Escultura gótica en Valladolid y su provincia. Institución Cultural Simancas, Diputación de Valladolid, Valladolid, 1977, p. 394.





MUESTRAS DE LA EVOLUCIÓN ICONOGRÁFICA DE LA VIRGEN CON EL NIÑO
DESDE EL ROMÁNICO AL GÓTIC
O



Románico catalán

Izda: Virgen de Ger, segunda mitad del siglo XII
Procedente de la iglesia de Santa Coloma de Ger (Girona)
Museo Nacional de Arte de Cataluña

Dcha: Virgen con el Niño, siglo XII
Museo Arqueológico Nacional, Madrid



Transición al gótico


Izda: Virgen con el Niño, siglo XII
Museo Arqueológico Nacional, Madrid

Centro: Virgen con el Niño, primera mitad siglo XIV
Procedente del monasterio de San Andrés de Arroyo (Palencia)
Museo Marés, Barcelona

Dcha: Virgen con el Niño, inicios siglo XIV
Procedente de Trigueros del Valle (Valladolid)
Museo Marés, Barcelona



Estilo gótico: Aparición de la Virgen con el Niño de pie


Izda: Virgen Dorada, 1288
Parteluz Catedral de Amiens

Centro: Virgen con el Niño, siglo XIII
Parteluz Catedral de Reims

Dcha: Virgen con el Niño, siglo XV
Torre norte de la Catedral de Amiens




Estilo gótico


Izda: Virgen con el Niño, anónimo español, tercer cuarto siglo XIII, madera policromada
Museo de Bellas Artes, Bilbao

Centro: Virgen con el Niño, anónimo borgoñón, segundo cuarto siglo XIV, piedra policromada
Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Dcha: Virgen con el Niño, anónimo, siglo XV, piedra policromada
Iglesia de San Martín, Montaigu-les-Bois (Normandía)



Estilo gótico


Izda: Virgen con el Niño, anónimo francés, 1250-1275, piedra arenisca policromada
Museo Carmen Thyssen, Málaga

Centro: Virgen con el Niño, taller de Bartomeu de Robió, segunda mitad siglo XIV, piedra policromada
Museo Diocesano de Lérida
 
Dcha: Virgen con el Niño, escuela alemana, siglo XV-XVI, madera policromada
Museo Sorolla, Madrid



Estilo gótico. Escuela francesa






Virgen Blanca, segunda mitad siglo XIV, alabastro policromado
Coro de la Catedral de Toledo






Estilo gótico. Escuela italiana
Imágenes de la Virgen con el Niño
de NINO PISANO

Izda: 1340-1350, mármol
Capilla Rucellai de la iglesia de Santa Maria Novella, Florencia

Centro: Madonna de Trapani, h. 1342, mármol policromado
Basílica santuario de la Virgen de Trapani, Trapani (Sicilia)

Dcha: 1350-1360, mármol policromado
Instituto de Artes, Detroit


Estilo gótico. Escuela italiana





Nino Pisano
Detalles de la Madonna de Trapani, h. 1342, mármol policromado
Basílica santuario de la Virgen de Trapani, Trapani (Sicilia)






Estilo gótico. Escuela italiana





Virgen de la Leche, anónimo italiano, siglo XV, alabastro policromado
Galería de las Colecciones Reales, Madrid





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