27 de noviembre de 2023

Visita virtual: RETABLO DE LAS NAVAS DE TOLOSA, el retablo escultórico más antiguo de Navarra



RETABLO DEL DESCENDIMIENTO O DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Taller de Bruselas

Apostolado: Willem Ards

Llanto sobre Cristo muerto: Anónimo activo en Bruselas

1435 - 1450

Madera policromada

Museo Catedralicio y Diocesano. Refectorio de la Catedral de Pamplona

Escultura gótico-flamenca

 

 

Refectorio de la catedral de Pamplona. Museo Diocesano

     El monumental refectorio de la Catedral de Pamplona no sólo desempeñó la tradicional función de comedor de la comunidad, sino que también fue utilizado como sala para las reuniones de las Cortes, motivo por el que en sus bóvedas de crucería aparecen los escudos de las más poderosas familias de la nobleza navarra y diferentes cortes europeas. Presidiendo esta estancia, actualmente integrada en el Museo Catedralicio y Diocesano de Pamplona, se encuentra en su cabecera el denominado Retablo de las Navas de Tolosa, una obra escultórica flamenca en madera policromada que fue realizada en dos fases, una datada en 1435, cuando Willem Ards realizó el Apostolado colocado en los laterales, y otra de autoría anónima realizada quince años después y materializada en el grupo de Llanto sobre Cristo muerto que ocupa la parte central. En su conjunto, el retablo es un ejemplo característico y temprano de las obras producidas en los talleres de Bruselas.

Este retablo originariamente estuvo colocado en la capilla del Monte Olivete, conocida como capilla de las Navas de Tolosa, emplazada en el templete del lavabo levantado en un ángulo del claustro catedralicio, cuya fundación, según un texto fechado en 1459 que se conserva en el Archivo Vaticano, se debe a don Juan de Beaumont, tío del heredero del reino, el Príncipe de Viana, del que fue educador, ocupando los cargos de Canciller y gobernador del reino y Prior de la Orden de Jerusalén. Este influyente personaje encomendó a Juan de Subiza, secretario del príncipe que se encontraba de viaje en Roma, que presentase al cardenal Besarión, obispo de lo diócesis, la petición para realizar aquella capilla. Allí permaneció el retablo hasta 1960, año en que fue suprimido el culto en ella y el retablo fue trasladado a las dependencias del Museo Diocesano, siendo instalado en el refectorio de la catedral, una de las construcciones, junto al dormitorio y la cocina, realizadas en estilo gótico para el servicio del cabildo. 

EL RETABLO DE LAS NAVAS DE TOLOSA

El retablo flamenco, el más antiguo conjunto escultórico de cuantos existen en Navarra, fue importado de los Países Bajos meridionales —concretamente de Bruselas— y es conocido como el de las Navas de Tolosa debido a la capilla donde en origen se conservaba, en la que, según la tradición, su reja se había elaborado con parte de las cadenas de la tienda del califa Miramamolín al-Nasir, que fueron llevadas al reino navarro por el rey Sancho VII el Fuerte, tras la batalla de la reconquista que tuvo lugar en aquella población jienense. Está documentado que en la capilla de las Navas el retablo ya se encontraba instalado en 1459.

El Retablo de Las Navas de Tolosa sigue la tipología flamenca en forma de “T” invertida, destacando en altura la calle central respecto a las laterales. Consta de una caja de madera de roble que conserva en los laterales las huellas de bisagras que prueban que en origen el retablo podía cerrarse con postigos que no se han conservado. En la base, como es habitual en los retablos del foco de Bruselas, dispone de un zócalo calado que, siguiendo la anchura de las calles, se compartimenta en tres tramos.  

La calle central está ocupada por el grupo escultórico del Descendimiento o Llanto sobre Cristo muerto, compuesto por siete figuras en altorrelieve que fueron talladas hacia 1450 en madera de nogal por un escultor desconocido con un estilo más evolucionado al del apostolado. El grupo presenta una gran variedad en la caracterización de los personajes, tanto en sus rasgos como en sus indumentarias, con un exquisito y pormenorizado tratamiento de los paños, cuyos estilemas han permitido relacionarlo con el escultor, activo en Bruselas, que fue el autor del Retablo de la Pasión de Ternant (Francia).  

     En primer término aparece la imagen inerte de Cristo depositado sobre las rodillas de la Virgen por José de Arimatea y Nicodemo, que se hallan colocados a los lados sin interferir en la escena central de la Piedad, con la figura de Cristo muerto ligeramente inclinado hacia la derecha para permitir contemplar la llaga del costado que certifica su muerte, y la imagen sedente de María con gesto implorante con las manos cruzadas a la altura del pecho y un rictus afligido que asoma bajo el manto y un juego de tocas con abundante pliegues.

José de Arimatea, que aparece caracterizado como un rico y venerable personaje a la izquierda del espectador, con melena y barba canosa, sujeta reverencialmente la cabeza de Cristo con un paño o sudario tras retirar la corona de espinas, mientras Nicodemo en la parte derecha, igualmente con rica indumentaria —túnica, manto y un turbante de corte oriental— trata de reconfortar a la Virgen sujetándola por el brazo.

En segundo término, junto a la cruz, se colocan las tres Marías. A la izquierda María Cleofás aparece caracterizada como una mujer de edad madura que acerca su mano derecha al rostro sugiriendo el llanto, mientras a su lado María Salomé, joven con un amplio tocado y disposición frontal, destapa un tarro de ungüentos, habitual en las ceremonias del entierro, mientras dirige su mirada al espectador. En la parte derecha María Magdalena, con la melena descubierta, sólo adornada por una diadema, porta el tradicional atributo del tarro de perfumes mientras consuela a la Virgen apoyando la mano derecha en su espalda. 

     La cruz con las huellas de los clavos se sitúa al fondo de la caja, que fue repolicromado en el siglo XVII con una retícula romboidal sobre el fondo dorado y con flores en su interior. En la iconografía de este grupo escultórico llama la atención la ausencia de la habitual figura de San Juan, cuya posible justificación es que su figura ya formaba parte del apostolado del retablo tallado previamente.        

Este grupo escultórico se cobija bajo un alto dosel —casi de la misma altura que la escena figurativa, con motivos arquitectónicos de planta poligonal y dispuesto a tres niveles, el inferior con arcos rematados por gabletes, el intermedio con finos arcos apuntados calados y el superior con una crestería igualmente calada. 

Los laterales del retablo están ocupados por altos baldaquinos dispuestos en un único plano y sustentados sobre estilizadas columnillas con capitel, ocupando más de la mitad de la altura de la caja. Al igual que el dosel central se estructura a tres niveles, el inferior con arcos festoneados apuntados y rematados por gabletes, conformando una especie de pórtico, y una sofisticada galería calada de arcos entrecruzados; el intermedio forma una nueva galería de menor tamaño, con series de once arcos apuntados rematados por gabletes y un pretil inferior; el superior en forma de friso rematado por una crestería calada.

     Bajo sus arcos se cobijan las tallas del colegio apostólico, dispuestas en grupos de seis a cada lado. Son obras realizadas hacia 1435, siguiendo las pautas del gótico internacional, por el escultor Willem Ards, un tallista del sur de los Países Bajos que trabajó en Bruselas, entre 1415 y 1453, y en Lovaina. Las figuras son de canon esbelto y con ademanes elegantes, permitiendo algunas de ellas la identificación del apóstol por los atributos que porta, como San Simón con la sierra de su martirio, San Andrés con la cruz aspada, Santiago el Mayor con el bordón de peregrino, Santo Tomás con la escuadra de arquitecto, San Mateo con un libro, San Pedro con las llaves, San Juan con la copa del veneno, San Felipe con el bastón en forma de cruz latina, etc. Todos ellos giran levemente el cuerpo hacia un lado e inclinan la cabeza, sugiriendo entablar un diálogo por parejas, aunque su ubicación ha sufrido cambios que impiden establecer su posición original. Como dato curioso, uno de los apóstoles del grupo de la izquierda aparece leyendo un libro con antiparras. Este conjunto escultórico es la realización más antigua del retablo, a excepción de las dos figuras del lateral derecho, de ejecución muy posterior, que representan a un monje realizado a finales del siglo XVI en estilo romanista y la figura de San Matías, probablemente elaborada en el siglo XVII.

     El Retablo de las Navas de Tolosa presenta casi en su totalidad su policromía original, recuperada durante la última restauración. El conjunto está casi enteramente dorado, por lo que se presenta luminoso, contrastando con el oro las tonalidades de las encarnaciones —tostadas en los hombres y pálidas en las mujeres— y algunos detalles en blanco, como las tocas y tocados, el sudario y el paño de pureza de Cristo, algunos libros, etc. El retablo, a lo largo del tiempo, ha conocido distintas intervenciones de repolicromado, una en el siglo XVII, en que se redoró y pintó la caja, el fondo y la cruz, recibiendo las tallas pintura en colores lisos, operación repetida en los siglos XIX y XX, cuyos repintes fueron eliminados en la restauración llevada a cabo entre 1996 y 1999.

 

Informe: J. M. Travieso. 



Bibliografía 

FERNÁNDEZ-LADREDA AGUADÉ, C. y ROLDÁN MARRODAN, F. J.: El retablo de las Navas de Tolosa de la catedral de Pamplona. Una obra de escultura bruselesa del siglo XV. Pamplona, 1999.

 
































Willem Ards. Apostolado, h. 1435, parte izquierda










Willem Ards. Apostolado, h. 1435, parte derecha










Willem Ards. Detalle de Santiago y Santo Tomás, 1435










Anónimo flamenco. Detalle del Retablo de la Pasión, h. 1450
Iglesia de San Roque, Ternant (Francia)









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20 de noviembre de 2023

Excellentiam: RETABLO POLÍPTICO, la influencia de los talleres flamencos en Castilla









RETABLO POLÍPTICO

Escultura: Anónimo franco-flamenco (taller de Bruselas)

Pintura: Nicolás Francés (activo en León 1434-1468)

Hacia 1433-1435

Madera de nogal policromada / pintura al temple sobre tabla

Capilla de Fernán López de Saldaña, Monasterio de Santa Clara, Tordesillas (Valladolid)

Escultura flamenca y pintura gótica de estilo internacional

 

 




Capilla de los Saldaña, monasterio de Santa Clara, Tordesillas
ALGUNAS NOTAS SOBRE EL ÁMBITO ARQUITECTÓNICO

El Monasterio de Santa Clara de Tordesillas tiene su origen en un primitivo palacio levantado hacia 1340 por Alfonso XI, sobre un talud del río Duero, para conmemorar su victoria sobre los benimerines en la batalla de Salado. Hacia 1354 este fue transformado por su hijo Pedro I, rey de Castilla, para el asentamiento de su favorita, María de Padilla, convertida en señora de Tordesillas. La disposición de aquel palacio seguía el típico esquema de palacio musulmán, con estancias rectangulares ordenadas en torno a un patio central mudéjar que, con una decoración similar al Alcázar de Sevilla, se atribuye a cuadrillas de artistas nazaríes que trataron de emular la decoración del Patio de los Leones de la Alhambra.

En 1363 la infanta doña Beatriz fundó en aquel palacio real el Monasterio de Santa Clara, lo que obligó a realizar una serie de transformaciones, aunque se mantuvieron algunas de las antiguas edificaciones, como la portada de estética almohade, el vestíbulo, la llamada Capilla Dorada, el Patio Árabe y los baños.


Capilla de los Saldaña
En 1373, por iniciativa de Enrique II, que deseaba un lugar digno para acoger los restos de su madre, Leonor de Guzmán (cuyos restos nunca llegaron a ser allí trasladados), se comienza la construcción de la gran iglesia del monasterio, cuya licencia fue otorgada por don Gutierre, obispo de Palencia. Las obras, en estilo gótico, se prolongarían hasta principios del siglo XVI. Está construida en ladrillo y consta de una sola nave dividida en cuatro tramos cubiertos con bóvedas de crucería y terceletes. En ella destaca el amplio presbiterio que está cubierto con una espectacular armadura mudéjar de cinco paños y planta ochavada que está decorada con motivos de lacería y mocárabes, todos ellos recubiertos de oro, con un original arrocabe en forma de arcos con atauriques en cuyo interior aparecen 43 santos, en figuras de medio cuerpo, pintados al temple sobre tabla en estilo gótico internacional por el maestro Nicolás Francés y su taller.

 

LA CAPILLA DE LOS SALDAÑA

Fernán López de Saldaña (c. 1400-1456) era hijo de Nuño López de Saldaña, un judío converso sevillano que ejerció como alcaide y arrendador de rentas reales. Sus estrechas relaciones con Don Álvaro de Luna, privado del rey Juan II de Castilla, le facilitaron una serie de cargos al servicio de este monarca, como el de tenedor de las Atarazanas de Sevilla, el de camarero de los paños del Rey, canciller y escribano de Cámara, aunque su principal ocupación, entre 1429 y 1445, fue la de Contador mayor de Juan II. Además del ascenso cortesano, consiguió dos ventajosos matrimonios que le emparentaron con la alta nobleza, primero con Doña Elvira de Acevedo, fallecida en 1433, y después con Doña Isabel de Guevara, lo que le proporcionó señoríos, rentas y privilegios.

Capilla de los Saldaña, sepulcros

     Entre 1430 y 1435, Fernán López de Saldaña, tras conseguir una bula del papa Eugenio IV, levantó una capilla funeraria para su enterramiento y el de sus familiares junto a la nave de la iglesia del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, según figura en la inscripción conmemorativa, en letra gótica del siglo XV, que en forma de friso recorre todos sus muros en una cornisa situada a media altura y que proporciona una trascendental información:

Esta obra mando facer a... Fernan Lopez de Saldaña, contador mayor del virtuoso rey don Joan e su camarero e su canciller e de su Consejo, et fue et es comenzada en el año del nacimiento de ntro. Salvador Jhu.xro de mil e cuatrocientos e treinta años, et acabose en el año del nascimiento de nuestro señor Jesucristo de mccccxxxv, a honor y reverencia ... [de la Virgen María] que el tiene por protectora y abogada en todos sus fechos; et esta aqui enterrada Elvira de Acevedo su mujer, que Dios perdone, la cual fino en Toledo vispera de pascua mayor, que fue once dias de abril de mil cuatrocientos y treinta y tres años. Gloria in excelsis deo et in terra pax hominibus bone voluntatis. Laudamus te, benedicimus te, adoramus te, glorificamus te.

Capilla de los Saldaña, sepulcro

     El recinto, iniciado por el arquitecto Guillén de Rohan, maestro de la catedral de León, está considerado como uno de los conjuntos góticos más fastuosos de la provincia de Valladolid. Fue enteramente realizado en sillería de piedra, tiene forma rectangular con dos tramos que se cubren con bóvedas de crucería con terceletes, en cuyas claves aparece el escudo de los Saldaña, y se abre a la nave a través de dos enormes arcos apuntados festoneados y cerrados mediante sencillas rejas de cuadradillo que forman una retícula.



Capilla de los Saldaña

     El interior de la capilla, que se atribuye al arquitecto y escultor Joosken de Utrecht, presenta en dos de sus lados cuatro sepulcros con amplios arcosolios apuntados, enmarcados por pináculos agudos y coronados por gabletes calados y labrados con hojas de cardo y roble. En su interior albergan figuras yacentes, una labrada en piedra caliza y las tres restantes en alabastro, la primera representando a Fernán López de Saldaña, fundador de la capilla y las restantes a su primera esposa, doña Elvira de Acevedo, a su hijo Pedro Vélez de Guevara y otra dama que se viene identificando con doña Elvira de Portocarrero, condesa de San Esteban de Gormaz y primera esposa de don Álvaro de Luna, que en su testamento manifestó su deseo de ser enterrada en esta capilla. Los restos mortales de estos personajes se encuentran sepultados en la cripta del subsuelo de la capilla, donde tiempo después también estuvo depositada Juana I de Castilla hasta su traslado a la Capilla Real de Granada.



Retablo políptico de la capilla de los Saldaña

     Por encima de la cornisa, recorrida por la inscripción citada, a la altura de dos grandes ventanales apuntados y moldurados, con una decoración similar a los arcos de acceso, con parteluz y tracería flamígera, se abren hornacinas provistas de arquillos y repisas que albergan siete esculturas en bulto redondo de Apóstoles que portan sus atributos. Entre ellos se identifica a San Bartolomé, con el cuchillo de su martirio y un demonio a sus pies al que tiene atado con una cadena; Santiago el Mayor aparece con el bastón de peregrino; Santo Tomás sujeta el cinturón que pidió a la Virgen; otro Apóstol es difícil de identificar por faltarle el atributo; San Simón porta la sierra de su martirio; Santiago el Menor muestra el palo del batanero con que le dieron muerte; finalmente San Andrés sujeta un trozo de la cruz aspada. Depositadas en el suelo se encuentran otras tres esculturas: San Andrés con la cruz en aspa, un santo franciscano y una santa ubicada en el receptáculo abierto en el testero de la capilla. Todo este notable conjunto escultórico pétreo se atribuye, como la decoración mural que le acompaña, a Joosken de Utrecht, introductor en Castilla de las formas heredadas de Claus Sluter y los nuevos modos del gótico flamígero. 

EL RETABLO POLÍPTICO DE LA CAPILLA DE LOS SALDAÑA         

Recién terminada la capilla de los Saldaña, debió encargarse el retablo que preside el altar en el testero —2,22 m de ancho x 3,60 m de alto—, cuya escultura fue realizada en estilo flamenco en algún taller de Bruselas, según se deduce de sus rasgos estilísticos. El retablo adopta la forma de políptico —con una caja en madera de chopo de forma rectangular y una espina superior a modo de ático—, incorporando seis grupos escultóricos y ocho figuras exentas en su interior, todo tallado en madera de nogal y policromado ocupando el cuerpo central, que se apoya sobre un zócalo calado que está decorado con motivos de vejiga de pez inscritos en tracerías apuntadas. El retablo descansa sobre un estrecho banco de factura posterior que aparece ornamentado con motivos vegetales pintados. 

Llanto sobre Cristo muerto
Escultura

Los grupos escultóricos, dispuestos a dos alturas, aparecen coronados por suntuosos doseles poligonales calados y dorados que se articulan a tres niveles, el inferior con arcos apuntados bajo pronunciados gabletes, el intermedio con una sucesión de finísimos arcos conopiales rematados con florones, y el superior con tracerías lanceoladas rematadas por pequeñas cresterías.

Los seis grupos escultóricos, tallados en madera de nogal, representan escenas de la Pasión de Cristo, mostrando de izquierda a derecha y de arriba abajo los episodios de la Flagelación, el Calvario, el Prendimiento, el Santo Entierro, el Llanto sobre Cristo muerto y la Resurrección. A los lados de los grupos escultóricos se colocan figuras exentas de profetas sobre peanas y portando cartelas identificativas que, como el resto de los elementos tallados, dorados y policromados, destacan sobre un fondo azul de azurita salpicado de estrellas de madera doradas.

Las escenas son composiciones compactas que aglutinan numerosas figuras, dispuestas en sucesivos planos, resueltas con un canon esbelto y actitudes muy elegantes e individualizadas, lo que dota a los conjuntos de un gran dinamismo. Abunda la inclinación y el giro de las cabezas, con un tratamiento de los pliegues profundos y suavizados muy alejados de los bordes de arista típicamente flamencos, sino ajustados a los modos del gótico internacional.

Detalles de Llanto sobre Cristo muerto

     Los rostros siguen un esquema ovalado muy expresivo, muy planos en algunas figuras, con ojos almendrados, nariz afilada y boca entreabierta, con cabellos y barbas de trazado ondulado y manos con dedos largos y finos, en algunas figuras un tanto inexpresivas. En los grupos apenas se matizan referencias al paisaje, limitadas a la empalizada y los tres árboles de la Resurrección y las vagas sugerencias en el Calvario.

En el trabajo de policromía son predominantes las superficies doradas y bruñidas, tanto en las arquitecturas como en las indumentarias, efecto que contrasta con el dorado mate en cabellos y barbas. En las vestimentas se aplican colores planos a punta de pincel, predominando el rojo, verde y azul, así como el blanco en las tocas, el sudario y las filacterias. En las encarnaciones dominan los tonos mates pálidos, aplicadas de un modo muy desigual.

Santo Entierro

     Los trabajos escultóricos fueron relacionados por F. Bertaux y otros investigadores con la obra del flamenco Jacques de Baerze en el retablo de la cartuja de Champmol de Dijon, opinión no compartida enteramente por Manuel Gómez Moreno. Por su parte, G. Weise encuentra en las figuras de los profetas la influencia de Claus Sluter, afirmando que este tipo de retablo se generalizó en los Países Bajos durante el siglo XV. También apunta la posibilidad de que el retablo fuese elaborado por un escultor español formado en los Países Bajos o por un artista flamenco de aquel territorio desplazado por algún tiempo a España, pues el comercio de la lana castellana había intensificado en el siglo XV las relaciones comerciales y políticas con los Países Bajos, lo que facilitó la llegada de maestros flamencos y de importantes obras artísticas. No obstante, actualmente las tallas se consideran obra de un taller de Bruselas en base a las analogías que presenta con el Retablo de la Pasión (1415-1420) del Maestro de Hakendover que se conserva en el Instituto Holandés de Historia del Arte. 

Pintura

Santo Entierro

     El retablo se cierra con portezuelas batientes, pintadas por ambas caras, que configuran un conjunto de veinte tablas pintadas al temple. Estas se consideran obra de Nicolás Francés, pintor documentado en León entre 1433 y 1468. Máximo representante del estilo gótico internacional en Castilla, desde la catedral de León difundió una corriente pictórica que eclipsó la tendencia de raigambre trecentista, aplicando en las puertas de este retablo los estilemas internacionales de origen francoborgoñón.

El conjunto cerrado presenta diez tablas, dos de ellas cerrando la espina con figuras de profetas y cuatro grandes escenas coronadas de guarniciones a cada lado, ofreciendo temas relacionados con la infancia de Cristo. En la parte superior la Anunciación, la Visitación, la Natividad y la Adoración de los Reyes; en la inferior la Matanza de los Inocentes, la Circuncisión, la Virgen con el Niño y ángeles músicos y Jesús entre los doctores.


Detalle del Santo Entierro

     Las puertas, con el políptico abierto, ofrecen otras diez escenas, con otros dos profetas en la espina y en la parte superior los Cuatro Evangelistas sentados en escaños dentro de gabinetes con pequeñas puertas en las que se desarrollan temas anecdóticos de carácter burlesco, como dos perros mordiéndose o dos rapaces peleándose. En una de ellas se retrata al donante orante y de pequeño tamaño. En la parte inferior, enmarcadas igualmente por arcos conopiales, las cuatro tablas narran episodios de Cristo después de la Resurrección, como la Bajada al Limbo, Noli me tangere (Aparición de Cristo a la Magdalena), la Duda de Santo Tomás y la Ascensión.

Las pinturas fueron atribuidas al maestro Nicolás Francés al identificarse su estilo con las pinturas de 43 santos que decoran el arrocabe de la espectacular cubierta mudéjar que cubre la capilla mayor de la iglesia del monasterio de Santa Clara. En este sentido, se ha planteado la posibilidad de que el retablo fuese encargado a Nicolás Francés y que este contase en su taller con diferentes especialistas, como algún tallista flamenco que podría haber elaborado las esculturas, existiendo incluso la posibilidad de que Nicolás Francés, pintor y escultor, hubiera intervenido en su diseño. 

Detalle del Santo Entierro
Restauración del retablo

En tiempos recientes, el retablo ha conocido diversas intervenciones. En 1990 fue limpiado y restaurado in situ por Patrimonio Nacional, al que actualmente pertenece el monasterio de Santa Clara. En 2002 recibió un tratamiento de fumigación y en 2012 fue objeto de una limpieza superficial y análisis de muestras por la empresa AOR, Artes y Oficios de Restauración.

 

Informe: J. M. Travieso.

 


Bibliografía 

Resurrección
ARA GIL, C. J.: Escultura gótica en Valladolid y su provincia, Valladolid, 1977, pp. 205-209.

ARA GIL, C. J.: El retablo gótico en Castilla, en LACARRA DUCAY, M.C. (coord.): Retablos esculpidos en Aragón del gótico al barroco, Zaragoza, 2002, pp. 15-19.

GARCÍA-FRÍAS CHECA, C.: Real Convento de Santa Clara de Tordesillas, Madrid, 2003.

ARA GIL, C. J.: “El problema de la delimitación entre lo flamenco y lo hispano en la escultura castellana del siglo XV” en CHECA, F. y GARCÍA GARCÍA, B. (eds.): El arte en la corte de los Reyes Católicos. Rutas artísticas a principios de la Edad Moderna, Madrid, 2005, pp. 228-229.

PATRIMONIO NACIONAL: Informe de tratamiento “Monasterio de Santa Clara de Tordesillas”. 1990. Archivo de Patrimonio Nacional. Palacio Real. Madrid.

RUIZ SOUZA, J.C. y GARCÍA FLORES, A.: Ysambart y la renovación del gótico final en Castilla: Palencia, la Capilla del Contador Saldaña en Tordesillas y Sevilla. Hipótesis para el debate, en Anales de Historia del Arte (2009), 19, pp. 43-76.


Detalle de la Resurrección










Calvario















El Prendimiento
















Flagelación

































Detalle de dosel
















Puerta izquierda abierta y detalle

















La Circuncisión y Evangelista

















Bajada al Limbo y Ascensión
















Santoral de Nicolás Francés en el arrocabe de la cubierta
mudéjar de la iglesia del monasterio de Santa Clara, Tordesillas










Fachada del palacio de Pedro I
ALGUNAS IMÁGENES DEL MONASTERIO DE SANTA CLARA
TORDESILLAS















Cúpula de la Capilla Dorada























Patio árabe

















Arcos del patio árabe









Baños árabes
















Cubierta mudéjar de la capilla mayor de la iglesia
Arrocabe con pinturas de Nicolás Francés














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