27 de noviembre de 2023

Visita virtual: RETABLO DE LAS NAVAS DE TOLOSA, el retablo escultórico más antiguo de Navarra



RETABLO DEL DESCENDIMIENTO O DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Taller de Bruselas

Apostolado: Willem Ards

Llanto sobre Cristo muerto: Anónimo activo en Bruselas

1435 - 1450

Madera policromada

Museo Catedralicio y Diocesano. Refectorio de la Catedral de Pamplona

Escultura gótico-flamenca

 

 

Refectorio de la catedral de Pamplona. Museo Diocesano

     El monumental refectorio de la Catedral de Pamplona no sólo desempeñó la tradicional función de comedor de la comunidad, sino que también fue utilizado como sala para las reuniones de las Cortes, motivo por el que en sus bóvedas de crucería aparecen los escudos de las más poderosas familias de la nobleza navarra y diferentes cortes europeas. Presidiendo esta estancia, actualmente integrada en el Museo Catedralicio y Diocesano de Pamplona, se encuentra en su cabecera el denominado Retablo de las Navas de Tolosa, una obra escultórica flamenca en madera policromada que fue realizada en dos fases, una datada en 1435, cuando Willem Ards realizó el Apostolado colocado en los laterales, y otra de autoría anónima realizada quince años después y materializada en el grupo de Llanto sobre Cristo muerto que ocupa la parte central. En su conjunto, el retablo es un ejemplo característico y temprano de las obras producidas en los talleres de Bruselas.

Este retablo originariamente estuvo colocado en la capilla del Monte Olivete, conocida como capilla de las Navas de Tolosa, emplazada en el templete del lavabo levantado en un ángulo del claustro catedralicio, cuya fundación, según un texto fechado en 1459 que se conserva en el Archivo Vaticano, se debe a don Juan de Beaumont, tío del heredero del reino, el Príncipe de Viana, del que fue educador, ocupando los cargos de Canciller y gobernador del reino y Prior de la Orden de Jerusalén. Este influyente personaje encomendó a Juan de Subiza, secretario del príncipe que se encontraba de viaje en Roma, que presentase al cardenal Besarión, obispo de lo diócesis, la petición para realizar aquella capilla. Allí permaneció el retablo hasta 1960, año en que fue suprimido el culto en ella y el retablo fue trasladado a las dependencias del Museo Diocesano, siendo instalado en el refectorio de la catedral, una de las construcciones, junto al dormitorio y la cocina, realizadas en estilo gótico para el servicio del cabildo. 

EL RETABLO DE LAS NAVAS DE TOLOSA

El retablo flamenco, el más antiguo conjunto escultórico de cuantos existen en Navarra, fue importado de los Países Bajos meridionales —concretamente de Bruselas— y es conocido como el de las Navas de Tolosa debido a la capilla donde en origen se conservaba, en la que, según la tradición, su reja se había elaborado con parte de las cadenas de la tienda del califa Miramamolín al-Nasir, que fueron llevadas al reino navarro por el rey Sancho VII el Fuerte, tras la batalla de la reconquista que tuvo lugar en aquella población jienense. Está documentado que en la capilla de las Navas el retablo ya se encontraba instalado en 1459.

El Retablo de Las Navas de Tolosa sigue la tipología flamenca en forma de “T” invertida, destacando en altura la calle central respecto a las laterales. Consta de una caja de madera de roble que conserva en los laterales las huellas de bisagras que prueban que en origen el retablo podía cerrarse con postigos que no se han conservado. En la base, como es habitual en los retablos del foco de Bruselas, dispone de un zócalo calado que, siguiendo la anchura de las calles, se compartimenta en tres tramos.  

La calle central está ocupada por el grupo escultórico del Descendimiento o Llanto sobre Cristo muerto, compuesto por siete figuras en altorrelieve que fueron talladas hacia 1450 en madera de nogal por un escultor desconocido con un estilo más evolucionado al del apostolado. El grupo presenta una gran variedad en la caracterización de los personajes, tanto en sus rasgos como en sus indumentarias, con un exquisito y pormenorizado tratamiento de los paños, cuyos estilemas han permitido relacionarlo con el escultor, activo en Bruselas, que fue el autor del Retablo de la Pasión de Ternant (Francia).  

     En primer término aparece la imagen inerte de Cristo depositado sobre las rodillas de la Virgen por José de Arimatea y Nicodemo, que se hallan colocados a los lados sin interferir en la escena central de la Piedad, con la figura de Cristo muerto ligeramente inclinado hacia la derecha para permitir contemplar la llaga del costado que certifica su muerte, y la imagen sedente de María con gesto implorante con las manos cruzadas a la altura del pecho y un rictus afligido que asoma bajo el manto y un juego de tocas con abundante pliegues.

José de Arimatea, que aparece caracterizado como un rico y venerable personaje a la izquierda del espectador, con melena y barba canosa, sujeta reverencialmente la cabeza de Cristo con un paño o sudario tras retirar la corona de espinas, mientras Nicodemo en la parte derecha, igualmente con rica indumentaria —túnica, manto y un turbante de corte oriental— trata de reconfortar a la Virgen sujetándola por el brazo.

En segundo término, junto a la cruz, se colocan las tres Marías. A la izquierda María Cleofás aparece caracterizada como una mujer de edad madura que acerca su mano derecha al rostro sugiriendo el llanto, mientras a su lado María Salomé, joven con un amplio tocado y disposición frontal, destapa un tarro de ungüentos, habitual en las ceremonias del entierro, mientras dirige su mirada al espectador. En la parte derecha María Magdalena, con la melena descubierta, sólo adornada por una diadema, porta el tradicional atributo del tarro de perfumes mientras consuela a la Virgen apoyando la mano derecha en su espalda. 

     La cruz con las huellas de los clavos se sitúa al fondo de la caja, que fue repolicromado en el siglo XVII con una retícula romboidal sobre el fondo dorado y con flores en su interior. En la iconografía de este grupo escultórico llama la atención la ausencia de la habitual figura de San Juan, cuya posible justificación es que su figura ya formaba parte del apostolado del retablo tallado previamente.        

Este grupo escultórico se cobija bajo un alto dosel —casi de la misma altura que la escena figurativa, con motivos arquitectónicos de planta poligonal y dispuesto a tres niveles, el inferior con arcos rematados por gabletes, el intermedio con finos arcos apuntados calados y el superior con una crestería igualmente calada. 

Los laterales del retablo están ocupados por altos baldaquinos dispuestos en un único plano y sustentados sobre estilizadas columnillas con capitel, ocupando más de la mitad de la altura de la caja. Al igual que el dosel central se estructura a tres niveles, el inferior con arcos festoneados apuntados y rematados por gabletes, conformando una especie de pórtico, y una sofisticada galería calada de arcos entrecruzados; el intermedio forma una nueva galería de menor tamaño, con series de once arcos apuntados rematados por gabletes y un pretil inferior; el superior en forma de friso rematado por una crestería calada.

     Bajo sus arcos se cobijan las tallas del colegio apostólico, dispuestas en grupos de seis a cada lado. Son obras realizadas hacia 1435, siguiendo las pautas del gótico internacional, por el escultor Willem Ards, un tallista del sur de los Países Bajos que trabajó en Bruselas, entre 1415 y 1453, y en Lovaina. Las figuras son de canon esbelto y con ademanes elegantes, permitiendo algunas de ellas la identificación del apóstol por los atributos que porta, como San Simón con la sierra de su martirio, San Andrés con la cruz aspada, Santiago el Mayor con el bordón de peregrino, Santo Tomás con la escuadra de arquitecto, San Mateo con un libro, San Pedro con las llaves, San Juan con la copa del veneno, San Felipe con el bastón en forma de cruz latina, etc. Todos ellos giran levemente el cuerpo hacia un lado e inclinan la cabeza, sugiriendo entablar un diálogo por parejas, aunque su ubicación ha sufrido cambios que impiden establecer su posición original. Como dato curioso, uno de los apóstoles del grupo de la izquierda aparece leyendo un libro con antiparras. Este conjunto escultórico es la realización más antigua del retablo, a excepción de las dos figuras del lateral derecho, de ejecución muy posterior, que representan a un monje realizado a finales del siglo XVI en estilo romanista y la figura de San Matías, probablemente elaborada en el siglo XVII.

     El Retablo de las Navas de Tolosa presenta casi en su totalidad su policromía original, recuperada durante la última restauración. El conjunto está casi enteramente dorado, por lo que se presenta luminoso, contrastando con el oro las tonalidades de las encarnaciones —tostadas en los hombres y pálidas en las mujeres— y algunos detalles en blanco, como las tocas y tocados, el sudario y el paño de pureza de Cristo, algunos libros, etc. El retablo, a lo largo del tiempo, ha conocido distintas intervenciones de repolicromado, una en el siglo XVII, en que se redoró y pintó la caja, el fondo y la cruz, recibiendo las tallas pintura en colores lisos, operación repetida en los siglos XIX y XX, cuyos repintes fueron eliminados en la restauración llevada a cabo entre 1996 y 1999.

 

Informe: J. M. Travieso. 



Bibliografía 

FERNÁNDEZ-LADREDA AGUADÉ, C. y ROLDÁN MARRODAN, F. J.: El retablo de las Navas de Tolosa de la catedral de Pamplona. Una obra de escultura bruselesa del siglo XV. Pamplona, 1999.

 
































Willem Ards. Apostolado, h. 1435, parte izquierda










Willem Ards. Apostolado, h. 1435, parte derecha










Willem Ards. Detalle de Santiago y Santo Tomás, 1435










Anónimo flamenco. Detalle del Retablo de la Pasión, h. 1450
Iglesia de San Roque, Ternant (Francia)









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