15 de febrero de 2013

Historias de Valladolid: AURELIO CARRETERO, creador de ilustres iconos vallisoletanos (II)





MONUMENTO A LA REINA ISABEL LA CATÓLICA, 1904
Centro Cultural Integrado Isabel la Católica de Medina del Campo (Valladolid)

Es conocida la vinculación histórica de Isabel la Católica con Medina del Campo, pues en esta villa castellana la reina vivió parte de su vida, en su Palacio Real realizó su testamento y en él murió el 26 de noviembre de 1504. Para celebrar el Cuarto Centenario de la muerte de tan ilustre personaje de la Historia de España, en 1904 el Consistorio medinense inauguraba un monumento conmemorativo en plena Plaza Mayor (hoy Plaza de la Hispanidad), a escasos metros del palacio en que ocurrió el óbito real, que había sido encargado a Aurelio Carretero.

El monumento adopta la forma de un busto fundido en bronce sobre una peana de piedra, de tamaño considerablemente superior al natural, que reproduce la imagen de la reina coronada, recubierta por una toca y con un  manto que presenta una cruz entrelazada con una rama de laurel al frente, con un trabajo de modelado característico del escultor y con un aspecto que fusiona el carácter historicista con la épica.
El busto se apoya sobre un pedestal de piedra que lleva incorporado un relieve en bronce del escudo nacional isabelino, sujetado por el águila de San Juan. Este pedestal reposa a su vez sobre un basamento de mayor anchura en el que aparece la inscripción broncínea: "Medina del Campo a Isabel la Católica".

El monumento permaneció durante muchos años casi en el centro de la Plaza Mayor rodeado de jardines. Después cambió repetidamente de asentamiento debido a modificaciones urbanísticas, primero colocado junto a la fachada de la colegiata de San Antolín y después junto a la cabecera de este templo. Durante la celebración del Quinto Centenario de la Muerte de Isabel la Católica en 2004, era inaugurado en la Plaza de la Hispanidad un nuevo monumento cuya autoría corresponde al escultor Santiago de Santiago, pasando la obra de Aurelio Carretero a presidir la fachada del llamado Centro Cultural Integrado Isabel la Católica, creado para la misma efeméride en el espacio que desde principios del siglo XVII perteneciera al convento de franciscanos de San José.






BUSTO DEL ALCALDE MIGUEL ÍSCAR, 1907
Memorial en los jardines del Campo Grande, Valladolid

Miguel Íscar Juárez, natural de Matapozuelos, fue alcalde de Valladolid entre febrero de 1877 y noviembre de 1880, realizando en tan recordado periodo una serie de obras públicas y dotacionales que por su envergadura fueron decisivas para el posterior desarrollo de la ciudad. Entre sus iniciativas figura la creación, en 1877, del enorme parque del Campo Grande, cuyo ajardinamiento encomendó a Francisco Sabadell que, siguiendo las líneas maestras del arquitecto Ramón Oliva, reconvirtió las hileras de olmos plantadas en 1788 por el arquitecto Francisco Valzanía en un frondoso vergel de aire romántico y naturalista con laberínticos caminos, plazas y glorietas salpicadas de fuentes, memoriales y pajareras de aves exóticas, incluyendo un arbolado de especies llegadas de otros continentes y tiempo después un estanque y una gruta artificiales.

Tras su muerte repentina el 8 de noviembre de 1880, cuando se hallaba gestionando unos asuntos vallisoletanos en Madrid, hecho que causó una gran conmoción, enseguida surgió la iniciativa de levantar una escuela con su nombre por suscripción popular, pero al no conseguirse la suma necesaria se pensó en levantar un monumento como homenaje póstumo, proyecto que se materializó el 11 de noviembre de 1883 en la célebre Fuente de la Fama, en pleno corazón del frondoso parque, un monumento con arquitectura de Antonio de Iturralde y escultura de Mariano Chicote Recio.

No obstante, la deuda de la ciudad con tan eficaz alcalde debió de parecer insuficiente, pues además de rotular con su nombre una de las vías más céntricas de la ciudad, en 1907, coincidiendo con los primeros treinta años de la existencia del parque, se encargó a Aurelio Carretero un busto con su retrato, un elemento que no figuraba en la Fuente de la Fama.

En su diseño sigue una disposición similar al monumento a Isabel la Católica realizado tres años antes, con el busto broncíneo del edil sobre una peana de piedra que descansa sobre un basamento troncopiramidal en cuyo frente figura una cartela con la sencilla inscripción: "Valladolid a Miguel Íscar". El célebre alcalde luce una camisa con pajarita y un gabán que presenta al frente la medalla de la ciudad de Valladolid y la flor de un enorme pensamiento simbólico, ajustándose sus facciones a un riguroso trabajo de retrato en el que destacan grandes patillas y un gran mostacho, según el gusto de la época. El monumento, con forma de memorial ajardinado, fue colocado en uno de los recoletos senderos que están próximos a la fuente alegórica.   





MONUMENTO A LOS HÉROES DE MOCLÍN, 1908
Parque de Medina de Rioseco (Valladolid), junto a la iglesia de San Francisco

El monumento fue inaugurado con motivo de la celebración del Primer Centenario de la Batalla del Moclín, la primera de las libradas contra las tropas francesas de ocupación en un cerro situado en las inmediaciones de Medina de Rioseco, donde los sublevados castellanos fueron derrotados por las tropas de Napoleón, que gracias a esta victoria pudo colocar a su hermano José como rey de España. El propio Napoléon escribía el 17 de julio de 1808 en Bayona esta carta: "Mi hermano: Recibo en este instante vuestra carta que me anuncia la victoria de Medina de Rioseco. Es una victoria muy gloriosa. Testimoniad vuestra satisfacción al general Bessières enviándole el Toisón de Oro. Es el acontecimiento más importante de la guerra de España y cambia decididamente el color de las cosas...". La importancia de esta batalla aparece reflejada con grandes letras en el Arco del Triunfo de París, donde junto a otras poblaciones distinguidas por su resistencia al invasor figura Medina de Rioseco.

El monumento que Aurelio Carretero hace para su villa natal es novedoso en distintos aspectos. En primer lugar, porque está concebido para ser contemplado a corta distancia a ras de suelo, con lo que el escultor se anticipa a la corriente generalizada a finales del siglo XX que presenta los monumentos escultóricos prescindiendo de los tradicionales pedestales, hecho que algunos han interpretado como un afán por “democratizar” del arte, como un deseo de hacerle más cercano a los espectadores, en este caso identificándole con el pueblo que participó en la contienda; por otra parte, en este monumento Aurelio Carretero ajusta las figuras fundidas en bronce a un soporte pétreo informe que presenta la piedra en su estado natural, aparentemente sin trabajar, experiencia que repetirá en Móstoles, recurso que sin duda condicionaba el trabajo compositivo de las figuraciones.

Está compuesto por dos figuras, un soldado desarmado cuyo cuerpo ha caído sobre una peña herido de muerte, que apoya una mano en el corazón y gira la cabeza, con un rostro lánguido, hacia una alegoría de la Victoria o la Gloria que le besa la frente al tiempo que le corona de laurel y extiende su manto para que repose la cabeza. Esta figura femenina adapta su cuerpo al peñasco y sigue el modelo femenino habitual en el escultor, que en este caso consigue un grupo muy lírico y expresivo, impregnado de espíritu patriótico y pleno de movimiento.

En 1991 se añadió, en la parte superior del conjunto, un frente presidido por una escultura pétrea que sigue el diseño original que Carretero no pudo concluir, en el que ha desaparecido un sable auténtico que allí aparecía hasta hace pocos años. La obra fue realizada por el también escultor riosecano Miguel Ángel Jiménez y presenta una lápida en la que figura: "Monumento a los Héroes de la Batalla del Moclín. En el Arco del Triunfo de París figura como de Medina de Rioseco 14 de julio de 1909. Guerra de la Independencia. Inauguraciones I Centenario 1908, actual 1991. Escultores bronce Aurelio Carretero 1863-1917, piedra Miguel Ángel Jiménez (ambos riosecanos)."La Batalla de Medina de Rioseco ha puesto a mi hermano José en el trono de Madrid" (Napoleón). "Por su sencillez clásica, su ejecución irreprochable y el espíritu patriótico que le anima" (Ilustración Española 1908)".

MONUMENTO A ANDRÉS TORREJÓN, ALCALDE DE MÓSTOLES, 1908
Plaza del Pradillo, Móstoles (Madrid)

El monumento, situado en una céntrica plaza y también erigido para celebrar el Primer Centenario de la Guerra de la Independencia, fue inaugurado por el rey Alfonso XIII y está dedicado a Andrés Torrejón, el legendario alcalde de Móstoles que declaró la guerra a los franceses el 2 de mayo de 1808.

Sobre una doble plataforma de granito, Aurelio Carretero coloca un peñón natural extraído en la provincia de Segovia que simboliza los Pirineos, cuya cúspide aparece coronada por un águila imperial de bronce que representa el poder napoleónico sobrevolando y amenazando al escudo de España, que intencionadamente aparece sin corona. Más abajo se halla la figura del célebre alcalde portando el bastón de mando en actitud de arengar a los vecinos. A su lado aparece un postillón, jinete a galope que, según la tradición, hizo recorrer el bando de levantamiento firmado por Andrés Torrejón de pueblo en pueblo por los alrededores de Madrid en dirección a Extremadura. Su valor hizo que Móstoles quedase escrito en la Historia, tal como figura sobre el peñasco con letras de bronce. En este monumento todo es simbólico, poniendo de manifiesto el afán del escultor por combinar figuraciones fundidas en bronce que aparecen ajustadas con maestría a una base de piedra natural, como ya experimentara en Medina de Rioseco.

El conjunto ha sido reubicado en la plaza después de la construcción de la moderna terminal de Metrosur, apareciendo actualmente rodeado de un pequeño jardín acotado por un reja protectora, elemento que junto al vanguardista mobiliario urbano del entorno desvirtúa en gran parte su contemplación.     

MONUMENTO AL POETA RAMÓN DE CAMPOAMOR, 1913 
Parque Ramón de Campoamor, Navia (Asturias)

Este grandilocuente monumento fue encargado por el municipio asturiano en 1912 e inaugurado el 19 de agosto de 1913, doce años después de la muerte del poeta romántico, para ser colocado en el centro del parque también a él dedicado a orillas del río Navia.

Este conjunto representa la madurez del escultor, que en él combina todas las experiencias anteriores. Está formado por un pesado pedestal de piedra de planta cuadrada y forma troncopiramidal, en cuyos frentes se acoplan grandes relieves en bronce con escenas de las obras más conocidas del poeta naviego: Doloras, Pequeños poemas, Humoradas y Poemas, títulos rotulados en bronce bajo los relieves. En la parte superior, sobre una base que finge piedra natural, aparece la monumental figura del escritor pensativo y sentado en un banco, en un rapto de inspiración, con la mirada al frente y portando un libro y una pluma en sus manos. Bajo sus pies figura un medallón con una corona de laurel y la leyenda "Asturias a Campoamor, 1913". En su parte posterior una leyenda reza: "La patria nunca olvida a quien la enaltece", pues la monumentalidad perseguida por el municipio para este conjunto también estuvo avalada por el prestigio alcanzado por el escritor en sus funciones políticas.

OTRAS OBRAS DE AURELIO CARRETERO EN VALLADOLID
















FRATERNIDAD, 1884 
Colección de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, Valladolid.




















BUSTO DEL COMUNERO JUAN BRAVO, 1886
Colección de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, Valladolid.

















MEDALLA DE GASPAR NÚÑEZ DE ARCE, 1896
Realizada en vida del poeta, periodista y político vallisoletano (1834-1903). Colección de la Real Academia de la Purísima Concepción, Valladolid.

















LÁPIDA HOMENAJE AL POETA EMILIO FERRARI, 1911
Colocada como homenaje al poeta el 25 de septiembre de 1911 en la fachada de su casa natal,  en la calle Ferrari de Valladolid.


Informe: J. M. Travieso.

Este artículo fue publicado completo en la Revista Atticus, en su edición impresa Dos, en junio 2011.

Bibliografía
- CABAL VIESCAS, Arturo José. Arte por concejos. Obra Social y Cultural de Cajastur. Asturias, 2001.
- CANO DE GARDOQUI GARCÍA, José Luis. Escultura pública en la ciudad de Valladolid. Valladolid, 2000.

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