25 de abril de 2022

Theatrum: MADONNA DEL DITO, la imagen edulcorada del barroco florentino







MADONNA  DEL  DITO  O  VIRGEN  DEL  DEDO

Bartolomeo Mancini (Florencia, h.1630 – Roma, h. 1727)

1727

Óleo sobre cobre

Real Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid

Pintura barroca italiana. Escuela toscana

 

 






Carlo Dolci
San Gabriel y Virgen de la Anunciación, 1653
Museo del Louvre, París
A MODO DE PREÁMBULO: EL PINTOR CARLO DOLCI 

La iconografía religiosa heredada del medievo se enriqueció en la pintura barroca con la aparición de nuevos géneros, como bodegones, vanitas o temas costumbristas e históricos, caracterizándose en todos los casos por la búsqueda de realismo a través de recursos efectistas —proliferación de trampantojos— y de cierta carga teatral. Más que la línea y el trazo se utilizarían preferentemente el color y la luz para crear un efecto de profundidad y de perspectiva visual a partir del dominio absoluto de las técnicas pictóricas, con escenas plenas de volumen y descritas con detalle.

Desde el naturalismo y el tenebrismo implantado por Caravaggio en la pintura italiana, después continuado por José de Ribera, junto a la corriente clasicista de los Carracci, seguida en Roma por sus discípulos Domenichino, Guido Reni y Guercino, hasta llegar al barroco pleno, donde la presencia de Rubens fue fundamental para la configuración del nuevo estilo, en el que como novedad aparecieron las grandiosas composiciones ilusionistas realizadas al fresco en las bóvedas, con Giovanni Lanfranco y Pietro da Cortona como grandes decoradores, se fueron configurando en la Italia barroca diversas escuelas regionales diferentes a las tendencias romanas. Es el caso de las escuelas boloñesa, napolitana, milanesa, genovesa, veneciana y toscana. 

Carlo Dolci
Izda: Dolorosa, Museo Fitzwilliam, Cambridge
Dcha: Dolorosa, h.1655, Museo Nacional de Arte Occidental, Tokio

     Es en la escuela toscana, con epicentro en Florencia, donde aparece la personalidad de Carlo Dolci, también conocido como Carlino, que sería el creador de numerosas pinturas religiosas que resueltas con un estilo muy personal tuvieron un fuerte impacto popular.

Nacido en Florencia en 1616, comenzó su formación en 1625, a los nueve años, junto a Jacopo Vignali, pasando a ser aprendiz de Mario Balassi. Durante su juventud se dedicó a copiar obras de grandes maestros, como Fra Angélico, Ghirlandaio, Miguel Ángel y Correggio, estudiando a través de la colección Médici a Willeem van der Aelst, pintor holandés contemporáneo. En el censo de Florencia ya aparece mencionado como pintor independiente en 1632.

Es su biógrafo Filippo Baldinucci, tratadista del siglo XVII, quien nos informa que sus primeros patronos fueron Piero de Médici, el músico Antonio Landini y el cardenal Leopoldo de Médici, así como que no se dedicó al fresco, técnica que necesita rapidez en su ejecución, sino a realizar obras en pequeño formato —con algunas excepciones a tamaño natural— trabajadas con la paciencia de un orfebre, algunas durante meses, para conseguir el mayor realismo, refiriendo respecto a sus obras que “por más que se tocase el lienzo para asegurarse de que fuera una pintura, en la mirada permanecía la duda”.

Bartolomeo Mancini. Madonna del Dito, 1727
Reel Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid

     Aunque trabajó en el género del retrato realizando una importante serie (incluido su Autorretrato de 1674, Galería degli Uffizi de Florencia) y el bodegón (como el Florero de 1662, Galería degli Uffizi de Florencia), en su taller florentino Carlo Dolci se especializó en temas piadosos impregnados de una profunda religiosidad y melancolía, siempre con una estética muy edulcorada, alcanzando un enorme éxito desde sus inicios con la representación de figuras de medio cuerpo en las que con frecuencia repetía los modelos, sobre los que realizaba oportunas modificaciones para adaptarlos a determinadas iconografías, siempre con un finísimo acabado en sus obras.

 Su depurada técnica evolucionó en su madurez hacia una pintura más compleja y sofisticada, mostrando su atormentada personalidad de forma más patente a partir de la década de 1640. Con una obra ajena a las aportaciones de la escuela boloñesa de su tiempo, caracterizada por el colorido vigoroso y la luminosidad, así como por la emoción y el dinamismo de las figuras, Carlo Dolci se mantuvo siempre fiel a la tradición florentina, rígida en su academicismo, realizando composiciones de extraordinaria delicadeza y con marcado sentido poético, con una ejecución impecable y rigurosa en la descripción de los detalles, que en términos actuales podríamos catalogar como “hiperrealista”. Con magistral pincelada, sus figuras aparecen reposadas e irradiadas de luz lunar, envueltas en suaves tejidos, adornadas con espléndidas joyas y con carnaciones con aspecto de porcelana, recordando las obras de Broncino, habiéndose comprobado recientemente algunos de sus originales recursos, como el uso del oro aplicado en polvo finísimo en las aureolas para lograr un efecto difuminado.

Bartolomeo Mancini. Madonna del Dito, 1727
Real Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid

     La producción de obras únicas en su género, alabadas por los críticos y biógrafos de su tiempo, explica que fuera un pintor muy estimado por los Médici y por la nobleza europea y que sus personales creaciones fuesen copiadas repetidamente por otros artistas, incluida su hija Agnese Dolci, que elaboró copias de muchas de ellas.

Carlos Dolci murió en Florencia en 1686. Dejaba como legado aquellas pinturas en las que pacientemente invertía muchas horas de trabajo y que le colocan a la cabeza de la pintura florentina del Seiscientos. El historiador alemán Rudolf Wittkower equipara su pintura religiosa realista con la que había realizado en Roma el pintor Sassoferrato (1609-1665). 

Una de las más celebradas creaciones de Carlo Dolci fueron las representaciones virtuosistas de la Virgen en forma de busto, realizadas en pequeño formato (cuadrado u ovalado), sobre distintos soportes (lienzo, cobre, etc.) y adaptadas a distintos pasajes evangélicos, desde el episodio de la Anunciación, como aparece en la magnífica pareja con el arcángel San Gabriel del Museo del Louvre, realizada entre 1653 y 1655, hasta su representación como Mater Dolorosa, de las que hizo diferentes versiones en las que se repite la figura con la cabeza suavemente inclinada, las manos cruzadas a la altura del pecho, cubierta por un manto azul intenso, entre el que asoman mangas rojas y una toca blanquecina, recortándose sobre un fondo neutro sobre el que destaca un nimbo difuminado. 

Bartolomeo Mancini. Detalle de la Madonna del Dito, 1727
Real Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid

EL PINTOR BARTOLOMEO MANCINI Y LA MADONNA DEL DITO 

Uno de los pocos discípulos de Carlo Dolci fue el florentino Bartolomeo Mancini, un pintor que desarrolló su actividad entre las últimas décadas del siglo XVII y las primeras del XVIII, de cuya biografía se tienen muy pocas noticias. Dominando con habilidad la técnica de la pintura al óleo sobre lienzo y cobre, en su obra se ajusta plenamente al modo personal de su maestro, que repite miméticamente tanto en la temática —básicamente retratos y obras devocionales— como en el estilo depurado y virtuosista de carácter hiperrealista, destacando sus versiones de la Virgen Dolorosa en que la figura presenta un acabado preciosista. 

En sus retratos Bartolomeo Mancini aplica los recursos tomados directamente de Carlo Dolci, con la figura representada hasta la cintura y colocada ante un fondo neutro, con las carnaciones nacaradas, un sutil sombreado muy difuminado y una expresión muy contenida, dignificando al personaje con el trabajo de la indumentaria, descrita de forma pormenorizada con elegantes tejidos e incorporando diferentes joyas, especialmente en los retratos femeninos. Un buen ejemplo es el retrato de la joven princesa Violante Beatriz de Baviera, hija del elector Fernando de Baviera, que Bartolomeo Mancini pintara en 1690 (firmada y fechada en la parte posterior del lienzo) y que actualmente se conserva en la Pinacoteca Crociani del Museo Cívico de la ciudad italiana de Montepulciano. 

Detalle del sobremarco de la Madonna del Dito
Real Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid

     Las pinturas más apreciadas de Bartolomeo Mancini son las realizadas con técnica virtuosista representando a la Virgen como Mater Dolorosa, obras de pequeño formato que al igual que las de su maestro unas veces presentan forma rectangular y otras ovalada. En ellas el pintor realiza ligeras variantes sobre el modelo de Carlo Dolci, incluyendo a veces a la Virgen de perfil o como en la Dolorosa que se conserva en la Pinacoteca del Templo de la Profesa de la ciudad de México, incorporando una espada clavada en el pecho como símbolo de dolor. No obstante, la modalidad más repetida es la denominada Madonna del dito (Virgen del dedo) pintada sobre cobre, en que la Virgen repite la colocación de las manos cruzadas a la altura del pecho con gesto de desconsuelo, pero en este caso cubiertas con el manto y dejando asomar solamente un dedo pulgar que da nombre a su tipología. 

Siguiendo esta iconografía se encuentran la Madonna del dito del Museo Casa Martelli de Florencia, que cuando esto se escribe tiene su parangón en una buena serie de obras que se ofrecen en el mercado internacional de anticuarios.

 

Bartolomeo Mancini. Madonna del Dito
Museo Casa Martelli, Florencia

     En la Real Iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid, antigua iglesia de San Ignacio de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, se encuentra, en perfecto estado de conservación, una Madonna del Dito de Bartolomeo Mancini pintada sobre cobre, firmada en el dorso y fechada: “Bart Mancini f(ecit) / Roma 1727”. De entre todas las versiones conservadas, es la que presenta un sobremarco más lujoso, decorado con un baldaquino del que penden unas cortinas que sujetan cabezas aladas de querubines, dejando contemplar en su interior la pintura de la Virgen —28 x 22 cm— cuyo marco se inserta entre rameados en relieve.

Arquetipo de la tipología trabajada por Bartolomeo Mancini siguiendo la senda de Carlo Dolci, con una gran similitud a la conservada en la Casa Martelli de Florencia, en la pintura aparece el busto de la Virgen, colocado en escorzo, con la cabeza suavemente inclinada y cubierta por una toca a la que se superpone el manto de azul intenso, que también cubre las manos cruzadas en el pecho dejando asomar el dedo pulgar de la mano izquierda. La figura se perfila sobre un fondo monocromático de tono ocre sobre el que destaca una aureola que bordea la cabeza en forma de resplandor difuminado. 

Bartolomeo Mancini. Madonna del Dito
Mercado el arte

     Como es habitual en el pintor, la figura muestra una fuerza expresiva que remarca el padecimiento en la más absoluta intimidad y soledad, resuelta con una gran elegancia formal y matices trabajados con detalle, como los ojos acuosos de los que se deslizan dos lágrimas, los labios húmedos o el rostro nacarado con las mejillas sonrosadas, todo un alarde de habilidad pictórica en el que con extrema delicadeza la figura queda envuelta en una sugestiva luz de luna. Tanto el rostro como los pliegues del manto presentan un impecable sombreado difuminado que pone de manifiesto el dominio de la luz y de los pigmentos, consiguiendo un efecto de claroscuro en el que el color adquiere una textura que recuerda las calidades de un esmalte.

Con este tipo de obras Bartolomeo Mancini lograría, a pesar de la dependencia de los modelos creados por Carlo Dolci, demostrar su propia identidad expresiva, capaz de satisfacer a los clientes más exigentes, como lo demuestra la gran cantidad de obras que le fueron solicitadas con este tema. 

Bartolomeo Mancini. Madonna del Dito
Ambas en el mercado del arte

     No podemos pasar por alto el que tradicionalmente se considerara la muerte de Bartolomeo Mancini en torno a 1715, siendo Enrique Gómez Pérez quien, con motivo de incluir la pintura en la exposición Stabat Mater, arte e iconografía de la Pasión, celebrada en Valladolid en marzo de 2018, descubrió y divulgó la firma y su fecha de ejecución en 1727 en el dorso del cobre, lo que obliga a la historiografía a postergar la actividad del pintor al menos hasta ese año.

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 

Fotografías de la pintura de Valladolid pertenecientes al autor.
Resto de las fotografías tomadas en la red de las instituciones correspondientes.


Bartolomeo Mancini
Izda: Dolorosa / Dcha: Madonna del Dito
Ambas en el mercado del arte
















Bartolomeo Mancini
Izda: Dolorosa, Pinacoteca del Templo de la Profesa, México
Dcha: Retrato de Violante de Baviera, 1690, Museo Civico de
Montepulciano


















Carlo Dolci
Izda: Florero, 1662 / Dcha: Autorretrato, 1674
Galería Uffizi, Florencia

 ALGUNAS PINTURAS REPRESENTATIVAS DE CARLO DOLCI
 Máxima figura del Seicento florentino













Carlo Dolci
Izda: Alegoría de la Poesía, Gal. Nal. Palacio Corsini, Florencia
Dcha: Alegoría de la Paciencia, 1677-Galería Carlo Orsi, Milán

















Carlo Dolci
Izda: La Caridad, 1659, Museo Civico de Prato
Dcha: La Sinceridad, 1665, Kunsthistorisches Museum, Viena
















Carlo Dolci
Izda: San Juan Evangelista, mercado del arte
Dcha: Santa Ágata, 1665-70, Colec. Casa Osterley, Londres


















Carlo Dolci
Izda: Salomé con la cabeza del Bautista, h.1670,
The Royal Collection, Windsor
Dcha: Arrepentimiento de San Pedro, Museo Universidad
Bob Jones, Greenville (USA) 


















Carlo Dolci
Izda: San José y el Niño, 1635-1640, Museo de Bellas Artes, Marsella
Dcha: Niño Jesús con corona de flores, 1663, Museo Thyssen, Madrid

















Carlo Dolci
Detalle del Niño Jesús con corona de flores, 1663
Museo Thyssen, Madrid













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