4 de marzo de 2024

Visita virtual: CRISTO RESUCITADO, una fusión de clasicismo y manierismo







CRISTO RESUCITADO

Juan de Juni (Joigny, Francia, h. 1507 - Valladolid, 1577)

Hacia 1570

Madera policromada, 2 m de altura

Capilla de la Resurrección, Catedral de El Burgo de Osma (Soria)

Escultura renacentista manierista. Escuela castellana

 






JUAN DE JUNI. Cristo resucitado, h. 1570
Capilla de la Resurrección, catedral de El Burgo de Osma

     El 13 de marzo de 1550 el obispo don Pedro Álvarez de Acosta contrataba —con la financiación a su cargo— la realización del enorme retablo mayor de la catedral de El Burgo de Osma, dedicado a la vida de la Virgen, con los escultores Juan de Juni y Juan Picardo, que realizarían la parte escultórica a partes iguales siguiendo una distribución vertical, ocupando la imaginería de Juan de Juan de Juni el lado del evangelio y la de Picardo el de la epístola. La terminación del mismo se producía en agosto de 1554, recibiendo cada uno de los escultores 1.000 ducados por su trabajo.

Hacia 1563 debió ejercer de nuevo como comitente don Pedro Álvarez de Acosta, obispo de El Burgo de Osma fallecido ese mismo año, en el encargo a Juan de Juni de una escultura monumental de Cristo resucitado, cuyas circunstancias aún permanecen sin documentar, desconociéndose si la escultura, que fue atribuida a Juan de Juni por el historiador alemán Georg Weise, fue tallada ese año o bien hacia 1570, como propone Juan José Martín González basándose en razones estilísticas. La imagen fue colocada en la llamada capilla de la Visitación, recinto levantado en 1468 en estilo gótico —con bóveda de crucería simple— por el cantero Horencio y reformado en 1534 por Pedro de la Piedra, siendo cerrado a principios del siglo XVI con una reja plateresca de Jerónimo de Mota.

     Con motivo de la colocación de la nueva imagen al culto, la capilla sería renombrada como de la Resurrección, tal y como se conoce en nuestros días, renovándose en 1742 el retablo que alberga la magnífica imagen de Juan de Juni por otro en estilo barroco realizado por el escultor burgense Francisco Forcada Delicado (1701-1762).

En el arte español predominan las representaciones de Cristo referidas a los pasajes dolorosos de la Pasión, siendo más escasas las que presentan a Cristo resucitado, a pesar de que, según San Agustín, es el dogma principal del cristianismo, el que justifica y sostiene toda la doctrina. Por este motivo, esta majestuosa talla tiene un doble interés, tanto por ser una notable excepción iconográfica en la escultura renacentista española, como por su singularidad dentro de la producción de Juan de Juni, que en ella condensa los rasgos esenciales de su estilo.

     Esta imagen de Cristo, que presenta un tamaño superior al natural, muestra un desnudo acorde con el pasaje de la Resurrección, sugiriendo el momento en que Jesús acaba de abandonar el sepulcro y aparece en actitud triunfante sobre la muerte. Su anatomía sigue un movimiento de torsión típicamente manierista y presenta una disposición de marcha, con la pierna derecha flexionada y colocada hacia atrás, mientras los brazos desplegados repiten un movimiento similar, con el derecho levantado y dirigido hacia adelante y el izquierdo flexionado y replegado hacia atrás sujetando la vara crucífera de la que pende un banderín, símbolo del triunfo sobre la muerte.

En lugar del tradicional sudario blanco, el cuerpo se recubre con un voluminoso manto rojo —propio de la realeza—, que apenas amortigua el desnudo. Este se sujeta sobre el hombro derecho y se desliza por la espalda, pasando por encima del antebrazo izquierdo hasta envolver la mano dejando caer un cabo en forma de pico, recurso frecuente en el estilo de Juan de Juni. En su caída por el lado derecho, parte del manto forma al frente una inverosímil maraña de pliegues que adquiere la función del paño de pureza, elemento resuelto, como en todo el manto, formando grandes masas con formas blandas, suaves y redondeadas. Es destacable como la disposición del manto, prologándose hasta la peana, evoca la estatuaria clásica griega, pues el maestro borgoñón lo usa como recurso para sujetar la figura, ya que sin él se apoyaría de forma inestable sobre un solo pie.

     El cuerpo, que sigue un movimiento helicoidal sobre su propio eje, así como la posición inestable determinada por el apoyo corporal sobre un solo pie, flexionando la otra pierna hacia atrás hasta rozar el suelo con los dedos del pie, es un ejercicio manierista que Juan de Juni ya había experimentado en 1551 en la figura de San Juan Bautista perteneciente al retablo de la capilla de Villafañe del monasterio de San Benito el Real de Valladolid (conservado en el Museo Nacional de Escultura).

El trabajo anatómico presenta un cuerpo atlético y musculoso de aspecto hercúleo, ajustándose a los modelos de los héroes clásicos, una modalidad que Juan de Juni ya había utilizado en el Cristo muerto del grupo del Santo Entierro que realizó entre 1541 y 1544, a petición del franciscano fray Antonio de Guevara, para ser colocado en su capilla funeraria del claustro del convento de San Francisco de Valladolid (una de las joyas del Museo Nacional de Escultura). 

     El mismo aspecto de divinidad helenística igualmente lo había plasmado en el busto del Ecce Homo que realizara hacia 1545 para el relicario de la cartuja de Santa María de Aniago, ubicada en la población vallisoletana de Villanueva de Duero (actualmente en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid). Y aún lo volvería a repetir en 1571 en la figura de Cristo del grupo del Santo Entierro de la catedral de Segovia, conjunto realizado inmediatamente posterior a este Cristo resucitado de El Burgo de Osma. De modo que puede afirmarse que en esta obra juniana los rasgos de clasicismo conviven con toda naturalidad con el manierismo, que de un modo muy personal siempre está presente en su obra.

Como es habitual en Juan de Juni, el modelado de la anatomía es mórbido, recordando el modelado suave de sus obras realizadas en barro, en este caso con la solemnidad de un dios helénico. Destaca el valor expresivo de la cabeza, levantada y ligeramente inclinada, con gruesos mechones rizados que forman una larga melena. La expresión de su rostro, con la mirada dirigida hacia lo alto y la boca entreabierta, le confiere un anacrónico dramatismo —tal vez reflejo del doloroso trance precedente— que parece encontrar su inspiración en los recursos expresivos del grupo de Laocoonte, que tanta influencia ejerció sobre los escultores renacentistas.

     Por su parte, un recurso expresivo típicamente juniano es el de ocultar los dedos, generalmente muy anchos, entre los paños, como ocurre en la mano izquierda con que sujeta la vara crucífera, siendo este juego de paños una constante en toda su producción.

Cristo resucitado lleva aplicada una policromía con la encarnación a pulimento, lo que acrecienta el esplendor corporal. El manto está dorado y recubierto de una capa transparente de color rojo bermellón que, a modo de esmalte, origina vivos destellos. En algunas partes se hace aflorar el oro mediante esgrafiados con formas vegetales en orlas y motivos, que se combinan con detalles aplicados a punta de pincel en tonos azules. El dorso de la escultura carece de policromía, lo que indica que fue concebida para permanecer fija dentro de un retablo y no con fines procesionales.

La escultura se encuadra en la etapa final o tercera época de Juan de Juni, cuando sus personajes van abandonando la tensión dramática para orientarse hacia un manierismo en el que predomina el sentido decorativo.

Una copia del Cristo resucitado de Juan de Juni protagoniza la procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección de la Semana Santa de El Burgo de Osma.

 

Catedral de El Burgo de Osma (Soria)

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 





















JUAN DE JUNI. San Juan Bautista, 1551
Museo Nacional de Escultura, Valladolid














JUAN DE JUNI. Ecce Homo, h. 1545
Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid












JUAN DE JUNI. Santo Entierro, 1571, Catedral de Segovia








José Trilles y Badenes. Copia en yeso del Laocoonte, 1887
Museo Nacional de Escultura - Reproducciones artísticas 








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