CRISTO RESUCITADO
Juan de Juni (Joigny, Francia, h. 1507
- Valladolid, 1577)
Hacia 1570
Madera policromada, 2 m de altura
Capilla de la Resurrección,
Catedral de El Burgo de Osma (Soria)
Escultura renacentista manierista.
Escuela castellana
JUAN DE JUNI. Cristo resucitado, h. 1570 Capilla de la Resurrección, catedral de El Burgo de Osma |
Hacia 1563 debió ejercer de nuevo como comitente don Pedro Álvarez de
Acosta, obispo de El Burgo de Osma fallecido ese mismo año, en el encargo a
Juan de Juni de una escultura monumental de Cristo resucitado, cuyas
circunstancias aún permanecen sin documentar, desconociéndose si la escultura,
que fue atribuida a Juan de Juni por el historiador alemán Georg Weise, fue
tallada ese año o bien hacia 1570, como propone Juan José Martín González basándose
en razones estilísticas. La imagen fue colocada en la llamada capilla de la
Visitación, recinto levantado en 1468 en estilo gótico —con bóveda de crucería
simple— por el cantero Horencio y reformado en 1534 por Pedro de la Piedra, siendo
cerrado a principios del siglo XVI con una reja plateresca de Jerónimo de Mota.
En el arte español predominan las representaciones de Cristo referidas a
los pasajes dolorosos de la Pasión, siendo más escasas las que presentan a
Cristo resucitado, a pesar de que, según San Agustín, es el dogma principal del
cristianismo, el que justifica y sostiene toda la doctrina. Por este motivo, esta
majestuosa talla tiene un doble interés, tanto por ser una notable excepción
iconográfica en la escultura renacentista española, como por su singularidad
dentro de la producción de Juan de Juni, que en ella condensa los rasgos
esenciales de su estilo.
En lugar del tradicional sudario blanco, el cuerpo se recubre con un voluminoso
manto rojo —propio de la realeza—, que apenas amortigua el desnudo. Este se sujeta
sobre el hombro derecho y se desliza por la espalda, pasando por encima del
antebrazo izquierdo hasta envolver la mano dejando caer un cabo en forma de
pico, recurso frecuente en el estilo de Juan de Juni. En su caída por el lado
derecho, parte del manto forma al frente una inverosímil maraña de pliegues que
adquiere la función del paño de pureza, elemento resuelto, como en todo el
manto, formando grandes masas con formas blandas, suaves y redondeadas. Es
destacable como la disposición del manto, prologándose hasta la peana, evoca la
estatuaria clásica griega, pues el maestro borgoñón lo usa como recurso para
sujetar la figura, ya que sin él se apoyaría de forma inestable sobre un solo
pie.
El trabajo anatómico presenta un cuerpo atlético y musculoso de aspecto hercúleo, ajustándose a los modelos de los héroes clásicos, una modalidad que Juan de Juni ya había utilizado en el Cristo muerto del grupo del Santo Entierro que realizó entre 1541 y 1544, a petición del franciscano fray Antonio de Guevara, para ser colocado en su capilla funeraria del claustro del convento de San Francisco de Valladolid (una de las joyas del Museo Nacional de Escultura).
Como es habitual en Juan de Juni, el modelado de la anatomía es mórbido,
recordando el modelado suave de sus obras realizadas en barro, en este caso con
la solemnidad de un dios helénico. Destaca el valor expresivo de la cabeza,
levantada y ligeramente inclinada, con gruesos mechones rizados que forman una
larga melena. La expresión de su rostro, con la mirada dirigida hacia lo alto y
la boca entreabierta, le confiere un anacrónico dramatismo —tal vez reflejo del
doloroso trance precedente— que parece encontrar su inspiración en los recursos
expresivos del grupo de Laocoonte, que tanta influencia ejerció sobre
los escultores renacentistas.
Cristo resucitado lleva aplicada una policromía con la
encarnación a pulimento, lo que acrecienta el esplendor corporal. El manto está
dorado y recubierto de una capa transparente de color rojo bermellón que, a
modo de esmalte, origina vivos destellos. En algunas partes se hace aflorar el
oro mediante esgrafiados con formas vegetales en orlas y motivos, que se combinan
con detalles aplicados a punta de pincel en tonos azules. El dorso de la escultura
carece de policromía, lo que indica que fue concebida para permanecer fija dentro
de un retablo y no con fines procesionales.
La escultura se encuadra en la etapa final o tercera época de Juan de
Juni, cuando sus personajes van abandonando la tensión dramática para
orientarse hacia un manierismo en el que predomina el sentido decorativo.
Una copia del Cristo resucitado de Juan de Juni protagoniza la procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección de la Semana Santa de El Burgo de Osma.
Catedral de El Burgo de Osma (Soria) |
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
JUAN DE JUNI. San Juan Bautista, 1551 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
JUAN DE JUNI. Ecce Homo, h. 1545 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
JUAN DE JUNI. Santo Entierro, 1571, Catedral de Segovia |
José Trilles y Badenes. Copia en yeso del Laocoonte, 1887 Museo Nacional de Escultura - Reproducciones artísticas |
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