27 de marzo de 2015

Theatrum: ÁNGELES Y DEMONIOS, repertorio iconográfico en Valladolid (VIII)





11  ARCÁNGEL SAN MIGUEL
Anónimo, hacia 1675.
Iglesia de Santiago, Valladolid.





En un rincón de la capilla de San Jerónimo de la iglesia de Santiago, a la derecha del retablo, aparece colocada sobre una peana una imagen de madera policromada del arcángel San Miguel que acompaña a otra del Santo Ángel de la Guarda, colocada en el rincón opuesto y que es obra de Juan de Ávila. Es de tamaño natural y tanto su factura como iconografía es bastante convencional. Sabemos que fue elaborado en el último tercio del siglo XVII, pero desconocemos quien fue su autor, que habría que rastrear entre los talleres activos en Valladolid por aquellos años. Sin embargo, sí que conocemos la función para la que fue concebido, teniendo un especial protagonismo en la ciudad durante muchos años por diferentes motivos, lo que le convirtió en un icono popular de características similares, por poner un ejemplo, a las de la actual alegoría de la Fama en la fuente del Campo Grande dedicada al alcalde Miguel Íscar.

La imagen se ajusta con fidelidad a los modelos vallisoletanos para esta iconografía angélica, vestido con un atuendo de tipo militar "a la romana", con loriga o "coracina" ajustada al pecho y superpuesta a una túnica de gran vuelo que llega algo más bajo de las rodillas, en este caso descalzo, con un manto que apoyado sobre el hombro izquierdo se desliza por la espalda y tocado con un llamativo gorro adornado con penachos. Ofrece un ademán combativo, con el brazo derecho levantado y cruzado al frente, a la altura del pecho, empuñando una espada, mientras que el izquierdo, relajado hacia abajo, sujeta un escudo que ha desaparecido. A diferencia de otros modelos vallisoletanos, no aparece la figura del maligno vencido a sus pies, sin duda debido a su cometido en el lugar al que estaba destinado.

Esta escultura barroca del jefe de los ejércitos celestiales, hoy relegada al más estricto anonimato en tan oscuro rincón, fue en su día la imagen más conocida del patrón de Valladolid, teniendo en cuenta que San Miguel ostentó ese título hasta el 13 de noviembre de 1746, fecha en que el Ayuntamiento acordó su sustitución por San Pedro Regalado, después de que el santo vallisoletano fuera canonizado por el papa Benedicto XIV el 29 de junio de aquel mismo año.

Sin embargo, lejos de tener especial interés por sus valores artísticos, la importancia de esta imagen radica en haber formado parte de una emblemática construcción del Valladolid desaparecido, pues durante más de ciento cincuenta años presidió, en el interior de una hornacina, el remate del monumental Arco de Santiago, erigido sobre la antigua Puerta del Campo, entrada a la ciudad histórica desde el sur que estaba precedida por un puente sobre el ramal sureño del Esgueva y situada en la actual confluencia de la calle de Santiago con la Plaza de Zorrilla. En este sentido, la imagen de San Miguel, patrón de Valladolid y protector contra toda clase de epidemias, presidió desde su alta posición buena parte de la actividad de la ciudad, del mismo modo que lo hace en Roma la monumental figura broncínea del arcángel en la cúspide del Castel Sant'Angelo.

Cuando la Puerta del Campo se convirtió en la entrada de los monarcas que llegaban desde Madrid, dando acceso al remozado centro urbano después del incendio de 1561 y como inicio del trayecto que conducía al centro palaciego levantado durante el quinquenio en que estuvo asentada la Corte, por sus valores representativos el Consistorio decidió reconvertirla en una puerta monumental. La obra fue realizada en 1626 por el arquitecto Francisco de Praves, que sintetizó el clasicismo de Andrea Palladio, del que el año anterior había publicado una traducción de los "Cuatro Libros de Arquitectura", con la tradición herreriana, levantando un elegante arco triunfal con depurados motivos ornamentales y rematado por un templete en el que se abría una hornacina rectangular, coronada por el escudo real en relieve, en cuyo interior fue colocada la imagen de San Miguel en la fachada orientada al sur y una de la Virgen en la orientada al norte.

El desaparecido Arco de Santiago con la figura de
San Miguel en la hornacina central (foto Francisco Sancho)
Desconocemos en qué momento fue encargada la imagen y colocada en el Arco de Santiago, aunque bien pudo ocurrir cuando este fue engalanado, como todo el centro de Valladolid, para recibir al rey Carlos II y su esposa Luisa de Orleans con motivo de la inauguración del templo de San Albano en octubre de 1679, momento en que se tiene constancia de que en el arco fueron colocados unos retratos de los monarcas, que finalmente no hicieron acto de presencia. Sea como sea, allí permaneció San Miguel hasta el 5 de noviembre de 1863, cuando, por decisión del Ayuntamiento un año antes, el monumental arco fue demolido para facilitar el incipiente tráfico y la imagen entregada a la iglesia de Santiago. Su exposición a la intemperie durante tanto tiempo motivó el que se hicieran repintes posteriores que en cierta manera impiden contemplar el aspecto original del que fuera un importante icono urbano en la ciudad barroca, que es el verdadero interés de esta escultura arcangélica.
    

 (Continuará)

Informe y fotografías: J. M. Travieso.



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