BEATO DE
VALCAVADO
Oveco, monje
970
Pergamino
con miniaturas y textos en letra visigótica
Biblioteca
del Colegio de Santa Cruz, Universidad de Valladolid
Procedente
del monasterio de Valcavado (Palencia)
Arte
mozárabe
Biblioteca del Colegio de Santa Cruz, Valladolid |
El conocido como Beato
de Valcavado o Códice de Valladolid es una de las copias más hermosas de las 30 que se conservan
en el mundo, no todas iluminadas, con los famosos Comentarios al libro sagrado
del Apocalipsis de San Juan —recopilación de la antigua literatura patrística—
realizados por el teólogo y exégeta Beato de Liébana, cuyo nombre sirve para
designar de forma genérica a todas las copias que de su obra se hicieron
posteriormente, desde el siglo IX al XIII.
Tan peculiar edición, que recaló en Valladolid a
principios del siglo XVII, ha conocido a lo largo de su dilatada existencia un
buen número de peripecias que nos sirven de punto de partida para acercarnos a
conocer su historia, la de su artífice y el contexto en que vio la luz en el
oscuro escritorio de un monasterio palentino en pleno siglo X.
Beato de Valcabado, edición facsímil |
Hemos de retrotraernos al siglo VIII, cuando tras
haber sido invadido el sur de la península por los musulmanes, nobles, clérigos
y parte de la población huyen hacia el norte buscando la protección en las zonas
más abruptas —Picos de Europa— de León y Asturias. Es entonces cuando en el
entorno de Liébana comenzaron a surgir monasterios que acogían importantes
bibliotecas, entre ellos el de San Martín de Turieno, que después pasaría a
denominarse Santo Toribio de Liébana. Allí aparece para la historia el monje
Beato, que tras llegar al monasterio con una comunidad visigoda, en tiempos de
Alfonso I, ocuparía los cargos de presbítero y abad, aunque hoy ante todo se le
recuerda por ser autor de dos obras literarias paradigmáticas: O Dei verbum, de 785, que incluye un
himno al apóstol Santiago cuya difusión antecedió al descubrimiento del
sepulcro compostelano en el año 814, y los Comentarios
al Apocalipsis de San Juan, cuyo códice original, elaborado el año 776 y no
conservado, estaba concebido para combatir la herejía adopcionista1.
La Cruz de Oviedo y el Ejército del Señor |
En su códice, Beato copia partes del Apocalipsis de San Juan y las
explicaciones a las mismas dadas por los Padres de la Iglesia, dividiendo la
obra en doce libros y con una organización en capítulos que incluyen el texto
original —storia—, su explicación —explanatio— y las interpretaciones de
otros autores —interpretatio—,
estando datada la primera edición, como ya se ha dicho, en el año 776. Sobre
esta, según algunas versiones, realizó modificaciones en el 784 y 786. Beato de
Liébana, cuyas miniaturas mozárabes son precursoras del arte románico, debió
morir en los inicios del siglo IX, siendo su obra repetidamente copiada en los
siglos siguientes en ejemplares que en su mayoría están firmados y fechados, veintitrés
de ellos con bellas iluminaciones iconográficas2.
Dichas ilustraciones constituyen una muestra genuina
de la pintura mozárabe hispana, interviniendo en las diferentes copias del
original de Beato iluminadores de la calidad de Magio, Florencio, Emeterio o
Senior, que siempre respetaron la estructura de las imágenes anteriores,
caracterizadas por mantener las pautas de los textos paleocristianos
e incluir las tendencias provenientes del ámbito bizantino (aves afrontadas y
filas de personajes), del carolingio (trenzados geométricos y cortinajes) y de
las miniaturas irlandesas (orlas y grandes letras capitales), así como las
propias aportaciones mozárabes (pliegues, tocados y arquitecturas inspiradas en
Al Ándalus), mezclándose este conjunto de influencias en los beatos realizados en el siglo X.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis |
Las escenas se centran en la expresividad y el
dramatismo a través de un dibujo plano, hierático y sin sombreados sobre fondos
de color intenso. Las figuras aparecen con los contornos del dibujo marcados, colocadas
escalonadamente por la superficie, envueltas en esquemáticas vestiduras en las
que simples líneas sugieren los pliegues y resaltando los ojos y las manos para
establecer la tensión narrativa. Los fondos, que aluden a espacios, celajes o
paisajes idílicos, aparecen representados en forma de franjas de diferentes
colores, siempre muy vivos y planos, incorporando en ocasiones montañas
sugeridas con lóbulos superpuestos, ríos en forma de franjas ondulantes o
vegetales muy esquemáticos. En la aplicación del color sobre el pergamino siempre
se utilizan pigmentos naturales obtenidos de carbón vegetal, de agalla de
encina o de minerales sin mezclar, entre ellos el lapislázuli.
EL CÓDICE DE VALLADOLID
Para conocer la génesis de esta copia de la obra de
Beato que se hiciera casi doscientos años después, hemos de trasladarnos a la
fértil y hermosa vega del río Carrión, en tierras palentinas próximas a
Saldaña, donde en el siglo X se hallaba enclavado el apartado monasterio de
Nuestra Señora de Valcavado, en un territorio en el que hasta el siglo XIII se fueron
asentando diversos monasterios, entre ellos el de Husillos (fundado en 922), el
de San Juan de Saldaña, el de San Salvador de Nogal (ya existente en 1030), el
de Santa María de Vega (fundado en 1215) o el de San Zoilo de Carrión de los
Condes, por lo que se podría definir la vega del Carrión como una "Tebaida
Palentina".
El Cordero sobre el monte Sión |
De todos ellos, el de Valcavado fue uno de los más
antiguos y uno de los que alcanzaron mayor celebridad por un doble motivo: por
ser durante varios años, por razones estratégicas, el lugar de residencia de
los obispos palentinos, tras ser arrasada la ciudad de Palencia durante la
invasión musulmana y estar sin sede episcopal durante más de trescientos años,
y por la elaboración entre sus muros del Beato
de Valcavado, códice que copiaba los célebres Comentarios al Apocalipsis de San Juan del monje Beato de Liébana,
al que la leyenda sitúa residiendo por un tiempo en el monasterio palentino.
Según informa el Cronicón Hispalense, el monasterio
de Nuestra Señora de Valcavado fue fundado en el año 641, bajo la regla de San
Benito, por el rey godo Chindasvinto, que también realizó otras fundaciones en
Tierra de Campos. Trescientos años más tarde, durante el reinado de Ramiro III
y cuando estaba al frente del monasterio el abad Sempronio, este encargó al
monje Oveco una copia del Beato de
Liébana, obra que, según figura en el propio manuscrito, fue comenzada el 8
de junio y terminada el 8 de septiembre del año 970, un periodo
sorprendentemente corto para la calidad que presenta el trabajo, en el que
también se hace constar —Sempronivs Abba
Librvm— el nombre del abad que hizo el encargo.
El códice está compuesto por 230 folios escritos e
iluminados, a los que habría que sumar otros 14 desaparecidos, cinco de los
cuales posiblemente sean los que presentando genealogías se conservan en la
Biblioteca Nacional de Madrid. Los textos están escritos en caligrafía redonda
visigótica de tipo menudo y presenta abundantes notas en los márgenes, algunas
escritas por el propio Oveco y otras añadidas posteriormente en el siglo XII.
El festín del rey Baltasar |
Entre sus mayores atractivos se encuentra la serie
de letras capitales, de gran belleza, así como las 87 escenas ilustradas con
miniaturas tremendamente expresivas y de excelente calidad, algunas ocupando
dos folios consecutivos, con un colorido y un tratamiento del pergamino
similar al que presenta el Beato de San Miguel de Escalada, realizado el año 952. En las escenas, pobladas por numerosas figuras humanas y
animales, las composiciones simbólicas se articulan sobre bandas irregulares
que siguen la tradición de la escuela leonesa creada por Magio, en su mayoría
rojas, azules y amarillas, presentando las consabidas influencias islámicas en
el diseño de las vestimentas, en las actitudes de los personajes y en los
elementos arquitectónicos incorporados.
Las miniaturas denotan una gran soltura en su
ejecución en los 92 días en que fueron elaboradas, con los contornos marcados,
una gran capacidad de composición de los diferentes temas y un rico colorido de
tonos muy vivos, de los cuales los últimos análisis han permitido conocer el
uso de azurita, malaquita y cinabrio para la elaboración de pigmentos que
después eran aglutinados mediante huevo, miel o cola, con los fondos a menudo
barnizados con cera.
Por todas estas características, el Beato de Valcavado está considerado como
uno de los códices más interesantes de la cultura y el arte mozárabe, colocando
al monje Oveco, su autor, en el grupo de los más destacados pintores
miniaturistas de su época, como lo fueran en otros monasterios los ya citados Magio,
Florencio, Emeterio y Senior, capaz de respetar el espíritu infundido a su obra
por el Beato de Liébana hacia el año 776 en el monasterio cántabro de Santo
Toribio, aunque con un gran talento para componer las escenas imprimiendo su
sello personal en las sucesivas visiones apocalípticas y en los recursos
decorativos propios del siglo X.
La trompeta |
Entre la clasificación de los Beatos conservados, en
base a su tipo de texto, se han establecido tres grupos o familias que
responden a la nomenclatura I, IIa y IIb. Aunque todos ellos respetan la
estructura del original, los más valiosos son los caligrafiados y miniados
entre los siglos IX y XI, escritos con letra visigótica, mientras que los
ejemplares tardíos, de los siglos XII y XIII, lo hacen con letra carolina e
incluso gótica.
El Beato de
Valcavado de la Biblioteca de Santa Cruz se encuadra en el grupo IIa, al
que también pertenecen el Beato de San
Miguel de Escalada realizado en 952 (Librería Morgan, Nueva York), el Beato de la Seo de Urgel del año 975
(catedral de Seo de Urgel), el Beato de
Fernando I y Sancha elaborado por Facundo en 1047 (Biblioteca Nacional,
Madrid), el Beato de Berlín de
principios del siglo XII (Biblioteca Nacional de Berlín), el Beato de Silos
copiado en 1109 por los monjes Domingo y Muño (British Library, Londres) y el Beato de Navarra de finales del XII
(Biblioteca Nacional de París).
PERIPECIAS DEL BEATO DE VALCAVADO
El Beato de
Valcavado permaneció en el monasterio de origen hasta el siglo XII, cuando
al parecer fue depositado en la iglesia de la población de Valcavado, donde en
1572 fue localizado por el humanista e historiador cordobés Ambrosio de Morales
cuando, a petición de Felipe II, emprendió un recorrido buscando libros por
iglesias de León, Asturias y Galicia para fundar la Biblioteca de El Escorial.
Sin embargo, ese mismo año Teófilo Guerra, arcediano de Valderas y Provisor del
obispo de León, lo llevó a la ciudad leonesa para copiarlo, aunque esto no está
muy claro. Poco después un secretario de Felipe II lo trasladó a Madrid y a
continuación pasó por Toledo con la intención de hacer una edición impresa que
no se llevó a cabo.
Colegio de Santa Cruz, Valladolid |
En relación con aquel proyecto, a principios del
siglo XVII el códice pasó a manos del padre Antonio Padilla, de la Compañía de Jesús,
amante de los libros que pretendía realizar una colección de antiguos
manuscritos, siendo quien lo trasladara a la biblioteca del Colegio de San
Ambrosio que los jesuitas tenían en Valladolid, donde permaneció hasta que en
1767, a consecuencia de la expulsión de
los jesuitas por Carlos III, los fondos bibliográficos de dicho colegio pasaron íntegramente a la
Universidad de Valladolid, cuya biblioteca ocupa el salón noble del antiguo Colegio de
Santa Cruz, lugar donde fue encuadernado en piel roja y donde el Beato de Valcavado se custodia en nuestros días bajo la consideración de ser su principal joya bibliográfica.
Informe: J. M. Travieso.
Fotos obtenidas de las redes sociales.
1 La herejía adopcionista, que mantenía la idea de que Jesús no era
hijo natural de Dios, sino hijo adoptivo, equiparándole al profeta Mahoma, fue
defendida en el siglo VIII por el obispo Elipando de Toledo y el obispo Féliz
de Urgel. Beato intenta en sus
comentarios demostrar la naturaleza divina de Cristo.
2 RODRÍGUEZ MARÍN, Pilar: El
Beato de Valcavado de la Universidad de Valladolid. En "Conocer
Valladolid, V Curso de patrimonio cultural 2011/12", Real Academia de
Bellas Artes de la Purísima Concepción-Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid,
2012, pp. 137-157.
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Muchas gracias por el artículo, es una suerte poder conservar este manuscrito tan antiguo.
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Eliminarbien amor y tu?
Eliminarbien mi amor hermoso
Eliminarahh q bueno esposo mio
ResponderEliminaramor nos llamamos casi iguall
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ResponderEliminargeis de mrd
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ResponderEliminarJAJAJAJA
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EliminarRespeten
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