18 de junio de 2020

Visita virtual: CRISTO DEL PERDÓN, una imagen alegórica del Varón de Dolores














CRISTO DEL PERDÓN
Pedro Roldán (Sevilla, 1624 - 1699)
1679
Madera policromada
Iglesia de Santa María La Coronada, Medina Sidonia (Cádiz)
Escultura barroca. Escuela andaluza
















En un retablo de la iglesia de Santa María La Coronada, en la población gaditana de Medina Sidonia, se encuentra al culto la imagen del Cristo del Perdón, una magnífica escultura barroca tallada en 1679 por Pedro Roldán en su taller de Sevilla, que corresponde a su etapa de plena madurez profesional. A sus valores técnicos y artísticos la escultura une la peculiaridad de una atípica iconografía de significado místico.
Aunque su advocación es la de Cristo del Perdón, en realidad la escultura responde a la representación iconográfica de Cristo Varón de Dolores, esto es, una alegoría de la Redención universal presentada al espectador a través del drama humano que supuso el sacrificio de Cristo, cuya sangre, que brota de las llagas y recorre todo el cuerpo, limpia los errores humanos, convirtiéndole en la única vía para alcanzar la salvación.
Esta idea, expresada plásticamente, está basada en una visión del profeta Isaías, quien declara contemplar al Mesías “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. De modo que este Cristo del Perdón no representa un pasaje concreto del proceso de la Pasión, sino una imagen metafórica de su humanización y sacrificio basada en las Sagradas Escrituras.

Izda: Alberto Durero. Varón de Dolores, h. 1500, The Cleveland Museum
Dcha: Libro de Oración de Alberto de Branderburgo, facsímil Moleiro
Las representaciones de Cristo como Varón de Dolores se desarrollaron a partir de la segunda mitad del siglo XV, alcanzando mayor auge tras la difusión de los grabados de Alberto Durero, autor hacia 1500 de un Cristo Varón de Dolores (The Cleveland Museum of Art, Cleveland, Ohio) en que aparece vivo y de pie junto a la cruz, con los brazos levantados para mostrar las llagas de las manos, dejando bien visibles las del costado y los pies, y acompañado de toda una serie de atributos pasionales, como la corona de espinas, los flagelos, la lanza con la esponja, la túnica y el juego de dados con que fue sorteada, incluyendo una calavera como identificación del Gólgota.
La imagen de Durero viene a simplificar la estampa de Varón de Dolores con las Arma Christi, obra realizada hacia 1440 por el grabador alemán Maestro de los Naipes (Kunsthalle, Hamburgo). Estas imágenes tuvieron una enorme repercusión en toda Europa durante el Renacimiento, siendo buena muestra de ello la inclusión del modelo de Durero en el Libro de Oración del cardenal Alberto de Brandeburgo, cuyas miniaturas fueron realizadas en 1534 (Biblioteca Estense Universitaria, Módena).

Este tipo de estampas, que formaron parte del patrimonio de pintores y escultores, fueron frecuentemente tomadas como referente por los artistas del barroco español, que en territorio hispano consiguieron dotar al tema del Varón de Dolores de particularidades propias al presentar a Cristo arrodillado y en actitud suplicante.

El creador de la iconografía del Cristo del Perdón, como variante del Varón de Dolores, fue Manuel Pereira, escultor oriundo de Oporto y afincado en Madrid, que hacia 1648 realizó una imagen para el convento dominico de la Virgen del Rosario de Madrid, obra desgraciadamente destruida en 1936.

El tema fue retomado por el vallisoletano Bernardo de Rincón, autor en 1656 del Cristo del Perdón —concebido como Paso de la Humildad de Cristo Nuestro Señor— para la Cofradía de la Pasión de Valladolid, actualmente en la iglesia vallisoletana de San Quirce y Santa Julita, que presenta la figura de Jesús aislada, arrodillada, con actitud suplicante y los brazos levantados en el momento previo a la crucifixión. Del éxito de esta obra nos informa el que fuera elegida para presidir los Autos de Fe inquisitoriales que se celebraron en la ciudad, así como las versiones que de ella se hicieron, entre ellas la de Felipe Espinabete (Museo de San Antolín de Tordesillas) o la de Francisco Díez de Tudanca (Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid).
Otro ejemplar castellano más modesto, de autor anónimo y siguiendo el modelo de Manuel Pereira, es el que se conserva en la iglesia de Santa Águeda de Sotillo de la Ribera (Burgos).

En el último tercio del siglo XVII, en Andalucía fue Pedro Roldán quien tomó como inspiración al Varón de Dolores para realizar hacia 1673 el Cristo de la Caridad, obra encargada por don Miguel de Mañara para presidir un retablo de la iglesia del hispalense Hospital de la Caridad, donde aparece la patética figura de Cristo maniatado y arrodillado sobre una roca, entregado voluntariamente a su muerte.

Le siguió el Cristo del Perdón tallado en 1679 para la iglesia de Santa María La Coronada de Medina Sidonia (Cádiz), que fue titular de una cofradía penitencial fundada en 1667. La imagen se acompaña de una serie de elementos simbólicos, aunque en este sentido, hay que destacar que la imagen que hoy podemos contemplar aparece modificada e incompleta, a falta de una serie de elementos de "atrezo" que son descritos a finales del siglo XVIII en la Historia de Medina Sidonia, escrita por el Vicario Francisco Martínez y Delgado y publicada por sus descendientes en 1875, donde se describe que tiene la rodilla izquierda sobre la cruz, que está en el suelo, y la derecha tendida [...]; los brazos entreabiertos con las palmas de las manos hacia arriba en ademán de presentar al Eterno Padre las llagas [...] pide amorosamente el perdón para los pecadores [...].

La escultura fue alterada notablemente en una intervención, realizada entre 1868 y 1869, que afectó a la disposición de la pierna izquierda, que fue reformada para hincar la rodilla sobre una esfera terrestre cubierta por un paño, siguiendo el modelo de Manuel Pereira. Según informa José María Collantes González, esta modificación coincidió con la construcción en la iglesia del camarín de Ntra. Sra. de la Paz, que obligó a trasladar al Cristo del Perdón al retablo de las Benditas Ánimas del Purgatorio, estructura barroca de 1763 colocada en la nave del templo.
  
De los primitivos componentes falta la cruz leñosa, a la escala de Cristo, que aparecía dispuesta en la base apoyada sobre un peñasco colocado al frente, lo que producía su posición inclinada hacia atrás, dando sentido a la posición de la pierna derecha de Cristo, que se apoyaría sobre el madero, según aparece en una fotografía publicada en la prensa en 1930. La falta de la cruz deja la pierna derecha de Cristo sin apoyo, flotando en el aire, únicamente con la izquierda apoyada sobre la esfera, disposición que proporciona al conjunto una sensación de inestabilidad que no se corresponde con los planteamientos compositivos de Pedro Roldán, que en origen planteó la imagen de Cristo arrodillada sobre la cruz de su martirio.

La escultura muestra el mejor arte del escultor sevillano, con una expresiva figura que asume las formas dinámicas y monumentales introducidas en Sevilla por el escultor flamenco José de Arce, sin abandonar algunos matices manieristas que Pedro Roldán aprendiera en Granada junto a Alonso de Mena. Al preciso estudio anatómico, suma el movimiento a través de una gestualidad de líneas abiertas típicamente barrocas, contrastando la suave morbidez corporal con los efectos de claroscuro producidos por los profundos y amplios plegados del paño de pureza, prevaleciendo la tendencia a un fuerte realismo desde unos planteamientos originales y muy personales.

La figura de Cristo, a pesar de su dramatismo contenido y mesurado, muestra al espectador las huellas descarnadas que condensan el proceso de la Pasión, como las llagas de los clavos en manos y pies, la herida del hombro izquierdo producida por el peso de la cruz y las rodillas laceradas en las caídas durante el camino al Calvario, los regueros de sangre producidos por la corona de espinas y, sobre todo, la sangrante herida del costado que produce manchas sanguinolentas en el paño de pureza, con la paradoja de que esta herida, que certificó la muerte de Cristo, aparezca sobre una figura plena de vida en alusión a la resurrección, transmutando la madera, a través de la talla y la policromía, en un ser viviente.

La simbólica figura de Cristo responde a un arquetipo personal creado por el escultor, con el tratamiento anatómico aplicado a un cuerpo enjuto y atlético en el que quedan insinuados los huesos bajo la piel y resaltados los músculos y venas, concentrando toda la fuerza emocional en la cabeza, ligeramente ladeada hacia la derecha y levantada hacia lo alto, con un rictus suplicante conseguido por unos ojos muy abiertos y una boca entreabierta que permite contemplar los dientes y la lengua. Como en otras de sus manifestaciones cristíferas, el escultor aplica una larga melena cuyos rizos producen abultamientos sobre las orejas, así como una barba bífida muy afilada. Se desconoce quién fue el artífice de su esmerada policromía, especialmente en el rostro, donde junto a finos regueros de sangre discurren lágrimas sobre las sonrosadas mejillas.
Foto Yolanda Pérez Cruz / Blog Don de Piedad

La escultura ha sido sometida a una restauración, finalizada en el año 2006, en la que se ha consolidado el ensamblaje interno de las piezas, que presentaban aberturas, y realizado la limpieza y la fijación de la policromía, eliminando repintes y añadidos.

El Cristo del Perdón de Medina Sidonia debe considerarse entre las obras más selectas del polifacético Pedro Roldán, que en su esculturas trabajó tanto la madera como el yeso y la piedra. Entre su abundante obra, fue autor de una considerable serie de figuras pasionales de Cristo, unas exentas y otras incorporadas a retablos, que presentan su inconfundible impronta.
Entre ellas destacan el Cristo de la Coronación de espinas de 1657, conservado en la iglesia del Divino Salvador de Carmona (Sevilla); el Cristo de la Caridad, realizado entre 1670 y 1673 para la iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad de Sevilla; el Cristo de las Misericordias, elaborado en 1671 para la iglesia de Santa Cruz de Sevilla;  el Jesús atado a la columna de la iglesia de Santiago de Lucena (Córdoba), tallado en 1675; el Cristo abrazando la Cruz, realizado en 1680 y conservado en la iglesia de Santa Cruz de Écija (Sevilla); el Cristo de la Expiración, que fue tallado en 1680 y recibe culto en la iglesia de Santiago de Écija (Sevilla); el Cristo atado a la columna, tallado en 1689 y conservado en la iglesia de San Juan Bautista de La Orotava (Tenerife); el Jesús del Silencio de la iglesia de San Juan de la Palma de Sevilla, realizado en 1696. A esta serie podemos sumar grandes conjuntos como el Descendimiento,  realizado en 1666 para la capilla de los Vizcaínos del extinto convento Casa Grande de San Francisco de Sevilla, hoy en el retablo mayor de la iglesia del Sagrario, y el admirable grupo del Santo Entierro, solicitado por Miguel de Mañara para presidir el retablo mayor de la iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad de Sevilla, cuyo Cristo mantiene las mismas características.

Foto Yolanda Pérez Cruz / Blog Don de Piedad
Por todas estas creaciones, junto a otras igualmente de tipo religioso, Pedro Roldán se erige en el escultor más destacado del panorama sevillano de la segunda mitad del siglo XVII, reconocido desde que Antonio Palomino escribiera su primera biografía. Su peculiar técnica, su estilo y la consolidación de determinados modelos iconográficos, ejercería una fuerte influencia sobre los escultores sevillanos del momento y sus seguidores hasta bien avanzado el siglo XVIII.               

Como colofón, recordaremos que la versión del Cristo del Perdón conoció un importante impulso en el siglo XVIII con la obra del ya mencionado Luis Salvador Carmona, escultor vallisoletano que desarrolló la iconografía creada por Manuel Pereira, en la que adquiere una función fundamental, de carácter simbólico, la inclusión como peana de la túnica de Cristo colocada sobre un globo terráqueo que queda oculto parcialmente y en el que aparecen pintados temas relacionados con el pecado original —Adán y Eva ante el árbol prohibido— o con castigos de la cólera divina como el incendio de Sodoma y Gomorra o el Diluvio Universal. La primera de sus versiones fue realizada en 1751 y se encuentra en la iglesia del Rosario de la Granja de San Ildefonso (Segovia). Le seguirían otras dos impresionantes versiones, una realizada en 1753 para el Hospital de Santa Ana  de Atienza (Guadalajara), que finalmente pasó a la iglesia de San Juan del Mercado de dicha villa, y otra elaborada en 1756 para el convento de MM. Franciscanas Capuchinas de Nava del Rey (Valladolid), pueblo natal del escultor.   

Aspecto del Cristo del Perdón en 1930
Recorte de prensa

Informe y fotografías: J. M. Travieso.





















Izda: Cristo de la Coronación de espinas, 1657, iglesia del Salvador, Carmona
Dcha: Cristo de la Caridad, 1674, Hospital de la Caridad, Sevilla


Otras imágenes pasionales de Pedro Roldán















Izda: Cristo atado a la columna, 1675, iglesia de Santiago, Lucena
Dcha: Cristo atado a la columna, 1689, iglesia de San Juan Bautista, La
Orotava (Tenerife)



















Izda: Cristo abrazando la Cruz, 1680, iglesia de Santa Cruz, Écija
Dcha: Cristo de las Misericordias, 1671, iglesia de Santa Cruz, Sevilla


















Cristo de la Expiración, 1680, iglesia de Santiago, Écija
















Grupo del Descendimiento, h. 1666, iglesia del Sagrario, Sevilla
















Grupo del Santo Entierro, 1670-1673, Hospital de la Caridad, Sevilla













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