SEPULCRO DE
FRAY LOPE DE BARRIENTOS
Egas Cueman
(Bruselas, 1ª mitad s. XV - Toledo, 1495)-Atribución
1447-1454
Alabastro
policromado
Museo de las
Ferias, Medina del Campo (Valladolid)
Depósito de
la Fundación Simón Ruiz
Escultura
gótica. Estilo flamenco-isabelino
Del sepulcro de Fray Lope de Barrientos sólo quedan
unos restos, pero muy significativos por innovadores, pues la figura del que
fuera obispo de Cuenca es la más antigua escultura en actitud orante del arte
funerario español. Por su excepcional calidad, se atribuye al escultor
hispano-flamenco Egas Cueman, cuya producción se encuentra entre lo mejor de
cuanto realizaran los escultores contemporáneos de Rogier Van der Weyden.
EL PERSONAJE
Don Lope de Barrientos, que nació en Medina del
Campo hacia 1382, era hijo de Pedro Gutiérrez Barrientos, caballero de Fernando
de Antequera. Siendo muy joven ingresó en el convento de San Andrés, de frailes
dominicos, de su villa natal, trasladándose después a Salamanca para estudiar
teología. En el convento salmantino de San Esteban se ordenó sacerdote,
ocupando entre 1416 y 1433 la Cátedra de Teología y Cánones. En 1438 fue
nombrado obispo de Segovia, en 1442 obispo de Ávila y en 1445 obispo de Cuenca,
donde costeó el hospital de San Sebastián y permaneció hasta su muerte, a pesar
de haber sido elegido como arzobispo de Santiago de Compostela.
Su actividad pastoral la compaginó con la literaria,
destacando entre sus obras la Refundición
de la Crónica del Halconero. A pesar de que también abordó temas de sueños
y magia, participó personalmente en la quema de libros del Marqués de Villena.
Tras ser elegido en 1426 confesor del rey Juan II y preceptor del príncipe
Enrique, desempeñó un importante papel político, llegando a obtener, tras la
muerte de don Álvaro de Luna, la dignidad de Consejero y Canciller Mayor del
Reino. Cuando Juan II redacta su testamento en 1454, le encomienda, junto a
Gonzalo de Illescas, prior del monasterio de Guadalupe, la educación de la
infanta Isabel, por entonces una niña de tres años, y de su hermano Alfonso.
Gozando de la confianza de Enrique IV, obtuvo de
éste el privilegio de constituir el séptimo de los linajes de Medina del Campo,
con derecho a un Regidor en el Ayuntamiento. En su villa natal fundó el
hospital de Nuestra Señora de la Piedad y San Antonio Abad, actualmente
desaparecido, tras conseguir el 18 de abril de 1447 la licencia papal que le
autorizaba a fundar “un solemne y suntuoso hospital para los pobres, con un
oratorio y un cementerio y otras cosas necesarias”. Tras redactar su testamento
en 1454, en el que expresaba su deseo de ser enterrado en medio de la capilla
mayor del hospital de la Piedad por él fundado, moría en Toledo en mayo de 1469.
EL SEPULCRO
La escultura funeraria, realizada en alabastro,
representa la solemne figura de Lope de Barrientos revestido de obispo,
arrodillado sobre una almohada decorada con borlones y con las manos juntas al
frente en actitud orante. Sobre su cabeza se coloca la mitra, que está labrada
independientemente y con gran detalle de motivos en relieve que sugieren
bordados. Bajo ella asoma el solideo, que cubre parte de las orejas. La
indumentaria litúrgica incluye un alba, una estola, una dalmática de la que
sólo asoman las mangas y una rica casulla en la que se imita en relieve un
tejido de brocado y rematada al cuello con un suntuoso galón que finge
bordados y un ribeteado de perlas. Este se sujeta en la parte delantera con un
medallón de gran tamaño en el que se representan las armas del obispo —tres
cruces de Alcántara sobre fondo de oro—, con dos ángeles tenantes inscritos en
círculos que fingen piedras preciosas y perlas. El mismo emblema se repite en
la parte posterior del galón.
La casulla se enriquece con una ancha cenefa que
imita un bordado en relieve en el que aparecen representados ángeles nimbados con
instrumentos de la Pasión o Arma Christi.
En la parte delantera el que se coloca arriba porta los flagelos y el de abajo
sujeta los clavos y la lanza, mientras otro situado en la espalda sostiene la
escalera y el martillo.
Sobre el brazo izquierdo aparece el manípulo
litúrgico y colgando del dedo meñique de la mano derecha una escarcela o bolso
de tela, con remate de pasamanería, elemento que puede aludir a su condición de
limosnero. Las manos se cubren con guantes episcopales sobre los que aparecen,
a modo de bordados, los anagramas de Cristo, en la mano derecha en griego —XPS— y en la izquierda en latín —JHS—. Sobre los guantes luce diversos
anillos, un gran anillo episcopal y otro más pequeño en la mano derecha y cinco
anillos repartidos por los dedos de la mano izquierda.
Un trabajo igualmente notable presenta el rostro,
exquisitamente pulimentado y trabajado como un minucioso retrato. Los rasgos
muestran una persona de edad avanzada, con la piel de los párpados flácida y
formando arrugas, la boca firme y con las comisuras marcadas y la barbilla
afilada, mezclando en su gesto sereno gravedad y concentración. Dado que en la
redacción del testamento de Lope de Barrientos de 1454 manifiesta que desea
ser enterrado bajo el bulto de alabastro, induce a pensar que por esa fecha la
escultura ya podría estar realizada, a falta de la cabeza que aparece insertada
sobre el cuello de la escultura, que por el realismo del rostro pudiera haber
sido tomado de una mascarilla mortuoria realizada en 1495, año en que murió en
Toledo.
Acompaña a la figura del obispo un perro que luce un
ancho collar ornamentado con follaje en relieve y labrado independientemente.
El animal se postra a sus pies y sugiere un gesto de pesadumbre por la muerte
de su amo, siguiendo el simbolismo tradicional de fidelidad en la escultura
funeraria, que en este caso aporta al conjunto un alto contenido emocional.
La escultura, que pudo labrarse en alabastro de
Cogolludo (Guadalajara), utilizado habitualmente por los escultores del foco
toledano, conserva restos de su policromía original, prevaleciendo los tonos
azul verdosos de la casulla junto a motivos dorados distribuidos por toda la
figura.
Nada se sabe de la configuración original
(basamento, cama sepulcral, etc.) del monumento funerario ni del aspecto del
mismo en el centro de la iglesia del Hospital de la Piedad de Medina del Campo,
donde permaneció hasta 1860, cuando las esculturas fueron colocadas en una
hornacina en el lado del evangelio del presbiterio. Al suprimirse el hospital
en 1864, el sepulcro fue trasladado a la iglesia del Hospital de Simón Ruiz,
siendo colocado en un arcosolio del lado de la epístola de la capilla mayor. En
1902 la escultura fue comprada por un anticuario que la revendió a otro, siendo
finalmente adquirida por la casa David Settiner de París, pero, debido a las
repetidas denuncias de la prensa, el Estado rescató la escultura y la devolvió
al lugar de origen. En tiempos recientes ingresó en el Museo de las Ferias de
Medina del Campo como depósito de la Fundación Simón Ruiz.
EL AUTOR
Como ya se ha dicho, la escultura de Lope de
Barrientos es la imagen funeraria en posición orante más antigua de las que han
llegado a nuestros días en España. Por el trabajo preciosista del alabastro
algunos autores la atribuyeron a Gil de Siloé, teoría descartada por motivos
cronológicos respecto a los trabajos realizados por este escultor. Más acertado
es encontrar el origen de la autoría en el foco toledano, donde los escultores
activos extendían su influencia hasta territorios próximos, como Cuenca, sede
del obispo en sus últimos años.
En el testamento de Lope de Barrientos se cita a un
maestro que podría tratarse de Hanequín de Bruselas, un arquitecto que también
contrataba esculturas que delegaba en artistas de su entorno y al que Lope de
Barrientos podía haber conocido en Cuenca con motivo de la obra de la sillería
realizada por su hermano Egas Cueman.
Egas Cueman, perteneciente a una familia de
arquitectos y escultores flamencos que llegó a Toledo a mediados del siglo XV,
fue el autor en 1458 del sepulcro de fray
Gonzalo de Illescas, consejero y confesor de Juan II desde 1453,
testamentario del mismo monarca en 1454 junto a Lope de Barrientos, obispo de
Córdoba y sexto prior del monasterio jerónimo de Santa María de Guadalupe, en
cuyo Claustro de los Milagros fue colocado el sepulcro (dañado con el tiempo
durante las Guerras Carlistas). En él la figura del obispo aparece en posición
yacente, destacando la finura con que está labrada, especialmente el trabajo de
las vestiduras, que simulan brocados que se podrían relacionar con la figura
medinense de fray Lope de Barrientos.
Para el mismo monasterio de Santa María de
Guadalupe, Egas Cueman contrataba en 1467 el sepulcro de Alfonso de Velasco y su esposa Isabel de Cuadros,
destinado a la capilla de Santa Ana de dicho monasterio. Esta obra, de la que
se conservan los dibujos del proyecto original, fue encargada por tan ilustre
personaje, señor de Gandul y Marchenilla, caballero veinticuatro de Sevilla y
Presidente del Consejo de Enrique IV.
En ella Egas Cueman de nuevo utiliza
figuras orantes, es este caso bajo un arcosolio adosado al muro, en lugar de
las tradicionales figuras yacentes, siguiendo la tipología utilizada para el
sepulcro de Lope de Barrientos de Medina del Campo.
Teniendo en cuenta que las obras citadas están
documentadas, se puede atribuir a Egas Cueman, sin margen de error, el sepulcro
de fray Lope de Barrientos de Medina del Campo, pues todos ellos comparten los
estilemas del escultor: afán naturalista, formas angulosas suaves en los
plegados de las vestiduras, sentido pictórico y un trabajo minucioso y
descriptivo en esculturas de alta calidad técnica.
Citamos a continuación otras obras destacadas de
Egas Cueman. En primer lugar la sillería del coro de la catedral de Cuenca (hoy
conservada en la colegiata de Belmonte), que realizada entre 1454 y 1457 está
compuesta por sillería alta y baja y supone el primer ejemplo de una larga
serie de sillerías de coro hispano-flamencas realizadas en España. Aunque en la
documentación aparecen citados los dos hermanos, Hanequín y Egas Cueman, se
considera que la talla de personajes del Antiguo Testamento, santos y escenas
bíblicas, ejecutadas al estilo flamenco, fue realizada en exclusiva por Egas.
Por esos mismos años colabora con su hermano
Hanequín en la Puerta de los Leones de la catedral de Toledo, estando
documentada la elaboración de tres apóstoles y cuatro historias de ángeles. A
ese mismo tiempo corresponden distintos
sepulcros que se le atribuyen para la catedral y monasterios de Toledo, lo que
implica que debió contar con un amplio taller.
Tras los trabajos realizados para el monasterio de Guadalupe,
Egas Cueman establecía una estrecha relación con el arquitecto Juan Guas, con
quien participa entre 1479 y 1485 como maestro mayor de escultura en el
monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, levantado por los Reyes
Católicos para celebrar la victoria de la batalla de Toro.
De nuevo con Juan Guas trabaja a partir de 1483 en el Palacio del Infantado de
Guadalajara, magnífico edificio civil del que se ocupó de la decoración, donde
incorpora el tema del salvaje, muy repetido a finales del siglo XV y principios
del XVI.
La colaboración de Egas Cueman con Juan Guas se
repite en los trabajos del trasaltar mayor de la catedral de Toledo, donde
entre 1485 y 1492 da las trazas para algunas escenas evangélicas.
Tras recibir el título de aparejador vitalicio de la
catedral de Toledo en 1493, su actividad decae debido a su avanzada edad,
falleciendo en esta ciudad en 1495.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Bibliografía
ARA GIL, Clementina Julia: Fray
Lope de Barrientos. En Comercio,
Mercado y Economía en tiempos de la reina Isabel, V Centenario de la muerte
de Isabel la Católica, Museo de las Ferias, Medina del Campo, 2004, pp.
102-105.
CAMPBELL, Lorne y PÉREZ PRECIADO, José Juan: Reseña sobre la escultura
en la web del Museo de las Ferias de Medina del Campo
Egas Cueman. Sepulcro de Gonzalo de Illescas, 1458 Real Monasterio de Guadalupe (Foto Wikipedia) |
Agas Cueman. Sepulcro de Alfonso de Velasco e Isabel de Cuadros, 1467, Real Monasterio de Guadalupe (Foto Wikipedia) |
Juan Guas y Egas Cueman. Decoración interior de la iglesia de San Juan de los Reyes, Toledo, 1479-1485 |
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