13 de junio de 2022

Visita virtual: PINTURAS MURALES DE LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN, una multitud de ángeles celebrantes




CORONACIÓN DE LA VIRGEN CON ÁNGELES Y APÓSTOLES

Anónimo

Principios del siglo XIV

Pintura mural al temple

Iglesia de San Miguel Arcángel, Daroca (Zaragoza)

Pintura gótica. Estilo lineal 

 



     La iglesia de San Miguel de Daroca se comenzó a construir a mediados del siglo XII en la parte alta de la ciudad, siendo levantada en su mayoría en el XIII en el más estricto estilo románico. En siglos posteriores fueron realizándose sucesivas reformas en las que se incorporaron elementos del gótico al barroco, como la torre mudéjar con linterna de ladrillo levantada en el siglo XV (derribada en 1919), el espacio cubierto con bóveda estrellada del siglo XVI situado a los pies, en el que se instaló el coro, o la transformación del interior en el siglo XVII, incorporando bóvedas de yeso que dieron al conjunto un aspecto barroco. Una restauración realizada en 1965 devolvió al templo su aspecto original, eliminando incluso los enlucidos para dejar a la vista la piedra. 

El interior del templo, con un espacio determinado por la simetría y un orden jerarquizado, consta de tres naves separadas por pilares cruciformes con medias columnas adosadas y un profundo ábside semicircular precedido de un tramo recto. Se cubre con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones, excepto el crucero, cubierto con bóveda de crucería y sobre el que se levanta un cimborrio de ladrillo visible al exterior. 

     La amplia portada abocinada, que se abre en el muro de la Epístola, mantiene la esencia románica, con cinco grandes arquivoltas molduradas, capiteles muy deteriorados y un tímpano con restos de una mandorla con Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos, cuyo relieve fue rebajado en época barroca para superponer un relieve en yeso representando a San Miguel, todo ello rematado por un tejaroz saliente poco pronunciado. 

De la construcción románica destaca el esbelto ábside semicircular, que precedido de un tramo recto en el que se abren ventanas, en el exterior presenta un ritmo de triples columnas, coronadas por capiteles de hojas y bolas, rematándose con un friso de arquillos ciegos sobre ménsulas y una cornisa apoyada sobre modillones de rollos de tradición islámica. En su interior se cubre con bóveda de horno, con una embocadura de triples columnas rematadas por capiteles historiados que presentan restos de policromía. Es en el muro del ábside donde se encuentra uno de los conjuntos más interesantes de España de pintura mural gótica, realizado por un maestro anónimo a principios del siglo XIV. 

EL CONJUNTO DE PINTURA MURAL DEL ÁBSIDE 

Realizado con la técnica del temple sobre un enlucido de yeso, y ocupando la totalidad del ancho del ábside, presenta una iconografía muy original, con la Coronación de la Virgen como tema central, que se acompaña a los lados con un sorprendente conjunto de figuras de ángeles celebrantes. Bajo la escena principal aparecen sillares pintados en color almagre y negro y a cada lado nuevas arquerías lobuladas bajo las que se coloca un apostolado. 

La Coronación de la Virgen

La escena, de grandes dimensiones, se presenta en forma de un tapiz recorrido por orlas con figuras geométricas triangulares que en tonos grises fingen un relieve. En su interior se encuentra la figura entronizada de Cristo, que con su mano derecha realiza una bendición mientras con la izquierda coloca una corona sobre la cabeza de la Virgen, que aparece a su lado igualmente entronizada, con la cabeza inclinada y las manos juntas y levantadas a la altura del pecho con gesto de sumisión. Ambos visten túnicas —en tonos azules la de Cristo y rosáceos la de la Virgen— que dejan asomar puños con botonaduras, así como mantos de tono azul-violáceo, con el revés formando cuadrículas blanquecinas, que envuelven sus cuerpos y se deslizan formando airosas curvaturas. Las figuras se recortan sobre un fondo plano de color rojo y sobre sus cabezas se colocan nimbos circulares, crucífero en el caso de Cristo.

     Al fondo, por encima de las dos figuras principales, aparecen tres ángeles que de forma ritual sujetan un paño blanco con listas rojas, con pliegues muy perfilados, que a modo de dosel dignifica la escena y la rodea de un halo de misterio celestial.
 

La serie de ángeles

Flanqueando la Coronación de la Virgen aparece una composición reticular formada por tres fajas superpuestas y separadas por franjas que a modo de impostas se decoran con motivos geométricos facetados. Asimismo, estableciendo calles verticales a cada lado se encuentran seis encasamentos separados por columnas con decoración geométrica en zigzag, en los que se fingen arquerías trilobuladas, con pequeños rosetones en las enjutas, bajo las que se cobijan hasta treinta y seis figuras de ángeles dispuestos de forma simétrica y jerarquizada.

     En el nivel superior, en posición arrodillada, doce ángeles colocados sobre un fondo rojo intenso sujetan simbólicos velones como elemento de luz y veneración. En la faja intermedia se colocan doce ángeles sedentes, sobre un fondo gris-azulado, que a modo de un conjunto cortesano tañen diferentes instrumentos musicales de cuerda (salterios, arpas, rabeles, laúdes), viento (órganos portátiles, chirimías) y percusión (panderos). Se completa en la faja inferior con una docena de ángeles turiferarios sobre fondo rojo que arrodillados agitan incensarios sacralizando la escena de la Coronación. 

El apostolado  

A cada lado del ábside, bajo los grupos de ángeles, aparece un grupo de seis apóstoles identificados con inscripciones sobre sus cabezas. En la parte izquierda se colocan Bernabé, Judas Tadeo, Simón, Andrés, Santiago el mayor y Pablo, mientras en la derecha se encuentran Pedro, Matías, Bartolomé, Juan, Santiago el menor y Felipe. Ocho de ellos portan libros, mientras los otros cuatro sujetan objetos que se convertirían en atributos tradicionales, como la cruz de San Andrés, el bastón de Santiago, la espada de San Pablo y las llaves de San Pedro.

Detalle de ángeles músicos

     Las doce figuras muestran una gran variedad de movimientos y visten túnicas, mantos y sandalias, con las cabezas rodeadas por un nimbo rojo y compartiendo un fondo plano gris-verdoso. Todas ellas se colocan bajo una airosa arquería gótica cuyos tramos rítmicos vienen definidos por estilizadas columnas con capiteles vegetales, sobre los que se apean arcos trilobulados rematados por un gablete en cuyo interior se abre un pequeño rosetón, motivo que, como en las figuras de los ángeles, se repite en las enjutas.       

  

Fue el historiador Josep Gudiol Ricart quien, en sus trabajos de síntesis de la pintura románica y gótica, fechó la realización de este mural a principios del siglo XIV. Es evidente que el conjunto se ajusta al estilo del primer periodo gótico, conocido como Estilo gótico lineal, una evolución del estilo románico —cuyo resultado no es radicalmente distinto— en el que las figuras pierden el hieratismo para mostrar una mayor movilidad con tendencia al naturalismo, incluyendo ciertas emociones en los personajes, caracterizándose este estilo por mantener el dibujo de los contornos, tanto en los elementos arquitectónicos como en las figuras, con líneas bien visibles sobre fondos monocromos. 

Detalle de ángeles músicos

     Este estilo apareció en Francia durante la segunda mitad del siglo XIII y la primera del XIV, cuando, debido a la ausencia de muros en las grandes construcciones góticas origino la dificultad de desarrollar grandes ciclos de pintura mural, lo que produjo que el interés de la actividad pictórica se centrara en el diseño de vidrieras y miniaturas, en el que la línea se convertiría en un elemento fundamental. Asimismo, se comenzarían a expandir las influencias italianas —clasicismo de las figuras y composiciones— y bizantinas —ordenamiento simétrico, elegancia gestual y recargamiento lujoso de las imágenes—, siendo muy frecuentes las composiciones de Estilo gótico lineal en los muros de las iglesias y capillas funerarias. 

La pintura mural del ábside de la iglesia de San Miguel de Daroca evidencia estas características, donde un destacado y desconocido pintor hizo alarde del dominio del dibujo para representar arquitecturas y personajes dotados de una gran vivacidad, consiguiendo una elemental volumetría en el sombreado de los paños, aunque en la composición prevalezca el trazado de los contornos y el uso de fondos planos. 

Detalle de ángeles turiferarios

     Es remarcable el tratamiento individual de las figuras, unas en posición frontal y otras escorzadas, donde la expresividad se concentra en el lenguaje de las manos, especialmente elocuentes en la escena de la Coronación de la Virgen, en los ángeles músicos y en el apostolado, cuyo dinamismo se prolonga en las agitadas cadenas de los incensarios que vapulean los ángeles turiferarios. También es destacable el trabajo preciosista de los marcos, donde orlas, columnas y frisos aparecen decorados con un rudimentario trampantojo a base de elementales formas geométricas —de reminiscencias mudéjares— que simulan un relieve conseguido con el contraste de colores planos. 

Afortunadamente, esta composición de pintura mural mantiene un apreciable estado de conservación porque a finales del siglo XIV o principios del XV fue colocado en el ábside un retablo dedicado a San Miguel Arcángel que resguardó las pinturas murales. Este retablo de finales del siglo XIV, ya evolucionado hacia el segundo periodo del gótico, conocido como Estilo Italo-Gótico por acusar la influencia de la pintura sienesa, que durante siglos impidió la visión del conjunto mural, fue desmontado en 1965, durante la última restauración del templo, y reubicado en una capilla dedicada desde el siglo XVII a Nuestra Señora Coronada —con la Virgen Goda como imagen titular— en la actual basílica de Santa María de los Sagrados Corporales de la misma ciudad, lo motivó el cambio de la advocación de dicha capilla por la de San Miguel, como actualmente se conoce. 

Detalle de ángeles turiferarios

     Este magnífico retablo, que mide unos 6 m de alto y 5,20 m de ancho, está compuesto por veinticinco pinturas de gran formato, al temple sobre tabla, a las que se suman pequeñas figuras de santos y ángeles colocadas en las pilastras que separan las calles. El historiador e hispanista Chandler Rathfon Post lo atribuyó al conocido como Maestro de Langa, un pintor muy prolífico en la comarca de Daroca que dejó en este bello y delicado retablo una de las mejores obras de la pintura gótica aragonesa, en opinión de Federico Torralba1 “pieza de gran categoría y delicada belleza tanto por el colorido como por el dibujo y la gracia de su estilización”.

Consta de una predela de siete calles en las que aparecen representados los Cuatro Evangelistas, con San Pablo y San Pedro a los lados, y un tabernáculo de tracería gótica en el centro íntegramente conservado. En altura se articula en cuatro cuerpos de cinco calles, con la central ocupada por San Miguel, titular del retablo, y la Virgen con el Niño, en ambos casos bajo doseletes de tracería gótica y con los fondos dorados como era habitual. En el remate, conformando el ático, aparece un Calvario con tablas tripartitas despegadas del fondo, acompañándose en el cuerpo superior con dos ángeles a cada lado con instrumentos de la Pasión.

Apostolado del lado izquierdo

     En las calles de la izquierda se representan escenas referidas a San Miguel, como el Milagro del monte Gárgano, la Derrota de los ángeles sublevados, San Miguel recibiendo instrucciones de Cristo, la Aparición sobre la tumba de Adriano o Castillo de Sant'Angelo de Roma, la Lucha contra el anticristo y San Miguel pesando las almas en el Juicio Final. De forma simétrica, en el lado derecho se representan seis episodios de la Vida de la Virgen, como la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Jesús, la Adoración de los Reyes, la Presentación del Niño en el templo, la Muerte de la Virgen y la Coronación.

En estas pinturas se aprecian las características del Maestro de Langa, con un estilo caracterizado por su tendencia a la monumentalidad y por la deformación expresionista de las figuras, recurso con el que consigue infundir espiritualidad y emoción. En sus figuras son una constante los rostros de nariz recta, ojos almendrados y cabellos huecos y rizados, así como las indumentarias con complicados plegados, la combinación de colores suaves —azules y rosados— y la inclusión de paisajes junto a los fondos y los nimbos dorados. 

Apostolado del lado derecho

     Por último reseñar que la iglesia de San Miguel de Daroca está declarada Bien de Interés Cultural.
 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 

NOTAS 

1 TORRALBA SORIANO, Federico: Iglesia Colegial de Daroca, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1954. 




Apostolado. Detalle de Judas Tadeo y Simón










Apostolado. Detalle de Santiago el Menor y Felipe










Apostolado. Detalle de Bartolomé y Juan










Apostolado. Detalle de Pedro y Matías










Apostolado. Detalle de Pablo










Maestro de Langa. Antiguo retablo de
San Miguel que ocupaba el ábside.
Basílica Sta. María de los Sagrados Corporales
Daroca















Maestro de Langa. Detalle del antiguo retablo que ocupaba el ábside
Basílica de Sta. María de los Sagrados Corporales, Daroca










Exterior de la iglesia de San Miguel, Daroca










Detalle de la portada de la iglesia de San Miguel, Daroca








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