CAJITAS ZOOMORFAS
Anónimos coroplastas de la cultura
vaccea
Entre el siglo IV y la mitad del
siglo I a. C.
Barro cocido
Procedentes del poblado vacceo del
Soto de Medinilla, Valladolid. Museo de Valladolid
Cerámica de los celtas vacceos, Segunda
Edad del Hierro
En primer lugar, recordaremos que los vacceos fueron un
pueblo englobado en el grupo de celtas peninsulares que, procedentes de tierras
centroeuropeas, desde la primera mitad del siglo VI a. C. se asentaron en la
cuenca media del Duero, desde Burgos hasta Zamora y Salamanca, incluyendo toda
la provincia de Valladolid y parte de las circundantes. En torno a la región
Vaccea estaban asentados otros pueblos, como los cántabros y turmogos
al Norte, los celtíberos arévacos al Sudeste, los vettones al
Sudoeste y los astures al Oeste.
Organizados en grandes núcleos de población, muy separados entre sí, sus
ciudades eran entidades políticas con plena soberanía que estaban situadas
junto a los grandes cauces fluviales del Pisuerga y el Duero, siendo sus
principales actividades la agricultura —de tipo colectivista— y la ganadería
trashumante. Está demostrado que las ciudades vacceas participaban plenamente
de la cultura celtibérica de la Segunda Edad del Hierro, con artesanos que
producían cerámicas, adornos, herramientas y armas. Asimismo, está probada la
existencia de una vía terrestre para el comercio del estaño entre la
civilización vaccea y la civilización de Tartessos en la época de apogeo de
esta última, vía que puso en contacto a los pueblos de interior con los más
evolucionados del sur de España y que posteriormente sería utilizada por la
Antigua Roma, conocida como la Vía de la Plata.
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Recreación del poblado vacceo del Soto de Medinilla Ilustración de José Ramón Almeida |
El pueblo prerromano de los vacceos, que el historiador romano Apiano
consideraba “otra estirpe de los celtíberos”, fue objeto de reiterados ataques
por el ejército romano hasta su sometimiento definitivo en las campañas
realizadas entre los años 73 y 56 a. C., dirigidas por Pompeyo y Quinto Cecilio
Metelo Pío, tras lo cual pasaron a formar parte de la Hispania Citerior.
Uno de los asentamientos vacceos de la Edad del Hierro se encuentra
localizado en “El Soto de Medinilla”, un yacimiento descubierto en los años 30
del siglo XX y situado en uno de los meandros del río Pisuerga a su paso por la
ciudad de Valladolid (a unos 3 km al norte de la ciudad). Este es uno de los
más importantes y mejor conocidos asentamientos de esta época en la península
ibérica, con un intenso poblamiento que se prolongó a lo largo de seis o siete
siglos, entre el 800 y el siglo II a. C., lo que ha permitido sistematizar la
primera Edad del Hierro en el centro de la cuenca del Duero. Tanto en el Soto
de Medinilla como en el resto de los poblados se han identificado viviendas de
planta circular, construidas con adobes, y estructuras rectangulares que
debieron tener la función de graneros o almacenes.
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Restos del poblado vacceo del Soto de Medinilla. Sondeo 1989-1990 |
En las excavaciones del Soto de Medinilla, a orillas del río Pisuerga,
aparecieron distintos tipos de cerámica doméstica que se han datado entre los
años 200 y 50 a. C., es decir, en la plenitud de la Segunda Edad del Hierro. En
su conjunto presentan una vinculación con la cerámica de tipo celtibérico,
aunque adaptadas a los gustos y tradiciones locales, destacando el predominio
de pequeñas copas y botellas, así como un tipo de decoración geométrico, por lo
general en tonos marrones y negros. Significativas piezas de este tipo, procedentes
del Soto de Medinilla, se exponen en el Museo de Valladolid.
Pero hay que destacar un singular tipo de piezas cerámicas elaboradas
por los celtas vacceos en la Segunda Edad del Hierro. Son un tipo de “cajitas”
de pequeño tamaño que tienen una forma prismática rectangular, con una oquedad
en forma de recipiente en la parte superior, las superficies de las paredes
decoradas con motivos geométricos, cuatro pequeñas patas en las esquinas de la
base y un asa vertical en uno de los lados menores con forma de un cuarto de
círculo y que en ocasiones presenta detalles —como pequeñas protuberancias que
sugieren orejas— que dotan al objeto del aspecto abstracto de una
representación animal, pudiéndose reconocer a veces con facilidad el aspecto
formal de un carnero, un bóvido o un caballo.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
Estas cajitas zoomorfas fueron comunes en los asentamientos
vacceos de la Meseta Norte —ver la ilustración de las variantes tipológicas
encontradas en el yacimiento de Pintia (donde se hallaron más de un
centenar y medio de piezas), en los términos vallisoletanos de Padilla y
Pesquera de Duero—, aunque en este caso fijamos nuestra atención en una serie
de ellas que fueron encontradas en el yacimiento vallisoletano del Soto de
Medinilla junto a otro tipo de piezas, como recipientes o curiosos
sonajeros. Este tipo de piezas, tan representativas de la producción cerámica
vaccea, conocieron su momento álgido en el periodo de plenitud de la cultura
vaccea, esto es, durante los siglos III y II a. C., comenzando a cambiar sus
características o llegando a desaparecer a partir del siglo I a. C.,
coincidiendo con las guerras Sertorianas.
Uno de los rasgos peculiares de las cajitas zoomorfas es la
abigarrada decoración del exterior realizada con gran variedad de técnicas,
destacando entre ellas el uso de la excisión o talla a bisel,
relacionada con la técnica aplicada a la artesanía de la madera. Con ella se
componen motivos triangulares que combinados toman la forma de estrellas de
dos, cuatro u ocho puntas, así como trazados en zigzag. En la definición de su
tipología son importantes tres criterios: estructura, decoración y habilidad
técnica. En cuanto al aspecto morfológico puede ser muy variado, pudiendo
establecerse una tipología considerando si la cajita presenta patas o no, si
tiene asas y el tipo de las mismas, el tipo de decoración aplicada o si no
presentan ningún tipo de decoración, etc.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
La
técnica excisa
Esta técnica decorativa fue desarrollada desde la Prehistoria y aplicada
en el arte popular tradicional de distintos pueblos del mundo, especialmente en
la talla de objetos de madera realizados por las gentes dedicadas a la
ganadería. Para ello, con el empleo de utensilios cortantes, como cuchillos,
navajas o gubias se realizaba el corte a bisel y se extraía el material
sobrante. La carencia de muestras en madera de esta época se explica por su
condición de material orgánico, de fácil descomposición, mientras la cerámica o
la piedra son materiales mucho más duraderos.
Para la elaboración de la decoración excisa o a bisel, el punto de
partida era la utilización en la elaboración de la pieza de una masa arcillosa
muy decantada, que cuando se encontraba en estado semiseco, pero maleable —a
modo de cuero—, se cortaba con un objeto cortante con una inclinación de 45º y
limpieza de corte. De este modo eran delineados motivos geométricos
fundamentalmente rectilíneos (de forma muy excepcional curvilíneos), adoptando
como formas más habituales los triángulos —llamados “dientes de lobo” si son
muy agudos—, formas romboidales, cuadrados o trazos en zigzag, en la mayoría de
ocasiones combinados. En otras ocasiones la decoración de limita a sencillas
incisiones en forma de cuña que, de forma aleatoria, ocupan toda la superficie.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
La aplicación de la excisión en la decoración cobra una especial
relevancia en las cajitas zoomorfas, en las que es posible que esta
técnica no sólo se aplicara con una función estética, sino también protectora,
con lo que los vacceos dotarían a estos objetos de una capacidad mágica o
sobrenatural. Esta teoría se basa en que los diseños geométricos poseen su
propio valor simbólico en cada cultura, con un significado particular en
aquellas creencias o religiones que no permitían la representación de deidades
en forma humana o de cualquier ser vivo. De esta forma, el uso de motivos
geométricos se convertiría en el medio para manifestar algún tipo de mensaje,
en el caso de las cajitas zoomorfas codificando, mediante un lenguaje
visual, unos conceptos aceptados por el conjunto de la sociedad vaccea.
La funcionalidad
de las cajitas zoomorfas
A día de hoy y dada la variedad de contextos en que han sido
encontradas, tanto en viviendas de los poblados como formando parte de ajuares
funerarios, se desconoce la función concreta que tenían estas piezas en la
cultura vaccea, apuntándose a lo largo del tiempo distintas teorías. En un
principio, dado que por entonces las cajitas habían aparecido en el interior de
viviendas del poblado, se sugirió que pudieran tratarse de saleros
o especieros, relacionando su forma y su función con objetos
utilizados con este fin en la cultura tradicional de los pastores castellanos.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
Esta teoría no es desdeñable, teniendo en cuenta que la sal es un
compuesto químico que aporta elementos minerales imprescindibles para el buen
funcionamiento de los seres vivos. En un principio se obtenía directamente de
la naturaleza, pero a partir del Neolítico, con el cambio de alimentación de
las personas y la estabulación de los animales, que no podían encontrar pastos
en el entorno de las zonas salinas, obligó a incorporar en las comidas el
suplemento necesario para compensar aquel déficit. De este modo la sal se
convertirá en un producto de primera necesidad, no sólo por su valor
fisiológico, sino también por su uso como condimento, para la conservación de
los alimentos, en trabajos de esquileo, curtido de pieles, doma, forja del
hierro o en medicina.
La sal, como elemento íntimamente ligado a la vida
cotidiana, también formó parte de la actividad económica al menos desde el
Bronce Final y la Edad del Hierro, apareciendo explotaciones saliníferas y el
consecuente comercio de lo que llegó a ser denominado “oro blanco”, controlado
por las élites de la sociedad.
Debido a tan amplia aplicación funcional y por sus propiedades, la sal
accedió al mundo espiritual como elemento purificador con valores simbólicos
propios, como la estabilidad y permanencia identificadas con la inmortalidad o
la eternidad, lo que puede explicar su habitual presencia en los rituales
funerarios. En definitiva, que debido a la presencia de la sal en la vida
cotidiana, es fácil de entender que el salero tuviera un
tratamiento singular en su elaboración, tanto por el material utilizado como
por su diseño o decoración.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración de incisiones en forma de cuña El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
Al publicarse en 1970 los
ejemplares de cajitas zoomorfas encontrados formando parte de ajuares
funerarios procedentes de Cuellar, Palenzuela o Padilla de Duero, empezaron ser
consideradas cajas de ofrendas, opinión que se mantuvo en los años 80
del siglo XX. Por esos años también comenzaron a interpretarse como pebeteros
donde se quemaría incienso, cáñamo, perfumes u otros productos aromáticos,
equiparando su función a la de algunos recipientes de Oriente Próximo, aunque
en su gran mayoría no existen evidencias de fuego en su interior. Otras teorías
las consideran lámparas, lucernas e incluso medidas de capacidad,
aunque por la multiplicidad de contextos en que aparecen no está claro que
tuvieran una única función.
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración de incisiones en forma de cuña El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
Bibliografía
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Cajitas zoomorfas vacceas con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
SANZ MÍNGUEZ,
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Los Vacceos: cultura y ritos funerarios de un pueblo prerromano del
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La región vaccea. Celtiberismo y romanización en la cuenca media del Duero.
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Diputación Provincial
de Valladolid. Bibliotheca Praehistorica Hispana II, 1959.
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
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Cajita zoomorfa vaccea con decoración excisa El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
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Ajuares vacceos El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
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Cajita zoomorfa vaccea sin decoración El Soto de Medinilla. Museo de Valladolid |
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YACIMIENTO VACCEO DE PINTIA (Padilla de Duero, Valladolid) Tipología de cajitas zoomorfas vacceas. Ilustración tomada de Vaccea 10, Universidad de Valladolid |
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Cerámica doméstica de tipo celtibérico: Embudo, orza, copa y jarra, siglo III - I a. C. Necrópolis de Las Ruedas (Padilla de Duero) y yacimiento vacceo del Soto de Medinilla (Valladolid) Museo de Valladolid |
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