SILLERÍA
CORAL DE SAN BENITO EL REAL
Andrés de
Nájera (activo 1504-1533), Guillén de Holanda, Juan de Valmaseda (h. 1488- h.
1547), Felipe Bigarny (Langres, h. 1475 -Toledo, 1543), Diego de Siloé (Burgos, 1490-Granada,
1563) y otros.
1525-1529
Madera de
nogal en color natural y policromado, taraceas
Museo
Nacional de Escultura
Procedente
de la iglesia de San Benito el Real, Valladolid
Escultura
renacentista española. Escuela castellana
Junto a retablos y sepulcros, el arte renacentista
español alcanzaría su expresión más genuina en las sillerías de coro elaboradas
para catedrales e iglesias. Obras que, por su envergadura, necesitaban de la
participación masiva de entalladores, escultores y carpinteros que seguían un
plan director diseñado de antemano por un maestro de acuerdo a las dimensiones
y condiciones espaciales donde la sillería se debía asentar, siendo frecuente
distribuir entre los colaboradores el modelo del sitial, alto y bajo, con sus
medidas concretas y los temas iconográficos a desarrollar en los respaldos y
coronamientos, reservando un sitial destacado y colocado en lugar preferente que
ocuparían obispos, abades y abadesas o, con menor frecuencia, el rey. Es en
este trabajo donde adquiere verdadero sentido el concepto de obra
"coral", es decir, multidisciplinar y necesitada de una intervención masiva
de especialistas.
Sillería alta: santoral en los respaldos |
Las sillerías ya comenzaron a trazarse desde
tiempos del románico y se consolidaron con el gótico, aunque en España alcanzarían
su mayor relevancia durante el Renacimiento, cuando los artistas dieron rienda
suelta a su pericia profesional y a su fantasía para componer un fantástico
mobiliario litúrgico cuyas pautas de trabajo eran muy diferentes a las
exigencias de los retablos, permitiendo a los escultores trabajar con mayor
libertad, en ocasiones hasta límites inverosímiles, llegando a incorporar
elementos y escenas profanas y mitológicas en el repertorio decorativo de los
sitiales que en ocasiones, especialmente en las misericordias, llegan a lo
mordaz y lo obsceno, aunque conserven una intención moralizante.
El diseño y elaboración de las grandes sillerías
renacentistas destinadas al clero sigue una codificación específica, integrando
partes que pueden presentar múltiples variaciones de tipo ornamental, pero
siempre manteniendo un esquema básico para los sitiales o estalos. En ellos podemos distinguir tres partes fundamentales: en
la parte inferior el asiento propiamente dicho; un alto respaldo en la parte
intermedia, en el que se incluye un tablero tallado en relieve o con labores de
intarsias (taraceas), y un dosel
superior compuesto por distintas piezas ensambladas igualmente con talla
decorativa.
En base a esta estructura general, en cada sitial o
estalo se pueden diferenciar los siguientes componentes:
Entreclavo o entreclave: Elemento
básico de la estructura, es el panel que cierra lateralmente cada estalo y le
individualiza del siguiente por colocarse como asientos corridos. Suele ser obra
del entallador, ya que no suele llevar incorporada decoración tallada.
Maniquí: Soporte tallado,
con la forma del asiento, que incluye el brazal o apoyabrazos. Suele presentar una talla de cierta entidad en los remates
y apoyamanos, dependiendo de la habilidad de cada tallista.
Asiento y misericordia: El
asiento es un tablero de tipo móvil o plegable incorporado al maniquí, de modo
que, mediante bisagras, se puede subir o bajar a voluntad. Desde época gótica
incorpora en la superficie inferior la misericordia,
una protuberancia que permite apoyar el cuerpo cuando se realizan rezos o
cánticos prolongados de pie. Generalmente las misericordias, piezas exclusivas de los conjuntos corales, aparecen
talladas con gran fantasía, ofreciendo expresivas escenas de inspiración
bíblica o profana, casi siempre relacionadas con los vicios humanos, con seres
fantásticos, mascarones e incluso con escenas obscenas y provocadoras.
Respaldar o respaldo: Se
coloca en la parte intermedia del estalo y suele presentar tableros verticales ricamente
tallados en relieve con elementos decorativos —grutescos— y con un santoral dentro
de hornacinas sugeridas, de acuerdo a un programa específico. Estos trabajos
constituyen la parte más llamativa de la sillería y definen el estilo de cada
escultor, aunque en ocasiones los tableros recurren a labores de intarsias o taraceas para representar el
santoral, como ocurre en la catedral de Plasencia (obra de Rodrigo Alemán), o a
motivos heráldicos pintados, como en la catedral de Barcelona.
Pilar: En forma de pilar o
columna tallada, enmarca el tablero tallado y separa unos estalos de otros. En
ocasiones aparecen profusamente ornamentados, incluyendo sofisticados
capiteles.
Bóveda: Constituye el
arranque del dosel superior. Suele estar formada por tablas ensambladas que
adoptan formas curvadas sugiriendo una bóveda arquitectónica. Su superficie
suele estar tallada con motivos ornamentales de grutescos que son diferentes
para cada estalo.
Corva: Elemento en relieve
que flanquea la bóveda con la misma curvatura y establece rítmicamente la
separación de cada estalo.
Alisor: Es un friso
decorado, a modo de cornisa, que aparece colocado sobre la bóveda y sirve de
apoyo al coronamiento. En su decoración son frecuentes los grutescos, formas
vegetales, mascarones, etc.
Coronamiento: Es el motivo
ornamental que corona cada sitial configurando una crestería en el conjunto.
Puede adoptar múltiples aspectos, como paneles con grutescos, en ocasiones
calados, motivos heráldicos, figuras alegóricas, etc.
Bóvedas, corvas, alisor y coronamiento |
Este esquema se repite en la sillería inferior,
donde los tableros tallados del respaldo son de menor altura, diferente formato
y, por razones de comodidad, el fondo del asiento liso o decorado con taraceas,
mientras el coronamiento es sustituido por un friso inclinado que ejerce al
mismo tiempo como tornavoz y como atril del piso superior. Cuando se trata de
sillerías a dos niveles, los estalos superiores se ordenan sobre una plataforma de madera a la que se accede
mediante escaleras que se abren en
los sitiales vacantes del orden bajo y que suelen estar flanqueadas por balaustres con sofisticada y fantástica decoración
de grutescos tallados y calados. Un tratamiento especial recibe el rincón de la plataforma y, como ya se ha
dicho, la silla principal,
generalmente centrada y destacada del conjunto.
Todas estas características aparecen presentes y
desbordadas en la sillería de San Benito el Real que, retirada de la iglesia de
aquel monasterio vallisoletano a consecuencia de la Desamortización, hoy ocupa,
montada como lo estuviera originalmente, una sala del Museo Nacional de
Escultura. Este conjunto, una de las obras cumbre de las sillerías
renacentistas españolas, consta de 40 sitiales superiores y 26 inferiores,
todos ellos tallados en madera de nogal con una decoración deslumbrante que
sigue un programa iconográfico único por su variedad y peculiaridad.
GÉNESIS DE LA SILLERÍA DE SAN BENITO
Hemos de remontarnos al reinado de los Reyes
Católicos, cuando estos monarcas decidieron aplicar una reforma orientada a unificar
la vida monástica de los numerosos monasterios benedictinos asentados en la
corona de Castilla y en algunos lugares de Aragón, que hasta entonces
funcionaban con total autonomía, en algunos caos con cierta relajación. Para
ello fue creada una Congregación que agrupaba 34 monasterios y que tenía como
sede central el pujante monasterio de San Benito el Real de Valladolid. Allí
acudían los representantes de la federación cuando era oportuno establecer
acuerdos relacionados con las normas y disciplinas de la Orden, siendo asimismo
el lugar de reunión, cada tres o cuatro años, de todos los abades para elegir
al superior de la Congregación.
Decoración de grutescos en las escaleras |
Esta actividad supuso un considerable impulso al
monasterio vallisoletano, de modo que, entre 1499 y 1515, la comunidad
benedictina levantó en Valladolid un templo gótico de dimensiones catedralicias
al que, en 1525, decidieron dotar de un magnífico retablo mayor y de una
sillería de coro que respondiera a las necesidades de reunión de los abades de
la Congregación, de manera que cada monasterio financiase y dispusiera de sus propias
sillas en las sillerías superior e inferior, siguiendo el orden en que se
fueron integrando en la federación.
Si el retablo corrió a cargo de Alonso Berruguete,
que trabajó en él desde 1526 a 1532 dejando lo más granado de su obra, la obra
de la sillería fue dirigida entre 1525 y 1529 por Andrés de Nájera, que ya
había intervenido en la sillería de la catedral de Burgos y pocos años antes
había trabajado, junto a Guillén de Holanda, en la sillería de la catedral
riojana de Santo Domingo de la Calzada, contando, junto a este último, con la
participación de escultores vallisoletanos y otros procedentes de talleres
palentinos (personajes estilizados), burgaleses (entre ellos Diego de Siloé) y
abulenses (escenas de las sillas bajas).
Andrés de Nájera sería quien, a petición de la
comunidad benedictina, estableció el modelo de sitial al que debían adaptarse
todos los artífices participantes, determinando que en los respaldos se
colocara en relieve el santo o Virgen titular de cada monasterio, el personaje
histórico que lo fundó o algún otro santo relacionado con la orden benedictina,
figurando el nombre de cada fundación en las taraceas de los asientos de los
sitiales altos y el escudo policromado de cada una de ellas o de su fundador en
el coronamiento, entre los que se intercalan pequeñas esculturas exentas de
santos. A ello se viene a sumar una notable colección de taraceas en los
respaldos y en la sillería baja una serie de relieves con escenas bíblicas,
episodios de santos, escenas de la vida de la Virgen y Cristo y retratos de
monarcas, así como grandes balaustres calados en las escaleras con figuras de putti y animales fantásticos enredados
en roleos.
EL REPERTORIO DECORATIVO
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos |
En esta magna obra coral se entremezcla una variada
iconografía —verdadero microcosmos devocional— en la que se puede establecer
una sistematización temática que siempre aparece acompañada de una profusión
ornamental codificada por el uso de grutescos y formas vegetales de origen
clásico que determinan la decoración plateresca, presentando tal unidad que es
realmente difícil establecer autorías.
Personajes históricos
En los tableros tallados en relieve aparecen hasta
14 personajes históricos relacionados con su función como protectores de la
orden benedictina, como benefactores de algunos monasterios o como fundadores
de los mismos.
En los testeros de la sillería baja, en lugar bien
visible, figuran las efigies de los monarcas que dispensaron protección a las
comunidades benedictinas: en uno de los lados Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y en el otro el emperador Carlos V y la emperatriz Isabel de
Portugal, cuya presencia resalta el apoyo real a la fundación cuando se realiza la sillería.
Emperador Carlos V y emperatriz Isabel de Portugal |
En los respaldos de los estalos figuran: El rey Juan I de Castilla, fundador en 1390 del
monasterio de San Benito de Valladolid; el rey Enrique III de Castilla, benefactor del monasterio vallisoletano;
el rey Juan II de Castilla,
benefactor del mismo monasterio; Fernando
de Zúñiga, asimismo benefactor del monasterio de San Benito de Valladolid; Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid,
vinculado al monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), donde está enterrado;
el conde Fernán González, refundador
del monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos); el conde Osorio Gutiérrez, fundador del monasterio de San Salvador de
Lorenzana (Burgos); el conde Sancho
García, fundador del monasterio de San Salvador de Oña (Burgos); Alfonso III el Magno, rey de Asturias,
protector del monasterio de San Facundo y San Primitivo de Sahagún (León); y García, rey de Navarra, protector del monasterio
de Santa María la Real de Nájera (La Rioja).
Conde Osorio, Conde Fernán González y Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid |
Advocaciones de la Virgen en la
sillería alta
Cinco paneles presentan en hornacinas fingidas
bellas composiciones que refieren la titularidad de la Virgen en cinco
fundaciones. Cuatro de ellas en la modalidad de "Virgen con el
Niño", plenamente italianizantes, como Virgen
del Espino, monasterio de Santa María del Espino (Burgos); Virgen de Valvanera, monasterio de Santa
María de Valvanera (La Rioja); Virgen de
Sopetrán, monasterio de Santa María de Sopetrán (Guadalajara) y Virgen de Montserrat, monasterio de
Santa María de Montserrat (Barcelona). A ellas se suma la Virgen de Obarenes, del monasterio de Nuestra Señora de Obarenes,
en la sierra de Burgos, donde la Virgen aparece glorificada por pequeños
ángeles.
Reyes Alfonso II de Asturias, Juan II de Castilla y García de Navarra |
Santoral de la sillería alta
Una impresionante colección de tableros tallados
integran el conjunto de respaldos de la sillería alta presentando figuras de
santos dentro de hornacinas colocadas sobre paneles decorados y flanqueadas por
sólidas columnas con capiteles, ambos elementos con abigarrados grutescos en
relieve. El tipo de decoración plateresca se continúa en la bóveda, corvas y
alisor, donde los diseños decorativos, a base de grutescos, son diferentes para
cada estalo.
Entre todos los estalos destaca el reservado al
superior de la Congregación por ser el único que aparece policromado y
resplandeciente. En su respaldo se muestra a San Benito, patrón del monasterio y patriarca de la orden. Otros
respaldos también están relacionados con el monasterio vallisoletano, como los
que muestran a San Marcos, su segundo
patrón, o a San Bernardo, fundador
del Císter, asiento dedicado al arzobispo de Toledo por ser benefactor del monasterio.
Vírgenes del Espino, de Valvanera, de Obarenes, de Sopetrán y de Montserrat |
El resto corresponden a titulares y devociones de
diversas fundaciones benedictinas diseminadas por la geografía hispana. En
ellos aparecen: San Leandro, monasterio
de Santa María de El Bueso de Valladolid; Santo
Domingo de Silos, monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos; Santa Escolástica, hermana gemela de San
Benito, monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia de Frómista (Palencia);
San Isidoro de Alejandría, monasterio
de San Isidoro de Dueñas (Palencia); San
Zoilo, monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia); San Pedro liberado, monasterio de San
Pedro de Montes (León); San Claudio de León, hijo de San
Marcelo, monasterio de San Claudio de León; San
Pedro, monasterio de San Pedro de Eslonza (León); San Andrés, monasterio de San Andrés de la Vega de Espinareda (León);
San Ildefonso, monasterio de San
Benito de Zamora; San Vicente,
diácono y mártir, monasterio de San Vicente de Salamanca; San Millán, monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja); San Esteban, monasterio de San Esteban
de Ribas de Sil (Orense); San Rosendo,
monasterio de San Salvador de Celanova (Orense); San Julián el Hospitalario, monasterio de San Julián de Samos (Lugo);
San Mauro de Anjou, compañero de San
Benito, monasterio de San Vicente de Monforte (Lugo); San Martín de Tours, monasterio de San Martín Pinario de Santiago
de Compostela (La Coruña); San Vicente,
diácono y mártir, monasterio de San Vicente de Oviedo; San Veremundo abad, monasterio de Santa María de Irache (Navarra); San Plácido, primer mártir benedictino, monasterio
de San Benito de Sevilla; San Gregorio
Magno, monasterio de San Feliu de Guixols (Gerona).
San Esteban, San Vicente, Santa Escolástica, Santo Domingo de Silos y San Millán |
Entre la serie destaca, por sus valores
compositivos, dominio de la anatomía, ejecución técnica y gestos de elegancia italianizante,
el respaldo costeado por el monasterio de San Juan Bautista de Burgos, cuyo
tablero presenta el magnífico relieve de San
Juan Bautista, trabajo que tiene su complemento en otro de la sillería baja
en el que figura la Decapitación del Bautista, cuyos valores plásticos apuntan la intervención de Diego de
Siloé, el gran maestro burgalés formado en Italia.
San Pedro liberado, San Andrés, San Marcos, San Gregorio Magno y San Ildefonso |
Escenas de la vida de la Virgen
y de Cristo en la sillería baja
No menos sorprendente es la colección de relieves
que integran los respaldos de la sillería baja y que, con afán catequético y en
orden cronológico, presentan los episodios más relevantes de la vida de la
Virgen, desde el Abrazo en la Puerta
Dorada a la Visitación, y hasta 26
escenas de la vida de Cristo en las que se pueden establecer cuatro apartados:
siete con escenas de la infancia, del Nacimiento
a Jesús entre los doctores; cuatro
dedicadas a su vida pública, desde las Bodas
de Caná a Cristo con la samaritana;
diez con pasajes de la Pasión, desde la Entrada
en Jerusalén hasta el Llanto sobre
Cristo muerto y cinco finales que muestran desde la Resurrección al Pentecostés,
todas ellas pobladas por numerosas figuras y con una gran profusión de
minuciosos detalles narrativos.
Diego de Siloé. San Juan Bautista y Decapitación del Bautista |
Otros relieves de la sillería
baja
También formando parte de los relieves de la
sillería baja, o siguiendo el mismo formato en los testeros, se encuentran
otras escenas relacionadas con los paneles superiores realmente meritorias, entre
ellas el pasaje bíblico de la Creación de
Eva, la Liberación de San Pedro,
la Degollación de San Pablo, la Imposición de la casulla a San Ildefonso
y San Benito redactando su Regla.
A ellos se suman en los testeros, con mayor tamaño,
los relieves que representan a Santa
Catalina, Santa Lucía, Santiago peregrino y San Plácido, el primer mártir
benedictino.
Decoración del coronamiento y las escaleras
El sentido doctrinal que prevalece en la iconografía de la sillería se
torna en el coronamiento en elemento propagandístico e identificativo de cada
uno de los monasterios benedictinos integrantes de la federación, en
consonancia con las inscripciones en taracea de madera de boj que en los
respaldos identifican a cada fundación. En lo alto de cada estalo se coloca el
escudo de armas de cada monasterio, amparado bajo una corona, tallado en
relieve y policromado, dando lugar a una elegante crestería en la que se
multiplican los curiosos elementos simbólicos de los emblemas para reafirmar la
pujante identidad de la orden.
Sillería baja: Anunciación, Nacimiento y Adoración de los Reyes Magos |
Completando el programa iconográfico general, entre
cada escudo se coloca una serie de tallas de bulto redondo que, dotadas de un
cadencioso movimiento y en el color natural de la madera, representan a diferentes santos, entre los que abundan los benedictinos, y profetas
caracterizados con exóticas indumentarias, así como santas de más fácil
identificación, siendo evidente la intervención de distintos
escultores en su elaboración. Sobre el estalo principal de abad de San Benito aparecen
las figuras del arcángel San Gabriel y la Virgen, policromadas como el resto
del sitial, que conforman la escena de la Anunciación.
Sillería baja: Última Cena, Llanto sobre Cristo muerto y Resurrección |
Por último, hemos de referirnos a la extraordinaria
colección de figuras humanas y animales fantásticos que aparecen tallados en
los apoyamanos de los maniquíes de los estalos, configurando un mundo de
fantasía, de contenido profano y ciertas dosis de humor, en el que se aprecia
el diferente ingenio y habilidad de talla de los distintos escultores. Estos
trabajos llegan al paroxismo en los balaustres de las escaleras, constituidos
por grandes roleos entre los que se enredan seres fantásticos y figuras de
niños que adoptan caprichosas posturas inspiradas en el repertorio de
grutescos, rompiendo con sus pronunciadas curvaturas la linealidad del
conjunto.
Testero y sillería baja: Creación de Eva, Liberación de San Pedro e Imposición de la casulla a San Ildefonso |
Informe: J. M. Travieso.
Bibliografía
ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Sillería
de San Benito el Real. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: colección /
collection. Madrid, 2009.
Testero: Santa Catalina y Santa Lucía |
ARIAS MARTÍNEZ, Manuel y LUNA MORENO, Luis: Museo Nacional de Escultura. Madrid, 1995.
MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios
histórico-artísticos relativos principalmente a Valladolid: basados en la
investigación de diversos archivos. Valladolid, reedición 1992.
ZARAGOZA PASCUAL, Ernesto: La
sillería de San Benito el Real de Valladolid. Nova et Vetera, nº 19, 1985.
Coronamiento: Detalles de San Sebastián, Santa Catalina, Santa Inés, Santa Lucía y rey David |
Coronamiento del estalo del abad de San Benito: Anunciación |
Detalle del respaldo policromado del abad de San Benito, con el santo titular |
Fotografías: J. M. Travieso y Museo Nacional de Escultura
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poca informacion
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