21 de junio de 2021

Theatrum: SANTO CRISTO DEL DESPOJO, el ocaso de la escultura barroca vallisoletana


 






SANTO CRISTO DEL DESPOJO

Claudio Cortijo (Valladolid, 1748-1813)

1801

Madera policromada

Iglesia penitencial de Jesús Nazareno, Valladolid

Escultura barroca. Escuela castellana

 


 





     En un retablo colateral de estilo neoclásico, situado en el lado del evangelio de la iglesia penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Valladolid, recibe culto una imagen procesional de Cristo que tradicionalmente ha sido denostado por la crítica más exigente por no resistir la comparación con las espléndidas creaciones de los afamados talleres vallisoletanos del siglo XVII. Se trata del Santo Cristo del Despojo, una talla de tamaño natural que fue realizada en 1801 por el escultor Claudio Cortijo, al que, como bien apunta Javier Baladrón, se le puede considerar como el último escultor barroco de Valladolid, en cuya obra permaneció fiel a este arraigado estilo cuando en el ambiente artístico ya se imponía el academicismo en concordancia con los gustos neoclásicos. 

Sin embargo, el Santo Cristo del Despojo es un caso ilustrativo no sólo del devenir estético castellano en tiempos de importantes cambios de gustos artísticos a nivel nacional, sino también de los atribulados acontecimientos de los que fueron protagonistas algunas de las cofradías, en este caso la Cofradía Penitencial de Jesús Nazareno de Valladolid, que con una diezmada economía hacían frente a todo tipo de contratiempos. Estos se acrecentarían a mediados del siglo XVIII, cuando por influencia de las ideas ilustradas las procesiones de Semana Santa comenzaron a conocer cierta decadencia. Es necesario, por tanto, conocer en qué circunstancias vio la luz esta escultura y su historia posterior. 

     Para ello, hay que retrotraerse al año 1596, cuando se funda la Cofradía de Jesús Nazareno en el antiguo convento de San Agustín de Valladolid, donde, tras ser aprobada su regla por el obispo Bartolomé de la Plaza, disponía de su propia capilla y donde permanecería durante 75 años en los que paulatinamente fueron encargando sus pasos procesionales. No obstante, los enfrentamientos constantes y las relaciones cada vez menos amistosas con los frailes agustinos, motivaron que la Cofradía deseara disponer de su propia iglesia penitencial, hecho que se consumó entre 1627, año en que recibió unos solares de Andrés de Cabezón, regidor de Valladolid, y 1675, momento en que merced a distintas donaciones se remataban las cubiertas del nuevo templo. Un punto de inflexión se produce en el Viernes Santo del 3 de abril de 1676, cuando la cofradía de Jesús Nazareno, tras desfilar en las procesiones con todos sus pasos, no regresó a su sede del convento de San Agustín, sino a su nueva iglesia penitencial, desde entonces sede de esta histórica cofradía, donde alojaron todos los pasos y enseres que consideraban su legítimo patrimonio. Esto dio lugar a la reclamación de los pasos por parte de los agustinos, que entablaron un pleito que finalmente les sería favorable, lo que originó que la Cofradía de Jesús Nazareno tuviera que encargar nuevos pasos para sustituir a los que les fueron desposeídos. 

     Uno de ellos fue el paso del Expolio o del Despojo, según se cita en la documentación antigua, para el que el escultor Juan Antonio de la Peña presentó un modelo en 1678, aunque días más tarde en un cabildo se aceptó la oferta presentada por el cofrade y excelente escultor Juan de Ávila, que representado la escena previa a la Crucifixión fue realizada entre 1678 y 1680. Este paso, sustituto del que tuvieron que devolver, estaba compuesto por la figura de Cristo despojado, con una soga anudada al cuello que era sujetada por un sayón y situado junto a la cruz depositada en el suelo, a la que un sayón barrenaba mientras otro de raza negra se ocupaba de cavar un hoyo con un azadón para clavar el madero, es decir, con Cristo acompañado de tres verdugos realizando trabajos previos al martirio. En líneas generales, Juan de Ávila reproducía la disposición del primitivo paso del Despojo que, según Filemón Arribas, la cofradía ya disponía en 1622 en el convento de San Agustín, aunque prescindió de un cuarto sayón que arrancaba las vestiduras a Cristo mediante un violento tirón —al redopelo—, presentándole ya despojado. El conjunto fue estrenado en la Semana Santa de 1680. 

Corría el año 1799 cuando la iglesia penitencial de Jesús Nazareno fue pasto de un pavoroso incendio que produjo grandes pérdidas materiales, entre ellas el retablo mayor barroco y los colaterales, uno de los cuales acogía la imagen del Cristo del Despojo de Juan de Ávila, que, como era costumbre, estaba separada del paso para recibir culto en la iglesia de forma aislada durante todo el año. Para mantener el paso al completo, la Cofradía de Jesús Nazareno encargó el boceto de un nuevo Cristo del Despojo al escultor vallisoletano Pedro de Sedano, aunque sería el también vallisoletano Claudio Cortijo, el que, siguiendo las pautas del boceto, realizara la escultura definitiva, que fue culminada de tallar en 1801, policromada por Anastasio Chicote, rematada con unas potencias realizadas por el platero Manuel Torices y colocada al culto en un nuevo retablo neoclásico realizado en 1811 por el ensamblador José Bahamonde.

     La nueva imagen, durante los desfiles de Semana Santa sería incorporada junto a los sayones de Juan de Ávila integrando el paso procesional del Despojo, un conjunto de especial interés desde el punto de vista iconográfico. Tras el proceso desamortizador, el grupo de los tres sayones sería recogido en el recién creado Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid, desde 1933 reconvertido en Museo Nacional de Escultura, donde fueron someramente identificados con una “J” incisa en las espaldas de las tres figuras para indicar su procedencia de la iglesia de Jesús, mientras el Cristo del Despojo permaneció al culto en dicha iglesia. 

Cuando en 1922 Juan Agapito y Revilla comenzó a reconstruir los pasos con las figuras conservadas en el Museo Provincial de Bellas Artes, entre ellos el del Despojo, como el Cristo de Claudio Cortijo permanecía al culto en la iglesia penitencial de Jesús Nazareno, en sustitución de éste incorporó un Ecce Homo procedente del convento de Agustinos Recoletos y atribuido a Francisco Alonso de los Ríos, seguidor de Gregorio Fernández, que también había ingresado en el museo tras los decretos desamortizadores. Con dicha imagen comenzaría a desfilar en 1952, pasando a denominarse el paso Preparativos para la Crucifixión, conjunto que en la actualidad desfila con la Real Cofradía Penitencial del Stmo. Cristo Despojado, Cristo Camino del Calvario y Ntra. Sra. de la Amargura, que fundada en 1943 tuvo durante muchos años como imagen titular al Cristo del Despojo de Claudio Cortijo. 

EL CRISTO DEL DESPOJO  

Pedro León Sedano. Boceto del Cristo del Despojo, 1801
Acto de presentación de la talla recuperada en abril de 2017
Cofradía de Jesús Nazareno, Valladolid

     Claudio Cortijo ajustó la imagen a los modelos precedentes, especialmente al boceto presentado a la cofradía por Pedro León Sedano. Cristo aparece desnudo, cubierto por un paño de pureza cuyos pliegues ya denotan la influencia del neoclasicismo en la época, con una postura inestable por la ligera inclinación del cuerpo hacia adelante, la pierna derecha adelantada y los brazos extendidos por encima de la cintura en gesto de sumisión. Su estudio anatómico es correcto, aunque adolece de extremada rigidez, con el vientre hundido y las costillas marcadas en el torso. En la escultura destaca el trabajo de la cabeza, donde el escultor muestra un trabajo depurado que sitúa a esta escultura entre lo mejor de su producción. Cristo muestra una larga barba de dos puntas y una melena con raya al medio que discurre por la espalda y que, siguiendo el recurso fernandino, deja las orejas visibles. Sus ojos son grandes y con postizos de cristal, su nariz recta y la boca entreabierta dejando visibles los dientes, acusando en su semblante cierta inexpresividad.

Anastasio Chicote aplica una policromía propia del gusto dieciochesco, con una carnación de tonos pálidos y regueros sanguinolentos muy contenidos, con llagas en el hombro izquierdo, codos y rodillas como recuerdo de las caídas camino del Calvario, intensificado sobre la frente los efectos de la corona de espinas, elemento postizo. También es un postizo tradicional el cordón que cuelga de su cuello en su condición de reo, un elemento simbólico que se ajusta a la disposición de un cabildo celebrado por la cofradía en 1603, en el que se establecía que todos los cofrades, como gesto de humildad, llevaran una soga a la garganta.  

Es cierto que su disposición y gestualidad corporal se encuentra muy alejada de la expresividad naturalista de otros desnudos de Cristo de la Semana Santa vallisoletana, como el Cristo atado a la columna y el Cristo de la Luz de Gregorio Fernández o el Cristo del Perdón de Bernardo de Rincón, verdaderas obras maestras barrocas, pero es necesario superar estos prejuicios en una talla que refleja los avatares históricos de una cofradía y de la Semana Santa vallisoletana, más aún si se juzgan con igual exigencia algunas nuevas incorporaciones al elenco procesional. 

Pedro León Sedano. Boceto del Cristo del Despojo, 1801
Hornacina en la sede de la Cofradía de Jesús Nazareno
Iglesia de Jesús, Valladolid
Una sorpresiva recuperación para el patrimonio de la Cofradía de Jesús Nazareno

El año 2007 se producía un hecho importante relacionado con la imagen del Cristo del Despojo: la devolución a la Cofradía de Jesús Nazareno del primitivo boceto tallado en 1801 por el escultor y académico vallisoletano Pedro León Sedano (1736-1809), aquel que fuera citado por Filemón Arribas en el libro sobre la Cofradía publicado en 1940, donde incluía una fotografía. En los libros de cuentas figura un pago de 160 reales a dicho escultor por la realización del boceto.

La pequeña imagen, desaparecida de la Cofradía de Jesús Nazareno en un momento impreciso de los años 50, tras permanecer durante mucho tiempo custodiada por uno de los cofrades, su viuda la entregó al cofrade Domingo González para que fuera recogida por el Alcalde de la Cofradía, por entonces Ramón Alonso Manero, para que fuera custodiada en el futuro por la Cofradía de Jesús Nazareno. Tras el acontecimiento que supuso aquella donación, la escultura fue restaurada por la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Valladolid e instalada por la Cofradía en una hornacina abierta en un muro de la escalera de su sede canónica.

El boceto del Cristo del Despojo, de gran calidad técnica, cuidada policromía, ojos de cristal, con la cabeza girada hacia la derecha y más airoso en su composición que la escultura a gran escala, está firmado por Claudio Cortijo, a pesar de lo cual José Ignacio Hernández Redondo, conservador del Museo Nacional de Escultura, relaciona el estilo de la obra con otras de Pedro León Sedano, por lo que se plantea la duda de que este escultor hubiese realizado la talla del boceto o se hubiese limitado a realizar el dibujo del mismo, algo muy difícil de concretar. 

Pedro León Sedano. Boceto del Cristo del Despojo, 1801
Cofradía de Jesús Nazareno, Iglesia de Jesús, Valladolid
BREVE SEMBLANTE DEL ESCULTOR CLAUDIO CORTIJO 

Claudio Cortijo, hijo de José Cortijo (oriundo de Zaratán) y Bernarda Hernández, nació en Valladolid el 27 de mayo de 1748, siendo bautizado en la iglesia de San Andrés seis días más tarde. Se desconoce el taller en que realizó su formación en un momento en que la estatuaria vallisoletana había perdido el esplendor de años anteriores.

En 1770, cuando contaba 21 años, contrae matrimonio con Francisca Fontaura en la desaparecida iglesia de San Esteban, antiguo templo jesuítico del Colegio de San Ambrosio. Entre 1771 y 1790 tuvo cuatro hijos y tres hijas, falleciendo su esposa en 1797, año en que fue nombrado alcalde del barrio de San Antón. Hacia 1800 contraía segundas nupcias con Manuela López Callejas, con quien tendría una nueva hija. 

En su taller vallisoletano realizó una escultura en madera poco creativa y apegada a los cánones barrocos ya en decadencia. En su producción sigue los modelos impuestos en Valladolid en el siglo XVII por maestros como Gregorio Fernández y Andrés de Solanes, sin alcanzar en ningún momento la magnificencia de aquellos, con obras que adolecen de una acusada rigidez en el tratamiento de los paños, un elemental estatismo corporal y una constante inexpresividad en los rostros, estilemas que definen a Claudio Cortijo como un escultor mediocre en el aspecto técnico y poco inspirado en su faceta creativa. 

Juan de Ávila. Paso del Despojo, actualmente Preparativos para la Crucifixión
Izda: Recreación con el Cristo del Despojo de Claudio Cortijo
Dcha: Paso actual con un Ecce Homo de Francisco de los Ríos

     Entre sus obras documentadas se encuentran la serie de Medallones de la vida de San Juan Bautista, realizada hacia 1782 para la iglesia de San Juan de Letrán, con policromía de Miguel y Tomás García; unas Sacras de Evangelio y Lavatorio elaboradas en 1782 para la iglesia de San Esteban; la Virgen del Carmen que realizada en 1797 para el desaparecido convento del Carmen Calzado preside actualmente el retablo mayor del monasterio de San Benito, obra que copia el modelo fernandino; la escultura de la Magdalena que preside el retablo mayor de la iglesia de la Magdalena de Castrillo Tejeriego (Valladolid), que realizada en 1797 sigue el modelo creado por Gregorio Fernández (con el que Pedro de Mena alcanzaría la excelencia); el anodino San Andrés de la Ermita de Capilludos de Castrillo Tejeriego; el Cristo del Despojo de la Cofradía de Jesús Nazareno de Valladolid, que realizado en 1801 es su obra más destacada ; y dos Ángeles de 1807 que coronaban los púlpitos realizados por José Bahamonde para la catedral de Valladolid. 

Claudio Cortijo. Magdalena penitente, 1797
Retablo de la iglesia de la Magdalena de Castrillo Tejeriego
(Foto Javier Baladrón, blog Arte en Valladolid)

     Entre las obras atribuidas se encuentra un San José con el Niño de 1794, al culto en la iglesia de Mahamud (Burgos); una Piedad que datada hacia 1800 recibe culto en la iglesia de San Nicolás de Bari de Pollos (Valladolid); una Dolorosa del Humilladero del Santo Cristo de Villabáñez (Valladolid); las esculturas que componen el Retablo del Santísimo Cristo de la Cruz de la iglesia de la Asunción de Castronuevo de Esgueva (Valladolid), obra del ensamblador Eustaquio Bahamonde de 1791, donde las imágenes de Jesús atado a la columna y el Ecce Homo se relacionan con el Cristo del Despojo; finalmente el Cristo del paso de la Oración del Huerto, realizado hacia 1800 y conservado en la iglesia de San Pedro de Tordesillas. 

Claudio Cortijo moría a los 65 años, a causa de un accidente, el 10 de abril de 1813, siendo enterrado en la iglesia de San Esteban.

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 





Claudio Cortijo. Cristo de la Oración del Huerto, h. 1800
Iglesia de San Pedro, Tordesillas
(Foto Javier Baladrón, blog Arte en Valladolid)
 Bibliografía 

ARRIBAS ARRANZ, Filemón: La Cofradía Penitencial de N. P. Jesús Nazareno de Valladolid, Andrés Martín, Valladolid, 1946. 

BALADRÓN ALONSO, Javier: Noticias biográficas, obras documentadas y atribuciones de escultores vallisoletanos del siglo XVIII: de José Pascual a Claudio Cortijo. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSSA) nº 83, Universidad de Valladolid, 2017, pp. 211-234. 

EL NORTE DE CASTILLA: El Nazareno recupera una talla que custodió un cofrade en privado, Semana santa, Valladolid, 6 de abril de 2017. 

GARCÍA CHICO, Esteban: Documentos para el estudio del arte en Castilla 3, Pintores II, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1946. 

GARCÍA CHICO, Esteban: Los grandes imagineros en el Museo Nacional de Escultura. Valladolid, 1965, pp. 73-75. 

HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio: Preparativos para la Crucifixión. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús. Pasos restaurados. Museo Nacional de Escultura. Valladolid, 2000, pp. 64-72. 

LUNA MORENO, Luis: Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. En: GARCÍA DE WATTENBERG, Eloísa. Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid. Valladolid, 1986, pp. 76-78. 

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