7 de junio de 2021

Theatrum: BODEGÓN, el naturalismo pictórico elevado a categoría científica


 





BODEGÓN CON MELÓN, UVAS, CESTA, PAN, PAÑO Y RECIPIENTES

Luis Egidio Meléndez (Nápoles, 1716 – Madrid, 1780

Entre 1760 y 1777

Óleo sobre lienzo, 50 x 37 cm

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Pintura barroca. Escuela madrileña. Género de bodegón

 

 





     Tras aisladas experiencias del siglo XVI, en que algunos pintores incluyeron elementos de estas características en escenas figurativas y narrativas, el género de la pintura de “bodegón”, también conocida como “naturaleza muerta”, se consolidó en España a comienzos del siglo XVII, momento en que ya aparecen referencias específicas al género de bodegón, como ocurre en el Tesoro de la lengua castellana del erudito Sebastián de Covarrubias (1539-1613), obra publicada en 1611. No obstante, el género sería infravalorado por algunos autores, entre ellos por el pintor y tratadista gaditano Francisco Pacheco (1564-1644), que consideraba estas pinturas como un simple entretenimiento en la emulación de la naturaleza, cuyos valores eran la exacta imitación de la realidad a través de la utilización del color, la iluminación, la maestría en la recreación de las diferentes texturas y la disposición de los elementos. Una posición más tajante y hostil fue la que mantuvo el pintor florentino Vicente Carducho (1585-1638), que en su obra Diálogos de la pintura, publicada en Madrid en 1633, considera al bodegón no sólo muy alejado de los grandes temas históricos, mitológicos o religiosos, sino también como un género tabernario de manifiesta bajeza, al que se dedican pintores que no han alcanzado notoriedad ni demuestran tener un destacable ingenio. 

Una postura completamente contraria fue mantenida por algunos místicos y religiosos del siglo XVII, que encontraban en estas pinturas un simbolismo religioso que los feligreses identificaban perfectamente. El precedente a este pensamiento se puede rastrear en Fray Luis de Granada (1504-1588), que interpretaba estas pinturas como una representación de la grandeza divina, aunque en realidad durante la época barroca este tipo de simbolismo sólo se puede interpretar en pinturas aisladas, como en la Cesta de naranjas (símbolo mariano) o el Agnus Dei (símbolo de Cristo) de Zurbarán. 

     Entre los bodegonistas españoles pioneros se encuentran el toledano Blas de Prado (1545-1599) y su discípulo, el también toledano Juan Sánchez Cotán (1560-1627), así como el madrileño Juan van der Hamen (1596-1631). La estela fue continuada en el siglo XVII por el fuentecanteño Francisco de Zurbarán (1598-1664), el vallisoletano Antonio de Pereda (1611-1678) y el madrileño Juan de Arellano (1614-1676), que experimentaron tanto en el bodegón como en pinturas de flores, al igual que lo hicieran el vallisoletano Diego Valentín Díaz (1586-1660) y su discípulo el palentino Felipe Gil de Mena (1603-1673). El género fue continuado en el siglo XVIII por dos de los escasos maestros que destacaron en la segunda mitad del siglo: el napolitano Luis Egidio Meléndez (1716-1780) y el madrileño Luis Paret y Alcázar (1746-1799), este último decantado por el estilo rococó francés. 

Como rasgos estéticos comunes que caracterizan al prototípico bodegón español se encuentran su austeridad, sobriedad y formalidad, destacando un repertorio de objetos y alimentos colocados sobre sencillos plintos y bajo una luz que origina grandes contrastes sobre un fondo oscuro o neutro, destacando la representación de sugestivos alimentos, tentadores para el espectador y muestra de los sencillos placeres de la vida. La maestría que en ellos manifestaron aquellos pintores, permite apreciar múltiples pormenores de la vida cotidiana de diferentes épocas a través de los minuciosos objetos de cocina y los utensilios caseros más habituales, así como un claro reflejo de las relaciones sociales, los afanes decorativos y los gustos gastronómicos de cada momento, difundiendo unos mensajes que oscilan desde la simbología religiosa hasta una expresión material de prosperidad. 

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con jamón, huevos y recipientes, 3er cuarto XVIII
Museo del Prado
Dcha: Bodegón con melón, uvas, pan y utensilios, 1760-1777
Museo Nacional de Escultura 
EL BODEGÓN DE LUIS MELÉNDEZ DE VALLADOLID       

Se desconocen las circunstancias en que esta pintura llegó a la ciudad del Pisuerga, cuya primera noticia es su aparición entre los fondos del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid, solemnemente inaugurado el 4 de octubre de 1842 en su sede del Palacio de Santa Cruz, institución refundada como Museo Nacional de Escultura a comienzos de 1933 a instancias de don Ricardo de Orueta, director General de Bellas Artes en tiempos de la Segunda República, pasando el museo a ocupar el Colegio de San Gregorio. 

El bodegón, pintado al óleo sobre lienzo, aparece firmado en el ángulo superior derecho con el anagrama “L. M z”, forma habitual de plasmar su firma el pintor Luis Meléndez. Son sus características estilísticas y materiales las que ponen esta pintura en relación con la pródiga y curiosa serie de bodegones del pintor conservada en el Museo del Prado, un conjunto concebido en el ambiente ilustrado dieciochesco cuyo devenir ha sido estudiado por la historiadora María del Carmen Espinosa.

Hoy sabemos que aquella colección de “naturalezas muertas” formaron parte del Gabinete de Historia Natural creado por iniciativa del Príncipe de Asturias —futuro Carlos IV— en el nuevo Palacio Real de Madrid, posiblemente atendiendo el gusto italiano de su esposa María Luisa de Parma, aunque se desconoce si fue un encargo realizado por la Casa Real o la adquisición de un conjunto previamente realizado por Luis Meléndez, que se refiere a él declarando que su "representación consiste en las quatro estaciones del año, y más propiamente los quatro elementos, a fin de componer un divertido Gavinete con toda la especie de comestibles que el clima español produce." El hecho de que el conjunto fuera entregado en fases sucesivas y el no existir datos documentales, no permite establecer una fecha concreta de realización, sino en una horquilla entre 1760 y 1777.

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con peras, pan, alcarraza, cuenco y frasca, 1760
Dcha: Bodegón con pichones, cesta de comida y cuencos,
3er cuarto XVIII, Museo del Prado

     En 1778 la colección de bodegones sería trasladada a la Casita del Príncipe del Real Sitio de El Escorial y hacia 1785 al Palacio de Aranjuez, desde donde pasó a formar parte de las colecciones reales destinadas al Museo del Prado. 

Al igual que la serie de la pinacoteca madrileña, este bodegón vallisoletano representa la expresión más noble de lo vulgar, la proporción y el rotundo naturalismo que elevaron la categoría del género. Con evidentes vínculos con la pintura napolitana, la obra de Luis Meléndez marca la evolución del bodegonismo hispano, adquiriendo un papel fundamental en el proceso creativo de un género que ya tiene vida propia y que se sitúa como bisagra entre el crudo ascetismo de las vanitas del siglo XVII y las futuras creaciones trágicas de Goya. 

En este bodegón se representan frutas y objetos colocados cuidadosamente sobre una mesa de madera para establecer distintos planos que son definidos por una luz natural que penetra por una supuesta ventana situada en el ángulo superior izquierdo, lo que funde los elementos en una semipenumbra que se recorta sobre un fondo neutro muy oscuro.


Luis Meléndez, 1760
Izda: Bodegón con naranjas, melero, cajas de dulces y sandías
Dcha: Bodegón con plato de cerezas, ciruelas, jarra y queso
Museo del Prado

     En primer plano aparece un melón de gran tamaño que corresponde a la variedad cantalupo, con el reticulado de la corteza minuciosamente descrito en tonos amarillentos, lo que indica el grado de maduración del fruto. A su lado se coloca un gajo de uvas de moscatel muy maduras y en un segundo plano una orza de barro, con el cuello barnizado, sobre la que reposa un cuenco recubierto de barniz vidrioso que aparece inclinado por apoyarse sobre un cucharón de madera. Tras el melón es perceptible una botella de vidrio con un tapón de corcho. El tercer plano está ocupado por una cesta que contiene un juego de platos de loza con el borde azulado, un paño enrollado, posiblemente un mantel, un pan cortado con un alimento en su interior y un cuchillo del que asoma parte del mango. 

Todos estos elementos están ejecutados con un exquisito grado de depuración, con un tratamiento lumínico que proporciona una vida atemporal a los productos representados, muy en consonancia con los repertorios botánicos que con un sentido racional y científico proliferaron en el siglo XVIII, en este caso con una composición sobria y elegante por su sencillez y con una gama cromática precisa y sugerente. Destaca, como en toda la serie realizada por Luis Meléndez, el verismo conseguido en el tratamiento de las diferentes texturas, como la superficie veteada de la mesa de madera, las matizadas calidades de la piel de los frutos, la rugosidad del barro torneado y su contraste con los esmaltes brillantes, el brillo del vidrio de la botella y las oquedades del corcho, así como el minucioso trenzado del paño textil, contribuyendo a que los ingredientes del bodegón adquieran una corporeidad asombrosa. 

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con besugos, naranjas, ajos, condimentos y utensilios de cocina, 1772
Dcha: Bodegón con salmón, limón y recipientes, 1772
Museo del Prado
EN TORNO AL PINTOR LUIS MELÉNDEZ

Luis Egidio Meléndez nació en Nápoles en 1716, en el seno de una familia española de origen asturiano relacionada con la actividad artística, pues fue su padre el ovetense miniaturista Francisco Meléndez de Ribera, casado en Nápoles con María Josefa Durazo, y su tío el retratista Miguel Jacinto Meléndez, ambos desplazados a Madrid en 1717. Junto a su padre inició su formación en la capital, pasando a completar su aprendizaje en la Junta Preparatoria de la Academia de San Fernando, donde fue alumno de Louis-Michel van Loo, francés afincado en Madrid y pintor de cámara de Felipe V, junto al que estudió a fondo la técnica del retrato, como se puede comprobar en el magnífico autorretrato que hiciera en 1746 y que actualmente se conserva en el Museo del Louvre. 

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con albaricoques, bollos y recipientes, 3er cuarto XVIII
Dcha: Bodegón con naranjas, melón y cajas de dulces, 3er cuarto XVIII
Museo del Prado

     A raíz de una disputa de su padre con la Academia, por la que fue relevado de su cargo de profesor, junto a un conflicto generado con Louis-Michel van Loo, por este mismo motivo, en 1748 Luis Meléndez fue expulsado de la institución, tras lo que decidió marchar a Italia en búsqueda de nuevas oportunidades. Allí permaneció desde 1748 a 1753, realizando algunas pinturas —perdidas— para Carlos III, por entonces rey de Nápoles. En 1753, por consejo de su padre, regresó de nuevo a Madrid para colaborar en la realización de miniaturas en el proceso de reconstrucción de libros de coro de la capilla real que se habían deteriorado en el incendio del Alcázar de Madrid producido en 1734. Su petición en 1760 de conseguir el nombramiento de pintor de cámara del rey Carlos III fue rechazada. 

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con ciruelas, brevas, pan, jarra y barrilete, 1760-1770
Dcha: Bodegón con limas, caja de jalea, mariposa y recipientes, 3er cuarto XVIII
Museo del Prado
     Entre 1759 y 1774, ya convertido en especialista en bodegones, realizó cuarenta y cuatro pinturas de este género destinadas al ya mencionado Gabinete de Historia Natural auspiciado por el Príncipe de Asturias (futuro Carlos IV), unas pinturas que ponen de manifiesto el magistral dominio del dibujo y un realismo perfeccionista que le sitúan como maestro de la fuerza expresiva y casi mago de la técnica. A pesar de su talento, Luis Meléndez vivió en la pobreza la mayor parte de su vida, siendo ignorado y encontrándose en una situación de indigencia cuando se produjo su muerte en Madrid en 1780. 

 

Luis Meléndez
Izda: Bodegón con chorizos, jamón y recipientes, 1772
Dcha: Bodegón con pepinos, tomates y recipientes, 1774
Museo del Prado

Informe y fotografías del bodegón vallisoletano: J. M. Travieso.

Resto de fotografías: Museo del Prado.

 

 

Bibliografía 

ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Bodegón. En: MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. Museo Nacional de Escultura: colección. 2015. pp. 268-269. 

ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Bodegón. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús, Obras del Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1997, pp. 104-105. 

Luis Meléndez. Autorretrato, 1746
Museo del Louvre, París
ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Bodegón. En: VELICIA BERZOSA, José Eugenio, Las Edades del Hombre: El contrapunto y su morada, Valladolid, 1993, pp. 210-211. 

CHERRY, Peter: Bodegón con melón de Cantalupo, uvas, puchero, cesta con pan y objetos de mesa. En: LUNA, Juan José: Luis Meléndez. Bodegones, Madrid, 2004, pp. 170-171. 

ESPINOSA MARTIN, María del Carmen: Aportes documentales a los bodegones de Luis Meléndez. Boletín del Museo del Prado nº 28, Madrid, 1989, pp. 67-77. 

LUNA, Juan José: Miscelánea sobre bodegones. De Meléndez a Goya. Goya, Revista de Arte nº 183, Madrid, 1984, pp. 151-157. 

LUNA, Juan José: Un pequeño inventario de pinturas del Palacio de Aranjuez en torno a 1800. Boletín del Museo del Prado nº 14, Madrid, 1984, pp. 123-126. 





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