RETABLO DEL LLANTO SOBRE CRISTO
MUERTO
Anónimo conocido como Maestro de
San Pablo de la Moraleja
1510-1515 / 1530
Madera policromada
Capilla del beneficiado González,
iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey (Valladolid)
Escultura hispano-flamenca tardogótica
Este retablo preside una espaciosa capilla que se abre en la nave del
lado de la Epístola de la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey. Fue
edificada entre finales del siglo XV y la primera mitad del XVI por el
reverendo señor ¿Juan? González, beneficiado mayor de la iglesia (fallecido el
20 de junio de 1541), según informa una inscripción de recorre los muros de la
misma. Es, por tanto, un resto de la primitiva construcción gótica de la
iglesia, previa a la reconstruida por Rodrigo Gil de Hontañón a partir de 1560,
cuyas obras culminaron en 1602.
Siguiendo la tipología en boga en el primer tercio del siglo XVI, la estructura
del retablo ofrece un elegante estilo plateresco, aunque un estudio
pormenorizado permite apreciar que algunos de sus componentes siguen la
tradición gótica-tardía, como es el caso del gran altorrelieve central con el
tema del Llanto sobre Cristo muerto, cuyos paneles laterales presentan
una decoración flamígera, así como el grupo del Calvario que corona el
ático, realizado por el mismo escultor, elementos que se pueden datar entre
1510 y 1515 y que contrastan con el repertorio decorativo del resto del
retablo, muestra de la modalidad renacentista imperante en la época.
Esto induce a pensar que el retablo, tal y como aparece hoy día, fue
ensamblado hacia 1530 con esculturas reaprovechadas de otro anterior, a las que
se adaptaron el resto de los elementos que lo componen. Consta de banco, un único
cuerpo con una calle central y dos entrecalles, un voluminoso ático y un
guardapolvo ornamentado con decoración de grutescos en relieve que se remata en
la parte superior con un arco trilobulado. Separan las calles finas columnas con
decoración en relieve a candelieri, con el banco y las entrecalles
ocupadas por hornacinas aveneradas y en el arranque del ático un friso con
pequeñas cabezas de querubines alados.
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Banco: Donante, San Mateo y San Marcos |
El retablo presenta la peculiaridad de incluir en el banco y a los lados
del relieve central las figuras devotas de hasta cuatro donantes difíciles de
identificar, pues al beneficiado González le sucedieron como patronos de la
capilla su sobrino, el bachiller González, y sus sucesores, que hicieron incluir
sus efigies en el retablo.
ICONOGRAFÍA DEL
RETABLO
Banco
Actualmente el retablo está depositado sobre una pequeña plataforma a
ras de suelo, aunque en origen, como era preceptivo, el banco iría situado por
encima de la altura del altar. Consta de cuatro encasamentos centrales que
albergan bajo veneras las figuras de los Cuatro Evangelistas, apareciendo de
izquierda a derecha San Mateo, San Marcos, San Juan y San
Lucas, los cuatro sedentes sobre escritorios, escribiendo sus textos, con
las cabezas individualizadas y acompañados a sus pies del correspondiente símbolo
del Tetramorfos, destacando como nota curiosa el aspecto aniñado de San Juan.
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Banco: San Juan, San Lucas y donante |
Se completa en los extremos, en hornacinas aveneradas alineadas con las
entrecalles, con las figuras arrodilladas de dos donantes que portan largos
rosarios, posiblemente el bachiller González y su esposa, obras de discreta
calidad que se incorporarían al retablo cuando se recompuso hacia 1530.
El altorrelieve
central: LLANTO SOBRE CRISTO MUERTO
La caja central está ocupada por el impresionante grupo escultórico del Llanto
sobre Cristo muerto, que muestra el inconfundible estilo de un desconocido
escultor denominado Maestro de San Pablo de la Moraleja, un maestro posiblemente
de origen germano-flamenco, que estuvo activo en tierras vallisoletanas y
palentinas en la primera década del siglo XVI y que ha recibido este apelativo a
partir de que María Jesús Ocampo1 señalara en 1934 las similitudes
entre este grupo escultórico de Nava del Rey y otro que por entonces recibía
culto en la parroquia de San Pablo de la Moraleja (Valladolid), actualmente
conservado en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid. Esta opinión es compartida
por Julia Ara Gil, que apunta al grupo de Nava como más evolucionado en el tiempo
y relaciona el estilo escultórico, especialmente en ropajes y adornos, con
esculturas realizadas en la comarca de Limburgo2.
El grupo escultórico ocupa un espacio organizado a modo de escenario en
dos registros, uno superior en cuyo fondo aparecen pintados los dos ladrones
crucificados, con una vista en la lejanía de la ciudad de Jerusalén. Sobre el
tablero se apoya una cruz desnuda rodeada de cinco figuras de ángeles, uno
sobre el madero de la cruz con gesto de aceptación, dos con gesto doliente y en
los extremos otros dos de mayor tamaño portando dos Arma Christi: la
columna de la Flagelación y el paño de la Verónica.
El registro inferior está ocupado por ocho figuras que forman un bloque
compacto que representa el Llanto sobre Cristo muerto, con una sucesión
de figuras a la misma altura cuyo juego de ritmos conduce al espectador a
concentrarse en la figura de Cristo, situado en primer término y describiendo
una diagonal que parte de la cabeza, sujetada por San Juan, y llega a
los pies, con María Magdalena sujetando las piernas y lujosamente
ataviada.
Por detrás se halla la Virgen con gesto doliente, con las
manos cruzadas al pecho como gesto de aceptación del sacrificio, acompañada por
las dos santas mujeres que asistieron a la muerte de Jesús, María Salomé,
representada como una joven que eleva su mirada y enjuga sus lágrimas en un
pañuelo, y María Cleofás, mujer madura con las manos unidas en gesto de
oración y la cabeza cubierta por el manto. En los extremos se colocan los dos
personajes que participaron en el desenclavo y descendimiento de Cristo: en la
parte izquierda José de Arimatea, de rostro barbado y cubierto por un
gorro cónico, que sujeta la corona de espinas recién retirada de la cabeza, y
en la parte derecha Nicodemo, con el rostro rasurado y la cabeza
cubierta por un turbante. Ambos lucen ricas vestiduras, de acuerdo a su
condición de influyente miembro del Sanedrín y de magistrado judío respectivamente.
Este dramático pasaje no se encuentra descrito en los Evangelios canónicos
ni en los Apócrifos, siendo los textos de Mateo y Marcos los que citan someramente
que María Magdalena y las Santas Mujeres asistieron de lejos a la crucifixión. La reunión de personajes que establece la
iconografía del Llanto sobre Cristo muerto surgió a finales de la Edad
Media como un ejercicio de imaginación mística, impregnado de sensibilidad
religiosa, con la finalidad de acercar a los fieles el drama humano del proceso
de la Pasión descrito en los textos sagrados.
En esta representación se incluyen elementos que adquieren un carácter
simbólico, como la calavera colocada bajo la figura de Jesús, que alude a la antigua
creencia de que en el Gólgota se encontraba la sepultura de Adán, según la
leyenda de la Invención de la cruz tomada por Jacobo de la Vorágine del
Evangelio apócrifo de Nicodemo, lo que viene a significar la redención de la
humanidad, condenada por el pecado de Adán, mediante el sacrificio Cristo.
Sobre los paneles laterales de la caja, decorados con tracerías flamígeras, se
encuentran representados el sol y la luna, elementos tradicionalmente presentes
en el tema de la Crucifixión.
En los extremos del grupo escultórico aparecen superpuestas dos figuras
de donantes en actitud orante, talladas independientemente y adosadas al
conjunto. El que tiene un tamaño inferior, que aparece a la derecha con vestiduras
negras y un bonete a los pies —con un estilo más cercano al del grupo
escultórico en sus facciones— podría ser el beneficiado González, fundador de
la capilla, mientras que el que aparece a la izquierda con vestiduras claras
podría tratarse de su sobrino, figura posiblemente incorporada en 1530 como
comitente del retablo.
Primer
cuerpo
En las entrecalles que flanquean el grupo escultórico central aparecen cuatro
hornacinas aveneradas, dispuestas a dos alturas a cada lado, que contienen
relieves renacentistas de autoría desconocida. En la parte inferior están
representados los apóstoles San Pedro y San Pablo. Ambos aparecen
ligeramente escorzados, sugiriendo una posición de contraposto y sujetando
libros y los atributos tradicionales que los identifican: las llaves y la
espada.
Sobre ellos, en la parte superior, se encuentran dos santos fundadores.
En la parte izquierda San Francisco de Asís, revestido del hábito
franciscano en el pasaje de la estigmatización durante su retiro en el Monte
Alvernia, de la que fue testigo el hermano León, que aparece incluido en la escena
a escala reducida, y en la parte derecha Santo Domingo de Guzmán, que
aparece con el hábito dominico albinegro, símbolo de pureza y penitencia, sujetando
un báculo o bastón y acompañado a sus pies de la cabeza de un perro que sujeta
un antorcha encendida, tradicional atributo referido al sueño de su madre, la
beata Juana de Aza, que fue interpretado por Santo Domingo de Silos como una
premonición de que su hijo encendería el fuego de Jesucristo en el mundo por
medio de la predicación.
Ático:
CALVARIO
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Detalle de José de Arimatea, San Juan y la Virgen |
Corona el retablo un Calvario
en el que los rasgos estilísticos de sus componentes, en opinión de Julia Ara
Gil3, inducen a pensar que fueron realizados en el mismo taller del
grupo del Llanto sobre Cristo muerto, aunque no alcanzan su calidad. La
figura más interesante es la de Cristo crucificado, cuyo cuerpo describe
una acusada curvatura según los modelos góticos tardíos, con los brazos casi en
horizontal y los pies sujetos a la cruz con rotación interna. Rasgos característicos
del Maestro de San Pablo de la Moraleja son la larga melena de Cristo, con dos
largos mechones que discurren sobre el pecho en forma muy afilada, y el
perizoma ajustado a la cintura formando pliegues menudos que recuerdan las
telas mojadas, en este caso con un anudamiento en la parte izquierda.
Rodean la cruz leñosa del crucificado cuatro ángeles, desprovistos de
alas, que portan cálices en los que recogen la sangre de Cristo que mana de las
llagas de las manos, los pies y el costado, siendo este último el único que
mantiene el cáliz sin mutilar. Su presencia está relacionada con el culto a las
llagas de Cristo extendido a finales de la Edad Media por los franciscanos,
cuya veneración se reitera en el retablo en los dos ángeles colocados sobre el
arco del guardapolvo, que sujetan los escudos de las cinco llagas.
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Detalle de María Salomé, María Cleofás y Nicodemo |
Completan el Calvario las figuras de la Virgen y San
Juan. María, vestida con una túnica dorada, un abultado manto azul y una toca
blanca, extiende las manos juntas como manifestación de dolor, sentimiento que
no se refleja en su rostro, ensimismado y un tanto inexpresivo. San Juan luce
igualmente una túnica dorada y un amplio manto de color rojo oscuro, presentando
como rasgo atípico el llevar colgado a la cintura el estuche con los
instrumentos de escritura en su condición de evangelista. Su semblante es muy
similar a su representación en el banco, aunque en este caso con un marcado
rictus de dolor por la boca caída, recurso expresivo que se repite en las
figuras del grupo principal de este retablo, en el grupo del Museo Diocesano y
Catedralicio de Valladolid y en otras esculturas que se atribuyen a este
anónimo maestro.
Adenda
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Detalle de María Magdalena |
En relación con este retablo de Nava del Rey, que fue objeto de una
restauración integral entre los años 1995 y 1997 por la Junta de Castilla y
León, el historiador alemán Georg Weise, especializado en el arte medieval y
renacentista español, lo relacionó con otro que desarrollando igualmente el tema
del Llanto sobre Cristo muerto y coronado por un rico doselete se
encuentra en la capilla de los Zapata de la iglesia de San Pablo de Palencia, obra
que ha recibido distintas atribuciones. A este respecto, especializados historiadores
como Ara Gil, Parrado del Olmo, Gilman Proske y Portela Sandoval relacionan
este relieve con el realizado por el denominado Maestro Antonio para el banco del
retablo de la iglesia de la Asunción de Dueñas (Palencia). Sirvan estas dudas para
expresar el deseo de que nuevos investigadores tomen el relevo y contribuyan a
desentrañar los secretos del inmenso patrimonio castellano-leonés.
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Figuras adosadas de donantes |
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
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Entrecalles del cuerpo: San Pedro y San Pablo |
Notas
1 OCAMPO, María Jesús: Papeletas sobre escultura gótica en Castilla. Los grupos de San Pablo de la Moraleja y Nava del Rey. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) Tomo 3, Universidad de Valladolid, 1934-1935, pp. 403-409.
2 ARA GIL, Clementina Julia: Calvario y Llanto sobre Cristo muerto. Catálogo Exposición “Angeli”-Las Edades del Hombre, Lerma, 2019, pp.108-110.
3 ARA GIL, Clementina Julia, op. cit, p. 110.
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Entrecalles del cuerpo: San Francisco y Santo Domingo |
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Ático: Calvario |
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Ático: Detalle del Calvario |
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El retablo en la iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey |
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Maestro de San Pablo de la Moraleja Llanto sobre Cristo muerto, h. 1500 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
OTRAS OBRAS DEL MAESTRO DE SAN PABLO DE LA MORALEJA
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Llanto sobre Cristo muerto, h. 1500 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
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Llanto sobre Cristo muerto, h. 1500 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
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Llanto sobre Cristo muerto, h. 1500 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid
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Atribuido al Maestro de San Pablo de la Moraleja San Roque, s. XVI Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
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Izda: José de Arimatea del retablo del Llanto sobre Cristo muerto Iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey Dcha: San Roque, Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
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Atribuido al Maestro de San Pablo de la Moraleja San Roque, h. 1500, Colegiata de San Antolín, Medina del Campo |
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Atribuido al Maestro de San Pablo de la Moraleja Cristo crucificado, s. XVI Convento de Santa Clara, Valladolid |
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Atribuido al Maestro Antonio Retablo del Llanto sobre Cristo muerto, s. XVI Capilla de los Zapata, iglesia de San Pablo, Palencia |
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