SAN SEBASTIÁN
Giuseppe Giorgetti (documentado en
Roma 1668-1682)
1671
Mármol
Basílica de San Sebastián
Extramuros, Roma
Escultura barroca italiana
Paradójicamente, al contrario que otros santos, que suelen ser
representados acompañados del atributo que fuera la causa de su muerte, San
Sebastián ha sido masivamente representado atado y con el cuerpo atravesado por
flechas de cuyas heridas pudo sobrevivir, en unos casos como un hombre de edad
avanzada, dado su rango militar, sobre todo en época medieval, y en otros como un
joven —incluso adolescente— cuya iconografía se remonta a finales del siglo XIII.
Como afirma Emile Mâle, San Sebastián fue para los artistas, desde finales de
la Edad Media, el mártir por excelencia.
Entre las fuentes literarias que proporcionaron inspiración a las
representaciones de San Sebastián la más antigua es la Depositio martyrum,
redactada a mediados del siglo IV. De esa misma época es el Comentario al
salmo CXVIII, en el que San Ambrosio, arzobispo de Milán, relata su nacimiento
en una familia cristiana de Narbona, su infancia en Milán y su traslado a Roma.
A San Ambrosio también le son atribuidos los relevantes textos de las Acta
Sancti Sebastiani Martyris, redactados en el siglo V por el monje Arnobio
el joven.
Fue durante el Renacimiento cuando se popularizó la imagen de San Sebastián como un efebo desnudo, apenas cubierto por un paño de pureza, en la que el estudio anatómico y la búsqueda del ideal de belleza fueron elementos determinantes, siendo repetidamente representado por los grandes maestros pintores y escultores de los siglos XV y XVI, en unos casos con la ambientación de un paisaje con ruinas romanas (Andrea Mantegna, Perugino,…) o con profundas panorámicas naturalistas de fondo, con búsqueda de perspectiva (Il Sodoma), y en otras limitándose al árbol en que aparece amarrado (El Greco). Este tratamiento tuvo continuidad durante el Barroco, como en el caso de Rubens, aunque durante el siglo XVII algunos escultores comenzaron a experimentar posturas completamente novedosas, como es el caso de Gian Lorenzo Bernini (San Sebastián, 1616, Museo Thyssen, Madrid), así como de otros escultores que se movieron en su ámbito de influencia, como Giuseppe Giorgetti.
LA NOVEDOSA ICONOGRAFÍA DE SAN SEBASTIÁN DE GIUSEPPE GIORGETTILa escultura marmórea de San Sebastián se encuentra colocada en una de
las capillas de la Basílica de San Sebastián Extramuros, también conocida como San
Sebastián de las Catacumbas por estar levantada junto a las mismas, en plena Vía
Apia de Roma. La fundación del templo data del siglo IV y estuvo dedicado a los
apóstoles Pedro y Pablo, pasando en época medieval a ser consagrada a San Sebastián,
donde estuvieron depositadas sus presuntas reliquias, extraídas de la vecina
catacumba romana, hasta que fueron trasladadas a la basílica de San Pedro del
Vaticano. El aspecto actual de la basílica responde a la reconstrucción
realizada en el siglo XVII por el arquitecto Flaminio Ponzio, a cuya muerte le
sucedió Giovanni Vazanzio, que finalizó las obras.
La magnífica escultura de San Sebastián moribundo es completamente
rompedora en su iconografía. Fue esculpida en 1671 por el escultor romano Giuseppe
Giorgetti, aunque algunos apuntan un posible diseño del pintor y escultor Ciro
Ferri, discípulo y colaborador de Pietro da Cortona. Considerada como la obra
maestra de este escultor, en ella se funde una exquisita habilidad técnica en
el tratamiento del mármol, con un meticuloso estudio del cuerpo humano para dotar
a la escultura de un paganismo helenístico y de un profundo sentimiento místico
que la hace palpitar.
La tersura apolínea y perturbadora de la atlética anatomía del santo
contrasta con los menudos pliegues de un largo sudario que serpentea por su
cuerpo, destacando el trabajo de las manos —con los dedos arqueados sobre la
piel— y la cabeza, tratada al modo clasicista, con los ojos entornados, la boca
entreabierta, una barba rala de escaso volumen junto a las mejillas y un
abultado cabello de grandes rizos que están trabajados con precisión a trépano.
La cabeza reposa sobre su indumentaria de centurión, siendo visibles parte de la lorica metálica y las mangas de la túnica formada por cintas rematadas con flecos en forma de tirabuzones. El cuerpo reposa sobre una base rocosa que, al contrario que los elementos citados, cuidadosamente pulimentados, presenta la superficie del mármol simplemente desbastada, lo que produce un atractivo contraste. Sobre la anatomía destacan tres flechas en bronce dorado que como postizos aparecen clavadas en la parte derecha de la cintura y sobre el muslo y el brazo izquierdos.
Por otra parte, la representación de la figura de San Sebastián entre el placer y el dolor, entre el sueño y el éxtasis, presenta grandes similitudes con La muerte de la beata Ludovica Albertoni que en el mismo tiempo, entre 1671 y 1674, realizara Gian Lorenzo Bernini para la iglesia de San Francesco a Ripa, igualmente en el barrio del Trastevere de Roma, una genial obra maestra en la que Bernini repite la experiencia de agitación mística que infundiera al grupo del Éxtasis de Santa Teresa realizado entre 1647 y 1652 para la iglesia romana de Santa María de la Victoria. En la misma basílica de San Sebastián, junto a la escultura de Giuseppe Giorgetti, se conserva el impresionante Busto del Salvador realizado por Bernini en 1679, cuando tenía ochenta años.
LA DESCONICIDA PERSONALIDAD DE GIUSEPPE GIORGETTI
Basílica de San Sebastián Extramuros, Roma |
Tras la muerte de su hermano Antonio en 1669 toma la dirección del
taller, pasando a convertirse en el escultor de confianza de la familia
Berberini, para la que restauró un relieve de una antigua tumba griega que
actualmente se conserva en el Palazzo alle Quattro Fontane de Roma.
En 1670 realiza los estucos decorativos de la capilla funeraria del
cardenal Antonio Barberini en la iglesia de Santa Rosalía en Palestrina, que
serían su primera obra independiente. Ese mismo año realiza una copia del busto
de Maria Barberini Duglioli, nieto de Urbano VIII, cuyo original había sido
realizado por Bernini en 1626, actualmente perdido. En 1671 restauró una
estatua de Baco para el Palacio Barberini de Roma y realizó la escultura
yacente de San Sebastián para la reorganización de la basílica de San Sebastián
Extramuros promovida por el cardenal Francesco Barberini.
Stefano Maderno. Santa Cecilia, 1600 Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, Roma |
En Roma esculpió dos figuras alegóricas que sostienen el escudo de
Urbano VIII en la fachada de la iglesia de los santos Luca y Martina y
construyó el altar mayor de la iglesia de San Rocco. Durante esos años, según
la documentación, realiza para los Barberini inscripciones, placas y bocetos
para obras en papel maché.
En 1675 realizó la cruz que sostiene la Magdalena de Cristoforo Stati en
la iglesia de Sant’Andrea della Valle y la estatua de Carlo Barberini del
oratorio contiguo a la capilla familiar de esta iglesia.
A partir de esos años realiza numerosas obras que siempre fueron
encargadas por el cardenal Francesco Barberini. Giuseppe Giorgetti trabajó repetidas
veces junto a Lorenzo Ottoni, como en 1677 en una fuente del Palacio Barberini,
en 1678 en el monumento funerario de George Conn, secretario del cardenal, de
la iglesia de San Lorenzo in Damaso, y en 1679 en la restauración de la célebre
escultura del Fauno Barberini descubierta en el Castillo de Sant’Angelo,
actualmente en la Gliptoteca de Múnich. Ese mismo año realizó una estatua
conmemorativa de Urbano VIII para Pesaro, que fue destruida en 1797, y el
sepulcro de su patrón en San Pedro, donde se le atribuye la figura de la Fama y
la decoración. Tras la muerte de su
mecenas en 1679, no se tienen más noticias de Giuseppe Giorgetti.
Izda: Bernini. Beata Ludovica Albertoni, 1671-1674, iglesia de San Francesco a Ripa, Roma Dcha: Giuseppe Giorgetti. San Sebastián, 1671, basílica de San Sebastián Extramuros, Roma |
Informe: J. M. Travieso.
Bernini. Busto del Salvador (Salvator Mundi), 1679 Basílica de San Sebastián Extramuros, Roma |
José de Ribera. San Sebastián curado por Santa Irene, 1621 Museo de Bellas Artes, Bilbao |
Nicolas Régnier. San Sebastián curado por Santa Irene, 1625 Musée d'Arts, Nantes |
Alejandro Ferrant. Entierro de San Sebastián, 1877 Museo del Prado, Madrid |
Extraordinario artículo sobre la descripción de la gran obra de Giuseppe Giorgetti. Felicidades
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