Escultura: Gregorio Fernández y taller
Policromía: Francisco Martínez
1612-1626
Madera de pino policromada
Iglesia de los Santos Juanes, Nava
del Rey (Valladolid)
Escultura barroca. Escuela
castellana
Terminada la iglesia, se publicaron edictos por ciudades y villas de la comarca
para la elaboración del retablo mayor con el deseo que lo fabricasen los
mejores maestros del momento. La traza se encargó en Valladolid, en agosto de
1608, al arquitecto Francisco de Mora, por entonces maestro mayor de las obras
reales, que siguió un modelo clasicista derivado del retablo de El Escorial,
como ya había hecho para los retablos de Montserrat y Guadalupe.
Para su realización pujaron seis ensambladores, siendo la parroquia y el
Ayuntamiento de Nava del Rey quienes eligieron como autor de la enorme
maquinaria arquitectónica al ensamblador Francisco Velázquez, que el 8 de junio
de 1612 firmaba el contrato por el que cobraría 1.980 ducados por el magno proyecto,
estipulándose que la escultura sería llevada a cabo por Gregorio Fernández en su
taller de Valladolid y que deberían figurar veinte esculturas en bulto redondo
y talladas en pino de Cuéllar (cuatro apóstoles, cuatro padres de la Iglesia,
los Santos Juanes, un Calvario compuesto por cuatro figuras, Santo Domingo y
San Francisco, San Miguel y San Rafael, y las virtudes de la Fe y la
Esperanza), así como cuatro grandes relieves con historias del Bautista y del
Apocalipsis de San Juan.
Banco: Adoración de los Pastores y Adoración de los Reyes |
El retablo está compuesto de banco, dos altos cuerpos con tres calles y
cuatro entrecalles y un colosal ático coronado con un gran templete rematado
por un frontón triangular. En su estética prima un acentuado clasicismo,
destacando el uso de grandes columnas corintias, de fustes estriados, para marcar
el ritmo de las calles y entrecalles y soportar entablamentos clásicos que,
decorados con frisos con relieves vegetales, separan las alturas. En los
intercolumnios de las entrecalles se colocan diez hornacinas que cobijan un
santoral de esculturas de bulto, apareciendo en el ático remates de bolas como
elemento decorativo muy común en ese momento. En su conjunto, el retablo muestra
una sólida arquitectura muy bien ordenada y equilibrada, permitiendo una gran claridad
compositiva en su repertorio iconográfico.
Banco: Evangelistas San Juan y San Lucas |
Banco: Evangelistas San Mateo y San Marcos |
Primer cuerpo: San Pedro y San Pablo |
Banco
La calle central del banco está ocupada por un gran tabernáculo que
adopta la forma de un templete circular recorrido al exterior por columnas corintias
y coronado de cúpula, todo él con un simbólico acabado dorado. Este fue
colocado en 1782 sustituyendo al original realizado por Francisco Martínez,
como donación del navarrés Manuel Luengo, muerto en las Indias. Por su altura ocupa
también la totalidad de la calle central del primer cuerpo, presentando en la
base el Agnus Dei y en el remate la paloma del Espíritu Santo.
Bajo las calles laterales aparecen dos relieves con escenas de la
infancia de Cristo: La Adoración de los Pastores en la izquierda y La
Adoración de los Reyes en la derecha, cada uno de ellos compuesto con seis
figuras y una tipología humana variada.
Bajo las entrecalles se colocan los altorrelieves de los Cuatro Evangelistas, que simbólicamente vienen a sustentar todo el relato catequético que se expone en la parte superior. De izquierda a derecha aparecen San Juan, San Lucas, San Mateo y San Marcos, los cuatro recostados en un paisaje, en el momento de recibir la inspiración de sus textos, caracterizados de forma individualizada y acompañados del correspondiente símbolo del Tetramorfos. En su disposición corporal ofrecen claras reminiscencias miguelangelescas, repitiendo Gregorio Fernández esta iconografía en el retablo mayor del monasterio la Huelgas Reales de Valladolid que realizara en 1613. A los costados de los Evangelistas, en los netos aparecen los relieves de ocho santas mártires, apenas perceptibles, que son obra del taller.
Primer cuerpo: Santiago y San Andrés |
El primer cuerpo está dedicado a San Juan Bautista, con dos grandes
altorrelieves colocados en las calles laterales, en la izquierda el Bautismo
de Cristo —que en 1624 repetiría el escultor para los Carmelitas Descalzos
de Valladolid, hoy en el Museo Nacional de Escultura— y en la derecha San
Juan Bautista en el desierto acompañado de animales, obras en las que
Gregorio Fernández ya establece su modo de trabajar este tipo de escenas con
grandes contrastes de volúmenes, oscilando desde el primer plano, casi
trabajado en bulto redondo, a un segundo plano más rebajado y un fondo carente
de volumen que es ocupado por una ambientación pintada, iniciando un proceso
evolutivo en la búsqueda del mayor naturalismo. Para la iconografía de estos
relieves el escultor tomó su inspiración de grabados de Cornelis Cort y Juan de
Jáuregui.
En las hornacinas de los intercolumnios que establecen las entrecalles aparecen bajo guirnaldas cuatro apóstoles, de izquierda a derecha Santiago, San Pedro, San Pablo y San Andrés, figuras de bulto que superan el tamaño natural y que están impregnadas de un fuerte clasicismo, con un excelente trabajo en cabezas y manos, anatomías envueltas en voluminosos paños con pliegues redondeados —característicos de la primera etapa del escultor— y una policromía preciosista aplicada por Francisco Martínez.
Primer cuerpo: Bautismo de Cristo y San Juan Bautista en el desierto |
La misma secuencia se repite en el segundo cuerpo, dedicado a San Juan
Evangelista, que aparece presidido en la caja central por los santos patronos
del templo: San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Se trata de
dos magníficas esculturas exentas que superan el tamaño natural y que están
acompañadas por los símbolos que les identifican, un cordero descansando sobre
las Sagradas Escrituras, que reposan sobre un tronco, en el caso del Bautista,
y el águila del tetramorfos junto al Evangelista, ambos también exentos. Las
figuras quedan unificadas por la figura de un ángel que tallado en bulto
redondo desciende de cabeza desde el cielo y derrama sobre ellos rayos
sobrenaturales pintados sobre el tablero, en cuyo fondo aparece un escueto
paisaje.
En estas esculturas ya aflora la mejor creatividad de Gregorio Fernández, especialmente apreciable tras su reciente restauración en 2016. En la figura de San Juan Bautista el escultor consolida un arquetipo que repetirá invariablemente en otros retablos en su condición de precursor, con barba y larga melena oscura, revestido con piel de camello en alusión a su estancia en el desierto, cubierto por un manto rojo alusivo a su futuro martirio, sujetando una cruz como cayado y señalando a un cordero que prefigura el sacrificio de Cristo.
Segundo cuerpo: San Juan Bautista y San Juan Evangelista |
Respecto a los Santos Juanes, tan significativos en la piedad cristiana, hay que recordar que su hagiografía llegó a provocar algunas disensiones medievales y durante el Siglo de Oro, enfrentando a bautistas y evangelistas por determinar cuál de los dos fue más santo y tiene mayor poder de intercesión, una contienda en la que se enfrentaron teólogos y literatos.
Segundo cuerpo: San Juan Bautista y San Juan Evangelista |
En las calles laterales del segundo cuerpo los dos grandes relieves de
las calles laterales están dedicados a San Juan Evangelista, presentando una
iconografía poco frecuente en la retablística española que está relacionada con
los relatos del Apocalipsis escrito por el santo.
Detalles de San Juan Bautista y San Juan Evangelista |
Segundo cuerpo: Visiones del Apocalipsis Los siete candelabros y la Mujer Apocalíptica |
Las hornacinas de los intercolumnios acogen bajo guirnaldas y con los atributos tradicionales, a los cuatro Doctores de la Iglesia: San Ambrosio, obispo de Milán; San Gregorio Magno, coronado por la mitra papal de tres coronas; San Jerónimo de Estridón, revestido de cardenal, acompañado del tradicional atributo del león que curó en el desierto y portando un libro que recuerda su traducción de la Biblia del griego y el hebreo al latín (la Vulgata); finalmente San Agustín, obispo de Hipona y autor prolífico de escritos, como Confesiones y La ciudad de Dios. Todos ellos portan distintos tipos de báculos mientras dirigen sus miradas a los Santos Juanes.
Grabados en que se inspiran los relieves apocalípticos Izda: Alberto Durero, Los siete candelabros, 1498 Dcha: Juan de Jaúregui, Mujer Apocalíptica, edición de Luis del Alcázar en 1614 |
El ático adopta la forma de un templete clásico rematado por un frontón
en cuyo interior se coloca la figura de Dios Padre, que bendiciendo y
sujetando el orbe en la mano, como indicador de la universalidad del mensaje
redentor. domina el conjunto. En su interior aparece un colosal Calvario,
compuesto por cuatro figuras de bulto y un fondo pintado con un celaje con
nubarrones en el que destacan el sol y la luna. Junto a las monumentales
figuras de Cristo crucificado, la Virgen y San Juan, el
escultor incluye la figura de la Magdalena arrodillada a los pies de la
cruz.
En las hornacinas de las entrecalles, rematadas con formas de volutas,
se encuentran Santo Domingo, acompañado a sus pies por un perro que
sujeta una antorcha, símbolo de la fe, y San Francisco sujetando una
sencilla cruz, representantes de los santos fundadores de las órdenes
mendicantes, cuyos hábitos lucen.
En los extremos del ático, sobre la cornisa que remata las calles y entrecalles laterales se colocan dos figuras de virtudes recostadas sobre los aletones y dos figuras de arcángeles. En la parte izquierda se encuentra la Fe y a su lado el arcángel San Miguel con Satanás vencido a sus pies, mientras en la parte derecha aparece la Fortaleza y el arcángel San Rafael, protector de los peregrinos, al que acompaña la figura de un niño en alusión al Libro de Tobías. Destaca la elegancia en los ademanes de las virtudes, serenas y clásicas, que contrastan con los artificiosos movimientos abiertos y teatrales —brazos levantados, alas desplegadas, indumentaria agitada— de los arcángeles, concebidos para ser contemplados a larga distancia desde abajo.
Segundo cuerpo: Padres de la Iglesia San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo y San Agustín |
Ático: Calvario, Santo Domingo y San Francisco |
Ático: Calvario, Santo Domingo y San Francisco |
Extremos del ático: San Miguel, la Fe y la Fortaleza y San Rafael |
Iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey (Valladolid) |
Gregorio Fernández Izda: Retablo de los Santos Juanes, 1612-1620, Nava del Rey Dcha: Retablo iglesia de San Miguel, 1624-1632, Vitoria |
Gregorio Fernández Retablo de la catedral de Plasencia, 1625-1630 |
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