EL ARCÁNGEL SAN MIGUEL VENCIENDO
AL DEMONIO
Luisa Roldán, La Roldana (Sevilla,
1652 - Madrid, 1706)
1692
Madera de cedro policromada, 2,64
m de altura
Galería de las Colecciones Reales,
Madrid
Escultura barroca andaluza
El primero de ellos es la extraordinaria calidad de la talla, obra
cumbre de la escultora sevillana Luisa Roldán, conocida como La Roldana, que
gracias a ella recibió el título de Escultora de Cámara en el reinado de Carlos
II, un caso único en su tiempo, cuando las mujeres ni siquiera podían firmar
contratos, función que en su caso corría a cargo de su marido Luis Antonio de
los Arcos.
En segundo lugar, por los secretos que la obra encierra y que han salido a la luz durante la reciente restauración llevada a cabo por Ana Loureiro como paso previo a engrosar la colección permanente del nuevo museo.
UNA EXCEPCIONAL ESCULTURA BARROCAEl año 1692 el rey Carlos II solicitaba a La Roldana una talla en madera
para ser colocada al culto en el Monasterio de El Escorial. La escultora, con
la idea bien perfilada por sus posibilidades estéticas, se decantó por realizar
una representación tridimensional del arcángel San Miguel, cuya iconografía
en el arte cristiano era tradicional desde la Edad Media, pero que ella
ajustaría a los gustos barrocos de los nuevos tiempos, especialmente ajustados
al ambiente cortesano. En cuanto a su iconografía, podríamos considerar como un
precedente estético la pintura del Arcángel San Miguel realizada por
Guido Reni en 1636 para la iglesia de los Capuchinos de Roma, cuya
indumentaria, vigor y movimiento, encuadrado en el estilo romano-boloñés, fue
difundido a través de grabados por toda Europa.
Persistiendo en esta idea, la imagen creada por La Roldana aparece directamente
vinculada a la monumental pintura —de 4 metros de altura— del Arcángel San
Miguel venciendo a los ángeles caídos, realizada por Luca Giordano en 1666 en
su taller napolitano y conservada en nuestros días en el Kunsthistorisches
Museum de Viena, con la que comparte la arriesgada posición del arcángel,
manteniendo el equilibrio sobre una sola pierna que pisotea al demonio vencido,
por el aspecto ingrávido que sugieren los paños livianos y las alas desplegadas,
por su indumentaria a la romana sujetando una espada flamígera y por el demonio,
con aspecto humano y vencido a sus pies.
El arcángel
San Miguel
El arcángel, que tiene el torso ligeramente inclinado hacia el frente, luce una indumentaria militar a la romana de gran fantasía, con una coraza de color azul ajustada al cuerpo que lleva aplicaciones doradas en el cuello, donde aparece la cabeza de un querubín, y en las hombreras, que sugieren la forma de una cabeza de león, apareciendo sobre el pecho un anagrama con resplandores y el nombre hebreo de San Miguel: “QVIS SICVT DEVS” (Quién como Dios).
Su anatomía es esbelta, dinámica y vigorosa, sorprendiendo por el forzado equilibrio de su postura, que como en la estatuaria clásica se refuerza con la caída trasera del manto, y por el aspecto de ingravidez y ligereza que producen los pliegues ondulantes del manto y del faldellín, así como por presentar grandes alas desplegadas —que recuerdan a las de un cisne— en plena agitación. El trabajo de la cabeza presenta un esmerado trabajo, con una melena de rizos al aire y unas facciones andróginas con la boca entreabierta y ojos rasgados con implantaciones postizas de cristal que le proporcionan un delicado aspecto.
El demonio vencido
El demonio aparece representado con aspecto humano muy naturalista,
aunque en su figura se incluyen algunos elementos convencionales, como pequeños
cuernos sobre la frente, alas negras muy afiladas y un pequeño rabo curvado. El
cuerpo se presenta de cúbito supino y en tensión, con los brazos levantados y
sujetos por grilletes unidos a la cadena que sujeta el arcángel, las piernas
flexionadas y la cabeza dirigida a lo alto con gesto suplicante. El demonio se
retuerce de dolor al ser empujado por San Miguel sobre una serie de brasas con
pequeñas llamaradas que castigan su vientre. Es destacable la creatividad de la
autora en algunos detalles, como el realismo de la cara, el hundimiento de la
piel bajo el pie del arcángel o la forzada flexión de los dedos del pie
izquierdo del maligno por la presión del pie derecho del arcángel vencedor.
Esta infrecuente figura demoniaca luce igualmente una policromía
preciosista en su carnación, con toques sonrosados y las venas realzadas en
brazos y piernas. Asimismo, presenta inscripciones documentales sobre la
realización de la escultura, en este caso en los grilletes que sujetan sus
muñecas, donde figura “EN MADRID AÑO 1692 MAIO 19”, lo que informa del año y la
fecha en que se terminó la escultura.
Como un aliciente añadido, la escultura, tallada en madera de cedro con
una técnica impecable, tiene aplicada una excelente policromía que ha
recuperado todo su esplendor tras su reciente restauración. Gracias a esta
intervención, han visto la luz algunos datos documentales que la imagen
mantenía en secreto, como la inscripción que aparece en la suela del pie
derecho del arcángel, que desvela que la pintura y magnífica policromía fue
realizada por Tomás de los Arcos (“TOMAS DE LOS ARCOS LO PINTO”). Asimismo,
sobre las lengüetas del mismo calzado aparece la leyenda “ESCULTOR LVIS ANTONIO
DE L”, lo que aclara la intervención en la talla de Luis Antonio de los Arcos,
esposo de la artista, que colaboraba en el taller realizando el desbastado de
la madera.
Como es habitual en La Roldana, el tema es de temática religiosa, como toda su producción. Aunque la escultora, sin apartarse de las directrices del Concilio de Trento (1545-1563), procura humanizar sus imágenes con la intención de acercar la religión al pueblo.
Restauración
de la escultura
BREVE SEMBLANTE
DE LA ROLDANA
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio nació en Sevilla en 1652, siendo
bautizada el 8 de septiembre de aquel año. Era hija del destacado escultor
sevillano Pedro Roldán y de Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio. Inició
la formación en el taller paterno, junto a sus siete hermanos, realizando
labores de dorar, estofar y encarnar las figuras, labores delicadas de las que
se encargaba junto a sus hermanas María y Francisca. Como rastrea Ángeles Caso
en su obra “Las olvidadas: Una historia de mujeres creadoras”, publicada
en 2005, todas las hermanas de La Roldana contrajeron matrimonio con ayudantes
del negocio familiar —algo habitual en la época— y siguieron colaborando en
estos trabajos junto a su padre.
A partir de entonces comienza a trabajar de manera independiente en
Sevilla realizando obras para conventos y cofradías, alcanzando muy pronto notoriedad
en la ciudad. Tras esta etapa sevillana, en 1684 se traslada a Cádiz, ciudad
que desde mediados de siglo conocía una gran prosperidad por las relaciones
comerciales con Hispanoamérica y donde Luisa Roldán elabora toda una serie de
obras sobresalientes destinadas a la catedral, conventos y hermandades de la
ciudad y pueblos de la provincia.
Tras la muerte en diciembre de 1700 del rey Carlos II, el último Austria,
en abril de 1701 llegaba a España Felipe V, el primer Borbón, al que Luisa
Roldán solicitó el nuevo nombramiento de “Escultora de Cámara”, título que le
fue concedido en octubre de aquel año. A pesar de no cesar en su trabajo
realizando obras para conventos e iglesias de Madrid, La Roldana conoció una dura
época sin recursos materiales, teniendo que solicitar al rey una vivienda y
ración para mantenerse ella y sus hijos, llegando a firmar una declaración de
pobreza. En esta situación le sorprendió la muerte el 10 de enero de 1706, el
mismo día en que la Accademia di San Luca de Roma la nombraba “Académica de
mérito”.
Informe: J. M.
Travieso.
Guido Reni. El Arcángel Miguel, 1636 Pintado para la Iglesia de los Capuchinos de Roma |
Izda: Luca Giordano. San Miguel venciendo a los ángeles caídos,1666 Kunsthistorisches Museum, Viena Dcha: Luisa Roldán. San Miguel venciendo al demonio, 1692 Galería de las Colecciones Reales, Madrid |
Izda: Luca Giordano. San Miguel venciendo a los ángeles caídos,1666 Kunsthistorisches Museum, Viena Dcha: Luisa Roldán. San Miguel venciendo al demonio, 1692 Galería de las Colecciones Reales, Madrid |
LUISA ROLDÁN Izda: Virgen con el Niño, 1680-1686, National Gallery of Art, Washington Dcha: Ecce Homo, 1684, Catedral de Cádiz |
Consulta:
Ecce Homo - Pulsar aquí
El Entierro de Cristo - Pulsar aquí
Virgen de la Leche con el Niño y San Juanito - Pulsar aquí
Reyes de un belén - Pulsar aquí
LUISA ROLDÁN Izda: Jesús y San Juan niños, 1680-1686 Ermita de Ntra Sra. de los Santos, Móstoles (Madrid) Dcha: Virgen de la Leche, h. 1690 Museo de Bellas Artes, Sevilla |
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