Estampas y recuerdos de Valladolid
Entre los distintos conjuntos monumentales
vallisoletanos algunos se han venido utilizando tradicionalmente con fines
promocionales al ser identificados con la idiosincrasia de la ciudad, con
aquello que la confiere un carácter especial y la diferencia de todas las
demás. Unas veces ha sido la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua y la
peculiar silueta de su estilizado campanario románico, otras la elegante
fachada barroca de la Universidad con todo el conjunto de figuras alegóricas
del saber que aglutina y, de forma repetitiva, la fastuosa fachada de la
iglesia de San Pablo con su enorme tapiz gótico de piedra que constituye un
caso único en Europa.
Sin embargo, uno de los edificios que ha causado
verdadera fascinación entre los todos viajeros llegados al corazón de Castilla
siempre ha sido el Colegio de San Gregorio, convirtiéndose primero
en objetivo de dibujantes románticos y después en centro de atención de
distintos fotógrafos que enfocaron sus objetivos a la fachada desde la
irrupción de los primeros medios fotográficos hasta las sofisticadas
tecnologías de nuestro tiempo. Ello nos permite comprobar, con cierta
complacencia, todo hay que decirlo, que la fachada fue respetada y valorada en
todas las épocas, conociendo únicamente los riesgos originados por el
incremento del tráfico rodado durante los años 60 y 70 del siglo XX, situación
que afortunadamente quedó solucionada por el Ayuntamiento de Valladolid con la
conversión de la calle Cadenas de San Gregorio, en que se encuentra, en un
espacio peatonal libre de vibraciones y emisiones de gases nocivos.
Genaro Pérez Villaamil, litografía 1842-1850 |
Ya en febrero de 2012 presentábamos en esta misma
sección un dibujo de la fachada del colegio de San Gregorio realizado entre
1842 y 1850 por el pintor ferrolano Genaro Pérez Villaamil y Duguet (1807-1854),
establecido en Madrid desde 1834, nombrado académico de mérito de la Real
Academia de San Fernando desde el año siguiente y pintor honorario de cámara
desde 1840. Huido a Francia durante la regencia de Espartero, emprendía en
París la publicación de la obra "España artística y monumental", el libro de viajes ilustrado con litografías más bello del romanticismo
español, cuyos textos referentes a Castilla corrieron a cargo de Patricio de la Escosura.
También en aquel artículo se hacía referencia a la
libertad interpretativa de Pérez Villaamil, cuyas sugestivas imágenes, basadas
en el énfasis romántico de las construcciones góticas, hacen desvanecer el
carácter científico de los edificios dibujados, siendo un buen ejemplo la
interpretación subjetiva del Colegio de San Gregorio, llena de imprecisiones. No
obstante, sus litografías gozaron de una extraordinaria aceptación, sobre todo
por la inclusión de pequeños personajes que recrean la vida cotidiana en torno
al monumento representado, como ocurre ante la fachada vallisoletana, de la que
también se hicieron versiones coloreadas, como la muestra que ofrecemos.
F. J. Parcerisa, litografía 1844 |
Más fiables son las representaciones del pintor barcelonés
Francisco Javier Parcerisa (1803-1875), que entre 1838 y 1872 realizó un
compendio en once volúmenes de los principales monumentos españoles en su obra Recuerdos y bellezas de España, que bajo
un criterio romántico ilustró con 588 reproducciones litográficas, en su mayor
parte tomadas del natural, a las que acompañaba de una descripción detallada,
en el caso de Castilla y León realizada por José María Quadrado. No falta en la
obra la imagen de la fachada del Colegio de San Gregorio, reproducida en 1844 con
gran fidelidad, con seis personajes de la época ante ella en época invernal,
según se deduce de los árboles sin hojas de un incipiente jardín colocado ante
la fachada.
Otro tanto puede decirse de la estampa realizada en
1846 por el estadounidense Newton Alonzo Wells (1852-1923), pintor y profesor
de la Universidad de Illinois, para la
publicación londinense The picturesque
antiquities of Spain de Nathaniel Armstrong Wells, que recrea la fachada de
San Gregorio con personajes de época ante ella. Para esta obra W. F. Starling también
realizaría en 1846 un grabado al acero con una versión coloreada.
Tras la implantación de la fotografía en el siglo
XIX, la filigrana de la fachada del centro de estudios teológicos que fundara a
finales del siglo XV el dominico Alonso de Burgos, obispo de Palencia y
vinculado a los Reyes Católicos, también ejerció atracción sobre los objetivos,
como puede observarse en la fotografía difundida por el Museo Nacional de
Escultura en que los pequeños árboles que aparecían en los grabados recién
plantados ya muestran una altura considerable, aunque lo más llamativo sea la
elegante figura de una mujer contemplando la fachada.
Newton Alonzo Wells, grabado 1846 |
Cuando a finales del XIX y principios del siglo XX entre
los aficionados a los viajes se impuso la moda de las tarjetas postales que
reproducían los enclaves y monumentos más significativos de las ciudades, la
fachada del Colegio de San Gregorio era difundida por fotografías tomadas en
1893 tanto por Postales Montero de Valladolid como por la imprenta madrileña
Hauser y Menet, famosa por sus impresiones en fototipia, en ambos casos con
grupos de personas a la puerta del Colegio.
En 1933, en tiempos de la II República, lo que
fuera Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid, fundado en 1842 con los
fondos artísticos de los conventos desamortizados y con sede en el Colegio de
Santa Cruz pasaría al Colegio de San Gregorio para convertirse en Museo
Nacional de Escultura, cuya fachada, como imagen emblemática de la institución
y de la ciudad de Valladolid, comenzó a aparecer de continuo en periódicos y
revistas.
Postales Montero (Valladolid) y Postales Hauser y Menet (Madrid), 1893 |
En las postrimerías del siglo XX el Museo, uno de
los más antiguos del país, conoció su total rehabilitación, siendo la célebre fachada
limpiada y consolidada en 2004 como paso previo a la inauguración del
remodelado recinto, que tuvo lugar en 2009. Hoy más que nunca, la intrincada
iconografía de la fachada de San Gregorio sigue siendo protagonista de las más
sofisticadas tecnologías visuales y un lugar de referencia del patrimonio vallisoletano.
Aspecto actual, foto 2014 |
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