BREVES PINCELADAS HISTÓRICAS
En esta ocasión no vamos a referirnos a un museo
convencional dotado de diferentes salas o espacios expositivos para exhibir pinturas, esculturas, ediciones, instrumentos o artes
suntuarias, sino a un edificio singular en sí mismo que puede disfrutarse con
la misma admiración que aquellos, y aún más, por la pureza del espacio
constructivo y del conjunto escultórico que pone el contrapunto a su diáfana
arquitectura. Nos estamos refiriendo a la impresionante iglesia de San Martín
que se levanta en Frómista (Palencia), uno de los prioratos más importantes y
representativos del arte Románico europeo que, situado en plena meseta castellana,
es citado en el Codex Calixtinus como
uno de los enclaves destacados del Camino de Santiago.
Ni que decir tiene que la historia de Frómista quedaría
condicionada al priorato de San Martín, llegando a recibir el sobrenombre de
"Villa del Milagro" por el suceso que según la tradición ocurriera en
1453, relacionado con el préstamo recibido de un judío por Pedro Fernández,
vecino de Frómista, que no llegó a devolver, siendo por ello denunciado y
excomulgado. En sus últimos días, cuando acudió a administrarle los últimos
sacramentos Fernández Pérez de la Monja, párroco de San Martín, al ocultar su
pasado pecado en la confesión, la hostia quedó pegada a la patena hasta que el
moribundo confesó su pasado y pudo ser absuelto. Esta historia, una de tantas
anécdotas históricas de la villa, sirve para ilustrar sobre el pasado de
Frómista, importante centro cerealista en cuyo caserío se asentaba un pujante
grupo de judíos, aunque su desarrollo medieval siempre estuvo vinculado a la
Ruta Jacobea, comenzando su decadencia a partir del siglo XVI, debido tanto a
los efectos de la peste como a la expulsión de los judíos.
No obstante, hemos de retrotraernos al año 1066,
año en el que se inicia la construcción del monasterio de San Martín por
iniciativa de doña Mayor de Castilla, viuda de Sancho III de Navarra. En 1118,
reinando doña Urraca, el priorato pasó a depender del monasterio benedictino de
San Zoilo de Carrión de los Condes, que regentó el templo durante el siglo XII
y abandonó en 1220, pasando a ser gobernado por dos presbíteros. En 1276, a
raíz del informe de los visitadores de la Orden de Cluny, el Capítulo General
exigía al monasterio de Carrión de los Condes nombrar un prior en San Martín y
reparar los edificios arruinados, arrendando los monjes carrioneses en 1291 el
templo a don Juan Gómez de Manzanedo. Durante el siglo XIV la iglesia de San
Martín y sus clérigos subsistieron gracias a diferentes benefactores, a los que
se vino a sumar en el siglo XV Gómez de Benavides, vecino de Frómista, que adquirió
a los monjes de San Zoilo los derechos sobre el barrio de San Martín.
Todos ellos llevaron a cabo incorporaciones
arquitectónicas que fueron eliminadas en la restauración del templo realizada
entre 1895 y 1904 por el arquitecto Aníbal Álvarez y Amoroso, que aplicó los
criterios del romanticismo decimonónico después de que el edificio acusara un
alarmante estado de ruina y que en 1894 fuese declarado Monumento Nacional,
siendo el templo desmantelado y reconstruido, durante los ocho años que duró la
intervención, en toda su pureza, desprovisto de añadidos, aunque algunos
capiteles y canecillos fueron sustituidos por copias fidedignas y los
originales guardados en el Museo de Palencia.
EL CONJUNTO ARQUITECTÓNICO Y LA COLECCIÓN ESCULTÓRICA
La iglesia de San Martín, obra cumbre del arte
románico, representa el modelo ideal de los criterios constructivos del siglo
XI, marcando un hito en el Camino de Santiago junto a la catedral de Jaca, San
Isidoro de León y la catedral de Santiago de Compostela. Por su unidad
arquitectónica y estilística, su construcción debió durar 20 años
ininterrumpidos, contando posiblemente con canteros procedentes de Jaca.
La estructura del edificio es perfectamente
comprensible desde el exterior, con una planta basilical de tres naves
cubiertas con bóveda de cañón —la central el doble de ancha y más alta— con
cuatro tramos separados por arcos fajones y rematadas por tres ábsides
semicirculares, sugiriendo en planta un escueto trazado de cruz latina por el crucero, sobre el que se levanta un
impresionante cimborrio de forma octogonal, algo poco frecuente, que guarda en
el interior una cúpula pétrea apeada sobre trompas y cuatro ventanales. Una de
sus peculiaridades es la de presentar a los pies dos torrecillas circulares con
función de campanarios, posiblemente como influencia del románico germano.
Las bóvedas se apean sobre la gruesa fachada y
sobre pilares compuestos de forma cuadrangular con columnas adosadas, con el
grosor reforzado a la altura del crucero y discretos contrafuertes al exterior.
En sus sólidos muros, en correspondencia con cada tramo, se abren pequeños
ventanales con arcos de medio punto que se multiplican en los ábsides, contando
con cuatro portadas de acceso, tres de ellas monumentales aunque de gran simpleza,
con arquerías sobre lienzos destacados de la fachada y protegidas por un alero,
y otra a la altura del crucero.
El conjunto muestra una gran pureza de volúmenes a
partir de una calculada armonía, donde a la horizontalidad de la construcción
se contrapone la verticalidad de las torres y el cimborrio para alcanzar formas
majestuosas. Sobre los volúmenes puros, la iglesia de San Martín incorpora un
impresionante conjunto de elementos decorativos que se resumen en tres grupos.
El ajedrezado
La decoración de ajedrezados, geométrica y
repetitiva, recorre a media altura y en forma de cornisas todo el exterior de
la iglesia a la altura del arranque de los ventanales y de los arcos de los
mismos, así como todos los aleros de la construcción. Esta modalidad decorativa,
que es denominada "taqueado jaqués" por tener su origen en la
catedral de Jaca, alcanza en Frómista el paroxismo al recorrer también todo el
interior en forma de impostas el arranque de las bóvedas, del cimborrio y las
ventanas de los ábsides, rompiendo sucintamente la desnudez de los muros.
Los canecillos
Otro elemento decorativo, de gran singularidad, es
la extraordinaria colección de canecillos —309 en total— que decoran los aleros
de todos los tejados presentando una gran variedad temática, desde sencillas
formas geométricas, algunos repitiendo los modillones mozárabes, o formas
vegetales de distinto tipo, hasta otros figurativos con cabezas de animales
reconocibles y monstruos fantásticos, a los que se suman figuras humanas
completas en caprichosas actitudes. Todos ellos tienen un carácter simbólico
cuya significación era bien interpretada por el hombre medieval, basada en
leyendas, fábulas y escritos moralizantes, como el que representa a un asno
tocando la lira, aunque su intencionado mensaje se nos escape en la mayoría de
los casos.
Capiteles 21 y 50: Decoración vegetal |
Los capiteles
Tanto en el exterior flanqueando las ventanas y
portadas, como en el interior rematando las columnas, la colección de capiteles
que labraron desconocidos artífices es impresionante por su excelente factura.
Se distinguen tres tipos: unos con representaciones vegetales en forma de hojas
o trenzados que son los más abundantes, otros con animales simbólicos y una
serie con representaciones humanas que narran determinados pasajes bíblicos y
evangélicos, los interiores rematados por bellos cimacios con bellas labores
decorativas de tipo vegetal. Por el ingente número de capiteles exteriores e
interiores vamos a reseñar solamente algunos de ellos.
Capitel 32: Cuatro leones y figura femenina en el centro |
Los capiteles vegetales tienen una finalidad
meramente decorativa, aunque todos ellos con una ejecución técnica impecable y
grandes valores plásticos basados en el claroscuro, en su mayor parte
conseguido por un perforado a trépano. De esta serie mostramos el capitel 21, con un haz de tallos
vegetales que se ramifican insertando palmetas y hojas lanceoladas, motivo que
se repite en el cimacio, y el capitel 50,
con hojas de palma que soportan piñas en los extremos y caulículos estriados
sobre ellas, así como un cimacio con palmetas trepanadas.
Aquellos con representaciones de animales tienen
una finalidad doctrinal y moralizante, combinándose algunos con figuras
humanas. Es el caso del capitel 32,
con dos parejas de leones (animales repetidamente representados) que comparten
la cabeza en las esquinas y una figura femenina en el centro portando un
báculo, con una mano apoyada sobre un león y mostrando pechos marcados y un
vientre abultado, a modo de símbolo de la fertilidad. Sobre las figuras se
enrollan caulículos y en el cimacio aparece una serie de rosetas.
Capitel 22: Cuatro leones rampantes y cabeza humana |
En el capitel 22 aparecen cuatro leones
rampantes entre los que asoma una cabeza humana de difícil interpretación (¿Tal
vez Daniel entre los leones?). En el cimacio bellas palmetas enmarcadas.
Dentro de la serie de animales el de más fácil
comprensión es el capitel 31, en el
que se representa la conocida fábula de Esopo de la zorra y el cuervo. Un
cuervo encaramado en un árbol es alagado por una zorra que le convence de su
bonita voz. Al comenzar a cantar, suelta el bocado del pico, que es arrebatado
por la astuta zorra. En la escena, con una condena explícita a la vanidad, se incluyen otros animales
de aspecto monstruoso.
Igualmente una finalidad doctrinal tienen los
abundantes capiteles historiados relacionados con pasajes bíblicos, como el capitel 12, en el que se escenifica el
pecado de Adán y Eva tomando el fruto prohibido que le ofrece el maligno en
forma de serpiente, con la figura del demonio a un lado, susurrando al oído de
Eva, y una cabeza de animal devorando a un ser humano.
Capitel 31: Fábula de la zorra y el cuervo |
Este tiene su
continuidad en el capitel 14, en el
que Adán y Eva son expulsados del Paraíso por ángeles.
En otros casos los
episodios son evangélicos, como en el capitel
34, en el que se recrea la Adoración de los Reyes Magos, cuyo original se
conserva en el Museo de Palencia. En él aparece la Virgen con el Niño
bendiciendo en sus rodillas, de acuerdo a la tradicional iconografía románica,
con la figura de san José, lo mismo que los Reyes, identificados mediante las
inscripciones "Iosep" y " Tres magi venerunt ab
oriente...".
Capiteles 12 y 14: Pecado de Adán y Eva y Expulsión del Paraiso |
También historiado es el capitel
25, cuya escena se interpreta como el prendimiento de Cristo, apareciendo
en su complicada iconografía dos obispos o abades en los ángulos en actitud de
bendecir, una pareja luchando a un lado (posible reacción de san Pedro) y otra
abrazándose efusivamente al otro, coronándose con caulículos y un cimacio con
rosetas.
Curioso y dramático es el capitel 37, en el que varios hombres armados se enfrentan y luchan
con lanzas y espadas mientras una mujer contempla asustada la escena. En el
cimacio aparece pintada la letra R, que indica que el capitel fue recompuesto
durante la restauración del templo a comienzos del siglo XX.
Capitel 34: Adoración de los Reyes Magos Original en el Museo de Palencia |
Especialmente interesante es el capitel 5 que se ubica en el
presbiterio, que aunque se interpreta como Caín y Abel, en realidad copia la
escena de la Orestiada, incluyendo las Furias con serpientes, del sarcófago
romano del siglo II conservado en el cercano municipio de Husillos, que en 1870
fue trasladado en Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Durante la
restauración del templo el capitel fue desmontado para reparar el fuste de la
columna, momento en que un violento escandalizado por la desnudez de las
figuras lo destrozó a martillazos. El capitel fue recompuesto y los restos del
original llevados al Museo de Palencia.
También en el Museo de Palencia se guarda el
original del capitel 6, parcialmente
mutilado, en cuyo frente aparecen dos leones, montados por jóvenes, que vuelven
sus cabezas para morder las manos de los jinetes. Permanece in situ el cimacio original, decorado
con roleos y palmetas.
Capitel 25: Interpretado como el Prendimiento de Cristo |
La iglesia de San Martín de Frómista se presenta
desprovista de todo tipo de retablos de épocas posteriores, figurando entre las
escasas piezas escultóricas en madera policromada un Cristo crucificado que preside la capilla mayor y que es una talla
gótica de finales del siglo XIII, acompañada en la embocadura del presbiterio
por las imágenes de San Martín de Tours,
del siglo XIV, y de un Santiago peregrino
del siglo XVI que recuerda la situación del templo en la Ruta Jacobea.
HORARIO DE VISITAS
Del 1 de octubre al 31 de marzo
Lunes a domingo: De 10 a 14 y de 15,30 a 18,30 h.
Del 1 de abril al 30 de septiembre
Lunes a domingo: De 9,30 a 14 y de 16,30 a 20 h.
Capitel 37: Escena de lucha con hombres armados |
VISITAS GUIADAS GRATUITAS
Se puede concertar una visita guiada llamando al teléfono 979 810 180
Precio entrada: 1,50 €
Precio reducido: 1 € para menores de 12 y mayores 65 años.
Capitel 5: Caín y Abel o Escena de la Orestiada |
Capitel 6: Leones montados por jóvenes Original en el Museo de Palencia |
Crucifijo gótico, finales siglo XIII |
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Me ha gustado mucho el post, es una maravilla poder disfrutar de este museo, muchas gracias!
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