11 de julio de 2022

Visita virtual: CENOTAFIO DE JUAN SIN MIEDO Y MARGARITA DE BAVIERA, siguiendo la senda de Claus Sluter (2/2)


 


CENOTAFIO DE JUAN I, DUQUE DE BORGOÑA
Y SU ESPOSA MARGARITA DE BAVIERA

Juan de la Huerta (Daroca, 1413 – Mâcon, h. 1462)
Antoine Le Moiturier (Aviñón, 1425 – París, 1480)

1439-1470

Mármoles de diferentes colores y alabastro

Museo de Bellas Artes, Dijon

Escultura gótica. Escuela borgoñona

 



     En 1419 fallecía en la comuna francesa de Montereau el duque Juan I de Borgoña, conocido por el sobrenombre de Juan sin Miedo, que había heredado el poderoso ducado de su padre Felipe el Atrevido, aquel que mucho antes de fallecer fue el comitente de su suntuoso mausoleo, encargado al escultor de corte Jean de Marville en 1381 y continuado a la muerte de este en 1389 por Claus Sluter, que le sucedió al frente del taller de escultores de la corte borgoñona en Dijon. El duque Felipe el Atrevido murió en 1404 y Claus Sluter dos años después, dejando aquella obra inacabada. 

Fue el heredero del ducado, Juan sin Miedo, quien solicitó al escultor Claus de Werve, sobrino de Claus Sluter y colaborador suyo en las obras que se estaban realizando en la cartuja de Champmol, que continuara el monumental mausoleo de su padre, que fue concluido e instalado en el centro del coro de la iglesia de la cartuja en 1410.

     Aquella obra funeraria asombró a la sociedad borgoñona por su originalidad y majestuosidad, por el virtuosismo técnico de sus artífices y por los valores plásticos producidos por el contrate entre los soportes de mármol negro y la galería de alabastro blanco que recorre el perímetro cobijando un original cortejo de dolientes —genial invención de Claus Sluter— con las más variadas actitudes humanas ante la situación de duelo, elementos que a su vez contrastan con la efigie del yacente orante que reposa en la parte superior, policromada con vistosos colores y dorados y acompañada de una pareja de ángeles que le coronan configurando un conjunto único, impactante e innovador en la escultura funeraria de su tiempo. 

Tanto es así, que quiso repetir la experiencia Felipe III el Bueno, heredero del Ducado de Borgoña a la muerte de su padre Juan sin Miedo en 1419. Felipe el Bueno, también apodado Gran Duque de Occidente por la amplitud de territorios bajo la influencia del Ducado —fue el fundador de la Orden del Toisón de Oro en 1429— estaba al frente de aquella Corte, que era una de las más espléndidas de Europa y famosa por el buen gusto y los productos de lujo, cuando encargó a Claus de Werve otro mausoleo idéntico dedicado a la memoria de sus padres Juan sin Miedo y Margarita de Baviera. 

     La participación de Claus de Werve fue mínima, ya que le sorprendió la muerte en 1439, por lo que el duque Felipe el Bueno, ante la insistencia de la Cámara de Cuentas, recurrió en 1443 al escultor Juan de la Huerta, oriundo de Daroca (Aragón), para realizar el proyecto, al que ordenó que debía realizar un mausoleo mimético al de Felipe el Atrevido —destinado al mismo lugar— especificando en el contrato que debía ser de una calidad tan buena o mejor que aquel, de la misma altura y longitud, que fuese concluido en cuatro años y que de nuevo se usasen como materiales el mármol negro de Dinant, para las dos plataformas que configuran la cama sepulcral, y alabastro de Salins para las arquerías, figuras dolientes y efigies yacentes. 

Juan de la Huerta, que había llegado desde Aragón atraído por el trabajo que ofrecía el Ducado de Borgoña, estaba considerado el mejor escultor del momento en el ambiente cortesano de Dijon. Por un periodo de trece años estuvo trabajando en el mausoleo, simultaneando su trabajo con la realización de otras obras, como en 1443 para el convento de carmelitas de Chalon-sur-Saone, en 1444 para un desaparecido retablo de la antigua iglesia de Saint-Jean de Dijon, en 1448, a petición de Philippe Machefoing, consejero del duque, para una capilla de la colegiata de Saint-Jean-Baptiste en la fortaleza ducal de Rouvres y entre 1449 y 1450 para la familia del canciller Nicolas Rolin en Autun. Juan de la Huerta, también ejerció como buscador de oro, obteniendo del duque la licencia para la explotación exclusiva de las minas de oro y plata en Borgoña.  

     Para el mausoleo realizó la mayor parte de las cuarenta y una figuras dolientes colocadas bajo las arquerías, en las que, siguiendo los modelos precedentes de Claus Sluter en el mausoleo de Felipe el Atrevido, logró captar la misma vivacidad y naturalismo en las figuras labradas en alabastro con gran finura y una fuerte carga emotiva, destacando el tratamiento de los paños, voluminosos y con profusión de pliegues suaves y redondeados que proporcionan una gran belleza formal. 

Sin embargo, Juan de la Huerta, tras realizar las dos parejas de ángeles que aparecen en la cabecera, dos sujetando en casco del duque y otros dos el emblema ducal sobre la cabeza de la duquesa, tuvo problemas en el momento de afrontar las efigies yacentes de los titulares, al parecer llegando a romper en dos ocasiones los bloques de alabastro a ellos destinados. Esto debió causar desavenencias con el duque Felipe el Bueno, porque el escultor abandonó Dijon a finales de 1456 para refugiarse en la ciudad de Mâcon, donde permaneció hasta su muerte hacia 1462. 

     Tras una interrupción de nueve años, el duque Felipe el Bueno en 1465 confió la culminación de la obra al escultor aviñonés Antoine Le Moiturier, sobrino y discípulo del escultor Jacques Morel. Este trabajó en el mausoleo hasta 1469 realizando las dos efigies policromadas de los yacentes, los leones colocados a sus pies, las arquerías, en las que incluyó como novedad gabletes sobre los arcos y pináculos laterales con pequeñas figuras de ángeles, y las figuras de los dolientes restantes, las cuales, a pesar de su belleza y buena factura, no alcanzan la calidad de las realizadas por Claus Sluter en el mausoleo de Felipe el Atrevido, junto al que en 1470 fue asentado este nuevo conjunto funerario en el coro de los monjes de la iglesia de la cartuja de Champmol, mientras los restos de los duques fueron enterrados en una cripta. 

El mausoleo de Juan sin Miedo repite el mismo esquema que el de su padre Felipe el Atrevido, siendo ambos el centro referencial de la cartuja de Champmol, estableciendo una relación simbólica con las esculturas del duque y la duquesa que como donantes aparecen en el portal de la iglesia, que al igual que el Pozo de Moisés del claustro fueron elaboradas por Claus Sluter. 

     El mausoleo de Juan sin Miedo y Margarita de Baviera presenta como base una gran plataforma realizada en mármol negro de Dinant ornamentada con placas de mármol blanco en la parte central. Sobre esta, de forma escalonada, se asienta otra plataforma moldurada y realizada con el mismo material sobre la que se apoya una arquería gótica labrada en alabastro blanco de Salins que recorre todo el perímetro. Estos soportales, que recuerdan el trazado de un claustro, presentan una arquitectura más flamígera que la del mausoleo de Felipe el Atrevido que toma como referente, es este caso con cinco tramos en los frentes largos y tres en los cortos rematados por cuádruples arcos ojivales con gabletes, pináculos en los lados con pequeñas figuras de ángeles bajo doseletes y rematados por una galería calada compuesta por dobles arcos apuntados con tracerías, repitiéndose el esquema en las arquerías achaflanadas que se intercalan entre ellos y que, de la misma manera, cobijan las figuras de dolientes que participan de una procesión. 

     El cortejo de las figuras dolientes, labradas en alabastro en bulto redondo y colocadas bajo las arcadas góticas, siguiendo la creación realizada por Claus Sluter en el mausoleo de Felipe el Atrevido, suponen una verdadera innovación en la escultura funeraria de su tiempo al convertir los frentes de la cama sepulcral en un espacio tridimensional que viene a sustituir a los tradicionales frentes planos decorados con relieves, aquí con ecos de los antiguos sarcófagos romanos en la disposición del cortejo fúnebre. A ello se suma la calidad técnica con que las figuras dolientes están labradas y pulimentadas, su fuerte naturalismo y su belleza formal, cada una de ellas tratada de forma individual para representar a personajes religiosos y laicos relacionados con los duques que muestran diferentes actitudes ante la muerte, unos llorando o meditabundos, otros leyendo, rezando u oficiando el funeral, todos participando de un sentimiento colectivo de desolación. Esta serie de cuarenta y una figuras fue realizada en su mayor parte por Juan de la Huerta, correspondiendo el resto —sin poder matizar cuáles por ajustarse al mismo estilo— por Antoine Le Moiturier. 

     Completa el conjunto otra plataforma superior, igualmente elaborada en mármol negro, sobre la que reposan las efigies yacentes de los duques de Borgoña realizadas en alabastro, que aparecen con la cabeza reposando sobre altos cojines decorados con cenefas de perlas y borlones en los ángulos, con los rostros idealizados, los ojos abiertos y en actitud orante con los brazos flexionados y levantados a la altura del pecho, con una minuciosidad de labra que se manifiesta en las venas y los anillos de las manos.

     Juan sin Miedo luce una armadura que queda cubierta por un manto azul con ribetes dorados en relieve y el revés de armiño con las texturas de la piel bien definidas. Sobre el cabello, corto y liso, lleva una corona que recrea una pieza de orfebrería de oro con cabujones incrustados. Margarita de Baviera luce un vestido blanco con corsé ornamentado con florecillas doradas, un manto azul ribeteado con orlas en oro, con el revés igualmente de armiño, un tocado sobre la cabeza en forma de red con simulación de perlas y piedras preciosas y una corona de oro igualmente con cabujones. Ambas esculturas fueron labradas por Antoine Le Moiturier, al igual que los leones que como símbolo de realeza y valor aparecen recostados a sus pies con melenas doradas, el del duque con la lengua fuera y el de la duquesa sugiriendo un bramido.

     En la cabecera dos parejas de ángeles arrodillados, vestidos de ceremonial y con las alas doradas desplegadas sujetan el casco de gala de Juan sin Miedo y el escudo ducal sobre la cabeza de Margarita de Baviera. Estos, que sugieren la acogida de los duques en el Paraíso, fueron realizados en la primera fase por Juan de la Huerta. 

Al igual que el mausoleo de Felipe el Atrevido, este permaneció en el coro de la iglesia de la cartuja de Champmol, fundada en 1384 por Felipe el Atrevido próxima a Dijon, hasta los acontecimientos de la Revolución Francesa, cuando tras ser declarada bien nacional en 1791 y los monjes abandonaran el recinto, fue puesta a la venta y destruida en su mayor parte, siendo los dos mausoleos desmontados y trasladados a la catedral de San Benigno de Dijon en 1792, donde fueron reensamblados un año después. Sin embargo, en este emplazamiento sufrieron actos vandálicos en 1793, siendo los mausoleos desmontados y algunas piezas disgregadas.

     Habría que esperar a 1819, para que el arquitecto Claude Saint-Père decidiera reagrupar todos los fragmentos y proceder a su restauración, labor que fue llevada a cabo entre los años 1819 y 1825 por el escultor Louis Marion, que se ocupó de la arquitectura de las arquerías, y por Joseph Moreau, que restauró las esculturas, siendo en 1827 ambos conjuntos instalados por el conservador Charles Févret de Saint-Mémin en el gran salón del palacio de los duques de Borgoña, una de cuyas alas se había reconvertido en Museo de Bellas Artes de Dijon, actualmente uno de los más prestigiosos de Francia por las obras de arte de todas las épocas que guarda. 

Tanto el mausoleo de Felipe el Atrevido como el de Juan sin Miedo y Margarita de Baviera, fueron objeto de una restauración integral, entre 2003 y 2005, llevada a cabo por Benoît Lafay y su equipo, contando con el apoyo de la Fundación Getty y el Ministerio de Cultura de Francia. Durante este proceso, las esculturas de los dolientes fueron expuestas independientemente, momento recogido por algunas ilustraciones de este artículo. Asimismo, entre 2010 y 2012 así fueron presentadas en exposiciones celebradas en Nueva York, St. Louis, Dallas, Minneapolis, Los Ángeles, San Francisco, Williamstown y también en París. 


Informe: J. M. Travieso.






























































Mausoleos de Juan sin Miedo y Felipe el Atrevido (al fondo)
en el Museo de Bellas Artes de Dijon










Izda: Anónimo. Retrato de  Juan sin Miedo, h.1450
Museum Hof van Busleyden, Malinas
Dcha: Anónimo. Retrato de Felipe el Bueno, según Van der Weyden, h.1450
Museo Groeninge, Brujas 









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