CRUZ
PROCESIONAL DE VILABERTRAN
Anónimo
(Joan, platero)
Siglo
XIV
Alma
de madera recubierta de plata dorada repujada y pedrería
Iglesia
de Santa María de Vilabertran (Gerona)
Orfebrería
gótica catalana
Anverso: Cristo crucificado |
Su historia se
inicia en 1066, cuando el sacerdote Pere Rigau fue destinado a la pequeña
iglesia de Santa María en el término de Vilabertran. Tres años más tarde, tres
familias locales donaron los terrenos en los que se encontraba la iglesia, así
como otros para ubicar el cementerio y una fuente enfrente del templo. En los
años siguientes se levantó junto a la iglesia una residencia para alojar a la
comunidad de canónigos seguidores, que adoptó la regla de San Agustín, siendo
Pere Rigau su primer abad, que la convirtió en una de las primeras canónicas
agustinianas y difundió la reforma fundando otras nuevas, siguiendo las
disposiciones de la Iglesia contra las imposiciones nobiliarias en los
nombramientos eclesiásticos y la relajación moral de sus miembros.
Anverso: Detalle de Cristo crucificado |
En el siglo XIV la canónica se amplió con la capilla funeraria de la familia Rocabertí, en 1592 adquirió el rango de colegiata y en el siglo XVIII se construyó un gran patio con las dependencias que estaban fuera del recinto de la clausura, entre ellas el llamado Palacio del Abad. Así estuvo en activo hasta la desamortización de Mendizábal en el año 1835. En nuestro tiempo la canónica de Santa María de Vilabertran ha sido declarada Bien Cultural de Interés Nacional por el Gobierno de la Generalidad de Cataluña y restaurada en su integridad.
Anverso: Detalle de Cristo crucificado |
La obra más
interesante que se conserva en la iglesia es la conocida como Cruz de
Vilabertran, la cruz procesional de orfebrería medieval más grande de toda
la Corona de Aragón —160 cm de altura, 100 cm de ancho y 10 cm de espesor—,
realizada en el siglo XIV en estilo de transición del románico al gótico. La
cruz fue un regalo de bodas realizado por el conde de Ampurias con motivo del
enlace real de Jaime II de Aragón (Valencia, 1267-Barcelona, 1327) con Blanca
de Anjou (Nápoles, 1283-Barcelona, 1310), su segunda esposa, celebrado en
Vilabertran el 29 de octubre de 1295.
La Cruz de
Vilabertran es una pieza muy especial por distintos motivos. Por un lado, por
constituir una obra singular de orfebrería gótica en plata dorada y repujada,
con una iconografía excepcionalmente rica por sus múltiples detalles. Por otro,
por llevar incorporada una gran cantidad de pedrería, incluyendo catorce
entalles romanos reciclados realizados con piedras semipreciosas, lo que
significa el uso de objetos de procedencia pagana como ornamentación del
símbolo cristiano por excelencia.
Anverso: Adán en el sepulcro y medallón con Jonás |
Iconografía del anverso
En el anverso el
motivo principal es la figura en bulto de Cristo crucificado, que
aparece con corona de espinas, la cabeza girada e inclinada sobre su hombro
derecho, sin rastro de los clavos ni de la lanzada en el costado, apoyando los
pies sobre un soporte y con un colobium que le cubre de la cintura a las
rodillas formando pliegues. El cuerpo aparece cincelado con un elemental
naturalismo, con los brazos ligeramente flexionados, el vientre hundido, las
costillas marcadas y las piernas cruzadas siguiendo un convencionalismo gótico.
Por detrás de la cabeza lleva una aureola circular cruciforme que coincide con
el cruce de los maderos de la cruz y que está ornamentada con numerosas piedras
preciosas engastadas. Sobre el nimbo aparecen letras en relieve que forman la
inscripción “IESVS NAZARENVS REXIV DEORVM”, siguiendo la cita de San
Lucas (Lc 23,38). Asimismo, entre los brazos de Cristo aparecen cuatro
medallones con las figuras repujadas en relieve de los Cuatro Evangelistas,
sentados en sus pupitres, escribiendo los evangelios y acompañados del símbolo
respectivo del Tetramorfos, San Juan con un águila, San Lucas con un toro, San
Marcos con un león y San Mateo con un ángel según la cita del Apocalipsis (Apoc
4, 7).
Anverso: Medallón inferior, entalle con escarabajo egipcio |
En la parte superior
aparece un ángel (con la cabeza mutilada) que sostiene en sus
manos el Sol y la Luna, símbolo del paso del tiempo, del principio y fin de
todas las cosas, al tiempo que alude al eclipse de sol que se producirá a la
muerte de Cristo: “Era cerca de la hora sexta cuando las tinieblas cubrieron
toda la tierra hasta la hora nona” (Lc 23,44). En el extremo inferior
aparece Adán saliendo del sepulcro en alusión a la cita de San
Pablo: “Por obra de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y con el
pecado entró también la muerte; y así la muerte se ha extendido a todos los
hombres, puesto que todos han pecado” (Rm 5,12). En el extremo izquierdo se
encuentra la figura de la Virgen, a la que le falta la cabeza, y
en el derecho San Juan, que sujeta en sus manos el libro del
Apocalipsis, ambos con abultados ropajes formando pliegues.
Anverso: Medallón de San Pablo |
En el centro de
estos medallones se encuentra un núcleo circular con pequeños rostros en
relieve realizados con esmalte negro sobre fondos nielados de color rojo y
azul. Se ha interpretado que los que aparecen a los lados de los brazos de
Cristo representan a San Pedro y San Pablo, ambos
con nimbo y colocados en posición de tres cuartos. A ambos se les suele
representar juntos por estar considerados como pilares de la Iglesia, San Pedro
como primer Papa y San Pablo como propagador del Evangelio. Más difícil de
identificar son los rostros que aparecen en los medallones del brazo vertical
de la cruz, aunque se ha apuntado que pudieran representar a dos profetas del
Antiguo Testamento como prefiguración de Jesucristo: arriba Moisés,
que representa la salvación a través de la crucifixión de Cristo, y abajo Jonás,
símbolo de la resurrección por haber pasado tres días en el interior de la
ballena que le vomitó. En este medallón inferior se incluye un entalle de
origen egipcio, realizado en época imperial romana, con la figura sagrada de Khepri,
el dios con cara de escarabajo que en la antigua religión egipcia representaba al
sol naciente y por extensión la creación y la renovación de la vida,
adquiriendo su presencia en la cruz el simbolismo de la resurrección, pues el
escarabajo surge de las entrañas de la tierra como el sol naciente.
Anverso: Medallón de San Pablo |
Por debajo de la figura de Cristo aparecen cinco pequeños viriles, cubiertos con cristal de roca, que contienen reliquias, ocupando el centro la que contiene una pequeña astilla del Lignum Crucis.
Iconografía del reverso
El reverso de la
cruz, de idéntica estructura, prescinde en su ornamentación de la pedrería. En
el medallón que ocupa el centro aparece el símbolo del Agnus Dei
en relieve, con la piel rizosa, la cabeza vuelta, coronado por un nimbo
cruciforme y portando una cruz con un estandarte que como símbolo de la
resurrección sujeta con su pata flexionada.
Anverso: Figura de San Juan en el travesaño derecho |
De una forma muy
sutil, el orfebre relaciona con rigor escriturístico los símbolos y personajes
que aparecen en los medallones del anverso y reverso de la cruz. En el medallón
superior a Moisés le hace coincidir con el águila de San Juan, de acuerdo con
la cita del apóstol “Igual que Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así debe ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga vida
eterna en él” (Jn 3,14). En el medallón inferior se relaciona al profeta
Jonás con el símbolo de San Mateo, que relata en su evangelio “Él respondió
y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será
dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre
del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el
corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se
levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se
arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar”
(MT 12, 39-41).
Anverso: Medallón de San Pedro y figura mutilada de la Virgen |
En los cuatro extremos de la cruz aparecen otros cuatro círculos repujados más pequeños con escenas de caza, similares a los del anverso, aunque estos están bordeados por una orla con tallos sinuosos con pequeñas rosetas de cinco pétalos. Asimismo, toda la superficie del árbol y el travesaño de la cruz se encuentra recubierta con relieves que adoptan la forma de volutas en forma de tallos entrelazados con hojas, siguiendo el mismo diseño que aparece en las columnas del baldaquino de la catedral de Gerona, elaborado en 1320.
Reverso de la Cruz de Vilabertran, s. XIV |
Como ya se ha dicho,
en la ornamentación del anverso de la cruz se encuentran hasta catorce trabajos
realizados en piedras semipreciosas grabadas que se podrían datar entre los
siglos II y III d. C., en la época del Alto Imperio Romano. Es la glíptica la
ciencia que se dedica al estudio de la talla sobre piedras preciosas o
semipreciosas, distinguiendo entre entalles, con el motivo excavado en
el fondo (diaglíptica) y camafeos, con el motivo esculpido en relieve
(anaglíptica). Todas las piezas que decoran la cruz son entalles, a
excepción de una con técnica mixta, estando realizados en cornalina y distintos
tipos de ágata y de jaspes, siendo la finalidad de su reciclaje en los
medallones en anverso de la Cruz de Vilabertran puramente estética y
decorativa, aunque suponga la paradoja de utilizar joyas paganas en un objeto
estrictamente cristiano. En las figuraciones de los entalles aparecen animales
como un grifo, el centauro Quirón, una grulla y un escarabajo egipcio, así personificaciones
de Apolo, Venus, Mercurio, Europa, Pomona, Fortuna, Victoria y un sátiro.
Diversos autores creen encontrar su procedencia en la necrópolis de las ruinas de la cercana ciudad griega y romana de Ampurias, aunque Rafael Torrent1 apunta que este conjunto de entalles romanos pudo ser llevado a Vilabertran por Blanca de Anjou desde las costas de Nápoles, de donde ella procedía, hipótesis también apoyada por Miquel Oliva.
Reverso: Medallón central del Agnus Dei |
En noviembre de 2008
la cruz regresó restaurada a la canónica de Santa María de Vilabertran, donde
puede contemplarse dentro de una moderna vitrina realizada en Milán. La
restauradora incluyó bajo los medallones papeles inertes en los que explica
quién y cuándo la restauró, qué tipo de restauración se hizo y quién lo
financió, por si en un futuro muy lejano es objeto de una nueva intervención.
Reverso: Medallón inferior con escena de caza |
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Notas
1 TORRENT,
Rafael: Dª Blanca, esposa de Jaime II, y la cruz de Vilabertran, Revista
Canigó, año IV, núm. 39, Figueras, 1957.
Reverso: Medallón con el símbolo de San Lucas |
Reverso: Medallón con el símbolo de San Marcos |
Reverso: Medallón con el símbolo de San Mateo |
Fachada y torre de la iglesia de Santa María de Vilabertran |
Interior de la iglesia de Santa María de Vilabertran |
Claustro de la Canónica de Santa María de Vilabertran |
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