RETABLO DE LA CATEDRAL DE
PLASENCIA
Ensamblaje: Juan y Cristóbal
Velázquez
Escultura: Gregorio Fernández
Policromía y dorado: Mateo
Gallardo, Luis Fernández y Simón López
Pinturas: Francisco Rizi, Mateo
Gallardo y Luis Fernández
1625-1634
Madera de pino policromada y óleo
sobre lienzo
Catedral de Santa María de la
Asunción, Plasencia (Cáceres)
Escultura y pintura barroca
En las primeras décadas del siglo XVII la catedral de Plasencia se
encontraba en pleno proceso de transformación, por el cual, sobre la
construcción preexistente, se iba superponiendo un nuevo edificio de mayores
dimensiones. Como era habitual, la nueva edificación se comenzó por la cabecera,
donde se levantó un ábside de dimensiones colosales, tanto en altura como en
anchura. El año 1623 el cabildo catedralicio, intentando disponer de algunas
partes ya completamente acabadas de la nueva catedral, consideró que era el
momento de encargar el preceptivo retablo que presidiera el presbiterio para
poder reanudar los cultos con normalidad en las partes ya construidas. Para
ello, en ese año se formó una comisión para encargar la traza del retablo, que fue
convocada públicamente, siendo elegido uno de los proyectos presentados por el
ensamblador salmantino Antonio González, que estableció una estructura de tres
cuerpos con las columnas agrupadas por parejas. Sin embargo, en enero de 1624
se decidió abandonar aquel proyecto, solicitando que maestros de Madrid y Córdoba
dictaminaran si procedía realizar un retablo de madera al modo tradicional o
bastaría con colocar un gigantesco cuadro de la Asunción presidiendo el
ábside, como ya se había aplicado en algunas iglesias madrileñas, algo dificultoso
en Plasencia por la enorme anchura de la capilla mayor.
Primer cuerpo: San Juan Bautista y Santiago |
Cuando Alonso de Balbás, en colaboración con el ensamblador Andrés Crespo, vecino de Medina de Rioseco, ya acopiaban materiales para realizar la obra que habían contratado, los ensambladores vallisoletanos Juan y Cristóbal Velázquez hicieron una oferta económica al cabildo sensiblemente inferior, lo que produjo la anulación de la adjudicación anterior y su indemnización, al tiempo que se concertaba la obra con los maestros de la escuela vallisoletana, ejerciendo como fiadores su hermano Francisco Velázquez y Gregorio Fernández, colaboradores frecuentes en la elaboración de retablos.
Segundo cuerpo: San Fulgencio y Santa Florencia |
La escultura sería realizada en Valladolid en madera de pino, siendo
ratificado el contrato con Gregorio Fernández el 7 de mayo de 1625, que debía
realizar una obra “bien movida y con mucho arte” en un plazo de tres años y
medio, recibiendo por el conjunto escultórico 7.000 ducados, casi el doble del
coste del ensamblaje. El 28 de junio de ese año firmaban como fiadores Benito
Chamoso, mercader de hierro, y su hijo el escribano Bartolomé Chamoso, el
tratante en cebada Juan Pérez y el ensamblador Juan Velázquez, que realizaba
con su hermano el retablo de Plasencia, siendo responsable de todos los
fiadores el pintor vallisoletano Diego Valentín Díaz.
Francisco Rizi. Anunciación, 1654 |
El retablo, para cuya realización contó con la importante ayuda económica de los prelados Pedro González de Acevedo y Diego de Arce Reinoso, quedaba asentado el 11 de marzo de 1632 a falta de la policromía y los cuatro lienzos de pintura. Por una noticia publicada por José Benavides, deán de la catedral, sabemos que la policromía fue realizada por los pintores Luis Fernández, Mateo Gallardo y el dorador Simón López. Para la pintura se recurrió a la escuela madrileña, firmándose el 27 de marzo de 1653 en Madrid el contrato con el pintor Francisco Rizi para realizar los cuadros de la Anunciación y la Adoración de los pastores, firmados y fechados en 1654 y 1655, mientras a Mateo Gallardo le era adjudicado el de la Adoración de los Reyes y a Luis Fernández el de la Circuncisión.
El retablo, que con planta quebrada se adapta a la forma poligonal del
presbiterio, con 16,10 m. de anchura, tiene como base un sólido zócalo de
mármol, presentando dos cuerpos y un monumental ático, con una estructura
vertical de tres calles, la central de mayor anchura, y cuatro entrecalles en
las que se colocan parejas de columnas que flanquean nichos semicilíndricos y
con cascarón que albergan esculturas de bulto completo sobre elegantes peanas.
En la calle central se superponen una custodia de tamaño monumental
—afortunadamente conservada— en el primer cuerpo, que adopta la forma de templete
de planta central y coronado por una cúpula, el grupo de la Asunción en
el segundo cuerpo, compuesto por un ingente número de figuras, y un colosal Calvario
insertado en una arquitectura con forma de templete rematado por un frontón
triangular, con la peculiaridad de que las esculturas aumentan de tamaño a
medida que ascienden en altura, siguiendo las leyes de la óptica. Las modificaciones
que impuso Gregorio Fernández hacen que el retablo tenga un esquema netamente
vallisoletano, con preponderancia de las líneas rectas y un nítido diseño
estructural.
Ático: San José y Santa Teresa |
La armonía entre la arquitectura, la escultura y la pintura del retablo es realmente sorprendente, constituyendo toda la iconografía incorporada, supeditada a los ideales contrarreformistas imperantes en el momento, todo un alarde historicista de la Iglesia como institución. Los trabajos de elaboración, que duraron casi diez años, supusieron un coste total de 30.000 ducados, una cifra disparatada para aquella época. Sin embargo, el resultado de tanto trabajo convierte al retablo no sólo en el más monumental de los que realizara Gregorio Fernández, sino también en uno de los más importantes de la historia del retablo en el arte español.
Banco: La Flagelación / Netos Izda: San Lucas. Dcha: San Ambrosio |
Banco
El entablamento sobre el que se sustenta el primer cuerpo, al coincidir
en altura con el altar, adopta la función de un banco tradicional. Todos los
frentes aparecen decorados con relieves, incluidos los netos, combinándose los seis
correspondientes a las calles y entrecalles, que representan pasajes de la
Pasión, con las figuras de los netos: los cuatro Padres de la Iglesia latina,
colocados en los extremos, y los cuatro Evangelistas colocados en la
parte central, todos con sus correspondientes atributos para simbolizar el
sustento doctrinal de la Iglesia.
Primer cuerpo: San Pedro y San Pablo |
Se continúa en la parte derecha con la escena del Prendimiento estructurada en dos planos, con el beso de Judas al frente y Pedro amenazando con la espada a Malco, junto a un grupo de soldados armados al fondo, presentando el relieve recuerdos junianos. El siguiente relieve, en formato más apaisado, representa la Flagelación, con la figura de Cristo atado a la columna en el centro, en la que el escultor aplica el arquetipo por él creado, con sayones a los lados en plena acción de golpearle que proporcionan dinamismo a la escena. Termina la serie con los Ultrajes después de la coronación de espinas, con Cristo sedente mientras es golpeado e increpado por sayones desaliñados.
Primer
cuerpo
Segundo cuerpo: Asunción de la Virgen |
Segundo cuerpo: Asunción. A los lados San Joaquín y Santa Ana |
El segundo cuerpo está dedicado a la Virgen, complementándose con seis
relieves del entablamento con escenas por ella protagonizadas. De izquierda a
derecha aparece en primer lugar la Huida a Egipto, con la Virgen a lomos
de un asno que ocupa todo el espacio y San José caminando a pie, acompañándose
en un extremo de la tradicional palmera, que aparece con las ramas agitadas por
el viento. Sigue la escena del Nacimiento de la Virgen, que en formato
apaisado se divide en dos ámbitos, uno con Santa Ana convaleciente en la cama y
asistida por damas ayudantes al parto y otro con un grupo de mujeres que visten
a la recién nacida en presencia de San Joaquín y un sacerdote. Sigue el relieve
de la Inmaculada, que reproduce el modelo fernandino, aunque con el
manto agitado por el viento y en compañía de pequeñas cabezas de querubines
asomando entre nubes. En la parte derecha sigue la escena de la Circuncisión
o Presentación de Jesús en el templo, con el sacerdote sosteniendo
al Niño y la Virgen arrodillada, junto a San José, en un extremo. Continúa con
la Presentación de la Virgen en el templo o Purificación de María,
que presenta una perspectiva forzada para permitir ser contemplada desde abajo,
con la Virgen niña recibida por el sacerdote a un lado y al otro, separados por
una columna, Santa Ana y San Joaquín contemplando la escena. Finaliza con los Desposorios
de la Virgen, que aparece en primer plano dándose la mano con San José, en
presencia del sacerdote.
Gregorio Fernández. Asunción, 1610-1614 Catedral de Miranda do Douro, Portugal |
Segundo
cuerpo
El centro está ocupado por el espectacular grupo de la Asunción,
que desborda el marco espacial, al modo barroco, asumiendo la misión de un
cuadro único, como en principio se había propuesto para ocupar la cabecera.
Gregorio Fernández ya había realizado con anterioridad la iconografía propuesta
por el cabildo placentino en el retablo de la catedral de Miranda do Douro en
Portugal, cuyos resabios manieristas modifica para dotar a la escena de un
barroquismo pleno, superando las figuras el ámbito de la gran hornacina en que
se ubica de una efectista forma teatral.
Segundo cuerpo: Detalle de los apóstoles de la Asunción |
Idéntico barroquismo ofrece el grupo de la Virgen entre nubes en la
parte superior, que, aunque sigue el arquetipo de Inmaculada creado por el
escultor, representada en plena juventud, con larga melena, las manos en actitud
orante a la altura del pecho, vestida con una túnica decorada con “primaveras”
y un manto azul, símbolo de eternidad, en esta composición abandona la
verticalidad y la actitud ensimismada habitual para girar suavemente la cabeza,
desplazar las manos hacia la izquierda y dotar al manto de una agitación
producida por una brisa mística, formando pliegues excesivamente quebrados como
nunca anteriormente los había realizado el escultor, lo que evidencia una
evolución estilística. El manto se decora con una ancha cenefa con tachones que
simulan piedras preciosas, con aplicaciones de encajes postizos recorriendo los
bordes.
Segundo cuerpo: Detalle de la Asunción |
A los lados, en las entrecalles más próximas a la Asunción, se colocan las figuras paternas de la Virgen, San Joaquín, presentado como un venerable patriarca de largas barbas, y Santa Ana como una mujer madura, ambos apoyados en sendos cayados para sugerir su edad avanzada. En los nichos de las entrecalles de los extremos se encuentran San Fulgencio y Santa Florencia, santos hermanos que eran patronos del obispado de Plasencia, cuya presencia sería solicitada por el cabildo catedralicio. San Fulgencio, benedictino y escritor, está representado en su condición de obispo, con mitra, capa pluvial y báculo episcopal, y Santa Florencia (o Santa Florentina) con hábito monacal sosteniendo un báculo y un libro como fundadora, cuyo rostro sigue el prototipo aplicado por Gregorio Fernández en otras santas, como Santa Teresa, Santa Isabel de Hungría, Santa Clara, etc.
Vista general del ático |
Dentro de la hornacina central, cuyo marco está decorado con piedras y
gallones, se encuentra el monumental Calvario, compuesto por un
magnífico Crucifijo, la Virgen y San Juan a los lados y María Magdalena en el
centro arrodillada a los pies de la cruz. Cristo sigue los habituales estilemas
del escultor, en este caso con un paño de pliegues muy quebrados y volados y
una corona postiza de espinos naturales. La Virgen y San Juan siguen los
modelos creados por el escultor desde su primera época, mientras la Magdalena,
introducida como elemento de compasión, gesticula con sus manos y levanta la
mirada a lo alto. En el tímpano del frontón aparece la figura de Dios Padre en
forma de busto, colocado entre nubes y sujetando el globo terráqueo como
símbolo de universalidad.
En las hornacinas de las entrecalles aparecen San José, que identificado
por la vara florida es una figura imprescindible en un retablo dedicado a la
Virgen, y Santa Teresa precisamente como propagadora del culto a San José,
titular de sus fundaciones, que sigue el arquetipo creado por el escultor con
motivo de su canonización en 1622.
Ático: Calvario. A los lados San José y Santa Teresa y las virtudes de la Fe y la Esperanza |
En los extremos, en la coronación de los netos de las entrecalles laterales, aparecen cuatro arcángeles, una iconografía ya utilizada en distintas ocasiones por Gregorio Fernández. Representan, de izquierda a derecha, a San Miguel portando sus armas como vencedor de los ángeles rebeldes; San Gabriel con la vara de lirios y su mano derecha dirigida al cielo, recordando su función en la Anunciación; San Rafael vestido de peregrino y sujetando el bordón y un pez en alusión al pasaje bíblico de Tobías; San Uriel como representante del espíritu de la vida.
Ático: Calvario |
La policromía del retablo de la catedral de Plasencia es deslumbrante. Fue aplicada por los pintores Luis Fernández y Mateo Gallardo, mientras los trabajos de dorado corrieron a cargo de Simón López, todos ellos destacados maestros de la escuela barroca madrileña. El hecho de que se aplicara a mediados del siglo XVII, cuando ya había triunfado el barroquismo en la escuela de Madrid, tiene su reflejo en estas esculturas, que presentan esgrafiados que dejan aflorar el oro proporcionando a las figuras una simbólica luminosidad, con telas que imitan bordados en oro, empleo de anchas cenefas en los paños con remates a punta de pincel y grandes motivos decorativos para ser apreciados desde cierta distancia, dada la envergadura del retablo, así como carnaciones trabajadas como pintura de caballete.
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
Ático: Detalle de Cristo en el Calvario |
Retablo de la catedral de Plasencia Foto Wikipedia |
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El Atico detalle de Cristo en el Calvario me parece unacopia de una foto de escudosdeplasencia.com. si es así debes citar al autor
ResponderEliminarO al menos es del autor de esa pagina
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