Para el autor de una publicación siempre es muy gratificante que el acto de la presentación de su trabajo sea brillante y con asistencia masiva, pero en el fondo esto no es más que un ejercicio de vanidad. Sin embargo, todas las expectativas y aspiraciones se vieron ampliamente rebosadas el pasado 16 de diciembre en la presentación de mi trabajo "SIMULACRUM, en torno al Descendimiento de Gregorio Fernández" en la iglesia penitencial de la Vera Cruz de Valladolid.
Primero por la solemnidad con que el acto fue organizado por Domus Pucelae, que contó con la presencia de su Presidente, Santiago García Vegas, y de toda la junta directiva, que enfatizaron la celebración con la intervención tanto de Ramón Pérez de Castro, historiador de nuestra Universidad, como del prestigioso coro Primo Tempo, que ofreció un breve repertorio que incluía un villancico, por hacerse en tiempo de Navidad, animadas piezas gospel, de las que el coro es especialista, y un Ave María en honor de Nuestra Señora de la Vera Cruz, que desde el retablo presidía el acto.
En segundo lugar por la generosa colaboración de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, que permitió que el evento se celebrase en un espacio tan emblemático para todos los vallisoletanos, dándose la circunstancia de poder presentar un libro dedicado a una genial obra barroca a escasos metros de la misma. Pero no sólo eso, pues la entrañable cofradía también se ocupó de ofrecer la iglesia radiantemente iluminada y con el paso procesional del Descendimiento (3,5 toneladas) fuera de su capilla luciendo en todo su esplendor, como se aprecia en la fotografía. Un detalle que nunca podré olvidar.
Pero si la brillantez y solemnidad del marco en que se celebraba la presentación era para mí algo sobrecogedor, abrumador, por estar rodeado de tan geniales obras maestras de Gregorio Fernández, puestas en valor por sus celosos custodios, aún fue más importante el calor humano recibido en tan señalado día de invierno por parte de don José Luis Martín, Alcalde-Presidente de la Cofradía, cuya personalidad fusiona una fina sensibilidad con la firmeza necesaria para presidir tan activa institución, de don Daniel Domínguez Repiso, Vicepresidente, trabajador infatigable en pro de la Cofradía en base a sus profundas convicciones, y de los cofrades de la Santa Vera Cruz, a los que esta experiencia me ha permitido descubrir sus cualidades humanas. A esta "gente buena" siempre les estaré agradecido.
Otro tanto tengo que decir de los socios de Domus Pucelae, cuya presencia masiva, como es habitual, siempre se traduce en abrumadoras muestras de cariño, con el acicate de ser quienes financian la edición sin ánimo lucrativo, hecho bastante insólito en los tiempos que corren y que estimula el emprender cualquier tipo de iniciativa.
Por todo ello la presentación del libro, lejos de tener el carácter de un acto protocolario, para mí se convirtió en un cúmulo de indescriptibles emociones, en unos momentos inolvidables que siempre quedarán asociados a un lugar tan especial y a una gente tan querida y sincera que fue capaz que tranmitirme un inexplicable flujo envolvente de energía positiva que pocas veces había experimentado. Y es por eso que mis ojos en algún momento estuvieron tan vidriosos como los de las esculturas de Gregorio Fernández que con tanta delicadeza conserva la Cofradía, a la que quedaré de por vida unido sentimentalmente.
Si añadimos la extraordinaria acogida que ha tenido el libro, desde este humilde rincón sólo puedo manifestar a todos mi sincero agradecimiento.
José Miguel Travieso Alonso
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Enhorabuena José Miguel
ResponderEliminarUn excelente trabajo.
Es una suerte contar contigo en la asociación y en Revista Atticus.
Un abrazo