En la pasada Semana Santa, y casi ya como una
tradición en Domus Pucelae, hicimos un viaje cuyo destino en esta ocasión
fueron las regiones de la zona norte de Grecia: Macedonia, Tracia, Epiro y
Tesalia, así como a la zona central, donde se encuentran los monasterios de
Meteora, y la península de Calcidia con su emblemático Monte Athos.
Tomamos como punto de inicio de nuestro itinerario a
Tesalónica, nombre que procede de la hija del rey Filipo II después de la
victoria de Tesalia. Es una ciudad con impresionante patrimonio, como la Torre
Blanca, situada frente al mar, San Demetrio, el Arco de Galerio, la Rotonda y
el Heptapyrgion, incluyendo las visitas al Museo Bizantino y Arqueológico,
siempre con las excelentes explicaciones de Spyro, guía de nuestro itinerario
durante todo el viaje.
Visitamos Stageira, ciudad de la península
Calcídica, lugar de nacimiento de Aristóteles, aunque sólo quedan ruinas
cargadas de historia, que junto con Ouranopolis, ciudad fundada por Casandro de
Macedonia y Alexarco, fue punto de partida de muchos peregrinos en su camino
hasta Monte Athos.
Nuestro itinerario continuó hasta Kavala, Philipi y
Amphipolis, donde visitamos museos y yacimientos arqueológicos que informan
sobre la historia y cultura de la antigua Grecia.
Visita especialmente interesante fue la realizada a
Vergina, ciudad situada en la región montañosa de Pieria, en la Macedonia
central, cuyo yacimiento arqueológico fue nombrado Patrimonio de la Humanidad.
Allí se encuentra el gran túmulo del siglo IV que alberga los restos de los
miembros de la Familia Real de los Argéadas.
En la Macedonia occidental visitamos Kastoria, cuyos
orígenes se cree que se remontan al 200 a. C., ciudad identificada con la
antigua Celetrum romana.
También tuvimos la ocasión de tener contacto con la
naturaleza paseando por la garganta de Vikos y por el parque natural de
Zahorohoria.
Ioanina, la isla de Alí Pacha, Dodona y Preveza
fueron otros de los lugares donde pudimos encontrarnos con riquezas culturales
e históricas de las diferentes culturas que por allí se asentaron.
Para rematar el recorrido, tuvimos la ocasión de
conocer y disfrutar la zona de Meteora, con sus monasterios griegos enclavados
como nidos de águilas en las inaccesibles cumbres de las elevadas y gigantescas
rocas.
Texto y fotografías: Jesús Santos.
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