6 de mayo de 2016

Theatrum: BELÉN NAPOLITANO, un sorprendente divertimento multidisciplinar (I)













BELÉN NAPOLITANO
Varios autores y artesanos
Siglo XVIII
Madera y terracota policromada, textiles, cera, metales y vidrio
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Escultura barroca y rococó. Escuela napolitana














Sala del Belén Napolitano en el Palacio Villena, MNE
EL BELÉN NAPOLITANO COMO JUEGO PARA INICIADOS

La variedad belenística que constituyen los belenes napolitanos no es, mejor dicho, no fue, una modalidad más de celebración religiosa con un contenido piadoso o catequético que rememorase la tradición implantada en 1223 por San Francisco de Asís en una cueva de Greccio. Bien al contrario, el belén napolitano debe entenderse como un divertimento culto, creativo y eminentemente profano, a pesar de dejar aflorar un sustrato religioso, que en el Settecento se puso de moda entre los personajes de la Corte, la aristocracia y la burguesía enriquecida de Nápoles, todos ellos animados por las ideas de la Ilustración.

El éxito de este juguete o entretenimiento radica en buena parte en la incorporación de cada propietario al coleccionismo —por entonces fenómeno en auge e inabarcable en el caso del belén napolitano—, en el que cada uno podía reflejar su propia sensibilidad, su preparación cultural y, por encima de todo, su potencial económico, convirtiéndose su exhibición anual en una demostración pública de riqueza y prestigio, de acuerdo con el gusto por la transformación y el exotismo propio de la época. Por este motivo, la estética de la modalidad de belén napolitano tendría tantos admiradores como detractores, pues si para unos aquel universo plástico, convertido en una explosión de colorido, de escenas costumbristas y mundanas, incluyendo elementos mordaces, era un alarde de creatividad artística, para otros suponía una representación irreverente e inaceptable de un hecho tan trascendente como el Nacimiento de Cristo, llegando a ser considerados como meros "teatrillos" profanos.

Vitrina con las diferentes escalas de las figuras
Al igual que en otras actividades dieciochescas, esta afición tenía sus propias pautas y códigos, hasta llegar a convertirse en un juego para iniciados, algo que parecen desconocer los coleccionistas actuales que emulan la tradición. Vamos a intentar desvelar aquellas más importantes que han de servirnos para interpretar y valorar en su justa medida la impresionante colección del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que reúne la mayoría de los ingredientes de raigambre napolitana.     


COMPONENTES DEL BELÉN NAPOLITANO

Los componentes del belén napolitano son cinco: los Pastori (pastores), los Animali (animales), los Vestiti (vestiduras), los Finimenti (accesorios) y el Plastico (decorado escenográfico).

PASTORI
Son el componente fundamental, refiriéndose genéricamente con este término a las figuras humanas que aparecen en la composición, independientemente del personaje que representen. Responden a un complejo proceso de elaboración resuelto mediante un método de ensamblaje. El cuerpo está constituido por un compacto maniquí elaborado por hilos de estopa enrollados sobre un alma de alambre maleable, con extensiones para brazos y piernas, que forman el "esqueleto" de la figura.

La parte más destacada es la testina o cabeza, elaborada en terracota policromada que permite imprimir sutiles detalles mórbidos y a la que se incorporan diminutos ojos de cristal que aumentan su aspecto realista. A la cabeza y cuello se añade la pettiglia, especie de peto que establece un busto mediante la prolongación de unos cuatro centímetros al frente y algo menos por detrás, dotada de orificios para amarrar firmemente con cuerdas la testina al maniquí. Es en el interior de la pettiglia donde las figuras, ocasionalmente, aparecen firmadas por sus autores.
Las testinas eran elaboradas por grandes maestros escultores de la época residentes en Nápoles, algunos vinculados a la Real Fábrica de Porcelana de Capodimonte, y representan toda la variedad humana posible, desde la suprema belleza de la Virgen, ángeles, arménides y georgianas, fieles al refinamiento del Rococó, hasta un descarnado repertorio de inspiración campesina y popular que llega a incluir, rozando lo grotesco, todo tipo de defectos físicos y signos evidentes de enfermedades.
Cada figura se completa con los brazos, de la mano hasta el codo, y las piernas, de la rodilla hasta el pie, generalmente en talla de madera policromada, aunque después también de modelaron en terracota. Los trabajos diferenciadores de manos y piernas determinan la expresión artística a través del gesto, siempre con la delicadeza y ademanes expresivos del arte galante. En las plantas de los pies llevan practicados unos orificios en los que se insertan clavos que se pueden fijar a la base de madera o corcho del decorado, sin necesidad de peanas, aumentando así su naturalismo.
Cada uno de los pastori está concebido para representar determinado papel en la narración, siendo susceptibles, por las características reseñadas, de modificaciones en sus posturas, atributos y vestuario, siguiendo un juego de transformación.
Academias: Mendigo y ciego
Desde principios del Settecento se estableció para los pastori el tamaño normalizado de la terzina —altura media de 38 centímetros—, incorporando tamaños inferiores, en torno a los 20 cm., para definir una escala acorde con la perspectiva visual en los montajes, así como otras figuras de tamaño superior  para ser colocadas en los primeros planos, como se muestra en una vitrina del Museo Nacional de Escultura.
 Dentro de los pastori constituyen un grupo especial las denominadas academias, figuras talladas o modeladas como desnudos en su integridad, semejantes a los estudios tomados "del natural" en las instituciones de la época como ensayos a pequeña escala de futuras esculturas. En el belén napolitano generalmente representan a mendigos, bizcos, ciegos o monjes, todos ellos con connotaciones especiales en el contexto narrativo.

Los montajes belenistas nunca pertenecían a un sólo autor, siempre era un arte colectivo animado por la fiebre del coleccionismo, pues la acumulación de pastori llegaría a ser obsesiva por parte de la realeza y las clases altas, cuyo apasionamiento se convertiría en un ingente negocio para los artistas, con más de treinta talleres activos en Nápoles que, en el siglo XVIII, ocupaban a cerca de quinientos artesanos especializados en la elaboración de pastori.

ANIMALI
La recreación del mundo real sería inconcebible sin la presencia de animales. En el belén napolitano, desmesurado en todas sus facetas, son numerosos aquellos representados con aspecto veraz, pues en el siglo XVIII su estudio se convirtió en objeto de investigación y profundización científica, de modo que los animales aparecen como si fuera un tratado plástico de ciencias naturales llevado a cabo por artistas especializados. En muchas ocasiones las referencias iconográficas eran tomadas de los pintores de género, tales como el alemán Philipp Peter Ross (1657-1706), conocido en Italia como Rosa da Tivoli, o el napolitano Domenico Brandi (1683-1736).

Animales de pastoreo: Rebaño de cabras y búfalos
Se distinguen tres grupos diferenciados de animales:

1 Animales de trabajo, pastoreo y corral
     Representados con gran viveza y virtuosamente descritos, están relacionados con el pastoreo y los trabajos en el campo. Son rebaños de ovejas y cabras, vacas, búfalos que pastaban entre Nápoles y Paestum, cuyas hembras proporcionaban la apreciada leche con la que se elaboraba la tradicional mozzarella, asnos y mulas utilizados para la carga, cerdos y conejos. También son frecuentes las aves de corral como pavos, gallinas, patos, etc., sin que falten distintas aves de caza a la venta en el mercado.

Animales domésticos: perro, asno y gato
     2 Animales domésticos y callejeros
Este grupo lo integran asnos y diferentes razas de perros y gatos que deambulan por calles y mercados, en ocasiones aportando notas de humor como fruto de la observación de sus reacciones. También se incluyen palomas y distintos tipos de pájaros, tanto en libertad como enjaulados.



Animales exóticos: Caballo de raza árabe, camello y elefante
3 Animales salvajes y exóticos
     Este grupo es el más pintoresco y sorprendente, en su mayoría integrando el cortejo de los Reyes Magos. Entre ellos se encuentran elegantes caballos de raza árabe, camellos, elefantes, monos, ciervos, faisanes, etc. que contribuyen a crear la fantasía de remotos mundos idílicos, llenos de exotismo y riquezas. Muchos están inspirados en el jardín zoológico que el rey tenía en Nápoles, algunos llegados como regalos de monarcas orientales.


Vestuario de los pastores
VESTITI / COSTUMI
     El vestido de cada figura define su personalidad y condición social, así como su rol dentro de la narración. En esta labor estuvieron ocupados numerosos artesanos especializados y con este fin trabajaron incluso las reales fábricas de tejidos, especialmente la de San Leucio, fundada por el futuro Carlos III de España en las proximidades de Caserta. Era una confección a medida, con profusión de tejidos superpuestos y aplicaciones de bordados, cintas, botones, etc., que se aplicaban de forma selectiva, contrastando los sencillos paños de lino, algodón, lana, arpillera y piel natural de los campesinos, con la seda, terciopelo, brocados y rica pasamanería de los personajes sagrados y del séquito de los Reyes Magos.

Vestuario de vendedores ambulantes urbanos
Se pueden establecer cinco tipos de atuendos:

1 Campesinos, pastores y pescadores
Reflejan el tipo de vestuario en el ambiente rural, con camisas de cuello ajustado, chaquetas, chalecos, pantalones cortos de ancha pernera, fajas en la cintura, medias mal ajustadas y alpargatas sujetas por cordones en los hombres, que se  acompañan de útiles para el trabajo como zurrones, alforjas, cayados, instrumentos musicales, etc.
Las mujeres, de aspecto curtido, presentan camisas de mangas anchas y amplios escotes, corpiños, faldas con vuelo ajustadas a la cintura, mandiles y pañoletas, con elementos que definen su ocupación en la elaboración de mimbres, hilaturas, bolillos, quesos, venta de huevos y productos de la tierra.
Vestuario de ciudadanos napolitanos: músicos y matrona

2 Trajes típicos regionales
Este grupo, también vinculado al medio rural, es rico en colorido y reproduce los trajes típicos de las distintas provincias o regiones del reino de las Dos Sicilias que lucen personajes que deambulan, no exentos de ironía, por el fragor del mercado. Son especialmente atractivos los trajes de las mujeres, con llamativos mandiles y peculiares tocados, en ocasiones tañendo panderos o sugiriendo el baile galante de la tarantela. A pesar de su anacronismo al acercase y celebrar el Nacimiento de Cristo, este grupo adquiere un alto valor etnográfico y documental, lo que pone de manifiesto la importancia de que las figuras conserven la prima vestitura o vestido original.
Vestuario de mezzocarattere

3 Comerciantes, artesanos y burgueses
A través de un rico, variado y testimonial muestrario, caracterizan a personajes urbanos habituales en Nápoles en el siglo XVIII, con un valor etnográfico de primer orden, ya que aparecen representados todos los oficios y ocupaciones artesanales imaginables, todos ellos englobados como carattere teatrales.
En la moda urbana masculina se aprecia la influencia de los modelos procedentes de Francia, especialmente en las chaquetas y casacas abotonadas, capas, sombreros de ala ancha de tres picos y en la variedad del calzado, ajustado con lengüetas y broches. En la confección ya incorporan tejidos nobles de seda y terciopelo.
Por su parte, las mujeres visten encorsetados corpiños que dejan visibles camisas con drapeados al cuello, mangas abombadas, cuellos y puños de encaje, faldas hasta los tobillos, mantones y mandiles bordados, cinturones con lazos y zapatos de discreto tacón, generalmente engalanadas con ricos collares, pendientes y broches.
Vestuario de Melchor, Gaspar y Baltasar
En este grupo, poniendo una nota de humor, se incluyen los mezzocarattere, personajes nobles representados con ironía como campesinos enriquecidos o nuevos ricos, que a pesar de lucir ricos vestidos de seda y terciopelo con botonaduras de plata y zapatos con hebillas metálicas, son fácilmente identificables por sus burdas facciones, su anatomía grotesca y sus taras físicas.

4 Los Reyes Magos y su séquito
Alejados de la realidad cotidiana, los vestidos de este grupo muestran un atractivo mundo de fantasía a través de pintorescas indumentarias inspiradas en el esplendor de las cortes orientales, reflejo del gusto por lo exótico y la fastuosidad rococó que se gozaba en Europa.
Giuseppe Bonito. Embajada turca en Nápoles, 1741
Museo del Prado, Madrid. Foto M. Prado
Un hecho fue trascendental para la incorporación de esta fantasía oriental en el belén napolitano: la llegada a Nápoles, en febrero de 1778, del enviado extraordinario Abdulhamid I, sultán del Imperio Otomano, que desde la firma del Tratado de Paz de 1740 mantenía excelentes relaciones con el reino de las Dos Sicilias. El cortejo que desfiló por las calles de Nápoles —Viaje del Gran Señor de la Meca—, en el que participó el propio rey Fernando IV de Borbón y su esposa Carolina de Austria, fue recogido en múltiples grabados que reflejaron la admiración que produjo entre los napolitanos, estimulando también a los artistas y artesanos, que dieron rienda suelta a su imaginación en la confección de la indumentaria del cortejo de los Reyes Magos, en los que se incluyeron bandas de músicos y portadores de tesoros hasta crear un repertorio específico que se podía alargar hasta el infinito.

Como es natural, las indumentarias más ricas son las que visten los tres Reyes Magos, cuyas capas en ocasiones reproducían el modelo de la prestigiosa Orden de San Genaro, con una larga cola que llega a cubrir la parte trasera del animal sobre el que van montados, camellos en el caso del Museo Nacional de Escultura.

Junto a turcos con turbantes, pobladores del otro lado del Adriático y africanos de raza negra con rasgos abisinios, son destacables los soldados georgianos, elegantemente uniformados, y las bellas odaliscas arménides, que llegan a constituir un subgrupo característico en el belén napolitano, reconocibles por sus elegantes vestidos de seda y gasa, por la profusión de diademas, pendientes, collares de perlas y coral, broches, armas, etc., y la singular belleza de sus cabezas, con moños adornados con cintas, siempre de tez blanca y modales exquisitos.
Vestuario de escoltas georgianos

5 Personajes sagrados
Este grupo luce el vestuario más convencional de acuerdo a la iconografía cristiana tradicional. La indumentaria básica de corte bíblico es un túnica cubierta por un manto y así visten permanentemente la Virgen, San José y el coro de ángeles, aderezados por pequeños complementos en forma de velos, tocas, estolas y sandalias. La única peculiaridad destacable es que en las figuras de la Sagrada Familia siempre se utiliza un colorido invariable: túnica rosa, manto azul celeste y velo blanco en el caso de la Virgen, y camisa blanca, túnica morada y manto azafrán en San José, en ambos caso siguiendo las directrices estéticas del arte rococó.
Vestuario de damas arménides y georgiana
Más variedad presentan los atavíos de los ángeles, a cuyas túnicas y mantos, siempre en tonos pastel, se incorporan estolas multicolores que se agitan al viento en virtud de finos hilos de alambre cosidos en los ribetes, apareciendo suspendidos, con grandes alas desplegadas, en agrupaciones que facilitan la difícil localización del Misterio entre la maraña narrativa de la instalación. Es común que los ángeles porten filacterías, incensarios o distintos instrumentos musicales.

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Vestuario de músicos turcos y abisinios

Informe y fotografías: J. M. Travieso.







Vestuario de la Virgen, San José y ángeles
Bibliografía

TRAVIESO ALONSO, José Miguel. Presepium. En torno al Belén Napolitano del Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid. Domus Pucelae. Valladolid, 2008.


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