SALA DE EXPOSICIONES DEL
MUSEO DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
Plaza de Santa
Cruz, Valladolid
Si en literatura, el realismo mágico supuso un brillante uso de la
fantasía para registrar realidades no accesibles a las técnicas del realismo
moderno, a la obra de Sanz Aldea le conviene esta definición porque permite que
convivan fantasía y realidad. Las propuestas de Carlos se interiorizan en un
calco infiel de la realidad externa, idealizada, recordada u olvidada,
reconstruida, sometida a recuerdos posteriores. No identificamos realidad sólo
con realidad exterior y Carlos no lo hace. Vindica así su realidad interior,
como una prolongación de la empírica, porque es desde su realidad interior
desde la que proyecta la acción que tiene lugar en la realidad externa. Los
reconocibles paisajes familiares que son el fondo de sus propuestas
-fundamentalmente los paisajes sorianos de infancia o los vallisoletanos de
madurez- son, precisamente, el modo en el que Carlos impone para la
interpretación un principio de verosimilitud esencial. A partir de estos
paisajes plantea transferencias de significantes de su imaginación -signos y
símbolos emitidos desde su naturaleza interior y su experiencia- con el
suficiente interés humano como para lograr momentáneamente la voluntaria
suspensión de la incredulidad, que sostiene con fe poética, con la voluntad de
suspender una parte del sentido crítico, ignorando incoherencias o
incompatibilidades de las ficciones en las que nos sumerge. Sus imágenes son,
en el fondo, conscientes de una carencia, expresión de ausencias, puros deseos
que, por otra parte, hacen que la obra pertenezca a su época.
El trabajo de Carlos pone simultáneamente en juego historia individual y
referencias colectivas, situando su constante retorno de viajero impenitente no
enteramente bajo el signo de la herencia sino en el de la libre elección de los
espíritus.
HORARIO DE
VISITAS
Días laborables:
de 11,00 a 14,00 y de 17,30 a 20,30 h.
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