MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE
CARRACEDO
Maestros anónimos
990 - 1138
Antigua abadía exclaustrada
Carracedo del Monasterio, El
Bierzo (León)
Arquitectura románica y gótica
Vista parcial del monasterio |
Fundado hacia el año 990 por Bermudo II, rey de León, en un terreno de
su propiedad, puesto bajo la advocación de San Salvador y entregado a la regla
benedictina, fue concebido para albergar a los monjes que, huyendo del califato
andalusí y de los continuos ataques de Almanzor, se habían refugiado en el
Bierzo, siendo su primer abad Zacarías, un monje procedente del monasterio de
Ageo, una abadía masculina que se había asentado en la actual población de Ayoó
de Vidriales, en la provincia de Zamora. Aquel primitivo monasterio fue
arrasado por Almanzor en 997.
Transcurrieron muchos años para que el monasterio de San Salvador recibiera
un nuevo impulso, hecho que ocurrió en 1138, cuando la infanta doña Sancha,
hermana del rey castellano-leonés Alfonso VII el Emperador y gobernadora del
Bierzo, encomendó al abad Florencio la refundación de la abadía benedictina,
concediendo para ello importantes privilegios. Con este motivo se hizo llegar
una comunidad del vecino monasterio de Santa María de Valverde, en las
proximidades de Corullón. La infanta misma, que pasaba largas temporadas en
esas tierras, incluyó en el monasterio una serie de dependencias privadas,
situadas sobre la sala capitular, que determinaron lo que se ha conocido como
Palacio Real, aunque estrictamente no fuera tal.
El año 1203, cuando era dirigido por el abad Amigo, el monasterio cambió
su advocación de San Salvador por la de Santa María, al tiempo que la comunidad
se incorporaba al Císter. A partir de entonces, gracias a una eficaz gestión
económica y a la protección real, el monasterio continuó su desarrollo, levantándose
la primitiva iglesia y el claustro.
El esplendor conocido a lo largo del siglo XIII termina en el siglo XIV,
cuando el relajamiento de la vida monástica y la nefasta gestión de algunos
abades, que sólo visitaban el monasterio para cobrar las rentas, provocan una
crisis espiritual y material que lo llevarán a la ruina. La recuperación se
produce en 1505, cuando el monasterio de Carracedo se adhiere a la Congregación
de San Bernardo de Castilla, que emprende un movimiento reformista para
restablecer la esencia espiritual en los monasterios cistercienses castellanos,
lo que supuso una recuperación económica que permitió afrontar nuevas obras en
el monasterio durante en siglo XVI, como la edificación de un nuevo claustro
reglar, la sacristía, cubrir el refectorio y levantar la cerca del recinto.
Entrada a la iglesia desde el oeste |
En el siglo XIX el monasterio sufrió daños durante la Guerra de la Independencia, aunque durante la misma, en 1810, en el recinto fueron elegidos los primeros representantes democráticos de León en las Cortes de Cádiz. La vida del monasterio se truncó a partir de 1835 como consecuencia de los decretos desamortizadores de Mendizábal, que decidieron su exclaustración, a lo que siguió el abandono y el consiguiente proceso de ruina del que se salvó únicamente la iglesia, pasando algunas dependencias a manos privadas. El resultado es el que se puede apreciar en la actualidad, a pesar de que en 1929 fuese declarado Monumento Histórico-Artístico y de que en 1988 la Diputación de León y la Diócesis de Astorga, actuales propietarios del edificio, emprendieran su loable restauración y consolidación, preservando para el futuro partes de esta bella joya arquitectónica del Bierzo.
Interior de la inacabada iglesia de diseño neoclásico |
El epicentro monástico estaba localizado en el claustro reglar, cuya
panda norte comunicaba con la iglesia. En la panda este se abrían sucesivamente
la sacristía, la sala capitular, el locutorio, un pasaje a la huerta y la gran escalera
que conducía al segundo piso, donde sobre la sala capitular se encontraba el
palacio de la Reina, dotado de una antecámara y de una dependencia utilizada
como archivo. En el centro de la panda sur se abría el refectorio, sobre el que
se levantaba la biblioteca en el piso superior y junto al que se encontraba una
espaciosa cocina y una despensa, así como diversas estancias utilizadas por el
abad en el lado opuesto.
En la panda oeste se abría un pasaje que comunicaba con el claustro de la Hospedería, de mayores dimensiones que el reglar, en torno al cual se situaba una enorme cilla o bodega, el lagar y otras dependencias de la hospedería. Del mismo modo, en la parte este del complejo se abría un tercer patio, delimitado por las salas de monjes y novicios, cuadras y talleres, que comunicaba con la huerta. Los elementos arquitectónicos de estos dos patios han desaparecido por completo, apenas reducidos a unos muros testimoniales y restos de una torre circular levantada en 1634.
Portada románica a los pies de la iglesia |
La primitiva iglesia abacial tardorrománica, iniciada en 1138,
consagrada en 1187 y terminada en 1311, tenía tres naves de cinco tramos, tres
ábsides semicirculares y techumbre de madera, con una capilla funeraria de
arquitectura gótica añadida en el siglo XIV junto al lado norte del transepto,
fundada con fines funerarios por García Rodríguez de Valcarce, Adelantado Mayor
de Galicia, cuyos sarcófagos familiares se encontraban en nichos abiertos en
los muros.
La
primitiva iglesia fue sustituida en el siglo XVIII, por iniciativa del abad
fray Zacarías Sánchez Luengo, por otra en estilo neoclásico diseñada por el
arquitecto Francisco de Rivas y levantada por el aparejador Pedro Antonio Piñero
que es la conservada. Es de nave única, con cuatro tramos, pequeñas capillas
abiertas en los muros, transepto en el crucero, ábside semicircular precedido
de un tramo recto, una capilla con testero plano adosada en la cabecera y una
torre cuadrangular en la fachada construida en 1692. A consecuencia de la
Guerra de la Independencia y de la exclaustración de 1835 el edificio quedó sin
concluir.
Restos de una puerta del crucero en el muro norte exterior |
Sobre los sillares de los muros de la iglesia, al igual que en otras
dependencias, se localizan numerosos signos de cantero.
Detalle del abad Florencio y del rey Alfonso VII |
Aspecto actual del claustro reglar |
Actualmente convertido en una sugestiva ruina, fue levantado en el siglo
XVI sobre otro del siglo XIII. Construido en ladrillo en estilo gótico,
presentaba las cuatro pandas cubiertas con bóvedas de crucería, con las
nervaduras apoyadas en ménsulas adosadas a los muros. En el ángulo sur-este se
conservan algunos tramos completos que permiten recomponer mentalmente el
aspecto original. El centro del claustro estaba presidido por una fuente
rematada con la figura de una niña sujetando cabezas de peces, parcialmente
conservada actualmente como Fuente de la Chata en el Jardín de la Alameda de Villafranca
del Bierzo.
Fuente de la Chata. Jardines de la Alameda, Villafranca del Bierzo. Procedente del Claustro del monasterio de Carracedo |
Entrada a la Sala Capitular desde el claustro |
Construida en estilo románico, presenta una entrada abierta a la galería
este del claustro realizada en el siglo XII, mientras el interior se cubre con
bóvedas renovadas en el siglo XVI. La portada, que aparece flanqueada por dos ventanales,
uno con un arco sencillo y el otro geminado, con una columna central que separa
las dos arquerías, presenta una forma abocinada compuesta por un arco de medio
punto y tres arquivoltas molduradas que se apoyan sobre columnas rematadas con capiteles decorados con motivos vegetales, uno de ellos con dos
aves enfrentadas, mientras que en las pilastras del arco principal los capiteles adoptan la
forma de un friso decorado con dos niveles de palmetas.
El esbelto interior tiene planta cuadrangular, con cuatro columnas centrales
que dividen el espacio en nueve tramos iguales. Estos soportes, compuestos por un
haz de ocho finas columnillas, se coronan con anchos capiteles con formas
vegetales —con animales y seres mitológicos en algunos de ellos— y cimacios
octogonales planos. Estos tienen su correspondencia los muros con un conjunto
de ménsulas decoradas con el mismo tipo de vegetales, algunos de sofisticado
diseño. Sobre estos elementos se apoyan las nervaduras del siglo XVI, que
configuran la forma de cuatro airosas palmeras.
Capiteles de la entrada a la Sala Capitular, siglo XIII |
Capitel de la pilastra de la entrada de la Sala Capitular |
Sala Capitular |
Sala Capitular |
Capiteles de la Sala Capitular |
Capitel y ménsula de la Sala Capitular |
Óculos de la Cocina de la Reina |
Locutorio y Real Escalera |
Junto a la Sala Capitular se encuentra el Locutorio, lugar donde el abad
repartía los trabajos diarios a los monjes, pues en el claustro era imperativo
el silencio. Se trata de una estancia con tres tramos cubiertos por bóveda de
cañón, de mediados del siglo XIII, que presenta gruesos arcos fajones que se
apean sobre ménsulas empotradas en el muro. En uno de los lados se abre un
arcosolio de ladrillo con una bancada en la que se sentaban los monjes.
A su lado está el pasaje que comunicaba el claustro con la huerta, cubierto con bóveda del mismo tipo y de la misma fecha que el locutorio, aunque hoy día se encuentra cegado.
La Real
Escalera
Junto al anterior se sitúa una amplia escalera renacentista, construida en el siglo XVI con bóvedas de crucería en ladrillo, que permite el acceso desde el claustro a tres salas construidas en el siglo XIII sobre la Sala Capitular, el locutorio y el pasaje a la huerta. Estas constituyen el denominado Palacio Real, en realidad un conjunto de salas del siglo XIII utilizadas por la infanta Sancha Raimúndez durante sus estancias en el monasterio.
Sala del Abad y bóveda de la misma, siglo XIII |
Desde la escalera se accede directamente a esta sala rectangular
construida en el siglo XIII, también fue utilizada como archivo, en cuyo muro
se abre un óculo de gran tamaño orientado al tercer patio. Se cubre con una bóveda
en forma de horno con nervaduras que descansan sobre ménsulas y rematadas por
una clave en la que aparece la Virgen en Majestad rodeada del Tetramorfos.
Esta sala comunica con otra de menores dimensiones y planta
cuadrangular, denominada antecámara, que se cubre con una bóveda ojival
sobre arcos fajones apuntados que reposan sobre ménsulas ornamentadas con
figuras de grifos y leones.
Asimismo, en esta sala se abre una puerta monumental, por la que se
accede a la tercera sala del piso superior, organizada con un arco de medio
punto y dos arquivoltas, la exterior moldurada y la interior con las figuras en
relieve de cinco ángeles músicos tañendo instrumentos, estando representada en el
tímpano la escena de la Muerte de la Virgen rodeada de los apóstoles.
Sala del Abad. Puerta de la Cocina de la Reina |
Cocina de la Reina, siglo XIII |
La tercera estancia del piso superior, igualmente edificada en el siglo
XIII y conocida como la Cocina de la Reina, es amplia, tiene forma
cuadrangular y se sustenta, siguiendo la disposición de la Sala Capitular
del piso inferior, sobre la que se asienta, sobre cuatro columnas de fuste liso
que se apoyan sobre altos plintos y se rematan con capiteles decorados con
motivos vegetales muy simples y rematados por cimacios planos. Sobre los
capiteles y sobre ménsulas empotradas en los muros se apean arcos diafragma de
trazado ojival que establecen nueve espacios cuadrangulares rematados por una
pequeña cornisa, al tiempo que sirven de sustento para una cubierta de madera a
dos aguas, al parecer la original decorada al interior con figuras de escudos y
dragones.
Se ilumina con altos ventanales y óculos colocados a diferentes alturas
que contribuyen a crear un espacio diáfano del siglo XIII que sorprende por su
esbeltez dentro de un monasterio, especulándose que podría haber sido la sala
de audiencias del abad. En uno de sus ángulos fue incorporada una chimenea en
1630 como sistema de calefacción, elemento que da nombre a la sala como cocina,
que durante el siglo XVIII fue utilizada como panera.
Cocina de la Reina, siglo XIII |
Cocina de la Reina, siglo XIII |
Cocina de la Reina. Al fondo, a la derecha. la chimenea |
El Mirador de la Reina |
Otro de los atractivos de la sala de la cocina es su apertura hacia la
huerta en forma de una terraza cubierta que es conocida como el Mirador de
la Reina, donde concurren un pórtico con arquerías, una bella portada, un
ventanal geminado y un óculo, conjunto que constituye uno de los ejemplos más sugerentes
y elegantes de la arquitectura hispana del siglo XIII, en este caso precedido
por una escalera incorporada en época renacentista.
La galería se abre con tres arcos, el central más estrecho y de forma
ojival, sustentado sobre estilizadas columnas de fuste liso, con basa sobre
pedestal y capiteles con tallos y frutos, motivos relacionados con la huerta
con la que comunica. Los arcos laterales son de medio punto, compartiendo los
tres el intradós moldurado y dobles arquivoltas, la exterior decorada con bolas
que recuerdan semillas y la interior con formas florales.
Arquerías del Mirador de la Reina |
Otro tanto ocurre con la ventana geminada de la parte izquierda, rematada con arcos apuntados y arquivoltas con los mismos motivos decorativos, y en el óculo de la derecha, con forma de rosetón calado. Desde este mirador se contempla un acueducto que suministraba de agua al monasterio.
La Sacristía
Fue incorporada a la iglesia, en el brazo sur del transepto, en 1533. El espacio se cubre con una bóveda estrellada con terceletes según las técnicas del gótico tardío.
Portada del Mirador de la Reina |
Es un recinto rectangular cuya entrada se encuentra en el centro de la
panda sur del claustro reglar. Fue construido a finales del siglo XII, conservándose
restos de lo que fue el púlpito de lectura. En el siglo XVI sus bóvedas fueron
sustituidas por otras de crucería con terceletes para sostener la antigua
biblioteca que se levantó al tiempo sobre esta sala. En lo que fuera el
refectorio, una de las estancias mejor conservadas, actualmente se encuentra el
Museo del Císter y del Monacato Berciano (dependiente del Instituto Leonés de Cultura).
La Cocina
Junto al refectorio, en el ángulo izquierdo de la panda sur, se encuentra la entrada a la cocina, espacio común para monjes, legos y conversos. En su interior comunica con una espaciosa despensa y junto a ella una escalera de caracol permitía subir a las estancias superiores, tanto a la sala del monje cillero como a la biblioteca situada sobre el refectorio.
Ventana geminada del Mirador de la Reina |
De aquella construcción de dos pisos, levantada entre los años 1698 y 1716 en estilo barroco, apenas quedan algunos restos testimoniales.
Informe: J. M.
Travieso.
Restos del empedrado del claustro de la hospedería |
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