Un caballero embozado, en compañía de su criado Ciutti, se acerca de
noche a la casa de doña Ana de Pantoja en Sevilla. Ciutti llama a la reja y
Lucía, una sirvienta que se vende por dinero a quien se lo ofrezca, se asoma a
ella, preguntando de quién se trata y qué es lo que quiere. Al recibir por
respuesta que el caballero quiere ver a doña Ana de Pantoja, que contrae
matrimonio con don Luis Mejía al día siguiente, adopta una actitud evasiva,
pero al serle ofrecido oro se muestra condescendiente para abrir la cerradura y
permitirle llegar hasta la dama. José Zorrilla incluye en este pasaje el
siguiente diálogo:
LUCÍA ¿Sí? ¿Qué nombre usa el galán?
DON JUAN Don Juan.
LUCÍA ¿Sin apellido notorio?
DON JUAN Tenorio.
LUCÍA ¡Ánimas del purgatorio!
Esta expresión de sorpresa de aquella sirvienta es posible que la
repitan algunos viandantes que caminen por la calle Fray Luis de Granada de
Valladolid al contemplar, a la puerta del jardín romántico del Museo Casa de Zorrilla,
a un caballero embozado y con una espada a la cintura que al traspasar el
umbral les pregunta: ¡Alto! ¿Quién va? Se trata de una escultura-parlante
realizada en bronce y a escala humana por el escultor vallisoletano Miguel Ángel
Tapia, que allí fue instalada en noviembre de 2022 para rendir homenaje al
poeta romántico y dramaturgo José Zorrilla, en la misma puerta de su casa, a
través del célebre personaje que convertido en mito universal protagoniza el
drama por todos conocido de Don Juan Tenorio, cuya acción transcurre en
la ciudad de Sevilla de 1545. La obra, publicada en 1844, por su carácter
religioso-fantástico se convirtió en una representación tradicional en los días
previos a la conmemoración de los Fieles Difuntos, en nuestros días trastocada
por la invasora fiesta estadounidense de Halloween.
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Izda: Nicomedes Díaz Piquero. Don Juan Tenorio, 1974, Sevilla Dcha: Miguel Ángel Tapia, 2022, Don Juan Tenorio, Valladolid |
De este modo, Valladolid se ha sumado a rendir homenaje a tan célebre
personaje literario, siendo la segunda escultura a él dedicada en un espacio
urbano en España, después de que en Sevilla fuese colocada otra estatua de
bronce, realizada por Nicomedes Díaz Piquero en 1974, en la plaza de los
Refinadores. En el caso vallisoletano con la peculiaridad de adoptar
una actitud vigilante y acechante y llevar incorporado un sonido que reproduce
las palabras pronunciadas por Don Juan en la séptima escena del segundo acto de
la primera parte del drama de José Zorrilla, cuando se encuentra con don Luis
Mejía en las inmediaciones de la casa de doña Ana de Pantoja, cuyo honor será
objeto de una apuesta mantenida entre los dos seductores. De esta manera, según el deseo del
Ayuntamiento de Valladolid, que ha financiado la obra, se unifica en la ciudad
el reconocimiento al personaje y al memorable autor.
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