CRISTO ATADO A LA COLUMNA
Sebastián Ducete (Toro, Zamora,
1568 – 1620)
1611
Madera policromada, 201 x 68,5 x
71,5 cm.
Iglesia de San Gil, Burgos
Procedente del monasterio de San Francisco
de Burgos (Cofradía de la Vera Cruz)
Escultura manierista-protobarroca
En junio de 1611 Juan Pérez de Valdivielso, abad de la Cofradía de la
Vera Cruz de Burgos, asentada en el monasterio de San Francisco, se desplazó
hasta Toro para encargar a Sebastián Ducete una escultura de Cristo atado a
la columna con fines procesionales1. Esta permaneció en aquel
cenobio hasta la Desamortización del siglo XIX, momento en que fue llevada a la
burgalesa iglesia de San Gil, donde permanece en nuestros días.
En la escultura, Sebastián Ducete se mantiene fiel a la iconografía
tradicional, ampliamente difundida durante el Renacimiento, con la figura de
Cristo amarrada a una columna alta. Este episodio pasionista ya había tenido en
Burgos una amplia difusión durante el siglo XVI, especialmente en la catedral,
en cuyo recinto se encuentran cuatro espléndidas muestras de la interpretación
que hiciera la escuela burgalesa en plena efervescencia renacentista. Diego de
Siloé fue el autor de dos ejemplares exentos de Cristo atado a la columna,
de diferentes tamaños, que comparten el gesto melancólico característico del
escultor burgalés. Igualmente, esta iconografía adquirió un fuerte protagonismo
aplicada a los retablos, como en el de la Capilla del Condestable, obra
compartida por Felipe Bigarny y Diego de Siloé, donde Cristo atado a la
columna ocupa el encasamento central del segundo cuerpo. Otro tanto ocurre
en el retablo de la capilla de San Jerónimo situada en el claustro alto
catedralicio, donde Diego Guillén, emulando la disposición del anterior,
también coloca en el centro del tercer cuerpo una destacada imagen de Cristo
atado a la columna.
La figura de Cristo presenta un detallado estudio anatómico con una
corpulencia hercúlea y un vigor de inspiración juniana, con un cuerpo
estilizado que sigue un movimiento helicoidal al girar sobre sí mismo, un
recurso típicamente manierista que produce cierta inestabilidad al apoyar sobre
el suelo solamente el pie derecho en un pronunciado contrapposto. La tersura
del cuerpo atlético contrasta con el claroscuro que produce el voluminoso paño
de pureza, que aparece agitado y formando múltiples pliegues de aspecto
metálico, elemento que constituye una auténtica novedad plástica cuando se
realiza. Este modo de plegados se convertirá en un estilema característico de
su taller y sería también asumido por su discípulo Esteban de Rueda.
El tener una finalidad procesional —como menciona P. Palacios en su obra
Historia de la Ciudad de Burgos—, hace que la figura pierda su
frontalidad permitiendo que el espectador capte distintos matices según los
diferentes puntos de vista, para mostrar que, a pesar del castigo, Cristo
mantiene su entereza abrazado a la columna, que parece sujetar con un excesivo
giro del torso. Al tiempo que muestra su espalda, gira su cabeza con la mirada
dirigida a los fieles y la boca entreabierta reclamando compasión. El minucioso
trabajo de los cabellos y la barba es una constante en las obras de Sebastián
Ducete, en este caso con voluminosos y agitados rizos sobre las sienes y
guedejas afiladas discurriendo por la espalda.
Cuando Sebastián Ducete realiza esta escultura, que es una obra fundamental
en su producción, acaba de asociarse con su discípulo Esteban de Rueda, lo que
produce un giro en su obra hacia un mayor naturalismo y las nuevas formas
barrocas. No obstante, en las obras realizadas en los primeros años de la
década de 1610, el escultor mantiene los recursos manieristas vigentes, siendo
este Cristo atado a la columna de Burgos un testimonio que expresa ese decidido
momento de transición del manierismo al barroco, que alcanzará en la escuela toresana
su máxima expresión creativa, con un nivel artístico equiparable a lo que por esos
años se realiza en Valladolid con Gregorio Fernández al frente, aunque en
cierto modo esto quedó truncado por las muertes prematuras tanto de Sebastián
Ducete como de Esteban de Rueda.
APUNTES SOBRE EL
ESCULTOR SEBASTIÁN DUCETE Y LA ESCUELA DE TORO
Siendo joven, Sebastián Ducete tuvo un serio problema con la justicia a consecuencia de una querella interpuesta por la viuda Isabel Rodríguez contra su tío Juan Ducete el Mozo, cuyas deudas también afectaron a su hermano Pedro, que lo había avalado con su vivienda. Esto motivó un desahucio ante el que Sebastián Ducete reaccionó injuriando a los nuevos propietarios —Isabel Rodríguez, sus dos hijos y su hija— acusándolos de judíos, amenazándoles de quemar la casa con ellos dentro y afirmando que la hija era una mujer pública con el consentimiento de sus hermanos, lo que motivó que esta familia presentara una demanda criminal.
Diego de Siloé, s. XVI Imágenes de Cristo atado a la columna. Catedral de Burgos |
Estos problemas penales se solucionaron en 1592, siéndole permitido
regresar a Toro, donde a la muerte de su padre Pedro Ducete en 1593, Sebastián
heredaba el taller toresano y algunos encargos hechos a su padre, comenzando a
contratar obras de forma independiente. Por esos años y hasta 1598 trabajó
asociado a su tío Juan Ducete el Joven, realizando una obra en la que se
muestra fiel seguidor del estilo del borgoñón Juan de Juni, especialmente en el
tratamiento de los rostros y la plasmación del phatos.
Calvario. Iglesia de San Martín de Pinilla de Toro (Zamora) Juan Ducete el Mozo: Cristo y San Juan, 1592 Sebastián Ducete: Dolorosa, 1598 |
A partir de 1609 comienza una nueva etapa en la obra de Sebastián Ducete,
en la que paulatinamente va abandonando las pautas manieristas para mostrar una
tendencia hacia el naturalismo y la profunda vida interior de las imágenes, contribuyendo
a consolidar el asentamiento de las fórmulas barrocas. En esta evolución fue
decisiva la incorporación a su taller de Esteban de Rueda, que desde ese año
contrata obras en igualdad de condiciones que Sebastián Ducete.
Calvario. Iglesia de San Martín de Pinilla de Toro (Zamora) Sebastián Ducete: Dolorosa. Juan Ducete el Mozo: San Juan |
A partir de 1613, a consecuencia de la cooperación de Sebastián Ducete con
Esteban de Rueda —escultor que comenzó como discípulo suyo y terminó asociado a
su maestro desde 1612 hasta su muerte en 1620—, el taller alcanzó un enorme
prestigio, estableciendo lo más granado de la denominada “Escuela de Toro”. Por
entonces ambos comienzan a realizar obras más monumentales, naturalistas y
contenidas de acuerdo a la nueva mentalidad barroca, como ocurre en el Cristo
crucificado del convento de Carmelitas Descalzas de Segovia, que repitiendo
el modelo del Museo Marés aparece mucho más sereno.
Sebastián Ducete: Sagrada Familia con Santa Ana, h. 1600 Museo Larreta, Buenos Aires |
Asimismo, hacia 1615 se data el Ángel de la guarda de la Santísima
Trinidad de Toro, en origen colocada al culto en la parroquia de Santo Domingo
de Silos y actualmente conservado en la Colegiata de Santa María la Mayor, que
despliega los brazos, estableciendo diagonales compositivas, de acuerdo a los
movimientos abiertos propios del barroco —opuestos a los movimientos cerrados o
replegados del renacimiento—, así como un nuevo tratamiento de los pliegues de
las telas, que adquieren un carácter metálico del mismo modo al que utilizara por
esos años Gregorio Fernández en Valladolid. Hacia 1618 realizaba un Calvario
del que sólo se conserva una magnífica Dolorosa, procedente de Toro, en
el Museo Marés de Barcelona.
Sebastián Ducete: Cristo crucificado, h. 1600 Museo Marés, Barcelona |
Sebastián Ducete moría prematuramente en Toro en 1620, después de que
redactara su testamento junto a su mujer, Catalina Fernández de Matienzo, el 11
de julio del año anterior. Al no tener descendencia, dejó todos sus bienes a su
socio Esteban de Rueda, casado con Inés del Moral, que se convirtió en el
heredero material y artístico del que fuera su maestro y mentor.
Informe: J. M.
Travieso.
Sebastián Ducete: Virgen del Carmen, h. 1600 Convento Carmelitas Descalzas, Medina del Campo |
1 VASALLO TORANZO, Luis: Cristo atado a la columna. Catálogo de la Exposición Passio - Las Edades del Hombre, Medina del Campo.Medina de Rioseco, 2011, p. 190.
2 VASALLO
TORANZO, Luis: Calvario. Catálogo de la Exposición Aqva - Las Edades del
Hombre, Toro, 2016, p. 86.
Sebastián Ducete: La Caridad, h. 1600 Subastas Drouot (Mercado del arte) |
Sebastián Ducete- Recreación del retablo, 1603-1609 Monasterio de Santa Sofía, Toro |
Sebastián Ducete: Retablo del convento de Santa Sofía, Toro Izda: Cristo atado a la columna, convento de Santa Sofía, Toro Dcha: San Pedro arrepentido, Museo Marés, Barcelona |
Sebastián Ducete: Inmaculada, 1612 Seminario de Valladolid |
Sebastián Ducete: Virgen de Belén, 1613-1615 Museo Catedralicio, Catedral de Zamora |
Izda: Inmaculada, 1612, Seminario de Valladolid Dcha: Virgen de Belén, 1613-1615, Museo Catedralicio, Zamora |
Sebastián Ducete: Ángel de la guarda, h. 1615 Colegiata de Santa María la Mayor, Toro |
Sebastián Ducete: Dolorosa, h. 1618 Museo Marés, Barcelona |
Sebastián Ducete: San Francisco Javier, 1619 Colegiata de San Luis, Villagarcía de Campos (Valladolid) |
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