17 de julio de 2023

Theatrum: NIÑO JESÚS DORMIDO SOBRE UNA CALAVERA, el sueño de la muerte




NIÑO JESÚS DORMIDO SOBRE UNA CALAVERA

Anónimo

Siglo XVI

Alabastro

Museo de Valladolid (Depósito del Museo Nacional de Escultura)

Escultura renacentista

 

 




     En los comienzos del Renacimiento, surge una nueva iconografía del Niño Jesús en la que aparece recostado y dormido plácidamente sobre una cruz o una calavera, determinando una imagen cargada de crueldad por condensar dos significados antagónicos: la vida, representada por el tierno infante, y la muerte, explícita en la cruz como símbolo de tormento o en la calavera como símbolo universal del postrero destino humano. Dicha iconografía, completamente ajena al relato evangélico, hunde sus raíces en las representaciones clásicas de Eros —dios del amor y la fertilidad— y Tánatos —personificación de la muerte sin violencia—, aunque en este caso también está patente una alusión a Hipnos —hermano gemelo de Tánatos que personifica el sueño—, mostrando una interpretación, reelaborada desde la óptica cristiana, cuyo significado podría entenderse como el abandono del alma a la voluntad divina.


     Respondiendo a estos presupuestos, en la escultura labrada en alabastro que realizada por un desconocido escultor durante el siglo XVI se conserva en el Museo de Valladolid, se aglutinan las características formales que se generalizaron en este tipo de representación, tales como la anatomía mórbida del Niño Jesús, su completa desnudez, sus cabellos ensortijados, su posición recostada y sumido en un profundo e inocente sueño apoyado su cabeza y sus manos sobre una calavera, presentándose con un evidente naturalismo que, inspirado en las representaciones de Cupido o putti, convierte la representación en una metáfora sobre el destino del hombre, que debe recordar que nació solo para morir.

Un ejemplo que refleja esta mentalidad, después extendida en la variedad de “vanitas”, podemos encontrarlo en los grabados del pintor y grabador holandés Hendrik Goltzius (Haarlem, 1558-1617), que muestran una alegoría sobre la fugacidad de la vida. Tanto en el grabado realizado hacia 1590 y conservado en el British Museum de Londres, como en el impreso en 1594, perteneciente a la Biblioteca Nacional de España de Madrid (ver ilustraciones), aparecen putti de cuerpo entero y desnudos que apoyados sobre una calavera aparentemente se limitan a jugar haciendo burbujas de jabón insustanciales, frágiles, de brillo y duración instantánea, que se deshacen sin dejar rastro. La alegoría se acompaña además de otras existencias fugaces, como las flores y el humo que emana de una urna humeante, desplegando de esta manera toda una serie de ideas fúnebres.

     Esta reflexión del “Homo bulla est” (el hombre es como una pompa de jabón) tiene su origen en la Antigüedad, especialmente en el poeta y filósofo Marco Terencio Varrón (Rieti, 116-27 a.C.) y en Marco Anneo Lucano (Corduba, 39-Roma, 65), poeta romano de origen hispano, siendo recogida en los Adagios del humanista, teólogo cristiano y neerlandés Erasmo de Rotterdam (1466-1536), de donde pasa a las artes plásticas. Esta alegoría sobre la fugacidad de la vida, representada metafóricamente por un niño que, inspirado en los putti o cupidos, duerme con placidez recostado sobre un cráneo, se convertiría en una iconografía habitual del arte español desde el siglo XVI, con numerosas representaciones escultóricas y pictóricas realizadas por artistas barrocos durante el siglo XVII.

Es el madrileño Fray Juan Interián de Ayala (1657-1730), sacerdote mercedario, teólogo y tratadista de estética, quien en su tratado El pintor christiano y erudito (Madrid, 1782), refiriéndose a las metáforas visuales, declara que estas “no pertenecen a la historia, quanto son objeto de piadosas meditaciones”. En cuanto a las representaciones del Niño Jesús dormido sobre una cruz o una calavera, en ocasiones sobre ambos elementos, encuentra un significado profundo: "Cristo Señor Nuestro desde el primer instante de su concepción, aceptó espontáneamente la muerte y acerbísima pasión, que le impuso su Eterno Padre, viviendo siempre aparejado para ella y pensando en ella muchas veces: sabiendo muy bien que con su muerte vencería a la misma muerte y al demonio".

     De modo que la sugestiva escultura del Museo de Valladolid viene a ser una variante iconográfica de la tipología denominada “Niño de la Pasión”, que combina la inocencia infantil con el dolor inexorable de su sacrificio y muerte, convirtiéndose en una alegoría del dogma de la Redención, pues la figura de Cristo niño viene a simbolizar el Amor Divino, que culminará con la Resurrección imponiéndose al sueño de la muerte.

Imágenes infantiles con idéntico simbolismo, realizadas en alabastro o mármol, incitando a una reflexión sobre la muerte, también fueron incorporadas a los conjuntos funerarios durante el siglo XVI, aunque proliferaron, de acuerdo a la religiosidad contrarreformista, en oratorios, conventos y clausuras durante el siglo XVII, abarcando una gran variedad de materiales, como madera, mármol, peltre, plomo, cera o marfil. En todos casos con la intención, propia del barroco, de conmover al espectador a través de los sentidos e incitar a la meditación.

    Esta escultura llegó al Museo de Valladolid, a consecuencia de la desamortización, procedente del Convento de San Pablo de Valladolid, donde se conservaba en una urna acristalada. No obstante, en una antigua documentación de dicho museo se refiere que su procedencia fue el desaparecido Convento de Clérigos Menores, un dato imposible de confirmar.
     También en Valladolid, existe un ejemplar similar, en alabastro policromado y de la misma época, en el Monasterio de las Huelgas Reales.       

     

Informe y fotografías: J. M. Travieso

 





























Anónimo, s. XVI. Niño Jesús dormido sobre una calavera
Alabastro policromado
Monasterio de las Huelgas Reales, Valladolid



Anónimo griego, s. III-II a.C. Eros dormido, Metropolitan Museum, Nueva York
Foto: The Met









Hendrick Goltzius. Niño apoyado en una calavera, grabado
Izda: Hacia 1590, British Museum, Londres
Dcha: 1594, Biblioteca Nacional de España, Madrid

















Esteban de Rueda. Niño Jesús dormido sobre una calavera
Colección Fontaneda, Castillo de Ampudia (Palencia)










Anónimo andaluz s. XVII. Niño Jesús dormido sobre una calavera
Convento de Santa Paula, Sevilla












Niño Jesús dormido con una calavera. Madera policromada
Izda: Anónimo, 1690, Museo Marés, Barcelona
Dcha: Taller granadino, s. XVII, Museo del Romanticismo, Madrid
 







* * * * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario