VENCIDO Y PRISIONERO
Luciano Sánchez Santarén (Mucientes, Valladolid 1864 - Valladolid 1945)
1897
Óleo sobre lienzo
Ayuntamiento de Valladolid
Pintura historicista del siglo XIX
1897
Óleo sobre lienzo
Ayuntamiento de Valladolid
Pintura historicista del siglo XIX
En una pared del pasillo del segundo piso de la Casa
Consistorial cuelga esta pintura realizada en 1897 por Luciano Sánchez
Santarén, uno de los pintores más destacados en el panorama vallisoletano del
siglo XIX. Su título, "Vencido y prisionero", no aclara demasiado sobre
el tema representado, pues en realidad la temática responde a la irrupción en
las bellas artes, desde los últimos años del reinado de Isabel II, de los
héroes de la Guerra de las Comunidades que habían permanecido silenciados durante siglos.
El descontento contra el régimen monárquico, tanto
entre los ciudadanos como entre políticos y militares, junto a la expansión de
los ideales progresistas, habían creado un caldo de cultivo apropiado para
ensalzar a aquellos personajes históricos a los que monarcas españoles habían
convertido en mártires en su lucha por la libertad y la justicia. Entre ellos
los Comuneros de Castilla, siguiendo la senda abierta por Antonio Gisbert Pérez
en el célebre cuadro "Ejecución de los Comuneros de Castilla", obra presentada
en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860 y hoy conservada en el
Congreso de Diputados, que abrió el camino a una veintena de pinturas sobre el
mismo tema.
Ejecución de los Comuneros de Castilla Antonio Gisbert Pérez, 1860. Congreso de los Diputados, Madrid |
El comunero aparece vestido como militar del siglo
XVI, con media coraza, el morrión reposando en el suelo y desarmado, sin
espada. La indumentaria se reduce a un jubón aterciopelado de tonos burdeos que
hace juego con las calzas, completándose con unas medias rojas y unas botas de
cuero desabrochadas. Se sienta sobre un sillón frailero colocado junto a la
embocadura de una ventana de piedra decorada con molduras y una fina
columnilla, tal vez una prisión. Su gesto está a mitad de camino entre el
abatimiento y la reflexión, haciendo presentir ser víctima de una derrota en el
campo de batalla.
La escena, que ofrece muchas similitudes con los
personajes recreados en la misma época por el alcoyano Antonio Gisbert y el
vallisoletano Miguel de los Santos Jadraque, en este caso se centra en el
estudio psicológico del personaje, que queda reforzado con la postura, la mirada
caída y el gesto reflexivo apoyando la mejilla sobre una mano. Al mismo tiempo
el pintor demuestra su dominio del dibujo y su virtuosismo, a través del color,
en el trabajo de las diferentes texturas, tanto de las telas, que oscilan desde
la finura de las medias ajustadas a los brillos del terciopelo, como en los
reflejos metálicos de la coraza y el casco.
Busto-retrato de Luciano Sánchez Santarén D. Pastor Valsero. Colección particular, Valladolid |
Es, sin duda, una excelente creación historicista,
género que el pintor ya había abordado siete años antes en el cuadro "El conde Ansúrez contemplando los planos de
la Antigua" (Ayuntamiento de Mucientes, Valladolid) y que lo volvería
a hacer en 1897 con "Nerón mostrando
el cadáver de Agripina", un tema también pintado en Roma por Arturo
Montero Calvo.
Su obra se enmarca dentro del resurgir artístico
ocurrido en Valladolid en el último tercio del siglo XIX, con Martí y Monsó a
la cabeza. Luciano Pedro Sánchez Santarén nació el 9 de enero de 1864 en
Mucientes (Valladolid), pasando a vivir con tres años junto a unos familiares
de Fuensaldaña al quedar huérfano. En 1871 se desplazó a la ciudad de Lugo
acompañando a su hermanastro José Sánchez Saravia, donde éste trabajaba como
administrador del obispo José de los Ríos Lamadrid. En la ciudad gallega
despertó su vocación artística, comenzando a pintar con catorce años dirigido
por el orensano Leopoldo Villaamil.
Continuó su formación cuando se desplazó a Toledo
para vivir con unos parientes, realizando allí sus primeros apuntes del
natural. Fue el pintor zaragozano Pablo Gonsalvo quien le animó a completar sus
estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, por entonces
Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde se matriculó con 18
años y llegó a destacar en Pintura de Historia y Paisaje, colaborando con su
profesor José Parada con dibujos de tipos humanos de distintas razas que
ilustraban la Anatomía Pictórica,
publicada en 1894.
En 1884 se presentó a la Exposición Nacional de
Bellas Artes con el lienzo "Estudios de ropajes", consiguiendo una
segunda medalla en la Exposición Aragonesa celebrada en Zaragoza en 1886. Después
de terminar su carrera, participaba de nuevo en la Exposición Nacional de
Bellas Artes de 1889 con su obra ¡Qué
será de nosotras!, con la que obtuvo una mención honorífica, y en la
exposición organizada por el Círculo Calderón de la Barca de Valladolid en 1890.
En 1893, poco después de contraer matrimonio, se instaló en la calle de San
Ignacio de Valladolid, ocupando poco después una plaza de Profesor de Dibujo Artístico
en la Escuela de Bellas Artes vallisoletana, que por entonces dirigía Martí y
Monsó, permaneciendo en este trabajo durante más de cuarenta años.
Luciano Sánchez Santarén, en el centro, acompañado de Aurelio García Lesmes y Narciso Alonso Cortés |
Decepcionado con las exposiciones nacionales, y
debido a su modestia, Luciano Sánchez Santarén no se volvió a presentar a
ninguna, quedando recluido en Valladolid, donde también impartía clases
particulares y en 1897 llegó a ser nombrado Académico de Bellas Artes de la
Purísima Concepción y vocal de la Comisión Provincial de Monumentos. Su inquietud cultural le llevó a participar en la fundación de la Coral Vallisoletana y en la Sociedad Castellana
de Excursiones. En 1931 era nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios
Artísticos, cargo que ocupó hasta que le sorprendió la muerte el 11 de enero de
1945.
Informe: J. M. Travieso.
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