RETABLO DE
LA RESURRECCIÓN
Atribuido a
Benedetto Rabuyate (1507-1592) y Gaspar de Palencia (c.1531-1590)
Hacia 1570
Madera
policromada y óleo sobre tabla
Museo
Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente
del Oratorio del Tribunal de la Real Chancillería de Valladolid
Pintura
renacentista española. Escuela castellana
La Resurrección, h. 1570. Atribuido a Benedetto Rabuyate |
Este retablo de pequeño formato fue, sin duda,
testigo de innumerables peticiones de ayuda en los casos de resolución de pleitos
y vistas de causas judiciales resueltas en la capital vallisoletana, puesto que
fue elaborado hacia 1570 para presidir el oratorio del tribunal de la Real Audiencia
y Chancillería de Valladolid (en 1875 ingresó en el Museo Nacional de
Escultura, donde todavía se guarda en calidad de depósito de la Audiencia
Territorial de Valladolid).
Por su carácter italianizante, durante mucho tiempo
fue atribuido al pintor y escultor Gaspar Becerra, que durante 17 años realizó
su formación como pintor en Italia. Sin embargo, la historiografía actual lo
considera obra del pintor Gaspar de Palencia, según indicios proporcionados por
un documento fechado en 1571 en el que este pintor da un poder a Bartolomé de
Almenares, batidor de oro, para que cobrase la deuda pendiente de un retablo
realizado para la Real Chancillería, que bien podría ser el Retablo de la Resurrección, cuyo estilo
se ajusta a otras obras conocidas del pintor, como las tablas de la iglesia de
Santa Marta de Astorga.
El pintor Benedetto Rabuyate
Nacido en Florencia en 1507, Benedetto
Rabullati se trasladó a España atraído por la demanda de artistas por parte de
Felipe II, llegando a Valladolid hacia 1550, ciudad que, al contrario de lo que
ocurría en el panorama escultórico, era un centro pictórico secundario a cuya
cabeza se encontraba el pintor Antonio Vázquez. Benedetto Rabuyate entablaría
una gran amistad personal con el gran maestro Juan de Juni y lograría tener una
gran relevancia artística en la ciudad, donde en 1552 ya aparece realizando
pinturas al fresco en el convento de la Concepción, obra que, como la mayor
parte de su obra documentada, dio lugar a un pleito. Entre 1557 y 1558, a
petición del monarca, realizaba nuevas pinturas al fresco en la capilla del
Palacio de Valsaín y en 1565 pintaba junto a Gaspar de Palencia y otros
pintores, de nuevo al fresco, distintas escenas en el claustro del monasterio
cisterciense de Santa María de Valbuena (Valladolid), como Jesús ante Pilatos y la Resurrección.
Benedetto Rabuyate fue autor del dibujo con el
diseño para un arco de triunfo efímero que se levantó en 1565 para festejar la
entrada en Valladolid de la reina Isabel de Valois, así como de una serie de pinturas
destinadas a la Real Chancillería de Valladolid, entre ellas una de La Virgen con el Niño que copiaba un
original de Sebastiano del Piombo. Una pintura al fresco del Descendimiento no conservada, pero sí
documentada por un pleito que estableció por ella, estuvo destinada a la
iglesia vallisoletana de San Andrés. En las décadas de los 60 y 70 del siglo
XVI, Benedetto Rabuyate no sólo ejercía una decisiva influencia entre los
pintores locales, sino que también ampliaba su clientela por zonas circundantes
hasta llegar a la corte madrileña, aunque desgraciadamente sus pinturas no estén
localizadas.
Gaspar de Palencia Cristo atado a la columna, h. 1570 |
De ahí la importancia de serle atribuida la tabla
de la Resurrección del pequeño
retablo de la Real Chancillería de Valladolid, que se convierte en exponente de
la pintura manierista italiana de mayor calidad, muestra del magistral dominio
del dibujo, de la sutil aplicación del color y del interés por plasmar estudios
anatómicos dotados de una expresividad extraordinaria.
Por tanto, se puede considerar a Benedetto Rabuyate
como el introductor en Valladolid del tipo de pintura realizada por los grandes
maestros del renacimiento italiano, constando que tenía su poder copias2
de Leonardo, Salviati, Andrea del Sarto, Correggio, Parmiggianino, Miguel Ángel
y Rafael, obras que utilizaría como modelos con los aprendices de su taller,
parte de las cuales fueron vendidas tras producirse su muerte en Valladolid en
1592 y ser enterrado en la iglesia de Santiago, de donde era parroquiano3.
Este pintor italiano, con fama de excelente
retratista y especialista en pintura de caballete y al fresco, no como
estofador y dorador de retablos, dejaba una importante estela estilística entre
sus aprendices y otros pintores activos en Valladolid, como ocurriera con
Gaspar de Palencia y con los jóvenes hermanos Matías, Francisco y Gregorio
Martínez de Espinosa, este último uno de los pintores más destacados del
renacimiento tardío en Valladolid.
Gaspar de Palencia (c. 1531-1590) fue un pintor
decididamente manierista que desde mediados del siglo XVI tuvo un activo taller
en Valladolid y Astorga. En 1569, tras una exhaustiva selección, era
contratado, junto al pintor Gaspar de Hoyos, para realizar la ingente obra de
policromía del retablo mayor de la catedral de Astorga, obra cumbre del ya
fallecido Gaspar Becerra, de la que se ocupó de toda la parte del lado de la
Epístola y, a la muerte de Gaspar de Hoyos en 1573, de la policromía del
espectacular tabernáculo que fue contratado en 1578, el mismo año en que
cobraba las labores de dorado, estofado y las pinturas sobre tabla del retablo
mayor de la iglesia de Santa Marta de Astorga (desmantelado en el siglo XVIII,
aunque se conservan en dicha iglesia algunas tablas que formaron parte del
mismo).
Gaspar de Palencia. Ecce Homo, h. 1570 |
Hacia 1570, como ya se ha citado, realizaba para el
oratorio de la Real Chancillería de Valladolid las tablas con las escenas de Cristo atado a la columna, del Ecce Homo y del Santo Entierro que forman parte del Retablo de la Resurrección
del Museo Nacional de Escultura. Como era habitual en su época, también ejerció
por tierras de Castilla como tasador de la obra de otros pintores, como ocurriera
en 1577 con el retablo mayor de la iglesia de San Eutropio de El Espinar
(Segovia), con pinturas de Alonso Sánchez Coello.
Entre su escasa obra firmada se encuentra la tabla
del Martirio de Santa Águeda,
realizada en torno a 1578, conservada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y
relacionada estilísticamente con la italianizante tabla de la Resurrección que se guarda en el Museo
Lázaro Galdiano de Madrid, realizada entre 1534 y 1566. Precisamente en su
estilo Gaspar de Palencia manifiesta la influencia de las corrientes
manieristas escurialenses, utilizando como recurso frecuente los efectos del
claroscuro para reforzar los valores dramáticos de las escenas. No obstante,
alterna las pinturas de fondos neutros y oscuros con otras de colores cálidos y
brillante colorido influenciadas directamente por la obra de Gaspar Becerra,
como ocurre en la Asunción de la Virgen
que realizara hacia 1580 y que se conserva en el Museo Nacional de Escultura,
que reproduce con fidelidad el monumental grupo escultórico que preside el
gigantesco retablo de la catedral astorgana.
Fallecido en Valladolid en 1590, pasaría a la
historia del arte vallisoletano como un pintor con un estilo muy personal que durante
la segunda mitad del siglo XVI incorpora las novedades manieristas de su tiempo,
con claras influencias de las aportaciones de Benedetto Rabuyate en Valladolid,
en pinturas de caballete, murales y pinturas para retablos, así como un
excelente policromador relacionado con la obra de Gaspar Becerra.
EL RETABLO DE LA RESURRECCIÓN
Está considerado como una pequeña obra maestra del
arte castellano de la segunda mitad del siglo XVI, obra en que se fusiona el
diseño arquitectónico, el conjunto de pinturas y la decoración escultórica,
obra multidisciplinar que sintetiza la genuina aportación española al campo de
las artes en Europa: la modalidad del retablo.
Bajo esta premisa, se puede describir como un
retablo compuesto por un banco con un encasillamiento central en el que se
representa el Entierro de Cristo,
flanqueado por relieves escultóricos dorados que representan tritones, a modo
de ménsulas, inspirados en el repertorio de grutescos. Sobre la predela se
establece un cuerpo único dividido en tres calles, con la central de mayor
altura y el doble de anchura que las laterales. En ellas se colocan tres
escenas relativas a la Pasión, en los laterales Cristo atado a la columna, sintetizando la Flagelación, y el Ecce Homo como consecuencia de la
Coronación de espinas, reservando el espacio central para la Resurrección de Cristo, presentada de
modo triunfal. Se completa con un ático formado por un ancho entablamento, que
seguramente estuvo rematado por un frontón triangular, y las figuras en relieve
de los profetas Oseas e Isaías sedentes sobre las calles
laterales.
Gaspar de Palencia. Entierro de Cristo, h. 1570 |
Escena de la Resurrección
Atribuida a Benedetto Rabuyate, destaca por sus
calidades respecto al resto de las pinturas del retablo. Presenta el momento en
que Cristo resucitado abandona el sepulcro que aparece custodiado por tres
soldados armados. En la composición destaca la majestuosa figura de Cristo de
la que emana un aura sobrenatural definido con una magistral aplicación del color.
De anatomía esbelta y atlética, con sombras modeladas con un primoroso sfumato y elegante cadencia manierista,
su silueta se recorta sobre el fondo luminoso recibiendo una luz cenital que
produce efectos etéreos sobre el manto rojo y el estandarte rematado por una
cruz que porta en su mano izquierda.
La luminosidad superior se torna en penumbra en la
parte inferior, donde se coloca en primer plano un soldado en escorzo y de
espaldas al espectador que es el único que percibe el milagro, destacando, como
en la figura del soldado durmiente que aparece a su lado, las distintas
texturas definidas en el claroscuro, como el brillo metálico de las armas y los
cascos. En un segundo plano aparece una figura infrecuente en este tipo de
iconografía que por su expresión puede representar anacrónicamente a San Pedro,
que aún sumido en el arrepentimiento es testigo del hecho que anunciara Cristo.
Incluso se podría pensar que su presencia puede estar relacionada con las
testificaciones y actos de arrepentimiento relacionados con las causas de la Chancillería.
Gaspar de Palencia. Detalle del Entierro de Cristo |
En su conjunto es una equilibrada composición de
raigambre florentina en la que destaca la definición del dibujo, derivada del
estudio del natural, la aplicación del color para establecer la profundidad
espacial y la elegante gesticulación manierista para establecer artificios
expresivos.
Escenas de Cristo atado a la
columna y del Ecce Homo
Estas dos tablas, que aparecen formando pareja en
las calles laterales, pueden atribuirse a los pinceles de Gaspar de Palencia y representan
dos episodios pasionales en los que la figura de Cristo aparece abstraída sobre
un fondo oscuro, a escala monumental y convertida en un estudio anatómico con
matices manieristas.
Cristo atado a
la columna refleja el momento previo a la Flagelación, puesto que todavía
no muestra las huellas de los azotes. Está representado con una anatomía
vigorosa y amarrado al tipo de columna alta habitual en las composiciones
renacentistas. En un ejercicio manierista su cuerpo se encorva sobre la columna
en posición de perfil y apenas se apoya sobre los dedos de los pies, lo que origina
una sensación de inestabilidad. Con el centro emocional en el gesto del rostro,
el pintor se sirve de los efectos del claroscuro para resaltar el dramatismo de
la escena, en la que Cristo, con gesto sumiso, parece entregarse para el
sacrificio.
Relieves de los profetas Isaías y Oseas |
El mismo esquema presenta la tabla del Ecce Homo, donde Cristo, casi en
posición frontal, se muestra con los atributos tradicionales: coronado de
espinas, con las manos amarradas sujetando una larga caña como cetro y cubierto
por una clámide de color púrpura, una imagen que, lejos de presentarle
ridiculizado, se convierte en un símbolo de la mayor dignidad. En su cuerpo
vigoroso, relacionado con los modelos de Gaspar Becerra, se repite un excelente
modelado anatómico que destaca sobre el colorido del manto, anudado y
superpuesto al cuerpo de forma caprichosa.
Gaspar de Palencia. La Asunción, Museo Nacional de Escultura |
Escena del Entierro de Cristo
Esta tabla, en formato apaisado y con una
composición diáfana, aparece en la predela y cierra el ciclo pasional
justificando el tema de la Resurrección. En ella Gaspar de Palencia presenta
una escena narrativa compuesta por seis figuras que se recortan sobre un fondo
neutro y oscuro que realza sus valores cromáticos. Sobre la embocadura del
sepulcro, José de Arimatea y Nicodemo depositan el cuerpo de Cristo con la
ayuda del sudario. En el centro se abalanza la doliente figura de la Virgen,
que aparece acompañada de María Magdalena, portando el tradicional tarro de
perfumes, y San Juan, cuya figura se diluye en el claroscuro del fondo.
Gaspar de Palencia. Resurrección Museo Lázaro Galdiano, Madrid |
La tabla demuestra un perfecto dominio cromático en
el tratamiento individualizado de los estilizados personajes, destacando la
inclinación de la figura de la Virgen para hacerla coincidir con la del cuerpo
de Jesús, convirtiendo el centro de la escena en una Compassio Mariae. A través de la perspectiva del sepulcro, de la
gesticulación de las figuras y del suave modelado de carnaciones y vestiduras,
que reciben una luz cenital, Gaspar de Palencia logra una sensación de
profundidad de gran efectismo.
Figuras en relieve de los
profetas Oseas e Isaías
Esta incorporación escultórica, lo mismo que las
elegantes pilastras laterales y las columnas corintias con el tercio bajo
decorado responden a los arquetipos castellanos utilizados en los retablos de
la época. En posición sedente y colocadas sobre las tablas laterales aparecen
las figuras en relieve de los profetas Oseas
e Isaías que completan el contenido
del retablo.
A modo de testigos, ambos se disponen en posición
simétrica, con la cabeza vuelta hacia la tabla central (la de Oseas
desaparecida) y acompañadas de filacterías con inscripciones en latín que
describen un arco sobre las figuras. En ellas se extractan textos bíblicos de
Isaías —De angustia, et de judicio
sublatus est. Generationem ejus quis enarrabit? quia abscissus est de terra
viventium: propter scelus populi mei percussi eum (Isaías, 53 ,8)— y de
Oseas —Vivificabit nos post duos dies in
die tertia suscitabit nos et vivemus in conspectu eius sciemus sequemurque ut
cognoscamus Dominum quasi diluculum praeparatus est egressus eius et veniet
quasi imber nobis temporaneus et serotinus terrae (Oseas, 6,3)—, que
presentan algunas lagunas con pérdidas.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Gaspar de Palencia. Martirio de Santa Águeda Museo de Bellas Artes, Bilbao |
NOTAS
1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Retablo
de la Resurrección. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: colección /
collection. Madrid, 2009, pp. 160-161.
2 FERNÁNDEZ DEL HOYO, Mª Antonia: Pintura
y sociedad en Valladolid durante los siglos XVI y XVII. Real Academia de
Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, Valladolid, 2000, p. 17.
3 CASTÁN LANASPA, Javier: Notas
sobre la pintura vallisoletana de la segunda mitad del siglo XVI. Boletín
del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 58, Universidad de
Valladolid, Valladolid, 1992, p. 362.
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