SACRO MONTE DE VARESE
Arquitectura: Giuseppe Bernascone,
il Mancino (Varese, ca 1560-ca 1625)
Escultura: Francesco Silva (Morbio
Inferiore, Suiza, 1560-1643) y otros
Pintura: Varios pintores
1604-1698
Arquitectura, escultura en terracota
policromada y pintura al fresco
Sacro Monte de Varese, Varese (Lombardía,
Italia)
Arquitectura, escultura y pintura tardomanierista
y barroca
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Panorámica del Sacro Monte de Varese |
En un artículo anterior nos referíamos al Sacro Monte de Varallo, el
primero de los construidos en la región prealpina italiana y concebido como una
Nueva Jerusalén. En este caso tratamos del Sacro Monte de Varese, levantado en
las proximidades de esta ciudad lombarda y relativamente próximo al de Varallo,
que sirve de referencia para establecer la diferente tipología que adoptó cada
uno de ellos, en este caso dedicado a los misterios del Rosario a partir de una
secular devoción mariana preexistente en el enclave, pero manteniendo el
recorrido por una serie de capillas levantadas en plena naturaleza —en este
caso en el parque natural denominado Campo dei Fiori— en cuyo interior se
ofrece a los peregrinos un notable conjunto de esculturas en terracota de
tamaño natural y ciclos de pinturas al fresco que ambientan cada escena. Estos
dos sacro-montes citados integran el grupo de nueve que fueron declarados
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2003.
PINCELADAS HISTÓRICAS SOBRE EL SACRO MONTE DE VARESE
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Conjunto del santuario de Santa María del Monte |
El origen del Sacro Monte de Varese se pierde en la nebulosa del tiempo,
pues según una leyenda en época romana sobre el elevado enclave se construyó
una fortaleza. Otra leyenda proclama que fue San Ambrosio, obispo de Milán,
quien en el año 389 levantó una iglesia en la cima del monte como agradecimiento
a la victoria sobre los arrianos. Lo que está constatado es que durante los
siglos IX y X, en época carolingio-ottoniana, se construyó una primitiva
iglesia sobre la que en el siglo XI se erigió a un nivel superior un templo
románico que bajo la advocación de Santa María del Monte era dependiente de la
basílica de San Vittore de Milán. De nave única, estaba dotado de un nártex
para acoger a los devotos, ya que por entonces ya era importante la afluencia
al monte Orona de peregrinos llegados desde Milán y el cantón de Tesino, siendo
utilizado el presbiterio preexistente como cripta, que decorada con importantes
frescos románicos es el único elemento de aquella época conservado y visitable en
la actualidad después de ser restaurado. En torno a la estratégica fortificación
y al santuario, dependiente del obispado de Milán, fue surgiendo un caserío
para alojar a eclesiásticos y trabajadores, así como un albergue de peregrinos.
En 1045 Guido da Velate, recién nombrado arzobispo de Milán, convierte el
enclave en cuartel general del ejército milanés para frenar a los enemigos del
clero ambrosiano. Sin embargo, con la llegada al poder de la Casa de los
Visconti, la fortaleza fue perdiendo su valor hasta ser desmantelada,
manteniéndose la actividad del santuario, cuya popularidad continuó creciendo
hasta las décadas finales del siglo XV.
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Entre 1472 y 1476 el conjunto fue radicalmente remodelado por voluntad
de Galeazzo Maria Sforza, duque de Milán, según el proyecto del arquitecto
Bartolomeo da Cremona, Il Gadio, que contó con la colaboración del arquitecto florentino
Benedetto Ferrini. Por entonces se amplió el templo románico de una a tres
naves, se construyeron tres ábsides en la cabecera y se aplicó un rico
repertorio decorativo hasta convertirle en el santuario mariano más importante
del ducado de Milán. Asimismo, en este periodo se incorporó al conjunto el
monasterio de la Romita Ambrosiana, orden fundada por las beatas Caterina de
Pallanza y Giuliana Puracelli, que en 1474 obtuvieron una bula del papa Sixto
IV que concedía la autorización para su fundación, siguiendo la regla de San Agustín
y las constituciones de la antigua Orden de San Ambroggio ad Nemus. Estas
fundadoras del monasterio de monjas de clausura habían llegado a un eremitorio
adyacente al santuario para llevar una vida de oración, contemplación,
penitencia y asistencia a los peregrinos del santuario, siendo su ejemplo
seguido por otras jóvenes mujeres. Las dos fueron proclamadas beatas en 1769,
tras ser veneradas como santas por el pueblo desde su muerte.
En 1518, en plena efervescencia renacentista, un pórtico pétreo recubrió
la antigua fachada románica y en 1598 se levantó la torre campanario según
trazas de Giuseppe Bernascone. No obstante, el aspecto actual del Santuario de
Santa María del Monte responde a las modificaciones realizadas en el siglo XVII,
cuando la iglesia se transformó, según los gustos del barroco, alargándose la
nave central, modificándose las cubiertas, incorporando una cúpula central y aplicando
sobre los muros una abigarrada decoración. Los frescos de la cúpula son obra de
Francesco Bianchi y Giuseppe Baroffio, mientras que la suntuosa decoración al
fresco de bóvedas y naves se debe a Giovan Mauro della Rovere, Giovanni Paolo
Ghianda, Salvatore Bianchi y los hermanos Giovan Francesco y Giovan Battista
Lampugnani, cuyas escenas aparecen acompañadas de notables estucos barrocos.
También en este momento fue remodelado el altar mayor, donde recibe veneración
una primitiva imagen de la Virgen y el Niño, del siglo XIV, con las características
de una Virgen Negra.
El monasterio fue suprimido en 1798 por decreto de la República
Cisalpina, siendo buena parte de su bienes confiscados, dispersos o destruidos.
Las monjas fueron albergadas en residencias laicas locales hasta 1822, año en
que pudieron renovar la vida monástica con el compromiso de abrir una escuela y
un internado para niñas, actividad que ejercieron hasta 1969, cuando se permitió
a la comunidad de Romitas recuperar su función contemplativa y su dedicación a
la oración, meditación y al estudio de la liturgia, el canto y los textos
ambrosianos.
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Arco del Rosario/Misterios Gozosos. Entrada a la Vía Sacra |
LA VÍA DE LAS CAPILLAS CON LOS MISTERIOS DEL ROSARIO
Respecto al recorrido devocional del Sacro Monte de Varese, hemos de
remontarnos a los albores del siglo XVII, cuando se producía un hecho
trascendental. Una de las monjas eremitas
del monasterio, la hermana María Tecla Cid, fue quien concibió la idea de
trazar un recorrido que comunicara el santuario con la llanura de Varese, es
decir, desde la vecina ciudad hasta el monte de Santa María, a través de un
recorrido que ofreciera consuelo a los peregrinos a través de la meditación
sobre los Misterios del Rosario antes de llegar al santuario, meta final de la
peregrinación. La idea encontró un apoyo entusiasta en el padre capuchino
Giovanni Battista Aguggiari, que consiguió involucrar en la empresa a algunas nobles
familias milanesas y realizar una colecta entre la comunidad de fieles de
muchos lugares del amplio territorio circundante para llevar a cabo el proyecto.
Es conveniente recordar que el rezo del Rosario fue codificado en su
forma actual por el papa Pío V en 1569, extendiéndose desde entonces como forma
de rezo colectivo incluso en los ritos procesionales. Por otra parte, como tema
iconográfico había alcanzado una notable popularidad en occidente a partir de
la triunfal Batalla de Lepanto de 1571. Ello explica la buena aceptación que
tuvo el que en las numerosas procesiones que ascendían desde Varese al santuario
de Santa María del Monte, pudiese establecerse un ascenso escalonado, con
paradas para orar y meditar ante los misterios representados plásticamente y con
aspecto real en cada una de las capillas.
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Izda: Arco de San Carlos / Inicio de los Misterios Dolorosos Dcha: Arco de San Ambrosio / Inicio de los Misterios Gloriosos |
Para realizar el proyecto de las capillas y su contenido, así como el
recorrido escenográfico a lo largo de las laderas del monte, en 1604 fue
convocado el arquitecto Giuseppe Bernascone, conocido como Il Mancino,
que ejerció como director artístico en la realización de todo el complejo
devocional, al que infundió una refinada fisionomía tardomanierista que
constituyó la empresa más importante de su carrera profesional. Il Mancino,
convertido en el director del complejo religioso, tuvo como colaboradores a los
arquitectos Nuvolone y Legnanino, junto a un grupo de albañiles, carpinteros y
estuquistas reclutados en las poblaciones de Varese, Como y Lugano.
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Dionigi Bussola. Detalle de la Crucifixión |
Gracias a las generosas donaciones, trece de las capillas ya estaban
terminadas en 1623, cuando tan sólo habían transcurrido veinte años. Il Mancino
coordinó las obras y dirigió a sus ayudantes hasta el año 1610, momento en que
se interesó por el proyecto Federico Borromeo, cardenal y arzobispo de Milán que,
tras una visita pastoral realizada en 1612, escribió los Decreti, una
obra en la que establecía de modo detallado las disciplinas, el modo de realizar
el plano de un Sacro Monte y todo un programa iconográfico a incorporar
inspirado en los postulados artísticos postridentinos. Para Federico Borromeo
los sacro montes piamonteses y lombardos deberían configurar una barrera
defensiva del ideal de la fe católica frente a la Reforma protestante difundida
por el norte de Europa, como testimonio de una fe antigua y popular que reflejara
los ideales contrarreformistas de la Iglesia Católica en ese momento. El mismo
cardenal supervisaba al tiempo la realización de los Sacro Montes de Orta (dedicado
a San Francisco de Asís) y Arona (dedicado a San Carlos Borrromeo).
Después de una obligada interrupción a consecuencia de la peste que
asoló el territorio desde 1630 a 1632, prosiguieron las obras, sobre todo la decoración
de las capillas, hasta su total culminación en 1698, momento en que el Sacro
Monte de Varese adquirió su forma actual, con esculturas en terracota
policromada rodeadas de frescos cuya finalidad es ampliar de manera ilusionista
las escenas que representan los diferentes Misterios. Asimismo, se incluyeron
en el recorrido tres arcos triunfales que anteceden a los grupos de Misterios,
el Arco del Rosario dando paso a las cinco capillas en que se representan los
Misterios Gozosos, el Arco de San Carlos antecediendo a los cinco Misterios
Dolorosos y el Arco de San Ambrosio como acceso a los cinco Misterios
Gloriosos, incluyendo en el recorrido, cuya senda supera los 2 kilómetros, diversas
fuentes y algunas grutas devocionales conmemorativas.
El estilo arquitectónico de las capillas, trazado por Il Mancino, así
como de los arcos triunfales y las fuentes es muy variado, inspirándose en
todos los casos en los modos estilísticos del manierismo italiano. Por su
parte, las 300 esculturas que pueblan las capillas y los frescos que las
adornan constituyen un complejo y elevado testimonio del arte sacro barroco que
con carácter contrarreformista se realizó durante el siglo XVII en la zona
milanesa.
HITOS DEL
RECORRIDO
El recorrido se estableció siguiendo una precisa teoría arquitectónica y
espacial, con un conjunto de rampas serpenteantes que libran un desnivel de 245
metros. Durante el itinerario, el peregrino inicia un recorrido a pie en medio
de una sugerente naturaleza que está jalonada de fuentes para el refresco, de
puntos panorámicos sobre el lago Varese y de elegantes capillas que incitan a
una contemplación sosegada, todas ellas sorprendentes por su contenido
artístico.
Arco del Rosario (1607-1623)
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Carlo Antonio Buono
Restaurado en 1993
A través de este primer arco triunfal se accede a la Vía Sacra. Representa
la cabecera de los Misterios Gozosos. Fue construido por Il Mancino en 1607 y
está rematado con la imagen pétrea de la Virgen con el Niño —María, Puerta
del Cielo— que entrega el Rosario a los peregrinos, obra atribuida a Carlo Antonio
Buono. A los lados se encuentran las esculturas barrocas de Santo Domingo
y San Francisco. Pasado el arco, en la izquierda se encuentra la monumental
Fuente de la Samaritana.
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Primera capilla: La Anunciación |
MISTERIOS
GOZOSOS
Primera Capilla: La Anunciación (1605-1610)
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Cristoforo Prestinari
Restaurada en 1993
La colocación de la primera piedra, el 25 de marzo de 1605, inauguró oficialmente
al grandioso proyecto de la Vía Sacra. La capilla presenta un elegante exterior
clasicista que fue proyectado por Giuseppe Bernascone. Elevada sobre el nivel
del terreno, tiene planta rectangular, con la fachada rematada por un frontón triangular
clásico y tres de sus lados rodeados por un elegante pórtico con arcos sobre
columnas jónicas. Sobre la arquería discurre un friso recorrido por grandes
letras que expresan el saludo dirigido a la Virgen por el arcángel San Gabriel.
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Primera capilla: La Anunciación. Esculturas de Cristoforo Prestinari |
El interior, que se puede observar a través de seis ventanas, reproduce una escena
doméstica en una estancia de una casa patricia del siglo VII, con los muros pintados
simulando ladrillos, un reclinatorio, una cama de madera y otros enseres y dos
esculturas en terracota policromada que representan al arcángel San Gabriel y
la Virgen, obras firmadas y fechadas por el escultor Cristoforo Prestinari en
1610, que fueron donadas por la comunidad de Orta. En la parte superior está la
paloma del Espíritu Santo realizada en madera y rodeada de nubes y rayos dorados.
Siguiendo las directrices de Federico Borromeo, la estancia rinde homenaje a la
Santa Casa de Loreto.
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Segunda capilla: La Visitación |
Segunda Capilla: La Visitación (1605-1624)
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Giovan Paolo Ghianda
Restaurada en 1987
Construida en 1605 según un diseño de Giuseppe Bernascone, tiene planta
rectangular y una fachada con cuatro gruesas columnas jónicas y un frontón
triangular, sin pronaos, paralela a la Vía Sacra. Las esquinas están resaltadas
por elegantes pilastras emparejadas sobre las que se colocan alargadas pirámides
de piedra, con otra más pequeña sobre la linterna octogonal que proporciona luz
a la capilla. Sobre el muro derecho se encuentra un reloj de sol que marca las
horas al peregrino.
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Segunda capilla: La Visitación. Esculturas de Francesco Silva |
En el espacioso interior está representada la visita de María a su prima
Isabel, madre del Bautista, que se puede observar a través de tres ventanas. La
escena se compone de 12 esculturas en terracota realizadas por el tesino Francesco
Silva, autor de la mayoría de las esculturas de las catorce capillas. Destaca
la figura del venerable anciano Zacarías, que da la bienvenida a María,
incluyéndose en la escena otros personajes ajenos a la historia, como un
violinista ciego, un hombre con un cántaro sirviendo agua a un pobre, una mujer
que ofrece su hospitalidad a otra y un niño conduciendo un burro, con un saco
al hombro y vestido a la moda del siglo XVII, acompañado de un perro.
Es la primera capilla que aparece decoradas con grandes frescos, en este
caso simulando una estancia cuya arquitectura se abre a un luminoso paisaje y
con hornacinas fingidas ocupadas por personajes. Son obra de Giovan Paolo
Ghianda, pintor nacido en Como, que los realizó en 1624.
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Tercera capilla: La Natividad y Adoración de los pastores |
Tercera Capilla: La Natividad (1605-1623-1658)
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Marino Retti / Pintura: Carlo Francesco Nuvolone
Restaurada en 1983
Iniciada en 1605, presenta una arquitectura impresionante de planta
elíptica, coronada por una linterna y precedida de un gran pronaos clasicista
cuya función no sólo era como espacio de meditación de la escena representada,
sino que también tenía la función práctica de proteger a los peregrinos del sol
y de la lluvia. En la fachada del pronaos se encuentran dos hornacinas con las
estatuas de San Juan Bautista y Zacarías, atribuidas a Martino Retti.
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Tercera capilla: La Natividad. Esculturas de Marino Retti |
En su interior alberga el clásico Pesebre, compuesto con 14 figuras de
terracota que igualmente son obra de Marino Retti y que se colocan entre lo más
notable del arte barroco lombardo. El Niño aparece desnudo en un pesebre
colocado bajo un rústico cobertizo mientras es contemplado por la Virgen arrodillada
y San José sentado junto a ella y apoyado en un bastón. En torno al pesebre se
sitúa un nutrido grupo de pastores, uno portando un cordero, otro con su perro,
etc. En la parte derecha se colocan músicos con gaitas y flautas cuya música se
une al Gloria que tocan y cantan en la parte superior de la choza un grupo de
ángeles.
Los frescos son obra de Carlo Francesco Nuvolone y están relacionados
con el tema central. De izquierda a derecha se representan la Adoración de
los Reyes, que aparece fechada en 1658, el Anuncio a los pastores,
la Matanza de los Inocentes, el Aviso del ángel a José y la Preparación
para la Huida a Egipto. Los enmarcamientos fingidos fueron realizados por el
pintor vareseño Francesco Villa.
En el exterior figuraba un mural al fresco de Nuvolone con la Huida a
Egipto que sufrió un gran deterioro, siendo sustituido durante la restauración
de 1983 por otro de Renato Guttuso que representa el mismo tema.
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Cuarta capilla: La Presentación en el Templo |
Cuarta Capilla: La Presentación en el Templo (1610-1617-1662)
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Giovanni Ghisolfi
Restaurada en 1987
En la arquitectura de esta capilla Giuseppe Barnascone alcanza uno de
sus mayores logros, tanto por la modulación arquitectónica del edificio como
por la estudiada relación con el espacio circundante. Es un pequeño templo de
planta central cuyo armonioso volumen es resaltado por la vegetación
circundante al estar edificado en una pronunciada curva que enfila la subida
hacia la Quinta Capilla, recortándose su silueta ante un paisaje de aspecto
aéreo en el arranque de la ladera que conduce al valle de Olona. Domina el
templo una cúpula con linterna y en la parte inferior el pórtico que rodea el
edificio queda interrumpido por otros cuatro con forma de arco triunfal y
coronados por estilizadas pirámides. Una inscripción en el arquitrabe y un gran
escudo de armas recuerdan a la familia Omodei, que llevó a cabo la financiación
de la capilla.
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Cuarte capilla: La Presentación en el Templo. Esculturas de Francesco Silva |
El magnífico conjunto escultórico del interior es obra de Francesco Silva,
que lo dejó firmado y fechado en 1617. La composición, formada por 20
esculturas, aparece concebida para ser vista desde tres puntos de vista
diferentes, apareciendo desde la ventana central como una composición simétrica
en cuyo eje se sitúa el sumo sacerdote Simeón, que recibe al Niño de manos de
la Virgen, cuya figura se compensa con la de una mujer que entrega la ofrenda
de dos palomas según el rito judío. Desde la ventana izquierda se observa una divertida
digresión: un ladrón roba unas monedas mientras trata de acallar al perro que
lo descubrió. Estas pinceladas anecdóticas basadas en la vida cotidiana
trataban de acercar al espectador al hecho sagrado con naturalidad.
En los frescos, realizados en 1662 por el milanés Giovanni Ghisolfi, se
representan personajes asomados a balcones que observan lo que ocurre en el
centro, dando continuidad a las esculturas de Francesco Silva.
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Quinta capilla: Disputa de Jesús con los doctores en el Templo |
Quinta Capilla: La Disputa de Jesús con los doctores en el Templo (1607-1654).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Nuvolone
Restaurada en 1992
Esta capilla, construida entre 1607 y 1623 y financiada por la ciudad de
Varese, culmina los Misterios Gozosos. La arquitectura manierista se muestra
imponente, realzada escenográficamente por su colocación sobre un tramo elevado
respecto a la capilla anterior. Tiene planta rectangular, con las esquinas
achaflanadas y una gran cúpula con tambor. De los tres pronaos destaca el
central por su grandiosidad, con columnas jónicas que enmarcan el arco central
y pilastras en los arcos laterales. Por detrás se eleva otra fachada alta
rematada con un tímpano partido con escudos e inscripciones.
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Quinta capilla: Disputa de Jesús con los doctores. Esculturas de Francesco Silva |
En el interior veinte esculturas modeladas en terracota por Francesco
Silva representan una escena cargada de teatralidad en la que aparece la
disputa de Jesús con los doctores en el Templo de Jerusalén. Un Jesús
adolescente aparece entronizado en el centro realizando gestos elocuentes. En
torno suyo los doctores, sentados en bancos con apoyabrazos multiformes,
reaccionan con una gran variedad de actitudes y expresiones faciales. Unos
meditan, otros conversan entre ellos, alguno señala con el dedo el pasaje de un
libro, e incluso alguno se levanta enojado enumerando con los dedos sus objeciones.
Al fondo de la disputa avanzan María y José expresando su sorpresa por
localizar a su hijo en estas circunstancias.
Ambientan la escena frescos firmados y datados por Carlo Francesco
Nuvolone, que asistido por el cuadraturista de Varese Francesco Villa recrea con
un espacio ilusionista el interior del templo de Jerusalén. Por encima de las
ventanas se incluyen episodios referidos a la Palabra de Dios. Unos en que la Palabra
es leída y explicada, como en Moisés recibiendo las tablas de la ley y Esdrás
leyendo el libro del Señor al pueblo. Otros referidos a la Palabra
profetizada y escrita, representada por las sibilas, los profetas y los
evangelistas, cuyas figuras ocupan los vanos, los lunetos y las pechinas de la
cúpula. Sobre la pared del fondo se reproduce una arquitectura en perspectiva
entre la que aparece el Arca de la Alianza.
Segundo Arco, dedicado a San Carlos (1620-1654).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Carlo Antonio Buono
Este arco triunfal marca el comienzo de los Misterios Dolorosos. Está
construido con piedra de Brenno Useria que combina dos tonalidades en una arquitectura
compacta y austera. Recibe su nombre de la escultura pétrea que lo corona —2,5
m de altura— y que representa a San Carlos bendiciendo, obra realizada hacia
1651 por Carlo Antonio Buono, primo del cardenal Federico Borromeo, durante
cuyo episcopado se construyó el itinerario de la Vía Sacra. San Carlos era
valorado por su vida de penitencia, oración y meditación sobre el dolor, lo que
suponía un modelo para el peregrino que llegaba a este punto del camino. Junto
al arco se levanta la segunda Fuente monumental, obra de 1654.
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Sexta capilla: La Oración del Huerto |
MISTERIOS
DOLOROSOS
Sexta Capilla: La Oración del Huerto (1606-?).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Bartolomeo Ghiandone
Restaurada en 1988
Precedida de pronaos, la capilla tiene forma rectangular sobre la que se
inserta un ábside elíptico, con un cuerpo superior de forma octogonal en el que
se abren cuatro ventanas. Para su edificación hubo que excavar la roca,
levantar muros de contención y nielar el terreno, obras de ingeniería dirigidas
por Giuseppe Bernascone.
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Sexta capilla: La Oración del Huerto. Esculturas de Francesco Silva |
En el interior, nueve esculturas representan en el
frente a Jesús orando en el huerto de Getsemaní, recibiendo el cáliz de manos
del ángel y, en el lado derecho, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan dormidos, mientras en el lado izquierdo, la
zona más sombría, un grupo de soldados reciben las indicaciones de Judas, que
aprieta en su mano la bolsa con treinta monedas mientras señala a Jesús con una
gran fuerza teatral.
Los frescos fueron realizados en el siglo XVII por Bartolomeo Ghiandone
con un lenguaje propio del siglo XVI. Entre las monumentales figuras de San
Mateo y San Lucas aparecen las escenas de Cristo identificándose ante los
soldados, el Beso de Judas, el Prendimiento de Cristo y San Pedro
cortando la oreja a Malco y Cristo apresado por los soldados. Las
pinturas de la bóveda se atribuyen a Antonio Mondino, aunque por su deterioro
fueron restauradas en el siglo XX por Poloni.
La Gruta de las Beatas
Escultura: Francesco Silva
Entre la sexta y séptima capilla se encuentra la Gruta de las Beatas,
que aparece precedida de una sencilla fachada de mampostería y en cuyo interior,
en un escarpado natural, se colocan las esculturas de Caterina da Pallanza y
Giuliana da Busto Arsizio-Verghera rememorando la vida ermitaña que llevaron en
el lugar antes de fundar el monasterio de clausura de la Romita Ambrosiana. Son
obra de Francesco Silva y aparecen representadas en oración —la beta Giuliana
identificada por el velo blanco de novicia— y rodeadas de elementos igualmente
modelados en terracota, como un libro, platos, una jarra, frutas, pan y hasta
pequeños animales medio escondidos.
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Séptima capilla: La Flagelación |
Séptima Capilla: La Flagelación (1606-1609).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Martino Retti / Pintura: Il Morazzone
Restaurada en 1988
La airosa capilla se levanta sobre una plataforma a la que se accede por
una escalera y que está delimitada por balaustres. Tiene forma circular y está
precedida de un esbelto pronaos rematado con un frontón triangular sobre el que
aparece el escudo de armas de la familia Litta, pues fue financiada por los
nobles Francesco y Girolamo Litta, que tenían una hermana monja ingresada en el
monasterio de la Romita.
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Séptima capilla: La Flagelación. Esculturas de Martino Retti |
El interior muestra una dinámica composición de ocho figuras, modeladas
por Martino Retti, en cuyo centro aparece Cristo atado a una columna baja, con
una magnífica descripción anatómica, mientras es flagelado por un grupo de
sayones con actitudes violentas y burlonas. La escena presenta diferentes
puntos de vista dramáticos desde las ventanas laterales de la capilla,
incluyendo motivos anecdóticos, como un perro negro que abre sus fauces hacia
el espectador.
Los frescos, realizados entre 1608 y 1609, son obra de Pier Francesco
Mazzucchelli, conocido como Il Morazzone, y representan a Cristo ante Caifás,
Pilatos presentando a Jesús y Barrabás al pueblo y Cristo despojado
de sus vestiduras. Se completa con ángeles pintados en los lunetos,
incluyendo en dos de ellos los retratos de los hermanos donantes.
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Octava capilla: La coronación de espinas |
Octava Capilla: La Coronación de Espinas (1623-1648).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Hermanos Giovan Battista y Giovan Paolo Recchi
Restaurada en 1986
La capilla tiene planta octogonal sobre la que se inserta una linterna
cilíndrica perforada por óculos. Está precedida de un pronaos a dos aguas al
que se accede por una escalera lateral que libra la inclinación del terreno, abriéndose
un ventana central y dos laterales que permiten contemplar la equilibrada
escena compuestas por diez figuras de terracota policromada, modeladas por
Francesco Silva entre 1625 y 1626, dispuestas en torno a la de Cristo colocado
en el centro, que destaca con su manto púrpura sobre los grotescos sayones,
feos y desaliñados, que colocan la corona de espinas con palos mientras ríen tontamente
y muestran sus lenguas.
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Octava capilla: La coronación de espinas. Esculturas de Francisco Silva; pinturas de los hermanos Recchi |
Los frescos, aplicados en 1648 por los hermanos Gianbattista y Gianpaolo
Recchi, seguidores y colaboradores de Il Morazzone, a modo de trampantojo componen
ocho escenas sobre los muros que no tienen la fuerza expresiva de su maestro y
que relatan la conducción de Cristo ante Caifás y episodios del Pretorio presididos
por Pilatos.
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Novena capilla: Camino del Calvario |
Novena Capilla: Camino del Calvario (1623-1654).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Giovan Paolo Recchi
Restaurada en 1986
La capilla está concebida por Giuseppe Bernascone para acoger a los
personajes que animan el interior, con una compacta planta rectangular y un
pronaos al frente con tres arcos sobre columnas y dispuesto paralelo al camino,
al que se accede por escaleras laterales. Al contrario que las capillas
precedentes, en este caso solamente existe una ventana central de tres vanos desde
los que se contempla toda la escena, compuesta por veinte magníficas figuras
realizadas por Francesco Silva.
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Novena capilla: Camino del Calvario. Esculturas de Francesco Silva |
La escena representa una de las caídas de Cristo por el peso de la cruz
en su camino al Calvario. Frente a él está Verónica arrodillada, cuyo gesto
caritativo acaba de ser recompensado con la reliquia del rostro de Cristo sobre
el lienzo. Esta hermosa figura de mujer, modelada con delicadeza, contrasta con
el hombre con bocio que desde atrás tira con avidez de la cuerda atada a la cruz.
En la escena se incluye a la Virgen, acompañada de las piadosas mujeres, soldados
a caballo y dinámicas mujeres acompañadas de niños.
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Novena capilla: Camino del Calvario. Esculturas de Francesco Silva |
Los frescos, realizados por Giovan Paolo Recchi en 1654, representan los
muros de Jerusalén, junto a elegantes matronas, hombres con turbantes, soldados
con estandartes y ángeles de diferentes tamaños.
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Décima capilla: La Crucifixión |
Décima Capilla: La Crucifixión (1623-1668).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Dionigi Bussola / Pintura: Antonio Busca
Restaurada en 1985
Situada en la cima de una larga subida, es una elegante capilla de gran
altura, con base rectangular y esquinas redondeadas, que está precedida de un
pronaos con tres arcos sobre columnas dóricas que ocupan todo el ancho, de los
cuales el central es más ancho. Sobre ellos se eleva la fachada con una tabula
en la que aparece la inscripción "O vos omnes qui transitis per viam
attendite et videte si est dolor sicut dolor meus" Jeremías 1, 12). Se
corona con un tímpano roto en el que se inserta una cruz metálica.
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Décima capilla: La Criucifixión. Esculturas de Dionigi Bussola |
El interior sorprende por la grandiosa forma en que el pasaje se
presenta teatralizado, con más de cincuenta figuras vibrantes realizadas por
Dionigi Bussola que constituyen una obra maestra de la escultura barroca
lombarda. En la escena todo es acción. Un grupo de sayones elevan con esfuerzo una
altísima cruz y se afanan por enderezarla con la ayuda de cuerdas y una
escalera, mientras en primer término los dos ladrones son atados a las cruces
dispuestas sobre el pavimento. En torno a las cruces se disponen personajes muy
variados, como soldados a caballo con indumentarias muy elaboradas, un niño que
juguetea entre la algarabía o una gitana con sus hijos, reservando el espacio
izquierdo para la Virgen, que a punto del desmayo aparece acompañada por San
Juan, María Salomé y María Cleofás, mientras en la parte derecha un grupo se
juega a los dados el manto de Cristo. Curiosamente, el escultor viste unas
figuras a la antigua usanza, mientras otros lucen la moda del siglo XVII,
seguramente con la intención de que los peregrinos se implicaran en el pasaje.
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Décima capilla: La Crucifixión |
Se complementa con frescos, realizados y firmados por Antonio Busca en
1668, en los que se representa una gloria abierta con un torbellino de ángeles
afligidos que giran por las paredes curvas de la capilla. La feliz síntesis
entre arquitectura, pintura y escultura, alcanza su punto máximo cuando, en los
días próximos a la Pascua, hacia las tres de la tarde, entra por dos vanos un
haz de luz que incide en Cristo en la cruz, aislándolo dramáticamente en la
composición.
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Décima capilla: La Crucifixión. Esculturas de Dionigi Bussola |
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Décima capilla: La Crucifixión. Esculturas de Dionigi Bussola |
Tercer Arco, dedicado a San Ambrosio (1623-1699).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Carlo Antonio Buono
Restaurado en 1991
Este elegante y estilizado arco triunfal introduce a los Misterios Gloriosos.
El arco está flanqueado por dos columnas jónicas sobre altos basamentos y
rematado por un frontón curvo decorado con las figuras de un ángel, un león y
cuatro pebeteros. Toma el nombre de San Ambrosio, que aparece en el vértice
bendiciendo y que es obra atribuida a Carlo Antonio Buono, que rinde homenaje al
santo que instauró localmente el culto a la Virgen. En uno de sus flancos hay
una pequeña fuente para refrescar a los peregrinos.
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Undécima capilla: La Resurrección |
MISTERIOS
GLORIOSOS
Undécima Capilla: La Resurrección (1622-1654).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Isidoro Bianchi da Campione
Restaurada en 1991
Terminada en 1622, esta capilla, que fue erigida sobre los cimientos de
una antigua torre medieval, tiene forma de paralelepípedo con un ábside semicircular
y está precedida de un pronaos con tres arcos, de los que sobresale el central,
al que se accede por escaleras laterales. El apoteósico interior se observa a
través de una ventana serliana de tres vanos con rejas de hierro forjado.
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Undécima capilla: La Resurrección. Esculturas de Francesco Silva |
El interior muestra, a través de nueve figuras modeladas por Francesco
Silva en 1622, el milagro de la Resurrección. Cristo gravita triunfante
portando un estandarte con una cruz roja sobre fondo blanco, símbolo de la
victoria sobre la muerte. Alrededor del sepulcro descubierto, aparecen ocho
soldados dispuestos simétricamente a cada lado. En primer término dos
adormilados, más al centro otros dos que caen deslumbrados por el esplendor del
Resucitado y al fondo otros cuatro que intentan en vano recurrir a las armas.
En la parte superior una miríada de ángeles —músicos, armados, con palmas y
coronas de laurel, sosteniendo el sol, la luna y las estrellas— rodean a la
Trinidad formando filas ordenadas, con el Espíritu Santo inundando toda la
cúpula de rayos de luz.
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Undécima capilla: La Resurrección. Esculturas de Francesco Silva |
Los frescos fueron realizados entre 1650 y 1654 por el pintor Isidoro
Bianchi da Campione, seguidor de Il Morazzone. Ofrecen varios registros, los
centrales separados por pilastras con las esculturas fingidas en grisalla de David
y Moisés. En la parte inferior se representa la Resurrección de los elegidos
y en la superior la Aparición de Jesús a la Magdalena, la Aparición a
la Virgen y la Aparición a los discípulos de Emaús. En la parte derecha
se halla la Incredulidad de Santo Tomás y en la izquierda Cristo
caminando sobre las aguas, escena casi rehecha en su totalidad en 1926 por
Gerolamo Poloni.
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Duodécima capilla: La Ascensión |
Duodécima Capilla: La Ascensión (1624-1632).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Hermanos Lampugnani
Restaurada en 1989
La capilla fue iniciada en 1624 y consta de un cuerpo macizo de planta
elíptica precedido de un pronaos con forma de arco triunfal animado con
numerosos elementos escultóricos, como las esculturas pétreas de San Pedro
y San Antonio de Padua atribuidas a Carlo Antonio Buono, que celebran la
generosidad de los patronos mencionados en la inscripción colocada encima del
arco: Giovan Pietro y Giovan Antonio, de la noble familia milanesa de los
Carcano, cuyo escudo de armas destaca en lo alto del tímpano.
La escena escultórica se desarrolla en forma de dos semi círculos
superpuestos bajo la figura de Cristo, que asciende al cielo entre el
resplandor de rayos dorados tallados en madera. En la parte inferior, los
apóstoles arrodillados en torno a la Virgen —en cuyo hombro Francesco Silva
dejó grabada la fecha de ejecución en 1632— presencian con gestos de asombro el
excepcional acontecimiento. Entre estos y Cristo discurre un semicírculo de
nubes poblado por multitud de ángeles, cuyas figuras de prolongaban en los
frescos. Desafortunadamente, los frescos visibles no son los originales que
realizaran los hermanos Lampugnani en 1632, sino los que retocara Gerolamo
Poloni casi en su integridad.
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Decimotercera capilla: El Pentecostés |
Decimotercera Capilla : El Pentecostés (1623-1684).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Hermanos Grandi y Federico Bianchi
Restaurada en 1990
Aunque no se construyó la cúpula del diseño original, la capilla es una
de las más bellas creaciones de Giuseppe Bernascone, de planta central octogonal
y un elegante pórtico que lo rodea por completo, jalonado por una sucesión de
hornacinas, que invitan al peregrino a caminar alrededor observando el interior
desde distintos puntos de vista.
En el interior aparece la bajada del Espíritu Santo, en forma de
pequeñas llamas, sobre las cabezas de los apóstoles y la Virgen, que están
colocados en círculo y acompañados de dos santas que, como los espectadores, comparten
la escena. Son quince figuras de terracota policromada modeladas por Francesco Silva
posiblemente después de 1684, cuando el arquitecto Giulio Buzzi remató la
linterna que corona el edificio.
Los frescos fueron elaborados por los hermanos Girolamo y Giovan
Battista Grandi, que plasmaron ocho colosales columnas salomónicas como entorno
arquitectónico, y por Federico Bianchi, que incorporó figuras de profetas entre
las columnas. El conjunto pictórico fue intervenido por Poloni en el siglo XX
ante el deterioro de algunas de sus partes.
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Decimocuarta capilla: La Asunción de la Virgen |
Decimocuarta Capilla: La Asunción de María (?-1610-1623-1713).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: Martino Retti y Pietro Gilardi
Restaurada en 1990
Esta capilla fue una de las primeras completadas del complejo diseñado
por Giuseppe Barnascone, siendo terminada en 1610. Responde a un plan central
de planta cuadrada y ángulos achaflanados, con cuatro pronaos iguales añadidos
en el exterior que configuran una cruz griega. Afectada por un rayo, perdió la
cúpula original, que hacia 1780 fue sustituida por un modesto techo rematado
por una linterna ciega, obra del arquitecto Giulio Buzzi. Bajo los pronaos se
abren cuatro ventanas, siendo la oriental la más panorámica que permite
contemplar la dinámica composición de la Virgen elevándose sobre el sepulcro
vacío rodeado de los apóstoles.
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Decimocuarta capilla: La Asunción. Esculturas de Francesco Silva |
Las trece esculturas, así como los ángeles en terracota, son obra de
Francesco Silva, que establece un repertorio de reacciones naturalistas de
apóstoles asombrados, incrédulos o adoradores ante un hecho tan excepcional,
todos ello tratados de forma individualizada. La mayestática figura de la
Virgen ya habís sido colocada en el interior en 1623.
Los frescos, donde aparecen otra corte de ángeles pintados y una gloria
abierta en la bóveda, con la figura de Cristo dispuesto a recibir a su Madre,
se atribuyen a Martino Retti, siendo continuados en 1713 por Pietro Gilardi
utilizando los cartones originales. No obstante, también fueron restaurados por
Poloni en el siglo XX.
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Fuente de Moisés. Escultura de Gaetano Monti |
Fuente de Moisés (1803-1834)
Arquitectura: Francesco Argenti de Viggiù / Escultura: Gaetano Monti
Al final del largo tramo de la Vía Sacra y poco antes del ingreso en el
burgo, se encuentra la monumental Fuente de Moisés, construida entre
1803 y 1817 por el arquitecto Francesco Maria Argenti de Viggiù. Sobre un alto
basamento, cuatro columnas jónicas configuran la parte central de la fachada
neoclásica, enmarcando dos nichos laterales vacíos y otro central de mayor
tamaño que alberga la estatua de Moisés que, recordando que el profeta hizo
brotar agua del desierto, fue esculpida en 1831 por Gaetano Monti de Rávena. Es
la única que se realizó de las nueve previstas.
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Decimoquinta capilla: Santuario de Santa María del Monte. Decoración barroca del interior |
Decimoquinta Capilla: La Coronación de María, el Santuario (1660).
Arquitectura: Giuseppe Bernascone / Escultura: Francesco Silva / Pintura: MartinoRestaurada en 1982Según la tradición, fue San Ambrosio en el siglo IV quien llevó la
devoción a la Virgen a esta montaña, aunque sería en el año 922 cuando se cita
documentalmente por primera vez la iglesia de Santa María del Monte. En el
siglo XI se reconstruyó y amplió en estilo románico, siendo testimoniada su
riqueza en fuentes escritas, pues de aquella modificación sólo se conserva la
cripta que, datada en el año 1000, está recubierta con pinturas románicas que
tras su restauración en 2013 se han abierto a las visitas.
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Santuario de Santa María del Monte. Detalles decorativos del interior |
El santuario conoció una nueva reestructuración de gusto renacentista,
realizada en 1472 por el arquitecto Bartolomeo Gadio por voluntad de Galeazzo
Maria Sforza, duque de Milán. La mayoría de su rica decoración se ha perdido,
pues el actual aspecto barroco corresponde a la definitiva remodelación del siglo
XVII, cuando el santuario se convirtió en la capilla final de la serpenteante Vía
Sacra, dedicada a la Coronación de la Virgen como el último de los Misterios
del Rosario.
En ella recibe culto en un suntuoso altar barroco la imagen de la Virgen
con el Niño —Virgen negra— tallada en el siglo XIII, que según la tradición
sustituye a otra del siglo IV. La totalidad de los elementos arquitectónicos del recinto
—muros, arcos, lunetos, bóvedas, pechinas y cúpula— están recubiertos de
pinturas barrocas al fresco que fueron realizadas por Giovan Mauro della
Rovere, Giovanni Paolo Ghianda, Salvatore Bianchi y los Lampugnani, todas ellas
enmarcadas en notables trabajos de estuco.
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Santuario de Santa María del Monte. Pinturas de la Cripta restaurada |
Informe: J. M. Travieso.
Fotografías de la web del Sacro Monte de Varese.
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