31 de marzo de 2023

Theatrum: JUDAS EN LA SEMANA SANTA DE VALLADOLID, un personaje necesario en el simulacro de la Pasión

Andrés Solanes. JUDAS, paso de la Oración del Huerto, 1628-1630, Museo Nacional de Escultura, Valladolid














Giotto. Prendimiento y Beso de Judas, 1304-1306
Capilla de los Scrovegni, Padua


     La presencia de la figura de Judas en las representaciones de Semana Santa era algo tan necesario como lo fue en otras facetas del arte para establecer el desencadenante de los diferentes episodios de la Pasión desde el mismo momento de la Última Cena, siendo repetidamente representado por los artistas aludiendo a la traición que se narra en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.


Es en el Evangelio de San Mateo donde se especifica el precio de la traición: “Entonces uno de los Doce —el llamado Judas Iscariote— fue a los sumos sacerdotes y preguntó ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Así que le asignaron treinta monedas de plata. Desde entonces Judas miraba una oportunidad de entregarle”. (Mateo 26:14-16).

Caravaggio. El Beso de Judas, 1602
National Gallery of Ireland, Dublín

     Asimismo, en la misma narración evangélica se especifica como la traición se consumó en el huerto de Getsemaní mediante el célebre Beso de Judas: “Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: «Al que yo besare, ese es: prendedle». Y enseguida se acercó a Jesús y dijo «¡Salve, maestro!». Y le besó” (Mateo 26: 47-49). Este pasaje, narrado de forma similar en los Evangelios de Marcos (14: 43-45) y Lucas (22: 47-48) fue repetidamente recogido en el arte, siendo una de las representaciones más elocuente el fresco del Beso de Judas realizado por Giotto entre 1304 y 1306 en la capilla de los Scrovegni de Padua.

La traición de Judas está considerada como uno de los episodios claves de la trágica semana que culminó con la Crucifixión, de modo que la recompensa de treinta monedas de plata al traidor y el prendimiento en Getsemaní, muchas veces sintetizado en el Beso de Judas, fueron motivo de inspiración de una extensa iconografía cristiana que forzosamente debía estar presente en los pasos procesionales de Valladolid, afanados en el siglo XVII en representar al detalle los episodios de los cinco misterios dolorosos para incitar a la reflexión y la piedad de los fieles vallisoletanos.       

Francisco Salzillo. Beso de Judas, paso del Prendimiento,1765
Museo Salzillo, Murcia

  











PASO DE LA ORACIÓN DEL HUERTO. ANDRÉS SOLANES, 1628-1630.
Localización: Cristo y ángel en la iglesia penitencial de la Vera Cruz; Judas y tres sayones en el Museo Nacional de Escultura
Propietario: Cristo y ángel, Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, Valladolid; Judas y tres sayones, Museo Nacional de Escultura

     En el año 1623 la Cofradía de la Santa Vera Cruz se hallaba en pleno proceso de renovación de sus pasos procesionales a escala monumental, obras que iba encargando al taller que el gran maestro Gregorio Fernández tenía establecido en Valladolid. Ya disponía del Azotamiento del Señor, realizado entre 1619 y 1620, y de la Coronación de espinas realizado igualmente en 1620 en colaboración con el taller. En 1623 los encargos se continuaron con el paso del Descendimiento, para el que Gregorio Fernández trabajó personalmente cumpliendo escrupulosamente los plazos estipulados en el contrato. No ocurrió lo mismo con la Cofradía de la Vera Cruz, que incumplió los pagos acordados con el escultor, lo que motivó que este realizara una reclamación judicial que enfrió las relaciones entre el artista y la cofradía, para la que no volvió a trabajar. Seguramente este fuera el motivo por el qué en 1628, cuando el cabildo de la Vera Cruz decidió encargar un nuevo paso de La Oración del Huerto, para sustituir otro anterior de papelón —citado por Tomé Pinheiro da Veiga en su Fastiginia— tuviera que recurrir al escultor vallisoletano Andrés Solanes, discípulo e imitador de Gregorio Fernández que desde un año antes ya disponía de su propio taller independiente y que se habría de ajustar a la estética de su maestro como ningún otro.

     Andrés Solanes estuvo trabajando en el encargo desde 1628 a 1630 —según consta en las cartas de pago— fusionando en el nuevo paso procesional dos escenas bien diferenciadas: la Oración del Huerto y el Prendimiento. Sobre una larga plataforma, pintada y ambientada por Gregorio Guijelmo en 1628, Andrés Solanes fue incorporando a Cristo suplicante en el huerto de Getsemaní, ante un ángel que sobre un peñasco le ofrece el cáliz de amargura, y en otro espacio separado por un olivo a Judas indicando con el dedo a una autoridad y dos soldados a quién debían apresar, consumando su traición. El monumental paso procesional desfiló por primera vez el Jueves Santo de 1630 a hombros de sesenta costaleros, siendo uno de los más voluminosos de cuantos desfilaron en la Semana Santa de Valladolid durante el siglo XVII.       

El paso presenta algunas peculiaridades, como ser en el que hace acto de presencia en Valladolid la significativa figura de Judas, al que Andrés Solanes confiere los matices de un álter ego de la figura de Jesús, tanto por sus rasgos faciales como por estar revestido de una amplia túnica y un voluminoso manto que se apoya sobre el brazo extendido hacia adelante, con la mano con gesto suplicante en el caso de Jesús y acusador en el de Judas. Junto a este, que seguramente sujetaría en su mano derecha la bolsa con las treinta monedas, se colocarían un representante de la autoridad, como parece delatar su actitud altiva y su destacado turbante, y dos soldados armados, uno de ellos sujetando un farol para sugerir el desarrollo nocturno de la acción.

     Se convirtió en una costumbre que a lo largo del año las cofradías acogieran en altares y retablos de sus penitenciales a las imágenes titulares de cada paso, relegando a los personajes secundarios a los almacenes para incorporarlos a los pasos únicamente durante las celebraciones de Semana Santa. En el siglo XVIII, cuando por influencia de las ideas de la Ilustración se produjo una decadencia de las procesiones, los pasos monumentales tuvieron que reducir el número de figuras por la disminución del número de costaleros. Esto afectó al paso de la Oración del Huerto, del que en 1769 se eliminó la presencia de Judas y la soldadesca, reduciendo el paso al grupo de Cristo y el ángel, tal y como aparece en nuestros días.

Como remate, en el proceso desamortizador en siglo XIX, toda la ingente serie de personajes segundarios procesionales de las cofradías fueron almacenados en el recién creado Museo Provincial de Valladolid, ubicado en el Palacio de Santa Cruz (reconvertido en 1933 en Museo Nacional de Escultura, con sede en el Colegio de San Gregorio), donde sin orden ni concierto sufrieron un paulatino deterioro que borró de la memoria las primitivas composiciones, pues sólo algunas figuras tuvieron como única referencia documental de su procedencia algunas elementales marcas incisas realizadas con premura, como el caso de una pequeña cruz en el hombro para indicar su procedencia de la Cofradía de la Vera Cruz. Con todo y con eso, la figura de Judas estuvo considerada durante mucho tiempo, entre las obras almacenadas, como una representación de San Juan.      

     Esta diáspora escultórica dio lugar a un auténtico rompecabezas cuando en las últimas décadas del siglo XX se comenzó la ardua tarea de intentar recomponer los pasos con sus figuras originales, entre ellos el de la Oración del Huerto, que incluso en el año 1993 llegó a desfilar temporalmente con la incorporación de las figuras de Judas y el sayón del farol. En la actualidad, un nutrido grupo de esculturas antaño pertenecientes a la Cofradía de la Vera Cruz, en Semana Santa pasan a engrosar composiciones de otras cofradías, como la de las Siete Palabras, siendo incluso cedido el paso de Andrés Solanes a la Cofradía de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón, fundada en 1939, para las procesiones del Lunes, Jueves y Viernes Santo, aunque en ningún caso con la figura del apóstol traidor, que todavía a fecha de hoy es un verdadero desconocido entre los vallisoletanos.   

 



Andrés Solanes. JUDAS, 1628-1630
Museo Nacional de Escultura

















Andrés Solanes. JUDAS Y CRISTO. Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630
Museo Nacional de Escultura / Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid














Andrés Solanes. Capitán del paso de la Oración del Huerto, 1628-1630
Museo Nacional de Escultura, Valladolid


















Andrés Solanes. Sayón del farol y sayón del casco bicorne
Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630
Museo Nacional de Escultura, Valladolid



















Andrés Solanes. Detalles del sayón del farol y sayón del casco bicorne
Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630
Museo Nacional de Escultura, Valladolid















Recomposición parcial del paso en 1993
Foto: Blog Arte en Valladolid


















PASO DE LA SAGRADA CENA. JUAN GURAYA URRUTIA, 1942-1958
Localización: Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid
Propietario: Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena

     El segundo de los pasos vallisoletanos en que aparece la figura de Judas Iscariote es mucho más reciente y completamente distinto en su iconografía, mostrando la capacidad creativa del escultor vasco en una figura completamente novedosa en su concepción, ya que unifica el hecho de la traición, simbolizada en la bolsa con monedas que aprieta con su mano derecha, con el gesto de desesperación, incluso de arrepentimiento, de su reptante gestualidad corporal, en la que el escultor, evitando la expresión de vergüenza del traidor al sentirse descubierto, priva al espectador de contemplar su rostro, que queda oculto bajo el brazo izquierdo cruzado y la piel que cubre su cabeza.

La actitud de Judas, como la del resto de los apóstoles, responde al gesto de sorpresa ante el anuncio de Jesús, durante la Última Cena, de que sería traicionado por uno de ellos. Ese momento, en que se produce tan impactante revelación, fue el elegido por el escultor bilbaíno Juan Guraya Urrutia cuando en 1942 le fue encargado el monumental paso por la Cofradía de la Sagrada Cena de Valladolid. Sin embargo, el momento que aparece representado en el paso actual es visiblemente la institución de la Eucaristía, justificada por las especies del pan y del vino (espigas y uvas) que Cristo levanta en sus manos. Este cambio, que vino producido por los avatares en la talla de las trece figuras que componen el paso, vamos a tratar de explicarlo.   

     En primer lugar, hay que recordar que la Cofradía Sacramental de la Sagrada Cena fue constituida oficialmente en 1940, como respuesta a la labor de recuperación de las tradicionales procesiones de Semana Santa emprendida por el arzobispo Gandásegui desde 1920. Esta comenzó su andadura alumbrando el paso del Camino del Calvario que realizara Gregorio Fernández en 1614, cedido por el Museo Nacional de Escultura, aunque desde un primer momento tanto Andrés Gamboa Murcia, director espiritual de la Cofradía, como Ángel Gómez Caminero, su primer Presidente, mostraron interés por disponer de un paso propio.  

Con tal fin, el 18 de mayo de 1942 eran presentadas ante el arzobispo García y García las bases de un concurso público a nivel nacional, para elegir el modelo y el imaginero que realizaría el paso, que debería ajustarse escrupulosamente a la tradición escultórica castellana. Para tal efecto, se estableció un jurado de expertos constituido por un grupo de personalidades académicas muy significativas: Faustino Herranz, catedrático de Arqueología del Seminario Diocesano, como representante del arzobispado; Cayetano Mergelina, rector de la Universidad de Valladolid; Francisco de Cossío, director del Museo Nacional de Escultura; Narciso Alonso Cortés, presidente de la Real Academia Provincial de Bellas Artes; y el arquitecto Juan Agapito y Revilla, vocal de la Comisión de Monumentos. Ellos serían quienes evaluasen los bocetos, maquetas y presupuestos de acuerdo a las bases del concurso. El proyecto elegido, presentado bajo el lema Corpus Christi, correspondía al escultor Juan Guraya Urrutia, residente en Las Arenas, Guecho (Bilbao), cuya propuesta era acompañada de un boceto muy genérico realizado en barro.

 

     Tiempo después, la comisión presidida por Cayetano Mergelina solicitó al escultor el envío de la figura de Cristo completamente acabada y policromada, de cuya valoración dependería la adjudicación definitiva del paso, petición que fue aceptada por Juan Guraya, que la realizó en 1946. El análisis de la escultura recibida en Valladolid, junto a una serie de bocetos de los apóstoles en escayola, suscitó juicios satisfactorios generalizados, contando con el reconocimiento no sólo de Andrés Gamboa, sino también de personalidades como Narciso Alonso Cortés, Esteban García Chico y Fernando Chueca Goitia, ocasionalmente residente en Valladolid.

Juan Guraya Urrutia. JUDAS, paso de la Sagrada Cena, 1957
Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid

     En ese momento la situación económica de Juan Guraya era precaria, lo que motivó peticiones a la Cofradía de pagos que no siempre fueron atendidos, dando lugar a unas relaciones desiguales entre esta y el escultor, cuyo afán era conseguir una obra a la altura de los grandes imagineros castellanos, superando en calidad al trabajo del paso de la Última Cena que realizara en 1943 para la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Bilbao, compuesto por imágenes de vestir, únicamente con las cabezas, manos y pies tallados. Los continuos cambios del escultor en la disposición de las manos y las indumentarias, junto a las reiteradas peticiones monetarias por su situación precaria, dieron lugar a la demora en el envío de los apóstoles del proyecto vallisoletano, cuyo conjunto tardó dieciséis años en completarse.

Durante el proceso había surgido un nuevo problema. En 1953 Juan Guraya viajó a Valladolid para atender la solicitud de la Cofradía de que ensamblara la figura de Cristo junto a cuatro de los apóstoles recibidos, apreciando que la escala de la figura de Jesús, cuyas facciones estaban tomadas de su hijo (según éste declaró en 1989), quedaba empequeñecida por el tamaño de los apóstoles. Ante esta deficiencia, Juan Guraya se comprometió a realizar una nueva figura de Cristo.

Juan Guraya Urrutia. JUDAS, paso de la Sagrada Cena, 1957
Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid

     Con la generosa asignación mensual al escultor de 4.000 pesetas, realizada por Juan María Roger, hermano mayor de la Cofradía, Juan Guraya pudo cumplir su deseo de viajar a Tetuán para captar y tomar modelos de rostros y atuendos árabes para caracterizar a los apóstoles pendientes de tallar. En la ciudad marroquí conoció a un musulmán cuyos rasgos le parecieron idóneos para la nueva figura de Cristo, cuya cabeza esculpió con la rotundidad de un Zeus olímpico, siendo la escultura resaltada con una radiante policromía aplicada por el dorador Isidro Cucó, que junto a Enrique Nieto Ulibarri también se ocuparía de la policromía del conjunto, tallado en pino de Soria.  

Fue entonces cuando el sentido de la composición, referida al anuncio de la traición de Judas durante la Última Cena —con Cristo abalanzado sobre la mesa y una agitada disposición de los apóstoles—, cambió por otro nuevo: la solemne Institución de la Eucaristía, seguramente por influencia del reverendo Andrés Gamboa, con el que el escultor había mantenido una fluida relación epistolar. El momento representado está en consonancia con el célebre cuadro de la Última Cena pintado hacia 1510 por Juan de Juanes (Museo del Prado).

Juan Guraya Urrutia. Detalle de JUDAS y la bolsa de monedas
Paso de la Sagrada Cena, iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid

     En este proceso de composición del paso de la Sagrada Cena, la última figura realizada por Juan Guraya fue la de Judas, que llegó a Valladolid en 1957 y cuyo precio ya alcanzó las 34.800 pesetas. Esta expresiva figura, que se retuerce en el suelo apretando la bolsa con las treinta monedas de plata, pasó a ocupar el extremo opuesto al que ocupa Cristo en la mesa, apareciendo aislada del resto de los apóstoles y ocultando su identidad, con un destacado protagonismo en la escena.

     El nuevo paso fue bendecido en la catedral de Valladolid el 30 de marzo de 1958, Domingo de Ramos, por el arzobispo José García Goldáraz, desfilando por primera vez el 3 de abril de aquel año, durante el Jueves Santo de la Semana Santa. Por su parte, la primera versión de Cristo de 1946, que permaneció muchos años olvidada por la cofradía, fue recuperada y restaurada por Mariano Nieto, comenzando a desfilar como Jesús de la Esperanza en 1979.     

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 




Juan Guraya Urrutia. Las dos versiones de Cristo para el paso
de la Sagrada Cena de Valladolid










Juan de Juanes. Última Cena, h. 1510, Museo del Prado
Foto: Museo del Prado










Juan Guraya Urrutia. Montaje de la Sagrada Cena en la catedral para el Pregón de la Semana Santa 2015, Valladolid
Foto: Chema Concellón



Juan Guraya Urrutia. Última Cena, 1943
Cofradía de la Vera Cruz, Bilbao





















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29 de marzo de 2023

VIAJE: ROMA, del 29 de abril al 2 de mayo 2023

PROGRAMA

29 de abril 2023
Salida a las 5,30 h. en el autobús de Alsa hacia el aeropuerto de Madrid Barajas. Llegada a las 9 a la T4. Embarque en vuelo regular de Iberia 3232 de las 11,20 h. con dirección a Roma. Llegada al aeropuerto aprox. a las 14,00h. Traslado a la ciudad. Alojamiento en el hotel Roma Genio (centro). Programa Domus: Iglesia de Gesú, Oratorio de Gonfalone, visita a las iglesias de San Luis de los Franceses y San Agustín. Traslado al hotel y alojamiento.

30 de abril 2023

PROGRAMA DOMUS.
Visita panorámica a la ciudad, incluyendo los Museos Vaticanos y la capilla Sixtina. Almuerzo. Por la tarde Programa Domus: Villa Borghese (pendiente de reserva), Santa Trinità del Monte, Santa María del Trastevere, etc.

1 de mayo 2023
PROGRAMA DOMUS.
Foros Imperiales, Coliseo e Iglesia de San Pietro In Vincoli. Almuerzo. Visita por la tarde al Palacio Pallavicini (pendiente de confirmación), Piazza Navona, Iglesia de Monserrat y Academia de España (Sorolla en Roma).

2 de mayo 2023
PROGRAMA DOMUS
Visita al Palacio Colonna y Palacio Doria Pamphili. Comida por nuestra cuenta. Traslado al aeropuerto desde el hotel y regreso en el vuelo 3237 de las 19,05 h., teniendo prevista la llegada a Madrid a las 21,45 h. Salida desde la T4 hacia Valladolid en el bus de Alsa de las 23,55. Llegada a Valladolid aprox. A las 02,50 h.


PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 1075 / 1090 €
PRECIO EN HABITACIÓN INDIVIDUAL: 1430 € 


REQUISITOS: Grupo máximo de 12 personas. 

INCLUYE:
- Bus de ida y vuelta ALSA (Valladolid-Madrid-Valladolid)
- Traslados aeropuerto – hotel - aeropuerto en Roma.
- Régimen media pensión 2 días en Hotel Genio 4*, centro de Roma.
- Visitas guiadas al Vaticano y Foros Imperiales.
- Programa Domus.

NO INCLUYE
- Entradas a los monumentos Villa Borghese, Palacio Colonna, Palacio Pallavicini, Academia de España, etc.
- Todo lo que no esté especificado en el apartado anterior.

RESERVA DE PLAZAS: Por correo en domuspucelae@gmail.com o en el telf. 608 419228 a partir de las 0 horas del día 29 de marzo de 2023.

RECOMENDACIONES
Maleta de 23 Kgs. - Vuelos de Iberia (Ida y vuelta).







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VIAJE: DINAMARCA - ISLAS FEROES - SUECIA, del 24 de mayo al 3 de junio 2023

        Son el secreto mejor guardado de Europa, las Islas Feroe. Perdidas en la inmensidad del Atlántico Norte, entre Noruega e Islandia. Con acantilados dramáticos, paisajes de fantasía y unas tradiciones aún latentes, este archipiélago de 18 islas rocosas de origen volcánico forma parte del territorio autónomo dentro del reino de Dinamarca desde 1948. Como “un grano de arena en un salón de baile, pero con todo un mundo contenido”, así describió el escritor feroés William Heinesen este archipiélago perdido en la melancolía del Atlántico Norte.
        Este viaje va dedicado a aquellas personas que aún creen que siguen existiendo paraísos de naturaleza intacta, de hecho, Islas Feroe fueron bautizadas como “las islas imaginarias del Atlántico Norte”.

PROGRAMA 


DÍA 1   VALLADOLID - MADRID - COPENHAGUE.
Salida desde CC Vallsur, Camino viejo de Simancas a las 10.45 horas y a las 11.00 horas de Plaza Colón en dirección al aeropuerto de Madrid. Trámites de facturación y embarque. Presentación en el aeropuerto a la hora prevista para embarcar en vuelo regular destino Copenhague. Llegada y traslado al hotel. Cena y alojamiento.

DÍA 2   COPENHAGUE.
Desayuno. Por la mañana visita panorámica de la ciudad para conocer algunos de sus lugares más representativos, como la Plaza del Ayuntamiento, la Fuente de Gefion, la Sirenita, la Bolsa, etc. Almuerzo. Por la tarde visita guiada del Castillo de Frederiksborg, situado sobre los islotes del Slotsso considerado como el mejor ejemplo del Renacimiento danés. Regreso al hotel. Cena y alojamiento.

DÍA 3   COPENHAGUE – KRONBORG – ROSKILDE – COPENHAGUE.
Desayuno. Por la mañana salida hacia el castillo de Kronborg, uno de los más importantes del norte de Europa, fue el castillo que sirvió de inspiración a Shakespeare para la obra de Hamlet y es uno de los cuatro monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO del país. Posteriormente visitaremos Roskilde donde daremos un paseo con nuestro guía por su centro histórico para conocer una de las ciudades más antiguas de Dinamarca que fue antigua capital del país. Almuerzo. Por la tarde regreso al hotel de Copenhague. Cena y alojamiento.

DÍA 4   COPENHAGUE – MALMO - VAGAR – TORSHAVN.
Desayuno/breakfast box. Por la mañana salida hacia Malmö realizando una breve visita para conocer la tercera ciudad más poblada del país, donde destaca la Ciudad Vieja o el Edificio Calatrava. Almuerzo y traslado al aeropuerto para tomar el vuelo a Vagar. Llegada al Aeropuerto Internacional de Vágar y traslado al hotel en Tórshavn. Cena y alojamiento.

DÍA 5   TORSHAVN – KIRKJUBOUR – VESTMANNA – TORSHAVN.
Desayuno. Acompañados de nuestro guía, descubrimiento de Tórshavn. Visita del corazón histórico de la ciudad, Tinganes, donde se formó el primer parlamento en 825 durante la era vikinga. Este encantador pequeño centro alterna entre casas de madera pintadas de rojo, casas de piedra y techos de paja. Además, no te pierdas el casco antiguo de Reyn y sus adorables edificios de madera. Haremos un recorrido por el pequeño fuerte de Skansin que protegía la isla de las incursiones piratas en el siglo XVII. Visitaremos el pueblo de Kirkjubøur, uno de los lugares más importantes de las Islas Feroe. Por la tarde, paseo en barco a los acantilados de aves de Vestmanna. Es una de las principales atracciones de las Islas Feroe. El barco navega por las cuevas de la costa, bordeando los acantilados, pasando entre pilares y arcos de roca. Estaremos entonces al pie de los acantilados de 700 metros de altura donde se reúnen miles de aves: charranes árticos, araos, fulmares, gaviotas, petreles y los adorables frailecillos con sus bonitos colores. Almuerzo durante el recorrido. Regreso al hotel, cena y alojamiento.

DÍA 6   TORSHAVN – SAKSUN – TJORNUVIK – GJOGV – TORSHAVN.
Desayuno en el hotel. Hoy, iremos por carretera a la isla de Eysturoy y Streymoy para descubrir pueblos pintorescos. Primero Saksun y su laguna rodeada de acantilados negros. Conocido por su ambiente sereno, el pueblo ofrece impresionantes vistas de las montañas circundantes con sus pocas casas de piedra con techos de paja. Continuaremos hasta Tjørnuvik en la costa, donde podremos ver a Risin y Kellingin, la bruja petrificada y el gigante de Islandia. Seguiremos hasta la aldea de Gjógv. La aldea de menos de 50 habitantes está muy bien conservada y tiene un encanto único. A menudo elogiada por sus esfuerzos ambientales y ecológicos, toma su nombre de un desfiladero lleno de agua de mar que se extiende 200 metros desde el pueblo hasta el océano. Grandes vistas nos esperan en los senderos de montaña que rodean la aldea. Almuerzo durante el recorrido. Regreso al hotel, cena y alojamiento.


DÍA 7   TORSHAVN - TUNEL SUBMARINO HACIA ISLAS DEL NORTE - TORSHAVN.
Desayuno en el hotel. Un poco al sur del pueblo de Leirvík, en el centro de la costa este de Eysturoy, encontramos la entrada del túnel submarino que cruza hasta la isla de Bordoy, donde nos espera la ciudad de Klaksvík. El túnel ha sido decorado e iluminado por el conocido artista feroés Tróndur Patursson. Klaksvík, gran puerto pesquero y reconocible por su enorme montaña en forma de pirámide, es la puerta de acceso hacia el resto de las islas del norte. En la contigua isla de Vidoy se encuentra el pueblo más al norte de las Islas Feroe, Vidareidi. Merece la pena visitarlo y disfrutar de una taza de café. Comeremos en alguno de sus restaurantes locales. Regreso al hotel de la capital. Cena y alojamiento.

DÍA 8   TORSHAVN - KALSOY– TORSHAVN.
Desayuno en el hotel. Hoy el hotel proveerá de un almuerzo picnic. Realizaremos el tour oficial de la película James Bond Tombstone en las Islas Feroe. La visita guiada comienza en el puerto de ferry de Syðradalur en la isla de Kalsoy. Nuestro guia turístico nos recibirá una vez que se desembarque del ferry y pisemos tierra en la isla de Kalsoy. Tan pronto como comience el recorrido y el autobús se dirigirá hacia el norte a lo largo de la estrecha isla, sentiremos la emoción ya que el guía turístico (conocido como Rey de Kalsoy en la lista de créditos de No Time To Die) también es el granjero de Trøllanes. Escucharemos historias internas detrás de escena sobre la película y la trama. Y veremos imágenes detrás de escena de la película enTrøllanes y en Kallur Ligthouse. Regreso al hotel, cena y alojamiento.

DÍA 9   TORSHAVN - ESTOCOLMO.
Desayuno o breakfast box. De madrugada, salida hacia el aeropuerto de Vagar para tomar el vuelo a Estocolmo vía Copenhague. Llegada y visita panorámica en la que realizaremos un recorrido en autobús por los puntos más importantes de la ciudad y realizaremos un paseo a pie por la Gamla Stan o Ciudad Vieja, cuatro islas unidas entre sí sobre las que Bigerl Jarl fundó la ciudad hace 700 años, en nuestro recorrido conoceremos la Gran Plaza, la Catedral, el Palacio Real, la Isla de los Nobles. Almuerzo previsto en el vuelo Copenhague/ Estocolmo, sujeto a confirmación por parte de la aerolínea. En caso contrario, informaremos en la reunión informativa previa al viaje. Traslado al hotel. Cena y alojamiento.

DÍA 10   ESTOCOLMO.
Desayuno. Por la mañana Visitaremos el Palacio Real de Estocolmo. Este Palacio, o Kungliga Slottet se construyó a finales del siglo XVIII sobre los restos de un antiguo castillo medieval que fue arrasado por las llamas. El estilo del palacio actual es barroco italiano, y sus más de 600 estancias lo convierten en una de las residencias reales más grandes de toda Europa. Se encuentra en la entrada de la Ciudad Vieja o Gamla Stan, a muy pocos metros del Parlamento de Suecia. Aunque hoy en día no es la residencia oficial de la monarquía, el rey de Suecia trabaja desde el Palacio Real y mantiene allí las oficinas de la Corte. Almuerzo. Por la tarde, visita guiada del Museo Vasa donde se exhibe la nave del siglo XVII en mejor estado de conservación del mundo y el interior del Ayuntamiento, donde cada año, el 10 de diciembre, se celebra el banquete y el baile de gala posterior a la entrega de los Premio Nobel. Regreso al hotel. Cena y alojamiento.

DÍA 11   ESTOCOLMO – MADRID.
Desayuno. Por la mañana nos desplazaremos al Skasen, el museo al aire libre más antiguo de Europa con casas y fincas procedentes de todo el país. Almuerzo. A la hora prevista traslado al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a España. Llegada prevista a Madrid a las 18.55 horas. Recogida de equipaje y salida hacia Valladolid, donde tenemos prevista la llegada sobre las 22.30 horas.

* OBSERVACIONES DE LAS ISLA FEROE, COMUNICADAS POR EL MAYORISTA
- Debido a la poca disponibilidad en este país, es posible que puntualmente el grupo sea dividido en varios hoteles.
- En el caso de visitas con guías locales, podrán ser en inglés u otro idioma, en ese caso nuestro guía acompañante traducirá.
- Debido a la poca disponibilidad y a los pocos guías expertos en este destino, el guía acompañante podrá ser sustituido por guía local.
- ¡En este destino, el clima lo determina todo! Por lo tanto, se podría cambiar el orden del programa unos días antes de las actividades e incluso en destino, para permitir disfrutar del archipiélago de una manera óptima. Nos aseguraremos de respetar el programa tanto como sea posible e informaremos de estos cambios tan pronto como ocurran.

VUELOS PREVISTOS 




 



PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 5250 €
PRECIO NO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 5270 €
SUPLEMENTO HABITACIÓN INDIVIDUAL: 850 €

REQUISITOS: Grupo mínimo de 25 personas.

INCLUYE:
Alojamiento en hotel 3*/4* en:
    COPENHAGUE: Hotel Tipo Comfort Vesterbro o similar.
    TORSHAVN: Hotel Tipo Hafnia, Foroyar, Brandan o similar.
    ESTOCOLMO: Hotel Tipo Scandic, Quality o similar.
Servicios incluidos en el precio del paquete
Traslado en auto pulman de lujo Valladolid/ Aeropuerto Madrid/ Valladolid.
Billetes de avión según detalle.
Tasas de aeropuerto.
3 noches de Hotel en Copenhague Hotel Tipo Comfort Vesterbro o similar.
5 noches Toeshavn Hotel Tipo Hafnia, Foroyar, Brandan o similar.
2 noches Estocolmo: Hotel Tipo Scandic, Quality o similar.
Tasas hoteleras.
Acompañante de Domus Pucelae.
Guía acompañante exclusivo para el grupo durante todo el recorrido. Guía acompañante de habla hispana para las visitas de Feroe.
Seguro Asistencia y cancelación.
Dossier informativo del viaje.
Reunión informativa para la presentación del viaje.
 
VISITAS:
    COPENHAGUE
        Panorámica de Copenhague.
        Visita guiada Castillo Frederiskburg.
        Visita guiada Castillo Kronborg.
        Paseo centro histórico Roskilde.
        Visita panorámica Malmo.
    ISLAS FEROE
        Visita a pie de Torshavn.
        Fuerte de Skansin.
        Visita de Kirkubour.
        Paseo en barco por los acantilados Vestmanna.
        Visita de los pueblos de Saksun, Tjornuvik, Gjogv.
        Cruce del túnel submarino y visita del pueblo de Klaksvik.
        Tour oficial de James Bond en la isla de Kalsoy.
    ESTOCOLMO
        Panorámica Estocolmo.
        Visita guiada Museo Vasa.
        Visita Palacio Real.
    
    Visita guiada al interior del Ayuntamiento.
        Visita museo al aire libre Skasen.

NO INCLUYE
Bebidas.
Ningún otro servicio no especificado en el apartado anterior.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en domuspucelae@gmail.com o en el telf. 608419228 a partir de las 0 horas del día 28 de marzo, con fecha límite del pago de la reserva de 1.750 € el 31 de marzo, el resto antes del 1 de mayo, en Viajes Tempo Tours. C/ Miguel Iscar 16, junto a Banco de Sabadell, Tfno.983 213630 - 983 666663. Persona de contacto: Eva Hernández Horario: de lunes a viernes de 10,00 a 14,00 y de 17,00 a 19,00 horas. 

FORMAS DE PAGO: Efectivo, Tarjeta de Crédito, o mediante transferencia a la cuenta bancaria que proporcionará la agencia Viajes Tempo Tours, indicando en el concepto “Dinamarca, Islas Feroe y Suecia” y el nombre de los viajeros. Enviar copia de la transferencia mail a: tempotours@imaginaunviaje.com 

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28 de marzo de 2023

Fastiginia: El paso del Descendimiento de Gregorio Fernández cumple 400 años





















     En el año 1623 la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Valladolid ya disponía de dos pasos monumentales de Gregorio Fernández, el Azotamiento del Señor, que el escultor había tallado entre 1919 y 1620, presidido por la magistral figura de Cristo atado a la columna, y la Coronación de espinas, realizado en 1620 con la colaboración del taller y con la imagen central del Ecce Homo creada por el gran maestro gallego. De acuerdo a la rigurosa información publicada por Esteban García Chico, sabemos que el 16 de junio de aquel año Juan Jimeno y Francisco Ruiz, alcaldes de la Cofradía, firmaban el contrato con Gregorio Fernández —perfectamente documentado— para la realización del paso del Descendimiento, que habría de ajustarse al modelo presentado en cera por el escultor, compuesto por siete figuras que, a diferencia de los pasos anteriores, formaban parte de una atrevida composición cuyo peso y altura obligaría a participar en su traslado a un elevado número de costaleros.

     En el contrato, cuya efeméride cumple este año 400 años, Gregorio Fernández se comprometía a realizar una escena en madera tallada compuesta por Cristo en el momento de ser descendido de la cruz por José de Arimatea y Nicodemo, en presencia de la Virgen, el apóstol San Juan y María Magdalena, junto a otra figura conforme a la traza presentada representando a un joven ayudante ocupado en el desenclavo de los pies. En el contrato, el escultor se compromete a realizar las figuras “con toda perfezion” y a entregar el paso “plantado y asentado en su tablero cruces y escaleras” en el primer día de las Carnestolendas —tres días anteriores a la cuaresma en que se produce la celebración carnavalesca tradicional— del año 1624.

  En el mismo contrato el escultor fija el precio de su trabajo de una manera curiosa: por la manufactura y trabajos del paso del Descendimientose me ha de dar y pagar todo lo que se me dio por el otro paso que ansí hize del Azotamiento para la dicha cofradía”, más la tasación del mayor valor y trabajo que cada escultura tuviera, respecto a las del paso citado (realizado tres años antes), según la estimación de Francisco Díez, platero del oro vecino de Valladolid, que establecería su precio en maravedís. Respecto a estos pagos, pese a que Gregorio Fernández cumplió escrupulosamente el plazo de entrega de las tallas según lo establecido en el contrato, la Cofradía de la Vera Cruz se negó a pagar el importe resultante de la tasación acordada, lo que motivó que el escultor presentase una demanda ante el teniente de corregidor, es decir, ante la justicia ordinaria de la ciudad, siendo uno de los dos únicos casos de reclamación judicial que el artista realizó a lo largo de su vida, cuando los pleitos por incumplimiento estaban a la orden del día.

     No obstante, a pesar de la reclamación judicial, el escultor no logró percibir el importe del paso en vida, ya que los pagos se dilataron en el tiempo por parte de la Cofradía, hasta el punto de que treinta y siete años después, cuando en 1661 hace su testamento María Pérez, viuda del escultor, hace constar que la Cofradía de la Santa Vera Cruz todavía era deudora de aproximadamente mil ducados, según revela el documento que diera a conocer José Martí y Monsó en sus Estudios Histórico-Artísticos. Y aún pasarían seis años más para que el impago de tan importante cantidad aún estuviese pendiente y fuese reclamado de nuevo en 1667 en otro pleito promovido por Juan Rodríguez Gavilán, cuarto marido de Damiana, hija y heredera del escultor.

El paso del Descendimiento es una obra maestra en sí mismo, una obra cumbre del barroco castellano, de impresionante armonía y teatralidad, con unos valores procesionales resueltos técnicamente con insuperable maestría. El conjunto escultórico se engloba en la producción de la década 1620-1630, momento de plena madurez en que el escultor se enfrenta a los proyectos más ambiciosos de su carrera y trabaja en su taller de la calle del Sacramento (actual Paulina Harriet) acompañado por un nutrido grupo de oficiales y aprendices. Una época en que la mano de Gregorio Fernández ya es identificable por su depurado estilo y su maestría para diseñar imágenes completamente novedosas y naturalistas que mezclan la elegancia de la estatuaria clásica con matices desgarrados y dramáticos supeditados a los ideales tridentinos.

     El paso del Descendimiento aparece presidido por una cruz de gran altura en cuyos brazos se apoyan dos escaleras de idéntico diseño y altura, una por delante y otra por detrás del madero. La representación está concebida como una instantánea que recoge a dos niveles diferentes momentos de tensión, física en la parte superior y emocional en la inferior.

Arriba se representa el momento en que José de Arimatea, encaramado sobre el brazo izquierdo de la cruz, y Nicodemo, sobre el derecho, se afanan por sujetar, con la ayuda de un sudario, el torturado cuerpo de Cristo después de haber sido desclavados sus dos brazos. Para reforzar la idea de la muerte, Jesús muestra una anatomía inerte, con el cuerpo flexionado por caída natural y la cabeza reclinada sobre el hombro derecho, con el rostro aludiendo al momento de su expiración a través de la boca y los ojos entreabiertos. Su brazo izquierdo cae verticalmente mientras José de Arimatea amortigua el desplome sujetando el torso a la altura del vientre, lo que le obliga a asegurarse colocando cada pie sobre un peldaño diferente de la escalera, al tiempo que se amarra a la cruz con su diestra. Por su parte, Nicodemo se esfuerza por sujetar el brazo derecho recién desclavado, flexionado en ángulo recto a la altura del codo, después de haber retirado la corona de espinas, un elemento postizo que con toda seguridad, o tal vez un clavo, debía mostrar en su mano. El esfuerzo le obliga a abalanzar el cuerpo por encima del madero a la altura de la cintura, al tiempo que su pierna derecha se despega de la escalera. Estas tres figuras, plenas de dinamismo y fruto de un estudiado juego de volúmenes, se convierten en el centro de atención al converger en ellas, especialmente en la de Cristo, todas las miradas y elementos compositivos, siendo los elementos más llamativos de esta impresionante máquina teatral.

     A ras de tierra se desarrolla el drama humano expresado con el lenguaje de las manos y los rostros compungidos. En el ángulo izquierdo la Virgen aparece desfallecida sobre un peñasco, aunque aún tiene fuerzas para levantar sus brazos reclamando al Hijo en su regazo. Su mirada se eleva a lo alto de la cruz estableciendo una diagonal emocional que multiplica el patetismo del momento, un instante en el que se materializa la vieja profecía de Simeón citada por San Lucas durante la Presentación del Niño en el templo: Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones» (Lucas 2, 33-35). A ambos lados se sitúan de pie San Juan y María Magdalena con actitudes complementarias, el primero con los brazos desplegados y un nudo en la garganta en gesto de desesperación exteriorizada, la segunda enjugando sus lágrimas y su mano izquierda contra el pecho en señal de desconsuelo y drama interior. Por detrás de la cruz Gregorio Fernández compensa la composición con la colocación de un mozo ayudante ocupado en desclavar los pies, aún fijados al madero.

Izda: Pedro Sedano, copia del original de la Virgen del paso, 1757
Dcha: Gregorio Fernández, Dolorosa de la Vera Cruz original del paso del Descendimiento, 1623

     En el conjunto llama la atención el artificio compositivo y los aparatosos recursos que dotan a la escena de una carga de teatralidad no superada por otros pasos, elementos que contribuyen a presentar una escena de elocuente veracidad, por lo idóneo de gestos y actitudes y por la movilidad del sudario y paño de pureza, aplicados como postizos en paños reales. Igualmente está dotado de una desconocida grandiosidad en la forma en que llena el espacio, logrando establecer Gregorio Fernández, con gran sutileza, la necesidad de su observación desde distintos puntos de vista, de modo que el espectador atraído por el drama necesita circundar la escena para ir descubriendo los distintos matices de cada uno de los actores, en definitiva, una puesta en escena concebida con maestría que permite su observación estática en el interior del templo, pero que adquiere todo su significado cuando es observada en pleno movimiento durante los desfiles callejeros.

     El paso del Descendimiento, que desfiló por primera vez en la procesión del “Jueves de la Cena” de la Semana Santa de 1625, es el único de Gregorio Fernández que se conserva intacto en el lugar para el que fue concebido en la iglesia de la Vera Cruz, presenta la peculiaridad de que las siete figuras mantienen la disposición original que concibió y ensambló su autor, de modo que hoy podemos contemplarlo con la misma integridad del primer momento. Una mirada detallada permite apreciar que las figuras superan ligeramente el tamaño natural, siendo más difícil percibir que todas están debidamente ahuecadas, no sólo para aligerar su peso sino también como sistema habitual para evitar la aparición de grietas. No obstante, en este paso Gregorio Fernández agota las posibilidades de manipulación, tanto por su acusado peso, cercano a las 3,5 toneladas, como por su altura, hecho que complicaba sobremanera su traslado a hombros de los costaleros, que debían sumar a los inconvenientes del peso los problemas de equilibrio originado por las tres figuras colocadas en tan alta posición, especialmente en las operaciones de salida y entrada por la ajustada puerta de la iglesia penitencial, motivo por el que en algunos años del siglo XVIII, cuando las procesiones conocieron cierta decadencia, el paso no pudo participar en las procesiones "por falta de gente y su gran volumen".

El Descendimiento en su capilla de la iglesia de la Vera Cruz
El Descendimiento en la Procesión de Regla del Jueves Santo

     El paso presenta numerosas singularidades, como el magistral estudio anatómico, de tipo naturalista, en la figura de Jesús, que aparece trabajado como un desnudo integral que obliga a utilizar un recatado paño de pureza de textil real, con minuciosos apliques de postizos que resaltan de forma realista las huellas de la Pasión. En la figura de José de Arimatea Gregorio Fernández rinde tributo a Juan de Juni al reproducir los mismos rasgos faciales que presenta este personaje en el grupo del Santo Entierro realizado por el borgoñón (Museo Nacional de Escultura de Valladolid). Singular es también la imagen mística de la Magdalena, ataviada como una dama cortesana del siglo XVII, compartiendo este anacronismo con las representaciones del pintor Francisco de Zurbarán en algunas de sus santas.

La impresionante imagen de la Virgen, a decir de Esteban García-Chico debido a la especial devoción que suscitó entre el pueblo vallisoletano, motivó que el cabildo de la Cofradía de la Vera Cruz decidiera en 1757 separar la imagen del paso para rendirle culto por separado como Nuestra Señora de los Dolores, colocando en su lugar una copia realizada por el escultor Pedro Sedano. Por entonces le fue incorporada una espada de plata atravesando su pecho como símbolo de dolor en recuerdo de la vieja profecía de Simeón, reservada desde la última restauración de 1985, para su permanencia estática en el retablo de la iglesia penitencial. De este modo, la imagen de la Dolorosa de la Vera Cruz pasaría a convertirse en la imagen titular de la Cofradía, imagen que precisamente tendrá su Coronación Canónica el 23 de septiembre de 2023, coincidiendo con los 400 años de su realización.

Emblema y cofrades de la Cofradía de la Santa Vera Cruz
Valladolid

     Entre las anécdotas más difundidas de la historia de este paso procesional se encuentra el que durante mucho tiempo fuese conocido como "Paso del Reventón". Tan expresiva denominación tiene su origen en un percance ocurrido durante la Semana Santa de 1741, suceso recogido por Ventura Pérez en su Diario de Valladolid, en una breve reseña titulada Procesión de las Angustias y desgracia. Según éste, al intentar introducir el llamado "paso grande de la Cruz" por la puerta de la iglesia de su cofradía, a su regreso en la procesión del Jueves Santo, uno de los costaleros quedó aprisionado y "casi reventado", por lo que hubo de ser trasladado y asistido en el Hospital General. Nada sabemos de la identidad del mismo ni del desenlace final, pero lo cierto es que el incidente corrió de boca en boca por la ciudad no sólo hasta determinar su apodo de Reventón, sino impidiendo en los años siguientes encontrar el número de personas suficientes para poder transportarlo, por lo que no pudo desfilar durante las celebraciones de algunos años centrales del siglo XVIII.

Paso del Descendimiento durante el Pregón de la 
Semana Santa 2023 en la catedral de Valladolid
(Foto Rubén Olmedo)

     Para paliar definitivamente ese inconveniente, el 22 de marzo de 1891 don Mariano Miguel, arzobispo de Valladolid, costeó unas "andas rodadas" que fueron entregadas a la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Desde entonces desfila sobre una plataforma con ruedas, lo que no elimina por completo los enormes esfuerzos que requiere su manipulación, aunque en la actualidad el paso esté dotado de una plataforma de elevación hidráulica en una carroza fabricada el año 2002.

El paso del Descendimiento desfila en la Procesión de Regla que el Jueves Santo organiza la Cofradía de la Santa Vera Cruz, propietaria del paso, que lo cede a la Cofradía del Descendimiento, fundada el 26 de marzo de 1939, para su participación en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor de cada Viernes Santo. 



Bibliografía

TRAVIESO ALONSO, José Miguel: Simulacrum, en torno al Descendimiento de Gregorio Fernández. Domus Pucelae, 2011.


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