1 de noviembre de 2025

Theatrum: BAUTISMO DE CRISTO, exaltación trentina de un sacramento






BAUTISMO DE CRISTO

Anónimo romanista, seguidor de Esteban Jordán (León, h. 1530 – Valladolid, 1598)  

Hacia 1590

Madera policromada, Cristo 140 cm y San Juan Bautista 163 cm de altura

Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, Valladolid

Escultura renacentista. Corriente romanista

 

 






     Este grupo escultórico procede de la desaparecida iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, parroquia que en 1861 ocupó el templo del convento del mismo nombre que perteneciera a la orden de los mínimos de San Francisco de Paula en el margen derecho del Pisuerga. El año 1964 dicho templo fue derribado y sustituido por una iglesia moderna en el barrio de la Victoria de Valladolid, a la que fueron trasladadas algunas obras artísticas, entre ellas la fachada principal, obra pétrea atribuida al arquitecto Matías Machuca y acabada en 1730, así como el retablo mayor, realizado en 1594 por Esteban Jordán y colocado en 1863 tras ser trasladado desde la primitiva iglesia de San Ildefonso1. Otras obras reaprovechadas fueron la notable escultura de un Cristo crucificado del siglo XVI, una pintura de la Unidad en la Trinidad del siglo XVII, atribuida a Blas de Cervera y procedente del antiguo convento de Agustinas Recoletas, un crucifijo de marfil, obra filipina del siglo XVIII, diversas piezas de orfebrería y este grupo escultórico del Bautismo de Cristo que actualmente está instalado en el baptisterio de la nueva iglesia.

     El grupo, prácticamente de tamaño natural y concebido en origen para presidir un retablo como medio de exaltación del sacramento del bautismo respondiendo a los postulados trentinos, según se deduce de la carencia de talla en el dorso, está compuesto por las figuras de Cristo y San Juan Bautista, que aparecen colocadas frente a frente siguiendo la iconografía tradicional, ignorándose si iba acompañado de un tablero de fondo con elementos paisajísticos pintados, como el río Jordán entre las dos rocas que aparecen como base de las figuras. Actualmente se presenta exento, reducido a los dos personajes enfrentados en plena celebración del bautismo.

Cristo aparece en plena desnudez y con el paño de pureza sujeto a la cintura por una correa. En actitud de rodillas sobre una roca, cruza sus brazos a la altura del pecho mientras inclina suavemente su cabeza al frente en un gesto de entrega y sumisión. Su cabeza presenta una larga melena simétrica, dirigida hacia atrás y con rizos poco profundos que deja visible parte de las orejas, así como una barba algo más elaborada. Su nariz es afilada y, de acorde a la época de su ejecución, los ojos están pintados, sin el uso de postizos.

     San Juan Bautista apoya su pierna derecha flexionada sobre otra roca sobre la que mantiene un forzado equilibrio, lo que unido a su brazo derecho levantado para derramar el agua sobre la cabeza de Cristo (la concha habitual, tallada independientemente, ha desaparecido) proporciona un efectista dinamismo a la composición. Cubre su cuerpo con una rudimentaria túnica de piel de camello, con aberturas laterales, y un manto que le cubre la espalda y el brazo izquierdo. Su cabeza repite las mismas características que la de Cristo —se podría decir que son idénticas—, siguiendo rasgos arquetípicos propios de los escultores manieristas, en este caso adoleciendo de cierta inexpresividad.

Hay que destacar que la posición de San Juan Bautista se ajusta con fidelidad a una de las ilustraciones (Tabula V, Libri II) del libro publicado en Roma en 1556 por el médico y anatomista Juan Valverde de Amusco (Amusco, Palencia, 1525 – Roma, 1587) bajo el título de Historia de la composición del cuerpo humano, obra que contó con la participación ilustradora, entre otros, de Gaspar Becerra, constituyendo un contundente ejemplo de interrelación entre los campos de la ciencia y el arte en tiempos del Renacimiento europeo.

     En el Bautismo de Cristo ambas figuras presentan la ampulosidad y monumentalidad características del manierismo romanista que dominó en la escultura castellana durante el último tercio del siglo XVI, sobre todo después de los modelos de Gaspar Becerra, en esta ocasión con un canon alargado que no es frecuente en la corriente romanista, aunque el propio Gaspar Becerra, maestro de Esteban Jordán, no dejara de utilizarlo, por motivos funcionales, en algunas esculturas del retablo mayor de la catedral de Astorga (1558-1584), como es el caso de la figura de Santo Tomás.

El plegado de la indumentaria no presenta la ampulosidad que suele utilizar Esteban Jordán desde sus inicios, con vestiduras abultadas que resaltan el volumen de las figuras. En este caso los pliegues son bastante planos y con perfiles muy finos. Por todos estos matices, el grupo del Bautismo de Cristo podría atribuirse a algunos de los colaboradores del amplio grupo que trabajó en el taller de Esteban Jordán en Valladolid para atender la gran demanda de imágenes, en todo tipo de materiales, desde distintas poblaciones del territorio castellano.

     Bajo los auspicios de la Contrarreforma, la iconografía del Bautismo de Cristo se intensificó desde las últimas décadas del siglo XVI, con importantes obras pictóricas de, entre otros, Navarrete el Mudo, Annibale Carracci, Tintoretto, El Greco, etc., adquiriendo un gran desarrollo en tiempos del barroco, con autores como Guido Reni, Alessandro Turchi, Willen van Herp, Juan de Pareja, José de Ribera, Murillo, etc., alcanzando incluso el siglo XVIII..

Asimismo, durante el barroco el tema también fue abordado por grandes maestros escultores, como es el caso de Gregorio Fernández en Castilla, autor en 1624 del Bautismo de Cristo encargado para la iglesia del Carmen Descalzo de Valladolid, actualmente en el Museo Nacional de Escultura. Otro tanto ocurrió en la escuela andaluza, como el altorrelieve realizado por Juan Martínez Montañés entre 1610 y 1620 para el retablo de San Juan Bautista de la iglesia de la Anunciación de Sevilla, o el que realizara el mismo escultor en 1624 para el monasterio sevillano de San Leandro. Notable es igualmente el relieve realizado por Felipe de Ribas en 1637 para el retablo de San Juan Bautista del Monasterio de Santa Paula de Sevilla. Fuera de España destaca el grupo marmóreo realizado por Francesco Mochi en 1654 y colocado en la iglesia romana de San Giovanni dei Fiorentini, así como el grupo del Bautismo de Cristo realizado en mármol entre 1700 y 1703 por Giuseppe Mazzuoli y que preside el altar mayor de la concatedral de San Juan de La Valeta (Malta).

El grupo vallisoletano fue restaurado en 2016 por la Fundación Las Edades del Hombre para ser presentado en la exposición Aqva celebrada en Toro (Zamora)1.

 

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 

 


Notas


1 PARRADO DEL OLMO, Jesús María: Bautismo de Cristo. Exposición Aqva, Fundación Las Edades de Hombre, Toro (Zamora), 2016, p. 224.

 







Juan Valverde de Amusco
"Historia de la composición del cuerpo humano", 1560
Diseño de Gaspar Becerra cuya posición corporal
repite la figura de San Juan Bautista
Museo del Santo Ángel, Sevilla

































GREGORIO FERNÁNDEZ
Bautismo de Cristo, 1624
Museo Nacional de Escultura, Valladolid














JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
Bautismo de Cristo
Retablo de San Juan Bautista, 1610-1620
Iglesia de la Anunciación, Sevilla















JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
Bautismo de Cristo, 1622
Monasterio de San Leandro, Sevilla
(Foto Daniel Salvador)
















FELIPÈ DE RIBAS
Bautismo de Cristo, 1637
Retablo de San Juan Bautista
Monasterio de Santa Paula, Sevilla















FRANCESCO MOCHI
Bautismo de Cristo, 1654
Iglesia de San Giovanni dei Fiorentini, Roma














GIUSEPPE MAZZOLI
Bautismo de Cristo, 1700-1703
Concatedral de San Juan, La Valeta (Malta)












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