Es el vestigio más impresionante de la Filadelfia romana y tal vez lo mejor que Ammán conserva de su pasado. Está excavado en la ladera septentrional de una colina que se utilizó como necrópolis.
Con capacidad para 7.000 personas, tiene tres gradas diferenciadas: la destinada a gobernantes, que se sentaban cerca del espectáculo; la de los militares, en la zona media, y la del pueblo llano, en lo alto del recinto. Fue el teatro más grande de Oriente.
Probablemente fue construido en el siglo II a.C., durante el gobierno de Antonio Pio (138-161). Los teatros a menudo tenían un significado religioso. El pequeño santuario que hay por encima de la fila superior de asientos albergaba una estatua de Atenea, diosa que tenía papel destacado en la vida religiosa de la ciudad.
En la restauración que se inició en 1957 no se emplearon materiales originales, por lo que la reconstrucción no es todo lo fiel que se quisiera.
La fila de columnas que hay al norte, frente al teatro romano, es todo lo que queda del Foro, que llegó a ser una de las plazas públicas más grandes de toda la Roma Imperial. Construida en el año 190, tres lados de la plaza estaban flanqueados por columnas, y el cuarto, por el arroyo Seil Amman.
En el lado oriental de lo que fue el foro se alza el Odeón, construido en el siglo II y con capacidad para 500 personas. Este pequeño anfiteatro probablemente estaba cubierto con un techo de madera.
Fotografía e informe de Jesús Santos (para ampliar la imagen pulsa sobre ella).
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