4 de febrero de 2011

Historias de Valladolid: LA CASA DE BERRUGUETE, taller de prodigios y venta de vinos


     Unos terrenos que eran propiedad del monasterio de San Benito, situados junto a la iglesia, fueron comprados a la comunidad benedictina, alrededor de 1524, por el carpintero Juan de Salamanca, el licenciado Pablos de Santa Cruz y Francisco Saldaña. Algo después Juan de Salamanca vendió al cirujano Antonio de Guadalupe la mitad del solar de su propiedad y con los beneficios levantó una vivienda en la que no residió muchos años, ya que en 1537 la vendió a Gonzalo Gallego, criado de la emperatriz Isabel. Del igual manera Francisco Saldaña vendió su parte en 1527, un solar tapiado y situado a la derecha de la fachada de la iglesia benedictina, en la esquina con la calle de la Cruz (actual calle General Almirante), al escultor que en ese momento estaba ocupado en elaborar el retablo mayor de dicha iglesia: Alonso Berruguete.

     Por aquel tiempo el escultor originario de Paredes de Nava (Palencia) llevaba un año casado con doña Juana de Pereda, hija de unos ricos mercaderes de Medina de Rioseco y tenía establecido su prestigioso obrador en Valladolid desde hacía cinco años. Había quedado atrás un periplo que le había llevado en 1507 a completar su aprendizaje en Italia, donde recorrió las cortes de Florencia, Roma y, seguramente, Urbino, donde su padre había trabajado para los Montefeltro, asumiendo durante esta estancia el lenguaje plástico manierista que le permitiría participar en la corriente artística más avanzada de su tiempo.

     Tras su regreso a España hacia 1515, movido por las expectativas de mayorazgo producidas por la llegada del emperador Carlos, y de conseguir el título de "pintor del rey" al servicio de la Casa Imperial, había recorrido Zaragoza entre 1518 y 1519; había acompañado al emperador al puerto de La Coruña en 1520 y allí había pintado las velas, estandartes y banderas de la nave real en que Carlos V se dirigía a Alemania para su coronación como emperador; había descendido a Granada para participar junto a su socio Felipe Bigarny en el retablo de la Capilla Real y allí le sorprendió en 1521 la Revuelta de las Comunidades, en la que desde un primer momento se manifestó partidario de la causa imperial convencido de ser la mejor opción para las expectativas de la sociedad española del momento.

     Fue en el año 1522 cuando, tras viajar por breve tiempo a Vitoria para firmar con don Diego de Muros, obispo de Oviedo, el contrato para dorar, pintar y asentar el retablo de la catedral asturiana, se instaló definitivamente en Valladolid, donde al año siguiente sería favorecido con su nombramiento por el propio emperador como escribano del crimen de la Real Chancillería de Valladolid, un cargo de funcionario recibido por el apoyo mostrado a Carlos I durante el movimiento capitaneado por los Comuneros de Castilla. En ese momento Valladolid se había convertido en un importante centro económico y artístico, tanto por el establecimiento de la Real Chancillería y la presencia casi permanente de la Corte, como por la actividad desplegada por importantes monasterios, entre ellos San Francisco, San Pablo y San Benito, cabeza de la congregación benedictina. Todos estos sectores reclamaban numerosos bienes suntuarios, lo que había facilitado el asentamiento en la ciudad de mercaderes y artesanos especializados en objetos de lujo, destacando el gremio de plateros, que junto a pintores y escultores cubrían las necesidades de una población que buscaba el prestigio a través del arte.

     Una de las preocupaciones personales de Alonso Berruguete fue siempre reafirmar las raíces hidalgas de su familia, motivo que en un primer momento le llevó a comprar el terreno para edificar su propia casa solariega en Valladolid y a adquirir después, en 1559, el señorío de Ventosa de la Cuesta (Valladolid).

     El escultor, de carácter orgulloso y altanero, fue elegido por los monjes de San Benito para realizar el retablo mayor, una obra de gran envergadura en la que estuvo trabajando desde 1526, año de su matrimonio, hasta 1532. Este trabajo le iba a proporcionar grandes beneficios, aunque su personal y novedoso estilo no fuera siempre bien asimilado por comitentes y tasadores.

     Al mismo tiempo, el 16 de marzo de 1528, Berruguete llegó a un acuerdo con los benedictinos para levantar la vivienda en el solar adquirido, aceptando una de las condiciones impuestas por la comunidad en sus dominios: el que no se vendiese vino en las casas, ni se instalaran tabernas en ellas. Este requisito no tenía otra finalidad que evitar la competencia en la venta de vino que desarrollaban las bodegas monásticas, fruto de sus enormes posesiones en territorios limítrofes, que aportaban suculentos beneficios al convento. Berruguete prometió entregar a los benedictinos 400 ducados de oro como tributo por la licencia para construir, pero con astucia lo que hizo en realidad fue poner en práctica el trueque, ya que firmó un recibo como pago por adelantado de los trabajos del retablo por esa cantidad.

     En 1535 la casa ya estaba construida, según se desprende de un pleito entablado ese año contra Jerónimo de Santiago, un aprendiz de pintor de su taller que había participado en la construcción de la vivienda. Durante esos años Berruguete había conseguido, fruto de su trabajo como escultor y funcionario, una alta posición social que le permitía desdeñar algunas ofertas de trabajo. Ello le permitió ampliar la vivienda, con el taller anexo, tras comprar las dos casas colindantes en 1542 y 1543 (ilustraciones 1 a 3). En ella nacieron sus hijos Alonso, Luisa, Petronila y Juan, conviviendo con la familia los ayudantes del taller, que en la documentación reciben la calificación de criados, así como su sobrino, el también escultor Inocencio Berruguete, al que protegería durante toda su vida.

     De las puertas de aquella casa-taller salieron hacia la iglesia de San Benito, situada a escasos metros, buena parte de las obras maestras que forman parte del retablo (ilustración 5), que sería tasado en 1533: San Sebastián, San Cristóbal, San Jerónimo, el Sacrificio de Isaac, el Calvario, las Sibilas, las pinturas del Nacimiento y la Huída a Egipto, etc. También salieron del taller numerosas carretas cargadas con las piezas del retablo del Colegio Fonseca de Salamanca (1529-1531), del retablo de los Reyes Magos de la iglesia de Santiago de Valladolid (1537) y los sitiales de la impresionante sillería de la catedral de Toledo (1539-1545). Una colección escultórica y pictórica que colocan al artista en la cumbre del arte renacentista y hacen que sea considerado como una de las "Águilas del Renacimiento Español".

     En 1541 Alonso Berruguete, en su deseo de consolidar su status social, adquirió el señorío de Villatoquite (Palencia), donde pasaría los veranos con la familia. También consiguió casar a sus hijas Luisa y Petronila con miembros de la familia Anunciabay, nietos del banquero don Diego de la Haya. Asimismo, el aumento de ganancias le permitió la adquisición de viñedos en pueblos próximos a Valladolid y la posterior venta de vino en su casa, lo que originó un pleito promovido por el Monasterio de San Benito bajo la acusación de competencia desleal. Otro pleito le haría perder el señorío de Villatoquite en 1557, tras las reclamaciones interpuestas por doña Antonia Manrique desde 1542. No obstante, al morir en 1559 el emperador Carlos, su protector, la Corte autorizó la venta de villas y fortalezas para satisfacer los excesivos gastos producidos por las campañas bélicas contra Inglaterra, aprovechando Alonso Berruguete la ocasión para comprar a perpetuidad el señorío de Ventosa de la Cuesta, hasta entonces perteneciente a la jurisdicción de Medina del Campo.

     La muerte sorprendió al escultor un día impreciso de septiembre de 1561, pero no en su casa de Valladolid, sino a los pies de una de las torres del Hospital Tavera, en el extrarradio de Toledo, cuando se hallaba en esta ciudad instalando el recién labrado y tasado sepulcro en mármol de Carrara del cardenal Tavera, su último mecenas. Una recreación de la visita del cardenal Tavera a la casa-taller de Alonso Berruguete en Valladolid fue realizada en el último cuarto del siglo XIX por el pintor vallisoletano Miguel de los Santos Jadraque y Sánchez de Ocaña (1840-1919), una pintura historicista que reproduce el interior de la casa y su ambiente de obrador. Hoy cuelga en los muros del Palacio del Senado en Madrid, como depósito del Museo del Prado (ilustración 6).

      Los restos del escultor fueron trasladados y enterrados como señor de la villa en la iglesia parroquial de la Asunción de Ventosa de la Cuesta, en una sepultura ubicada junto a las gradas del altar mayor. Su viuda, doña Juana de Pereda, se retiró a vivir a esa pequeña localidad, donde gozaría de todos los privilegios del señorío.

     Con el tiempo serían enterrados junto a Alonso Berruguete sus hijos Alonso y Juan, que continuaron viviendo en la casa de Valladolid por poco tiempo, ya que Alonso vendió parte de la vivienda al genovés Meliadus Spínola, que en 1583 dividió la casa solariega y arrendó la parte principal al licenciado Castro, Oidor de la Real Audiencia. Don Antonio de Ulloa Pereira, caballero de Santiago, Corregidor de Valladolid y casado con Juana Berruguete, hija de Alonso y nieta del escultor, compró unas casas colindantes en 1595 a doña Isabel de Guadalupe, vecina de Madrid, que fueron ocupadas por su hijo Diego, realizando reformas en 1624.

     La casa, con su patio, cochera, bodega y caballerizas fueron adquiridas después por el regidor don Francisco Lozano de Yurreamendi, que había vivido en ellas durante un tiempo en alquiler. Doña Ana Catalina Gámiz, su nieta, donó la casa por vía testamentaría en 1705 al colegio jesuita de San Ignacio, que mantuvo la propiedad hasta la expulsión de la Compañía de Jesús en 1769, momento en que fue subastada.

     Por entonces fue convertida en cuartel del Regimiento de Milicias de Valladolid, siendo adquirida en 1770 por Real Orden de Carlos III, pasando después a ser remodelada como Comandancia de Ingenieros Militares. El edificio quedaría vinculado honoríficamente, como lo proclama una lápida colocada en la fachada (ilustración 7), a la figura de don José Almirante Torroella, un militar nacido en Valladolid en 1823 y muerto en Madrid en 1894, que estudió en la academia militar de Ingenieros llegando a ser General de División y tratadista de temas militares en obras como el "Diccionario Militar" de 1869, la "Historia Militar de España" y "La Fortificación". En su honor, a finales del XIX el Consistorio cambió de nombre la antigua calle de la Cruz, tomando la titularidad actual de calle del General Almirante.

     Durante su adaptación a la función cuartelaria durante el siglo XIX, el edificio fue modificado tanto en el interior como en el exterior. Al exterior se cegó la portada principal abierta a la calle de San Benito y se modificó el primer piso para dar al conjunto un aspecto unitario, haciendo desaparecer la serie de columnas pareadas que recorría rítmicamente el primer piso en las dos calles, cuyo trazado fue recogido por Valentín Carderera en un grabado de 1836 (ilustración 4). Al interior se adaptaron las dependencias, aunque en algunas de ellas se conservan algunos fustes y capiteles del patio original de la casa.

     Una lápida, colocada en la fachada en 1918 por el Ateneo de Valladolid (ilustración 8), recuerda la efeméride de la estancia del escultor que consiguió tanta gloria artística para el arte español. Otra placa, de pequeñas dimensiones, relaciona la vivienda del escultor con los personajes recreados por Miguel Delibes en su novela "El Hereje", convirtiéndose el histórico edificio en un jalón de la ruta turística diseñada por el Ayuntamiento de Valladolid.

     Pero lo realmente interesante para la memoria artística de Valladolid es que entre los muros de esta vivienda Alonso Berruguete encontró la inspiración para crear un prodigioso conjunto de esculturas en las que, con su personal estilo, dejó un legado de extraordinaria creatividad, una obra en madera policromada que le coloca en la cima del arte renacentista español.

Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Registro Propiedad Intelectual - Código: 1104108943876


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