Estampas y recuerdos de Valladolid
Hoy hablamos de rosas, de muchas especies y colores
de rosas que tapizan un espacio para ellas reservado a orillas del Pisuerga y a
muy pocos metros de la Plaza Mayor, centro neurálgico de la ciudad. Un jardín
de titularidad municipal en el que las manos de los jardineros miman durante
todo el año las diferentes especies de rosales —todas las variedades de rosas
españolas— para que en la época de
floración el espacio se convierta en un espectáculo para los sentidos por la
diversidad de formas, colores y fragancias, motivo por el que puede ser
considerado como uno de los lugares más atractivos de Valladolid para pasear o
reposar. Un verdadero lujo en una tierra donde la naturaleza sólo regala
sencillos rosales silvestres de rosa
canina, según el término botánico.
El parque de la Rosaleda es parte integrante del
Parque de las Moreras, que en el margen izquierdo del río Pisuerga ocupa los
terrenos que desde el siglo XVII eran conocidos como Espolón Nuevo —ribera
comprendida entre el Puente Mayor y el Espolón Viejo, en la actual plaza de
Tenerías— y que desde 1863 tomaron oficialmente el nombre de "Paseo de las
Moreras".
Sobre estos privilegiados terrenos Fernando Ferreiro
Rodríguez, alcalde de Valladolid entre 1943 y 1949, planteó en marzo de 1945,
en base al aumento demográfico experimentado por la ciudad, la idea de crear un
nuevo jardín que viniese a complementar al decimonónico Campo Grande. El
proyecto de alguna manera quedaba supeditado a otro más funcional: la
construcción de nuevos puentes sobre el Pisuerga para mitigar la barrera
natural del río, dada la enorme distancia entre el Puente Mayor y el Puente
Colgante, los dos únicos existentes por entonces.
En ese momento el Paseo de las Moreras, desde el
Puente Mayor hasta la Plaza del Poniente, estaba dotado de una arboleda desde
el siglo XVIII y se fue configurando como un animado parque natural —que
incluía una playa fluvial— donde se celebraba la Feria de San Juan y la Feria
de Ganado, acogiendo en septiembre el llamado Real de la Feria durante las
fiestas de San Mateo. Por entonces los terrenos de la Rosaleda eran baldíos,
tan sólo ocupados circunstancialmente por circos y teatros ambulantes de
variedades que llegaban a Valladolid.
A partir de la construcción del Puente de Isabel la
Católica entre 1954 y 1957 —conocido popularmente como Puente del Cubo— por los
ingenieros Luis Díaz-Caneja Pando y Edmundo Matía de Orbe, y del Puente del
Poniente en 1960, también por Luis Díaz-Caneja Pando, se comenzó la
reconversión de la ribera en jardín, reservando para la Rosaleda el espacio
situado frente a la Plaza del Poniente, con más de 35.000 metros cuadrados.
Rotonda floral en el lugar antaño ocupado por el monumento a los Reyes Católicos |
Enseguida el jardín, que tomó el nombre de Rosaleda
Francisco Sabadell, en homenaje al que fuera director municipal de jardines,
vino a dignificar un lugar tan céntrico, hasta el punto de ser considerado por
el Ayuntamiento en 1969, en tiempos del alcalde Martín Santos Romero, como el
emplazamiento más apropiado para levantar en su centro un monumento a los Reyes
Católicos con motivo de celebrarse el V Centenario del matrimonio de dichos
monarcas en Valladolid, obra que fue realizada por el escultor Antonio Vaquero,
profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid (actualmente junto al
Colegio de Santa Cruz) y que fue colocada sobre un estanque al fondo de la Rosaleda, a cuya
inauguración, celebrada con pompa el 18 de octubre de aquel año, asistieron
Franco y el por entonces Príncipe Juan Carlos. Por aquel tiempo incluso se
reservó en la parte próxima al río un espacio en el que se instaló una
cervecería.
Con el tiempo estos elementos fueron desapareciendo
y en la actualidad la Rosaleda ofrece el aspecto original con el que fue
concebida, como una enorme terraza que remonta el nivel del río repleta de
rosales como especie única, pequeños arbustos de baja altura que determinan un
colorista paisaje llano que contrasta con las masas arbóreas que la delimitan
en los extremos.
El acceso principal se realiza, sin cerramiento de
ningún tipo, desde el Paseo de Isabel la Católica, de donde parten tres senderos
que confluyen en una serie de glorietas cuyo centro es ocupado por farolas
clásicas fernandinas de cinco luminarias, mientras en torno suyo se distribuyen
bancadas angulares de piedra, que en el caso de la glorieta central adoptan la
forma de pérgolas. No faltan arcos metálicos recubiertos por especies
trepadoras, bancos de piedra con respaldos y reposabrazos simulados con macizos
de arbustos y una rotonda cuajada de rosas en el lugar del antiguo estanque sobre
el que se erigía el monumento a los
Reyes Católicos.
Junto a la Rosaleda también se trazó un jardín
paisajístico que llega hasta el puente de Isabel la Católica y que ha sufrido
diversas transformaciones, pues en los años 60 se incorporó un parque infantil
de tráfico de carácter didáctico, un estanque al fondo del desnivel de la
entrada principal con un grupo de niños en bronce (actualmente en el Campo Grande) y una reconstrucción
romántica del antiguo tren —una locomotora y un vagón de madera— que llegaba a
Medina de Rioseco, conocido popularmente como el "tren burra" (actualmente la locomotora en los jardines de la plaza de San Bartolomé). Tras el traslado y cambio de función de estos elementos, tan sólo permanece invariable la entrada principal, que aparece coronada por leones que sujetan el
escudo de Valladolid, como acceso a un jardín muy tupido que de tiempo en
tiempo sufre las embestidas del Pisuerga, como lo demuestra la fotografía tomada
en 1979.
De esta manera Valladolid pasó a formar parte de las
ciudades que cuentan con un espacio tan privilegiado y valorado por los amantes
de la naturaleza como es la Rosaleda, equiparable en su concepción a la del
Parque del Oeste de Madrid, a la del Parque de Cervantes de Barcelona, al
Roseto communale de Roma (Italia), al Europa Rosarium de Sangerhausen (Alemania), a la Rosaleda
Davis Austin de Albrighton (Reino Unido), a la Rosaleda Aramaki de Itami
(Japón), al Wohl Park de Jerusalén (Israel), al Rose Test Garden de Portland (Estados
Unidos), al Rosedal de Buenos Aires (Argentina), al Rosedal de Montevideo (Uruguay) o al Rosedal Parque
Araucano de Santiago (Chile).
Crecida del Pisuerga en 1979 (Foto Ayuntamiento de Valladolid) |
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