MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
Valladolid
Valladolid
Gracias a la colaboración entre instituciones
culturales, ha llegado al Rincón Rojo del Museo Nacional de Escultura una
escultura yacente, en bronce, procedente de la catedral de Málaga y obra de
Guglielmo della Porta, figura que dominó el panorama escultórico de Roma
durante el segundo tercio siglo XVI. Este intercambio ofrece la posibilidad de
exhibir el Sepulcro de Luis I de Torres
como contrapartida al préstamo, por parte del MNE, de un conjunto de obras con
destino a la exposición antológica dedicada al escultor Pedro de Mena en el
Palacio Episcopal de Málaga.
El intercambio ofrece la oportunidad de mostrar una
obra de la más exquisita tradición italiana, apenas presente en la colección de
este Museo, a la vez que contribuye a la ampliación de géneros y materiales
escasamente representados entre los fondos del mismo.
Estilísticamente la obra gusta del arte «a la
romana» propio de mediados del siglo XVI. Así, la actitud solemne y grave y de
emociones contenidas del efigiado contrarresta con la gran riqueza decorativa
visible en las figuras de los apóstoles de la capa pluvial, en el detalle del
calzado o en el rico bordado de los cojines. Al tiempo, confirma esa manera
moderna de entender la muerte, en la que la preocupación cristiana por la
eternidad convive con una glorificación pagana del pasado; un deseo materializado
de triunfo a través de la fama póstuma y del deseo de perpetuarse por encima de
los demás hombres.
Luis I de Torres (1494 – 1553) fue un eclesiástico
malagueño documentado en Roma en 1518, arzobispo de Salerno desde 1548. Después
de su fallecimiento será su sobrino Luis II de Torres (1534-1584) arzobispo de
Monreale, que también vivía en Roma, el encargado de disponer el enterramiento
de ambos en la catedral de Málaga. Para él encargó un mausoleo realizado en
mármol, pero para su tío adquiría la figura de bronce que había coronado el
sepulcro del médico salmantino y secretario papal Francisco Solís Quiñones,
realizado por Guglielmo della Porta en 1545 y desmontado poco tiempo después
por el mismo artista para reutilizar su base en el monumento funerario del papa
Paulo III. De ese modo la escultura en bronce disfrutaría así de un nuevo uso,
terminando por acomodarse en la capilla malagueña de los Torres con una nueva
identidad.
Ubicación del sepulcro en la catedral de Málaga |
Fuente: Museo Nacional de Escultura.
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