9 de noviembre de 2020

Pie memoriae: CRISTO DE CASTILVIEJO, una imagen sudorosa en Medina de Rioseco
















SANTO CRISTO DE CASTILVIEJO
Santuario de Castilviejo
Medina de Rioseco (Valladolid)
















A unos cuatro kilómetros de Medina de Rioseco, Ciudad de los Almirantes, en un atractivo enclave arbolado se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Castilviejo, una construcción clasicista levantada a mediados del siglo XVI por Juan de Hermosa, arquitecto que participó en otras iglesias de la ciudad y que colocó sobre el arco de su sobria fachada el escudo de Luis Enríquez, VI Almirante de Castilla y II duque de Medina de Rioseco. En su interior, la capilla mayor presenta un suntuoso retablo barroco, trazado en 1712 por Joaquín Benito Churriguera, que fue elaborado por el ensamblador Carlos Carnicero y dorado y policromado por Tomás de Sierra y Manuel de la Puerta, contando con notables esculturas del vallisoletano Antonio Gautúa. El retablo lleva incorporado un camarín en cuyo transparente se muestra la discreta imagen de la Virgen de Castilviejo, copia del original románico de 60 cm de altura y realizado en madera de peral que, según la tradición, fue encontrado por un labrador entre las ruinas de un viejo castillo. La primitiva escultura mariana desapareció a finales del siglo XX. 

(Foto Iglesia en Valladolid)
Junto a la capilla mayor, en la parte izquierda o lado del evangelio, se encuentra un retablo colateral que fue realizado en el primer cuarto del siglo XVIII para albergar un crucifijo del siglo XVI de autor anónimo: el Cristo de Castilviejo, talla que fue propiedad de la Cofradía de Nuestra Señora de la Consolación. Este aparece dentro de un nicho trilobulado en cuyo fondo fue pintado un sencillo paisaje con las figuras de los dos ladrones, estando flanqueado por dos ángeles realizados por Antonio Gautúa en 1715 para el altar mayor. Corona el ático la pintura de la Virgen del Pópulo.
El Cristo de Castilviejo comparte con la Virgen la extraordinaria devoción popular que se les profesa en Medina de Rioseco, puesta de manifiesto anualmente cuando el 8 de septiembre se celebra una concurrida romería en honor de la Virgen, fiesta que se repite el domingo siguiente a esa fecha con la procesión del Cristo de Castilviejo.

La especial devoción a este crucifijo viene determinada por haber sido protagonista, en junio de 1602, de una sudoración inexplicable que fue interpretada como un hecho milagroso, fenómeno del que dieron fe numerosos testigos.
Ese año Medina de Rioseco y toda la comarca sufría una prolongada sequía que amenazaba con la imposibilidad de recolectar las cosechas en el inminente verano. Como en otras apuradas ocasiones, se organizaron las correspondientes rogativas para evitar la catástrofe. Con este fin, fue trasladada la imagen de la Virgen de Castilviejo a la iglesia de Santa María de Mediavilla para celebrar la novena, así como la imagen del Cristo de Castilviejo, que junto a ella sería sacada en la procesión que recorrería las calles riosecanas en la madrugada del sábado 8 de junio.

(Foto Iglesia en Valladolid)
Cuando el crucifijo salía de la iglesia a las 6 de la mañana, Luisa de Castroverde, esposa de un sastre riosecano, percibió que del Cristo emanaban gotas de agua, hecho que comunicó a unos hermanos del Trabajo. Estos lo transmitieron al sacristán mayor, que reaccionó con enfado e incredulidad. Sin embargo, cuando la procesión regresaba a la iglesia en el mediodía, el rumor se había extendido por la población, siendo numerosas las personas que acudieron a la puerta de la iglesia para comprobarlo.

Ante el tumulto, tras la entrada del alcalde Juan Cuadrado, del regidor Luis Vázquez, del escribano municipal Gaspar de Gauna, de sacerdotes, religiosos y otras personas avisadas, la iglesia fue cerrada y la imagen colocada en la capilla de los Benavente, aislada por una reja, donde los presentes pudieron comprobar a la luz de las velas la sudoración del Cristo en todo su cuerpo, especialmente en las manos, nariz, boca y barba, discurriendo hasta las piernas, como pudo comprobar el dominico fray Matas Ortiz. Intentando aliviar a la imagen de las gotas de agua, el licenciado Arcayos y el predicador de San Francisco intentaron secar la imagen con unos corporales, pero el agua brotaba de nuevo. Convencidos todos del portento milagroso, sin fraude ni manipulación posible, se decidió proclamarlo con el repique de las campanas de la iglesia.

(Foto Iglesia en Valladolid)
El fenómeno fue comunicado al obispado de Palencia, diócesis a la que pertenecía por entonces Medina de Rioseco, que ordenó una investigación, dirigida por el arcediano del Alcor, para comprobar su autenticidad. En ella declararon varios testigos que pusieron de manifiesto haber experimentado una sugestión colectiva, relatando los más dispares testimonios personales. También se encargó al escultor Mateo Enríquez que hiciera unas catas en la talla para detectar posibles fraudes, dictaminando que la talla era maciza y de madera de peral, ratificando las pruebas ante un juez eclesiástico, ante un letrado del Regimiento de la villa y ante el corregidor, dando fe de los hechos cuatro escribanos por separado.
Mientras el fiscal eclesiástico era reacio a la consideración de milagro, siguiendo las prevenciones de la Iglesia, el letrado del Regimiento sentenció el 21 de agosto que “El dicho caso debe tenerse por milagro que Nuestro Señor Jesucristo fue servido de hacer y obrar en su sancta imagen y figura para bien de los fieles cristianos…”.

Otro de los mandatos de la sentencia fue la creación de un relicario que preservase los corporales con que se limpió el sudor de la imagen, elemento que fue ofrecido a la veneración de los fieles riosecanos en el altar de San Juan de la iglesia de Santa María y que en la actualidad se conserva en la iglesia-museo de San Francisco.

Igualmente, se instituyó la Fiesta del Sudario, que todos los años rememoraba el prodigio con una misa solemne en la ermita de Castilviejo, repicando en la víspera las campanas de todas las iglesias riosecanas y con fiestas y fuegos artificiales en la Ciudad de los Almirantes. Esta fiesta, que no ha pervivido en el tiempo, fue transformada en la concurrida romería anual por la pradera de la ermita.

Por su interés documental, a continuación se muestra el acta firmado por el escribano Gaspar de Gauna el 10 de junio de 1602:

Medina de Rioseco, 10 de junio de 1602. Yo gaspar de gauna secrivano publico y del numero y ayuntamiento desta noble y leal villa de medina de rioseco aprovado por su magestad doi fee y berdadero testimonio a los que la presente vieren en como el savado proximo pasado que se contaron ocho de junio deste año de mil y seisçientos y dos a ora de las diez del dia antes mas que menos se enpeço a
dibulgar por esta villa y entre los vecinos della quel cristo cruçificado de la confradia de los hermanos desta villa ques de nuestra señora de la consolaçion estaba sudando el qual se avia traido juntamente con nuestra señora de castilviejo a la dicha villa a causa de los tenporales y asi como lo oi fui adonde estaba el dicho cristo crucificado con juan cuadrado alcalde ordinario desta villa y luis vazquez regidor della y llegando a la dicha yglesia la alle zerrada y muy gran cantidad de gente a la puerta della y preguntandoles que acian alli y por que causa estaba çerrada la puerta de la iglesia dixeron que iban a ver el milagro del sudor del cristo crucificado y llamando el dicho alcalde abrieron la puerta y entre con los susodichos dentro de la dicha yglesia en la qual alle mucha xente y llegando junto al dicho cristo crucificado me puse encima de un banco questava distante del rostro del cristo y el mio cosa de una tercia de bara y mirandole con mucha atencion con una bela ençendida vi una gota de sudor o agua muy grande pendiente del pico de la nariz y en el bozo del lavio vi estarle sudando todo y un gota de agua o sudor en la barva y vi y oi deszir a religiosos y sacerdotes questaban presentes mirando
lo susodicho que no avia parte en el cristo que no sudase y entre ellos vi que fray matas ortiz de la orden de santo domingo con un dedo de la mano derecha llego a una pantorrilla del dicho cristo crucificado y le saco moxado cerificandose el fraile deste misterio y ansimismo vi al licenciado arcayos clerigo y beneficiado desta villa questando ençima de un banco con una bela encendida en la mano y unos corporales en la otra mostrando y diçiendo que por partes de la cabeza del cristo nariz y barba sudaba señalando y mostrando a otros religiosos y personas questavan presentes las gotas de sudor o agua del dicho cristo en las partes dichas le dixe limpiase aquella gota de sudor o agua que tenia en la nariz con unos coporales que tenia en la mano y haçiendolo vi tomo los dichos corporales el predicador de san francisco y los llego a sus oxos y le oy descir le avia moxado el dicho sudor o agua los oxos suyos y asimismo le dixe llegase los dichos corporales a mis oxos por la parte que avia linpiado la dicha gota de agua o sudor en los dichos corporales que seria del tamaño de medio quarto poco mas o menos y ansimismo tocando con dichos corporales por la dicha parte en los oxos de muchas personas que alli estaban presentes y en este
Procesión del Cristo de Castilviejo
(Foto Iglesia en Valladolid)
medio que abria como dos credos que el licenciado arcayos le linpio la gota de sudor o agua de la punta de la nariz teniendo la bela encendida en la mano llamo a otros relixiosos mas y personas diciendo que llegasen a ber como en la mesma parte de la punta de la nariz donde se avia quitado la otra gota de sudor o de agua se le iba fixando otra la qual vieron muchas personas vecinos desta villa questaban alli y les oy desçir aber buelto al mismo lugar otra gota de sudor o agua como la pasada y ansimismo a cosa de las quatro oras de las once del dicho dia estando en la sacristia de la dicha yglesia exsaminando algunos testigos llego un sacerdote diciendo que de la madera del cristo cruçificado le corria por el brazo adelante y que llegaba a la madera del palo de la dicha cruz el agua que le parecia salir de la parte donde estaba el clavo de la mano derecha y salio de la dicha sacristia el licenciado juan criado y bolviendo a ella le oy descir abia linpiado con los corporales el agua de la mano derecha de todo lo qual doi fee y para constancia de lo susodicho el presente en medina de rioseco a diez de junio de mil y seiscientos y dos años [...]



Informe: J. M. Travieso.





Antigua postal de la Ermita de Castilviejo
Fundación Joaquín Díaz, Urueña (Valladolid)












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