24 de abril de 2023

Theatrum: LAS TENTACIONES DE SAN ANTONIO ABAD, la sombra alargada del universo de El Bosco




LAS TENTACIONES DE SAN ANTONIO ABAD

Jan Brueghel el Viejo (Bruselas, 1568 – Amberes, 1625)

Hacia 1604

Óleo sobre lienzo, 155 x 237 cm

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Procedente de la Casa Pía de la Aprobación de Santa María Magdalena, Valladolid

Pintura barroca flamenca


 


     La presencia de esta pintura en Valladolid está vinculada a un peculiar personaje que adquirió un especial protagonismo durante el quinquenio 1601-1606, cuando la ciudad se había convertido en la capital de la monarquía de Felipe III debido a la influencia ejercida sobre éste por el Duque de Lerma. Se trata de la madre Magdalena de San Jerónimo, cuya verdadera identidad era doña Beatriz de Zamudio, una dama opulenta y virtuosa que durante el reinado de Felipe II vivía en Valladolid, donde, obsesionada con las "mujeres de mala vida", en 1588 realizó la fundación de la Casa Pía de Santa María Magdalena, también conocida como Casa de la Aprobación, dependiente de la parroquia de San Nicolás y situada frente a ella, regida y administrada por la Cofradía de Santa María Magdalena y tutelada por el Duque de Lerma, donde las prostitutas "arrepentidas" eran recogidas y adoctrinadas para recibir el hábito en San Felipe de la Penitencia.

Magdalena de San Jerónimo había iniciado su actividad como dama de corte, trasladándose a Madrid para ejercer como "dueña de cámara" de la infanta Isabel Clara Eugenia, hija predilecta de Felipe II, a la que en 1598 el rey otorgó como dote los Países Bajos y el ducado de Borgoña ante su inminente matrimonio con su primo hermano el archiduque Alberto de Austria, nieto de Carlos V. En la toma de posesión de la infanta como soberana de los Países Bajos, fue acompañada hasta Flandes por Magdalena de San Jerónimo, que consiguió durante esta estancia una autorización especial del papa Clemente VIII para recopilar un importante cargamento de reliquias procedentes de conventos e iglesias de Colonia y Tréveris, así como un importante conjunto de pinturas flamencas.

     En 1604 Magdalena de San Jerónimo regresaba con su colección de reliquias y pinturas desde Flandes a Valladolid, por entonces convertida en la capital de España. Su máxima preocupación era dotar de estabilidad económica a su humilde fundación, la Casa Pía de la Aprobación de Santa María Magdalena, establecimiento que bajo protección real y municipal había incrementado sus gastos, motivo por el que no había podido edificar una iglesia o capilla, ni una casa cómoda como residencia de las religiosas y las arrepentidas recogidas. No obstante, para el ornato de la institución hizo la donación en 1605 de una serie de pinturas flamencas, entre las que se encontraban la Verónica, el Martirio de Santa Úrsula y las Once mil vírgenes y Las tentaciones de San Antonio Abad, las tres conservadas actualmente en el Museo Nacional de Escultura.

De aquellos tres lienzos conservados el más destacado es el de Las tentaciones de San Antonio Abad, una pintura que, siguiendo la estela de El Bosco, despliega una gran fantasía en una composición bulliciosa en la que seres fantásticos e infernales hostigan al santo eremita, que soporta los tormentos con paciencia. 

     Fue Martín González quién atribuyó la obra al pintor flamenco Jan Brueghel el Viejo (1568-1625), también conocido como Jean Brueghel de Velours, por repetir miméticamente la composición plasmada por dicho pintor en un dibujo firmado como “H. Bruegel” que se conserva en la Kunsthalle de Hamburgo (Alemania), siendo esta atribución reiterada por Valdivieso en 1978.

El protagonista de este cuadro, que a pesar de ocupar el centro de la pintura casi pasa desapercibido entre la maraña de seres fantásticos, es San Antonio Abad, nacido el 12 de enero del año 251 en Comas, cerca de Heracleópolis Magna, en el Bajo Egipto, durante el Imperio romano, que está considerado como el fundador del movimiento eremítico cristiano. El relato de su vida, que primero fue transmitido por la obra de San Atanasio y después exaltado por San Jerónimo, fue popularizado en el siglo XIII por el dominico genovés Santiago de la Vorágine en La leyenda dorada, donde se afirma que fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto, tentaciones que se convertirían en un tema favorito de la iconografía cristiana, sobre todo después de que en el siglo XI se fundara bajo su advocación una orden hospitalaria. Como atributo suele aparecer acompañado de una jabalina a la que, según la leyenda, curó de la ceguera junto a sus jabatos, permaneciendo desde entonces junto a él y defendiéndole de otras alimañas del desierto, y una campanilla.


     En la pintura se aglutinan los tres episodios principales referidos a los ataques diabólicos sufridos por el santo, como el acoso de los monstruos, la tentación carnal de bellas mujeres y el intento de los malignos de impedir su subida al cielo. Los dos primeros se funden en una escena que estableciendo una diagonal casi ocupan la totalidad del cuadro, mientras el tercer episodio se presenta aislado más al fondo y en la parte superior derecha, sobre un paisaje con un lago y un caserío más despejado de figuras.

Ocupando el centro aparece sentado San Antonio, que revestido de hábito y caracterizado como un anciano de larga barba y cabellos canosos —según la tradición alcanzó los 105 años de edad— que lee ensimismado sobre una mesa colocada en el umbral de su refugio, cuya techumbre se arquea por el peso de los seres infernales sobre ella encaramados. Sobre la mesa reposa la campanilla, mientras debajo de ella dormita la jabalina, sus dos atributos tradicionales.

     En torno a la mesa y el refugio se agrupan decenas de seres infernales que adoptan formas híbridas de diversos animales —mamíferos, aves y peces— junto a seres antropomorfos en actitud beligerante. Todo este multitudinario repertorio fantástico, que es heredero de las creaciones de El Bosco, adquiere el carácter simbólico de los males mundanos en sus múltiples manifestaciones, como los pecados capitales, la enfermedad, la violencia, etc. Es especialmente significativa la referencia a la lujuria, representada por dos elegantes figuras femeninas que vestidas a la moda del momento en que se hace la pintura se acercan por la espalda del santo, seguidas por otra desnuda que conducida por personajes siniestros tratan de atraerle a los placeres sensuales y mundanos.

En un plano más alejado y a menor escala se representa el tercer episodio en la parte superior derecha, donde precedido por un cortejo de demonios con camellos se divisa un paisaje en el que se distingue un río, una ciudad en lontananza y un caserío en el que destaca una iglesia. En la parte superior aparece San Antonio levitando hacia el cielo, mientras un violento grupo de demonios trata de evitarlo agarrándole del hábito, de la oreja y propinándole golpes, a los que se suman otros volátiles con forma de peces amenazantes. Completando la escena, a las puertas de la iglesia se produce un enfrentamiento, con un personaje que, encaramado a una escalera, en el ataque ha prendido fuego al tejado.     

     Para plasmar tan compleja composición, Jan Brueghel se inspiró en distintos grabados, entre ellos algunos pertenecientes a su padre Pieter Brueghel el Viejo, que realizados por los años 50 del siglo XVI tuvieron una amplia difusión. En esta combinación de elementos destaca la escena del santo por los aires vapuleado y apaleado por demonios, que copia literalmente una estampa de Martin Schongauer realizada hacia 1470, de la que se conservan copias en el Metropolitan Museum de Nueva York y en la Biblioteca Nacional de España de Madrid. De igual manera, en la escena aparecen algunos personajes inspirados en el tríptico de Las tentaciones de San Antonio Abad, realizado por El Bosco en torno a 1500-1510 y conservado actualmente en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa.

Esta pintoresca pintura de tan notable calidad adolece de un deficiente estado de conservación, aunque en una restauración realizada en 1999 se recuperó su aspecto original, pues había sido objeto de numerosos retoques, haciendo más verosímil su atribución a Jan Brueghel el Viejo1, que lo podría haber realizado en Amberes o Bruselas, para satisfacer un encargo cortesano, poco antes de su traslado a Praga en 1604. Durante su estancia en la Casa Pía de la Aprobación de Santa María Magdalena, esta pintura fue copiada en 1605 por el vallisoletano Juan Pantoja de la Cruz2, pintor real que recibió el encargo de la reina Margarita de Austria y lo entregó a Hernando de Rojas, guardajoyas de la reina, perdiéndose desde entonces su rastro. 

BREVE SEMBLANTE DEL PINTOR JAN BRUEGHEL EL VIEJO O BRUEGEL DE VELOURS

Este pintor flamenco, nacido en Bruselas en 1568 en el seno de una familia de grandes artistas, era hijo de Pieter Brueghel el Viejo, que murió cuando era niño, y nieto de Pieter Coecke y de Mayken Verhulst Bessemers, su abuela materna, que era miniaturista y que según la tradición fue su primera maestra, a lo que siguió, según el tratadista Karel van Mander un aprendizaje junto a Pieter Goetkind. En su obra decidió seguir un camino personal, sin repetir de forma estereotipada los modelos de su padre, como hiciera su hermano Pieter Brueghel II. Fue conocido como Brueghel de Velours (de Terciopelo) por su técnica pictórica, siendo denominado por algunos tratadistas como Jan Brueghel el Viejo para distinguirlo de su hijo Jan, que fue hábil discípulo y colaborador suyo.

Alcanzó un gran prestigio profesional y social durante su vida, teniendo una pléyade de seguidores durante los siglos XVII y XVIII, aunque ninguno alcanzó su perfección técnica.

     En 1589 se trasladó a Nápoles, donde está documentado en 1590, y después a Roma, donde desde 1592 a 1594 trabajó para el cardenal Ascanio Colonna, pasando posteriormente a Milán, donde estuvo alojado en casa del cardenal Federico Borromeo, con el que, como cliente y admirador, estuvo en contacto hasta el final de sus días. En 1596 regresó a Amberes, donde estableció su residencia y donde en 1601 llegaría a ser decano del Gremio de San Lucas. En 1597 contrajo matrimonio con la hija del grabador Gerard Jode, Isabella, y tras su muerte con Catharina van Marienberghe.

Tras una estancia temporal en Praga en 1604, contactó con los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, convirtiéndose, junto a Rubens, en uno de sus pintores favoritos, llegando a ser pintor de cámara de los regentes de los Países Bajos desde 1606 hasta su muerte. Cuando en 1618 los archiduques visitaron Amberes, el municipio decidió regalarles una muestra de los doce mejores pintores de la ciudad, siendo elegido Jan Brueghel como director del proyecto. El regalo fueron dos grandes lienzos que representaban la alegoría de los sentidos, en los que colaboraron Rubens y Frans Snyders. Réplicas de las dos pinturas se conservan en el Museo del Prado con los títulos de La Vista y El Olfato, que forman una serie con El Gusto, El Oído y El Tacto, cuyos originales debieron sucumbir en el incendio del palacio de Coudenberg en Bruselas en 1731.

     En colaboración con Pedro Pablo Rubens, con el que le unía una fuerte amistad —fue padrino de su hija Anna—, pintó otra serie de cinco pinturas sobre tabla que representan los Cinco Sentidos, igualmente conservados en el Museo del Prado. Otras asiduas colaboraciones las realizaría con los pintores Joost de Momper, Hendrick van Balen y Sebastian Vrancx. Ambos también colaboraron en 1617 en los retratos del archiduque Alberto y de Isabel Clara Eugenia (Rubens como autor de los retratos y Jan Brueghel en los paisajes con los palacios de Tervuren y Mariemont del fondo), hoy en el Museo del Prado.

El estilo de su primera época sigue la tradición del siglo XVI, mostrando la influencia de los grandes maestros del paisaje, como Joachim Patinir, Henri Met de Bles y Cornelis van Dalem, así como de los modelos de su padre Pieter Bruegel el Viejo. Es en los primeros años del siglo XVII cuando comienza a hacer innovaciones, siendo sus paisajes cada vez más realistas y menos pintorescos, más llanos y con las líneas horizontales dominando las composiciones. En la primera década del siglo ya ha consolidado su nuevo estilo en un repertorio variado que mantendrá hasta su muerte.

Izda: Jan Brueghel. Detalle de Las tentaciones de San Antonio,
h. 1604, Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Dcha: Martin Schongauer. Tribulaciones de San Antonio, 1470-75
Biblioteca Nacional de España, Madrid 

     Abordó con éxito varios géneros de pintura, alcanzando sus cotas más altas con bellos paisajes y naturalezas muertas con bodegones, guirnaldas y floreros. Jan Brueghel fue uno de los creadores de las pinturas de gabinete, realizando temas religiosos, mitológicos, alegóricos y costumbristas, llegando a realizar las figuras en obras de otros artistas, como ocurrió en sus largas colaboraciones con Joost de Momper, pintor paisajista. En otras ocasiones fue quien elaboró los paisajes y sus colaboradores las figuras, como ocurre en las versiones de La Abundancia y los Cuatro Elementos que realizara hacia 1606 (Museo del Prado), donde las figuras alegóricas corresponden a Hendrick de Clerck, pintor de Bruselas, mientras los bellos paisajes, con flores, frutos y animales, se debe a sus pinceles.

Otras pinturas muestran la habilidad de Jan Brueghel para representar flores y frutas que en forma de guirnaldas o festones enmarcan un medallón que en ocasiones contiene un tema mitológico, como en Cibeles y las Estaciones (1615-1618), o bien religioso, como en las versiones de Guirnalda con la Virgen y el Niño de 1619 y 1621 — todas ellas en el Museo del Prado— donde destaca el dibujo preciso y minucioso, las pinceladas menudas y el brillante colorido.

Jan Brueghel el Viejo murió en Amberes en 1625. La dinastía artística de los Brueghel continuó con dos de sus hijos: su primogénito, Jan Brueghel, el Joven, y Ambrosius Brueghel. A pesar de que fue enormemente imitado y copiado, su único alumno documentado fue el pintor de bodegones Daniel Seghers.

Pieter van der Heyden sobre dibujo de Pieter Brueghel el Viejo
Tentaciones de San Antonio Abad, 1557, Biblioteca Real de Bélgica


Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 













El Bosco. Tríptico de las Tentaciones de San Antonio Abad, h.1500
Museu Nacional de Arte Antiga, Lisboa

Notas

1 MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel: Tentaciones de San Antonio Abad. Ficha catalográfica CE0879 en la Web del Museo Nacional de Escultura, CERES.es, Red Digital de Colecciones de Museos de España.

2 MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel: Los lienzos de Flandes de la Casa Pía de la Aprobación de Valladolid: Pantoja de la Cruz, copista de Memling (?) y Brueghel de Velours. En: VV.AA. Conocer Valladolid 2019, XII Curso de patrimonio cultural, Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, Ayuntamiento de Valladolid, 2021, pp. 199-219.







Anónimo. Magdalena de San Jerónimo, s. XVII
Museo Nacional de Escultura, Valladolid























Las Tentaciones de San Antonio Abad, Verónica y Martirio de Santa Úrsula y las Once mil vírgenes
Pinturas donadas por Magdalena de San Jerónimo a la Casa Pía de la Aprobación de Santa María
Magdalena de Valladolid













Jan Brueghel el Viejo
Cristo en la tempestad del mar de Galilea, 1596
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid


OTRAS PINTURAS DE JAN BRUEGHEL EL VIEJO O BRUEGHEL DE VELOURS
















Jan Brueghel el Viejo y Rubens
La Vista y El Oído, 1617, Museo del Prado













Jan Brueghel el Viejo y Rubens
El Olfato, 1617, y El Gusto, 1618, Museo del Prado













Jan Brueghel el Viejo (paisajes) y Hendrik de Clerck (figuras)
La Abundancia y los Cuatro Elementos, 1606 y h.1615, Museo del Prado














Jan Brueghel el Viejo (flores) y Rubens (figuras). La Virgen y el Niño con flores y frutas, 1617-20
Jan Brueghel el Viejo (flores) y Hendrick van Balen (figuras). Cibeles y las Estaciones, 1615-18
Jan Brueghel el Viejo (flores) 
y Hendrick van Balen (figuras). Guirnalda con la Virgen y el Niño,  h. 1621
Las tres pinturas en el Museo del Prado



















Jan Brueghel el Viejo. Floreros, 1615 y primer cuarto del siglo XVII
Museo del Prado











* * * * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario