ROSTROS DE ROMA
RETRATOS ROMANOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL
TORREÓN DE LOZOYA. Salas del Palacio
Plaza de San Martín, 5
SEGOVIA
Hasta el 30 de mayo se puede visitar en Segovia esta exposición organizada por el Museo Arqueológico Nacional y Caja Segovia. La muestra se centra en la sociedad romana a través de los retratos representados en estatuas, bustos, estelas y sarcófagos, datados entre los siglos I y III de nuestra era.
La exposición está estructurada en tres grandes capítulos:
Monarcas y filósofos
Uno de los capítulos de la exposición trata sobre los retratos de monarcas y filósofos. El retrato humano hunde sus raíces en la tradición que creó este género en Occidente: el retrato griego. Lo que hoy entendemos por un retrato, es decir, la obra artística en la que se plasma la fisonomía de una persona concreta, nace en Atenas a mediados del siglo V a.C. Estas primeras obras tienen aún un carácter esencialmente tipológico, es decir, responden a tipos establecidos de distinta índole social o profesional —el joven atleta, el poeta, el general—, incorporando únicamente ciertos rasgos individuales. A lo largo del siglo IV a.C. en Atenas se produce un gran auge del retrato; ahora se equilibran en él expresividad e idealismo, fisonomía y tipología, mesurado realismo y gusto por el “retrato de reconstrucción” destinado a inmortalizar a autores trágicos, poetas y filósofos.
Historia Augusta
Augusto cambió radicalmente la forma en la que se representaban los dirigentes romanos. Tras su ascenso al poder en el año 23 a.C, ni los tradicionales modelos republicanos, ni las imágenes de los monarcas helenísticos eran adecuadas para encarnar la nueva era que el Princeps representaba: por ello, se recurrió a la Grecia clásica.
Cives Romani
El retrato romano nació en época de la República con una doble función: honraba a los ciudadanos que habían destacado en el servicio a la ciudad mediante esculturas en bronce que poblaban los espacios públicos, y mantenía viva la memoria de los difuntos de las familias ilustres de la urbe a través de las llamadas imagines maiorum. Tras la llegada del imperio, el ocaso de las facciones aristocráticas sentenció el fin de la ostentación pública de la imagen privada. Sin embargo, estas austeras imágenes habían pasado ya a simbolizar la esencia de la romanidad para los habitantes del imperio: libertos y ciudadanos se representaron en relieves y bustos de caracter mayoritariamente funerario.
Fuente de información: El Adelantado de Segovia.
El vídeo corresponde a la presentación de esta exposición en Valencia.
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