SAN MARIANO
PENITENTE
Ramón Amadeu
i Grau (Barcelona, 1745-1821)
Hacia 1816
Terracota
policromada
Museo
Nacional de Escultura, Valladolid
Escultura barroca
española. Escuela catalana
Ramon Amadeu. Izda: San Joaquín, Santuario de la Virgen del Tura, Olot Dcha: San Simón. Museo Marés, Barcelona |
Hoy fijamos nuestra atención en una pequeña
escultura que representa a San Mariano
penitente y que ilustra sobre el último aliento del barroco español. Se
trata de una obra exquisitamente modelada en terracota y policromada al modo de
las figuras para belenes, cuya autoría corresponde al reconocido y polifacético
escultor barcelonés Ramón Amadeu i Grau, que la habría realizado hacia 1816
como boceto previo a una escultura devocional de tamaño natural y cuyo
principal interés radica en el aferramiento a la tradición barroca española en
un momento en que triunfaban los cánones académicos del Neoclasicismo, que
encontrarían su mejor expresión tanto en el entorno de la corte de Madrid como
en el importante centro de formación académica que fue la Escuela de la Lonja —Escola d'Arts i Oficis— de Barcelona.
EL ESCULTOR RAMÓN AMADEU I GRAU
Ramon Amadeu. Ecce Homo, 1782. Santuario de la Virgen del Tura, Olot |
Ramón Amadeu, hijo del zapatero Francesc Amadeu y de
Raimunda Grau, nació en Barcelona el 7 de febrero de 1745 y fue bautizado en la
iglesia de Santa María del Pi. En 1757, con 11 años, iniciaba su aprendizaje en
el taller de Josep Trulls (documentado entre 1714 y 1776), continuando en 1761
con prácticas sucesivas de seis meses en el mismo taller de Trulls, en el
taller que el escultor Lluis Bonifàs tenía en la población tarraconense de
Valls, y en los talleres de Agustí Mas, Bartomeu Soler, Antoni Compte y Agustí
Sala1.
En enero de 1770, Ramon Amadeu solicitaba su
admisión en el gremio de escultores, arquitectos y entalladores de Barcelona,
presentando documentos acreditativos de su formación con Bonifàs, aunque la
solicitud fue rechazada por no pertenecer su maestro al gremio barcelonés, viéndose
obligado a pasar un examen que Amadeu superó para lograr su habilitación
profesional. El 1 de febrero de 1771 contrae matrimonio con Magdalena Buxadell
en la iglesia de San Justo y Pastor de Barcelona, con la que llegaría a tener
hasta diez hijos.
En agosto de 1772, con sólo 27 años, solicitaba su
ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid con la
intención de ser reconocido como escultor. Para ello envió una medalla de
alabastro con la representación de La
caída de Faetón con la que no consiguió su propósito, recibiendo la
recomendación de que continuara estudiando. A partir de entonces, y hasta 1778,
inicia su actividad como escultor y decorador de palacios aristocráticos, como
el de Felipe Mariano Riquer, marqués de Benavent (de Sagriá), donde intervino
en 1775. Para la iglesia de San Jaime de Barcelona realiza en 1776 la imagen de
San Bruno, santo del que haría posteriores
versiones más adelante. Dominando la técnica de la escultura en estuco, terracota,
madera y piedra, en 1777 firma un San
Bartolomé de mármol destinado a la portada de la iglesia de la abadía de
Montserrat2.
Ramón Amadeu. San Bruno, Santa Águeda y San Pedro Nolasco, terracota Colección Gelabert, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona |
El 14 de marzo de 1778 Ramón Amadeu solicita de
nuevo su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid,
enviando un relieve de terracota con veinte figuras que representaba la Curación por Cristo de un mudo endemoniado,
escena basada en el relato de San Mateo. La Junta de la Academia lo nombra, el
5 de abril de 1778, académico supernumerario de escultura. Este nombramiento,
junto al reconocimiento ese mismo año del derecho de policromar sus esculturas,
le liberaba del corporativismo de los gremios y de pagar algunos impuestos3.
Desde ese momento inicia una prolífica etapa de
escultura religiosa, en variados tipos de materiales, que continúa la tradición
barroca española y que se prolongaría hasta 1809. Entre su variada obra figuran
representaciones pasionales, como el Ecce
Homo del santuario de la Virgen del Tura de Olot (1782), datado en la
peana; las imágenes de la Dolorosa de
la Hermandad de la Caridad del Hospital de la Santa Cruz de Barcelona,
sufragada en 1786 por Antoni Amat Rocabertí, barón de Sant Miquel de Castellar,
la imagen vestidera de la parroquia de Sant Denis dels Agudells (destruida en
1936), los bustos de la Dolorosa de
la iglesia de San Esteban de Olot, la Virgen
de los Dolores de la catedral de Barcelona (donde también se conserva una
imagen del Niño Jesús) y la
conservada en una colección particular.
Ramón Amadeu. Detalle de San Bruno, terracota Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona |
El repertorio se amplía con imágenes de vestir de la
Piedad, en ocasiones acompañadas por
ángeles llorosos, y tallas de Cristo
crucificado como la de la iglesia de San Esteban de Olot (1802), así como
algunos pasos procesionales, como el Misterio
de la Santa Espina (1783), con la Virgen y cinco pequeños ángeles con
instrumentos de la Pasión, realizado para el gremio de veleros de Barcelona,
actualmente en el Colegio del Arte Mayor de la Seda de Barcelona, o el del Santo Sepulcro realizado en 1793 para la
Junta de Comercio de la ciudad condal.
Ramón Amadeu también elabora bellas y amables
imágenes de Santa Ana con la Virgen Niña
para iglesias barcelonesas, como la realizada en 1787 y conservada en el Museo
Nacional de Arte de Cataluña, la realizada el mismo año para el retablo mayor
de la iglesia de Santa Ana y la destinada a la iglesia de los Santos Justo y
Pastor, que se acompaña de la figura de San
Joaquín. Otro tanto puede decirse de la tipología de la Virgen con el Niño, en la que demuestra una gran madurez, como la realizada en 1804 y
conservada en Can Torelló, en Igualada, cuya autoría fue recogida en la
correspondencia de Isidro Torelló, o la realizada en 1805 para el retablo de la
iglesia de la población barcelonesa de Piera, destruida en 1936.
Otro grupo característico de la producción de Ramón
Amadeu son los bustos de la Virgen,
de los que son buena muestra los conservados en el Palau Moxó, en el Museo
Marés y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, todos ellos en Barcelona.
Asimismo, junto a algunas vírgenes devocionales incorpora
a su repertorio imágenes de santos, como la de San Jerónimo Emiliá (1798) de la iglesia del Colegio de Huérfanos
de Barcelona o las de San José Oriol,
que con motivo de su beatificación el 21 de septiembre de 1806 hiciera para la
iglesia de la Esperanza de Barcelona (destruida en 1936), la destinada en 1807
a la iglesia barcelonesa de Santa María del Pi y la que se encuentra en la
capilla de la Inmaculada de la catedral de Jaén.
En su polifacética producción no faltan representaciones
de alegorías y personajes históricos, como las seis figuras realizadas en
mármol en 1802 para ser colocadas en la terraza de la Lonja de Barcelona,
desgraciadamente no conservadas. Del mismo modo, al menos desde 1794 también se
tiene constancia de la elaboración de pequeñas figuras modeladas en terracota y
policromadas para belenes que eran ofrecidos en la navideña Feria de Santa
Lucía de Barcelona.
Ramón Amadeu. Virgen con el Niño, figura de Belén Colección Bordas, Museo Etnológico de Barcelona |
Cuando cuenta 64 años su vida sufre una importante alteración
a causa de la invasión francesa de Barcelona. En 1809, un año después del
comienzo de la Guerra de la Independencia, se desplaza junto a otro artista,
ambos disfrazados de mendigos, hasta la ciudad de Olot, en ese momento libre de
invasores. Alcolea Gil relaciona la fuga con el fracaso de la Conspiración de
la Ascensión, rebelión que tuvo lugar entre el 11 y 12 de mayo de 1809. En Olot
recibe la ayuda del farmacéutico Francesc Xavier de Bolós, que le acoge en su
casa y le permite establecer el estudio en los pisos altos de su residencia,
además de enviar dinero a la familia que había quedado en Barcelona.
Allí Ramón Amadeu continúa su prolífica actividad,
estando datada en 1813 la pareja de Ángeles
de un altar de la iglesia de San Esteban de Olot, en 1815 el Ecce Homo realizado para Bonaventura
Roig, obispo de Barcelona, hoy en el Museo de la Garrotxa de Olot, en 1816 la
imagen de San Mariano de la iglesia
de San José de Barcelona, hoy en el Museo Diocesano de la misma ciudad, y en
1817 su participación en la elaboración de las figuras festivas de los Gigantes de Olot, hoy en el Museu del
Sants de la Garrotxa.
Conviene reseñar que las circunstancias producidas
por la invasión francesa y los sucesos posteriores no eran propicias para el
encargo de retablos para iglesias y obras devocionales, lo que explica que
Ramón Amadeu se dedicara en esos años a la elaboración masiva de figuras para
belenes que eran muy apreciadas4. En ellas el escultor toma apuntes
del natural de personajes olotinos y campesinos de la Garrotxa y acentúa el
realismo de las figuras, sin apartarse de la influencia de los modelos
napolitanos que idealizaban el mundo rural, dando lugar a piezas de estética
propiamente romántica. El escultor Josep Clarà lo define bien: “en el escultor Amadeu se adivina una cierta
influencia italiana, influencia que el escultor, con su fuerte personalidad,
supo aclimatar al ambiente que le rodeaba... en la escultura italiana predomina
el idealismo, mientras que Amadeu tiende palmariamente a expresarse con
realismo”.
Ramón Amadeu. Izda: Grupo de Belén, Museo Etnológico de Barcelona Dcha: Escribano del notario de Sant Pau, Colección Bolós, Olot |
Buenas muestras de ese realismo romántico muestran
los dos belenes conservados en la colección particular de la Familia Bolós en
Olot, donde también se guarda una de sus piezas más conocidas: El escribiente del notario de Santa Pau,
pintoresco personaje que frecuentaba la tertulia de la farmacia de can Bolós,
con vestimenta de época y condición de jorobado.
En opinión de Garrut, incluso Antoni Gaudí se habría
inspirado en los prestigiosos belenes de Amadeu para diseñar la fachada del
Nacimiento de la Sagrada Familia de Barcelona, iniciada en 1891, donde fusiona
la calidad artística con los modelos populares.
Al comenzar la segunda década del siglo XIX, tras su
regreso a Barcelona en 1814 y haber reabierto allí su taller, su salud se
resiente y su actividad disminuye, dictando su testamento ante el notario
Salvador Guitart en febrero de 1821. El 16 de octubre de 1821 el escultor Ramón
Amadeu fallecía a los 76 años, siendo enterrado en la iglesia del Pi de
Barcelona.
Ramón Amadeu. San Mariano penitente, h. 1816 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Actualmente su obra se halla muy repartida por
iglesias, museos y colecciones catalanas. Una buena serie de sus apreciadas figuras
de belén y santos en terracota se hallan recogidas en la colección de la
Familia Bolós y en el Museo de la Garrotxa de Olot, mientras que en Barcelona se conservan representativos
ejemplares en terracota en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, entre ellos ocho
obras procedentes de la colección reunida por el médico Josep Gelabert; en el Museo de Historia, donde se
custodian figuras de Belén de la antigua colección de Salvador Bordas y el Retrato de Pere Virgili, médico cirujano
de cámara de los reyes Fernando VI y Carlos III; otras piezas de Amadeu se
exponen en el Museo Marés (Virgen de los
Desamparados), en el Museo Etnológico y en la Asociación de Pesebristas de
Barcelona.
LA IMAGEN DE SAN MARIANO PENITENTE DE VALLADOLID
En la Exposición Universal de Barcelona de 1888 se
expuso un San Mariano, propiedad de
Bartomeu Bosch, del que no constan sus medidas y del que Evelio Bulbena5
pensaba que era una obra homónima a la que poseía Mariano Riera, yerno del
escultor, lo que ilustra sobre la estima que la familia del escultor tenía a
este pequeño barro. Es muy posible que aquella escultura sea la que, tras
pertenecer a la colección de Antón Serrat, fue subastada en 2008 en el comercio
del arte de Madrid y adquirida por el Estado para ser destinada al Museo
Nacional de Escultura de Valladolid.
Ramón Amadeu. San Mariano penitente, h. 1816 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
La pequeña terracota de San Mariano penitente —23 cm. de altura— presenta las
características de un elaborado boceto que responde a los estudios que, junto a
los correspondientes dibujos, el escultor mostraba al comitente como paso
previo a la realización definitiva de la escultura solicitada a su escala real.
En este caso, la habilidad en el modelado del barro y la creatividad en la
invención de tipos humanos permite al escultor equiparar el boceto a sus bellas
y exquisitas figuras para Belén, tanto por su acentuado naturalismo, reforzado
con la implantación de ojos de cristal, como por su esmerado acabado
policromado, lo que proporciona a la pequeña escultura un gran atractivo.
La obra, realizada por el escultor con total
libertad y espontaneidad, a pesar de la línea académica del neoclasicismo
oficial vigente en su tiempo, se ajusta a los ideales naturalistas que
caracterizan el barroco español, huyendo del estatismo y con una impregnación
del mismo ascetismo que algunos escultores, como Pedro de Mena, supieron
infundir a sus obras. El propio Amadeu realizaba un dibujo coincidente con el
boceto de la escultura y del retablo que la acogía, dibujo que fue editado en
un grabado del barcelonés Francesc Fontanals proclamando la concesión de indulgencias a quienes
orasen ante ella6.
Paradójicamente, el boceto del santo eremita del
siglo V resulta mucho más atractivo y grácil que la escultura definitiva y de
tamaño natural que realizara el escultor en 1816 para ser colocada en un
retablo de la iglesia del convento barcelonés de San José, conservada en el Museo Diocesano de Barcelona desde que aquel convento fuera derribado en
1835. A diferencia del boceto y aunque mantiene la actitud de oración, la
escultura de San Mariano es mucho
menos dinámica y le presenta sin inclinación corporal, más envejecido, con
calvicie pronunciada y una barba más poblada, conjunto de detalles posiblemente
impuestos por el comitente, situándose estilísticamente a caballo entre el último barroco y
el neoclasicismo.
Ramón Amadeu. San Mariano penitente. Izda: Imagen tamaño natural, Museo Diocesano de Barcelona. Dcha: Boceto, Museo Nacional de Escultura |
En definitiva, el tratamiento de la escultura de San Mariano penitente del Museo Nacional
de Escultura se halla en la línea de las mejores figuras para Belén de Ramón Amadeu, en las que
el escultor alcanzaría las mayores cotas de su arte.
Informe: J. M. Travieso.
Fotografías: J. M. Travieso, MNAC y Museo Nacional de Escultura.
NOTAS
1 YEGUAS I GASSÓ, Joan: Ramon
Amadeu: 200 anys de la seva estada a Olot (1809-1814). Gerona, 2012, pp.
27-28.
2 Ibid., p. 30.
Las esculturas del Salvador y los doce apóstoles de la fachada de
Montserrat, que fueron encargadas a los escultores Ramon Amadeu, Joan Enrich y
Pau Serra, fueron víctimas de las destrucciones de 1811 y del expolio de 1835.
Algunas figuras mutiladas se llevaron al Museo Lapidario.
3 Ibid., p. 30.
4 ALCOLEA Y GIL, Santiago: Ramón
Amadeu (1745-1821). Generalitat de Catalunya, Barcelona, 1992.
5 BULBENA, Evelio: Ramón Amadeu:
maestro imaginero catalán de los siglos XVIII y XIX, Barcelona, 1927, pp.
146-147.
6 MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel: San
Mariano penitente. En: BOLAÑOS ATIENZA, María: El Museo crece: Últimas adquisiciones 2005-2010. Madrid, 2011, pp.
90-91.
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