VENUS DE MILO
Anónimo ¿Alejandro de Antioquía?
Entre 150 y 125 a. C. (3er cuarto
siglo II a.C.)
Mármol de Paros
Museo del Louvre, París
Escultura griega. Periodo
helenístico
La Venus de Milo en el Museo del Louvre de París |
Esta majestuosa escultura de la diosa Afrodita semidesnuda, una de las mejores
manifestaciones de la estatuaria griega, se ha convertido en un icono del ideal
de belleza clásica y engrosa el conjunto de las mejores obras producidas por el
arte universal a través de los tiempos.
Alcanzó su celebridad desde el mismo momento de su descubrimiento por un campesino, en abril de 1820, en las inmediaciones del gimnasio de la antigua ciudad de Milos (Grecia), en una de las islas Cicladas del mar Egeo, de donde tomó su nombre.
Está realizada en mármol de Paros, mide 2,04 metros de altura —ligeramente superior al natural— y se desconoce su autoría, aunque por su fecha de ejecución, estimada entre los años 150 y 125 a.C., algunos historiadores han propuesto a Alejandro de Alejandría como posible autor, sugiriendo otros que este se habría inspirado en la Afrodita de Capua que realizara Lisipo en el siglo IV a.C. (Copia romana en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).
Vista frontal y trasera de la Venus de Milo |
El cuerpo se mueve en el espacio, de pies a cabeza, con un suave y elegante
movimiento en serpentinata —curva praxiteliana— lleno de naturalismo,
definiendo la clásica posición de contrapposto, es decir, con el peso
del cuerpo descansando sobre una pierna, en este caso la derecha, lo que permite
flexionar y adelantar hacia el frente la izquierda, al tiempo que el torso, a
partir de la cintura, adquiere una suave inclinación. En este movimiento, que
trata de evitar la frontalidad, es decisiva la colocación de su brazo izquierdo
elevado hacia un lado, girando levemente la cabeza en la misma dirección, mientras
el derecho se orienta al frente.
La cabeza, que responde a los más puros cánones de belleza clásica en su perfil, muestra un rostro ensimismado y con la mirada perdida, lo que determina un gesto de pasividad, indolencia y distanciamiento que aumenta su solemnidad, contrastando la tersura facial con los detallados mechones del cabello, una larga melena con raya al medio que aparece recogida por detrás en forma de moño atado con cintas, un trabajo realizado con la delicada técnica del trépano.
La escultura fue realizada en varios bloques marmóreos cuyas uniones no eran visibles, componiéndose los restos conservados de dos elementos unidos en las caderas. Se han perdido los brazos, siendo visible a la altura del hombro izquierdo el hueco para su inserción, mientras en el brazo derecho, conservado hasta la altura del bíceps, se observan unos taladros para la colocación de un brazalete de bronce que servía de unión. Del mismo modo en la cabeza, en la sutil diadema sobre la frente, aparecen restos de agujeros que soportaron una tiara de bronce. Otras partes deterioradas son la falta del pie izquierdo, algunos levantamientos en la dermis de la espalda y en la punta de la nariz —que fue rehecha con yeso— y la peana, que fue recortada en la antigüedad.
Peripecias de la Venus de Milo
La escultura, que fue encontrada semienterrada y en dos trozos por el
campesino Yórgos Kendrotás en 1820, fue vendida a un clérigo
de Milos. En ese momento los territorios griegos permanecían bajo el dominio
otomano, por lo que el clérigo, para eludir al gobierno turco, ofreció la
escultura a Jules Dumont D’Urville, oficial naval francés, explorador y
recolector botánico, que reconoció el valor de la estatua y facilitó su compra
por Charles François de Riffardeau, marqués de Rivière y embajador de Francia
en Constantinopla. Este la compró y la envío con destino a Francia el 1 de
marzo de 1821, veinticinco días antes de que Grecia declarara su independencia
del Imperio Otomano, hecho ocurrido el 25 de marzo de ese año. Tras acometer
una somera reparación, ese año el marqués de Rivière realizó la donación de la
estatua al rey Luis XVIII, tras lo cual pasó, como propiedad del estado
francés, al Museo del Louvre, donde fue recogida en el Departamento de
Antigüedades griegas, etruscas y romanas.
Convertida en una obra clave en la Historia del Arte, la Venus de Milo ha sufrido distintos avatares, como su traslado fuera de París en 1870 ante el asedio de las tropas prusianas, hecho que se repitió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue trasladada al castillo de Valençay para preservarla de su posible destrucción. Durante un viaje a Japón en 1964, la estatua sufrió algunos desperfectos por no haber sido desmontada, lo que exigió la intervención urgente de algunos marmolistas del Louvre.
Detalle del rostro de la Venus de Milo |
Fotografías: Museo del Louvre.
Detalle del perfil de la Venus de Milo |
Afrodita de Capua, copia romana de la obra de Lisipo Museo Arqueológico Nacional de Nápoles |
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